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Después de un rato Sunoo despertó y se encontró siendo abrazando ligeramente por Sunghoon. Al parecer el frío lo había obligado a acercase a la única fuente de calor.
Se levantó de la cama a duras penas y fue a la cocina a preparar la cena. Sus habilidades en la cocina no eran las mejores, pero haría un esfuerzo para tener algo decente. Decidió preparar un sencillo ramen con un poco de huevo y tocino, no era lo mejor pero se sentía feliz.
Recorrió el departamento con la mirada curiosa, el departamento de su jefe era muy elegante, desde hace mucho tiempo se dio cuenta que él tenía una ligera preferencia por el color negro y al estar en su departamento lo confirmó. Su muebles no eran color negro como en la oficina, pero tenían muchos adornos negros, no podía negarlo, tenía muy buen gusto.
Cuando terminó de hacer la cena, regresó a la habitación para despertar a su jefe.
Sunghoon estaba en la misma posición y Sunoo se subió a la cama con él. Movió ligeramente a su jefe hasta que este despertó poco a poco.
El rostro de Sunoo estaba demasiado cerca y cuando Sunghoon levantó el rostro sus narices chocaron. Ambos quedaron sorprendidos y como tal no podían formular palabra, Kim podía ver a la perfección el color oscuro de sus ojos y como estos tenían un brillo único en ese momento, uno que nunca había visto. Sunghoon por su parte solo podía ver la hermosa sonrisa y el como sus ojos brillaban con gran intensidad.
El tiempo no aplicaba para ellos, las miradas eran intensas y con sentimientos de por medio. Un sentimiento de tranquilidad surgió por parte del rubio, pero para el CEO el sentimiento conllevaba un nerviosismo y una necesidad poco común.
Sunghoon decidió romper la burbuja al separarse bruscamente y salió a toda prisa al baño. Ambos sentían como latía el corazón rápidamente y en su interior habían muchas emociones.
Sunoo se sintió mal por la reacción del contrario y decidió acabar con todo más rápido.
— Señor, he preparado la cena —
— Está bien — Respondió después de un rato, tratando de tranquilizar su corazón.
Salió del baño con la mirada gacha y fue directo a la cocina sin decir nada. El rubio siguió a su jefe con una ligera tristeza y decidió no decir nada.
Cuando empezaron a comer la comida estaba fría, lo que significaba que había sido demasiado el tiempo que pasaron solo viendo el rostro del contrario.
En cuanto Sunghoon terminó de cenar salió de la cocina y se fue a acostar a su cama, Sunoo por su parte recogió todo lo de la cocina y fue al cuarto poco tiempo después.
Había sido una noche difícil para ambos, tardaron mucho tiempo en caer por el sueño. Sunoo sintió una amargura y Sunghoon nervios.
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Al día siguiente el CEO despertó de la misma manera, siendo prisionero del más alto.
Sintió curiosidad y se acurrucó más contra el rubio. Tembló ligeramente, dándose el lujo de disfrutar por al menos un breve momento de esa calidez y cariño que solo Sunoo le había dado.
Decidió terminar con eso y salió de la cama directo al baño como el día anterior. Su mente se perdió, no entendía que estaba pasando, nunca había sentido una atracción así, mucho menos esa necesidad que Sunoo le generaba. Siempre pensó que acabaría solo sin sentir nada por nadie, esto estaba mal y debía parar.
Una vez que terminó de bañarse salió encontrándose con Sunoo completamente dormido en la cama. Logró respirar más tranquilo y se cambió rápidamente con su traje gris y su camisa beige, sin corbata.
Antes de continuar con su rutina se acercó al rubio para despertarlo, lo movió ligeramente, pero no despertaba, Sunghoon acercó su mano al rostro para revisar su temperatura y en ese momento Sunoo abrió los ojos.
Ambos se miraron fijamente sin separarse como la noche anterior, lograban ver hasta el último detalle del otro y eso solo hacia que los nervios de Sunghoon florecieran, la mirada del más alto era cada vez más pesada y eso no era bueno. El CEO fue el primero en separarse y le dijo en un extraño acento: Métete a bañar, iremos a tu casa.
Salió rápidamente del cuarto a la cocina, preparó el desayuno de manera rápida tratando de no pensar mucho en lo que había pasado más temprano. Cuando terminó el desayuno sirvió todo en los platos y al darse media vuelta se encontró con Sunoo de nuevo. Tenía la misma mirada: Pesada y peligrosa.
— Vamos a comer —
Sunghoon terminó rápido, no quería que el rubio siguiera viéndolo de esa forma. Salió de la cocina para continuar con su rutina. Una vez listo todo, tomó las llaves de su auto y salió con el asistente a su lado.
Sunoo vivía en unos departamentos cerca del centro. Invitó a Sunghoon a pasar cuando llegaron, este aceptó con muchos nervios.
La casa del rubio era acogedora, no era lujosa pero era muy reconfortante. En cada pared había fotos de Sunoo con diferentes personas, él en cambio no tenía ninguna, ni siquiera de su familia, eso había quedado en su pasado y no quería regresar a ello.
Solo tomó asiento en la sala y observo con mucho detalle las diferentes fotos que habían en la casa. Sunoo había pasado por muchos tonos en el cabello, desde rubio que era el que tenía actualmente hasta rosa, celeste y negro. Sunghoon prefería el rubio, resaltaba considerablemente sus rasgos.
Una foto llamo mucho su atención, en la foto habían 3 persona: Sunoo, un chico con hoyuelos y mirada tierna y una señora con un gran parecido al rubio. Todos tenían una enorme sonrisa y estaban en un restaurante, con solo ver la foto se podía sentir la felicidad de ese recuerdo. Al sonreír los ojos de Sunoo se hicieron una línea, nunca había visto esa sonrisa tan pura y angelical.
Sunoo veía a su jefe fijamente, podía notar la ligera sonrisa que se había formado en el rostro de este al ver la foto con su madre y Jungwon, cuando este logró entrar a trabajar en una cafetería. Había sido uno de los momentos más felices de su vida.
El asistente decidió terminar con el momento, pronto tendría tiempo de sacar todas esa emociones.
— Señor, ya estoy listo — Dijo acercándose al CEO.
Sunghoon tembló y sintió nervios al ser descubierto revisando las fotos.
Ambos salieron del departamento y tomaron camino a la empresa en completo silencio.
Una vez que llegaron, cada quien paso a su respectiva oficina a ver las actividades de ese día.
Sunoo entró a la oficina de Sunghoon para entregarle un par de papeles que debía leer y formarlos si estaba de acuerdo. Así pasó la tarde, entre papeles y pláticas solo de trabajo, ninguno de los dos quiso hablar del asunto ocurrido en la mañana.
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