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Pasó aproximadamente un mes y medio de la llegada de Sunoo y Sunghoon sabía que el lanzamiento del nuevo producto debía ser impecable y perfecto para lograr el éxito que él desea.

Sunoo tenía muy buenos reflejos y era rápido, lo que tenía más impresionado al CEO es que no había cometido ningún error ni se sentía nervioso o asustado ante su presencia o sus gritos.

Aprendió a sobrevivir con la bestia en tan solo dos semanas: Cuando estaba enojado gritaba y tenía que darle un cappuccino; cuando sus orejas se ponían rojas por el coraje, debía darle un calmante o un vaso con whisky; pero cuando no decía nada, era completamente peligroso y debía salir de la oficina hasta que él estuviera más tranquilo.

Jake estaba orgulloso de su amigo, en tan poco tiempo logró aprender lo que a él le había costado meses en descubrir. Él sentía que era el indicado para su amigo, aunque a este le molestara su presencia.

Sunghoon sentía cierto rechazo hacia Sunoo, aún cuando este cumplía a la perfección con cada capricho, como lo fue una cena en un restaurante al otro lado de la cuidad, boletos para una obra de teatro y una entrevista en un canal de televisión.

Se molestaba en constante ocasiones porque el chico no se equivocaba, pero ¿Qué no era eso lo que buscaba en un asistente?. El pensar en la perfección de Sunoo y su encantadora sonrisa, solo lograba un dolor de cabeza en el CEO. Era tan jodidamente amable y atento, que cualquiera podría hacer lo que él quisiera, así consiguió la entrevista en exclusiva en televisión de su nuevo producto. El asunto del nuevo producto y su asistente lo tenían muy cansado y hasta sofocado. No entendía porque la presencia de este lo ponía tan mal, estaba exhausto.

Sunghoon se encontraba en su oficina como de costumbre observando el atardecer, pero la presencia del chico de cabello rubio lo alertó.

— Señor, Jaeyoon lo está esperando en la sala de juntas — Dijo con un folder en la mano y con una gran sonrisa.

— Sí, Sunoo, gracias — Respondió cansado y soltó un gran suspiro.

— Señor, ¿Se encuentra bien? —

— Sí Sunoo —

Ambos salieron de la oficina a la sala de juntas, al llegar Jake  ya estaba ahí sentado en su respectivo lugar.

— Hola Sunghoon — Dijo con una ligera sonrisa.

— Hola — Respondió cansado.

— ¿Sucede algo? —

— No, nada, hay que continuar —

El propósito de la junta era que una nueva empresa quería integrarse a la lista de inversionista de Belift. Eso no era raro, la empresa era muy famosa e importante, pero había algo que a Sunghoon no lograba convencer, tenía un mal presentimiento respecto a esos inversionistas.

Para sacar de las dudas ambos investigaron a los inversionistas: La empresa llevaba por nombre JYP, era una empresa mediana en la cual se dedicaba a la compra y venta de inmuebles, el líder de la empresa era Lee Minho y su compañero Kim Woojin. Ambos habían desarrollado la empresa desde cero al igual que Sunghoon y Jake, tenían una fama en aumento.

Pero aún así Sunghoon no estaba convencido, así que se decidió "por criterio de Jake" una visita a la empresa, para aclarar ciertos puntos del contrato y lo más importante verificar que no fuera un fraude.

La empresa se encontraba ahí en Corea, pero estaba en una zona retirada, por lo cual harían un viaje de aproximadamente 4 a 5 días. Las personas para el viaje eran Jake, Sunghoon y Sunoo. Este último se sorprendió un poco por ser considerado, pero recordó que todo el momento debía estar a lado de su jefe, así que solo aceptó.

El viaje sería en 4 semanas, para tener todo listo lo relacionado con el producto antes de irse a las instalaciones de JYP.

Al terminar la junta, Jake se retiró a cumplir con su trabajo, pero Sunghoon sintió un ligero mareo y decidió esperar a que todo pasara. El asistente se dio cuenta de inmediato y se acercó a su jefe.

Cuando Sunghoon se levantó dispuesto a regresar a su oficina, sintió un mareo más fuerte, ocasionado que perdiera el equilibrio. Sunoo afortunadamente alcanzó a sostenerlo, por suerte no se había desmayado, pero no podía descartar la posibilidad.

En múltiples ocasiones le hablo a su jefe, pero este no estaba reaccionado y tomó su rostro entre sus manos para que lo viera. La mente del CEO estaba dispersa, no reaccionaba y lo único que podía ver era rostro de su asistente, sus ojos color marrón, sintió las dulces y suaves manos de su asistente en su rostro pero aún así no podía reaccionar. Su fuerza se iba poco a poco.

— Sunoo — Fue lo que dijo antes de perder el conocimiento.