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Capítulo dedicado a ClauuPrincess 🧡

AGATHA

-25-

No sé cómo pude creer que nadie me reconocería.

Siento como Etham me observa con sus dos ojos mieles penetrantes. Cuadro los hombros y le devuelvo la mirada.

Etham tiene el ceño ligeramente fruncido mientras que Jairo le comenta y hace ese movimiento con las cejas que siempre hace cuando alguien o algo le interesa. Mi mejor amigo tiene la mirada anclada en la rubia que está al lado mía, que, por cierto, tiene novio.

Nunca me metería con Tom, impone demasiado para intentarlo. Sin contar con que Melania tiene muy poca paciencia cuando alguien no le interesa. Y Jairo difícilmente se rinde.

Zuri hace un movimiento con la mano señalándonos.

A pesar de estar dentro de una casa, el sombrero blanco y las gafas de sol no desaparecen de su atuendo. Aunque en otra persona quedaría ridículo, a él le da un aire misterioso e inquietante.

Melania termina de despedirse de otras tres chicas con la que habíamos estado conversando al principio de la fiesta.

Solo soy capaz de reconocer a una de ellas y es la chica del casco rosa de aquella carrera, esa que supuso mi vuelta a este mundo de la noche.

Descubrí esta noche que se llama Rex.

Nuestras diferencias y rivalidades quedaron en el asfalto y las motos y hemos disfrutado de la compañía de la otra.

—Quiero la revancha en la próxima carrera, Ag —bromea mientras nos despedimos de las tres.

—¿Quieres que te gane otra vez? —continúo.

—No te lo pondré tan fácil.

—Estoy segura de ello.

Y tras decir eso, con el taconeo de las plataformas que ambas llevamos resonando a nuestro alrededor nos acercamos al grupo de los peces gordos de la fiesta.

A pesar de la oscuridad, no tardo en reconocer al hombre trajeado y de rostro marcado con el que me reuní aquella noche que me marcaría para siempre.

—He aquí mis nuevas adquisiciones —nos señala Zuri al llegar a su altura.

Me tenso en mi sitio al notar las miradas curiosas de los cuatro integrantes.

Dos de ellos los conozco —uno, mi jefe y el segundo, con el que solía trabajar—, los otros dos resultan ser un hombre con rasgos asiáticos y vestido con una camisa ancha.

Está fumando un puro con tranquilidad mientras nos inspecciona con lentitud. A su lado, hay una mujer con un vestido largo y entallado de gala, con dos hombres trajeados a sus espaldas. Entrecierra los ojos, paseando la mirada por todo nuestro cuerpo.

Luego hace un movimiento de cabeza en dirección a Zuri y este le sonríe con sorna.

—¿Qué os parecen?

—Muy guapas —dice el hombre de rasgos asiáticos.

— Por son las más peligrosas —añade la mujer.

—La morena solía trabajar para mí —comenta el hombre trajeado.

Me enderezo en mi sitio y cierro las manos en puños, clavándome las uñas en la palma.

De forma imperceptible, Melania acaricia mi espalda en un intento de tranquilizarme. Pero cuando pienso que la situación no puede ser más violenta o incómoda, el hombre trajeado decide llamar a la última persona que quiero cerca en estos momentos.

—¿Etham?

—Dime p... —Pero la última palabra muere en un susurro al posar su mirada miel en mí. Carraspea antes de volver a retomar la conversación—. ¿Qué necesitas?

—¿No te suena esta jovencita?

Etham levanta la vista de su padre para clavarla en mí de nuevo.

Un escalofrío me recorre toda la espina dorsal al notar sus ojos dorados observando cada sección de mi rostro. Incluso siento que me sonrojo y agradezco mentalmente la oscuridad del lugar. Enarca una ceja al percatarse de que yo también lo estoy mirando.

—Algo... Seguro que hablando podemos ponernos al día —dice al terminar con su escrutinio.

No sé si soy la única que se da cuenta del tono ácido de su voz.

—Seguro que a Zuri no le importa, ¿verdad? —vuelve a hablar el hombre trajeado.

La sangre me hierve por la impotencia y me clavo con mayor fuerza las uñas en las palmas de las manos.

La caricia de Melania en mi espalda se paraliza. Tiene los ojos clavados en algo a mis espaldas, empieza a fruncir el ceño y una arruga comienza a formarse en su frente.

Solo le he visto esa cara cuando se enfada.

Sigo el recorrido de su mirada hasta que caigo en una chica y un chico que están peligrosamente cerca el uno del otro.

Rápidamente reconozco al último cómo el novio de mi amiga.

Tom tiene a la chica acariciándole el brazo mientras que el chico le susurra algo en el oído y pega su cuerpo de una forma demasiado íntima. Debido a la oscuridad se puede malinterpretar la escena... o al igual no.

Melania los sigue observando. Aprieta la mandíbila con fuerza y no deja de mordisquearse el labio inferior.

—No sabes el contexto de todo —susurro para que ninguno de los grandes jefes y Etham me escuche.

—¿Ah no? Porque yo lo veo muy claro.

—Melania...

—¿Crees que se montara un trío?

—Es Tom, por dios, no he visto a chico más enamorado...

—Sería una buena forma de poner los cuernos, ¿no? A lo grande, digo.

Bufa algo más en voz baja. Desisto en decirle nada más porque parece ser que no me escucha y está más centrada en fulminar a su novio —o exnovio— siendo acorralado por otras dos personas que no son ella.

—¿Opuesta? —me llama alguien.

Rápidamente dirijo la mirada al origen de la voz. Zuri está recostado en el sillón blanco con un puro humeante y me vuelve a llamar de nuevo.

—Dime.

—¿Por qué no acompañas a nuestro pequeño Sander a dar un paseo? —dice con sorna.

Los vellos se me ponen de punta y un nudo comienza a formarse en mi estómago.

No quiero dejar a mi amiga sola, observando cómo su novio le está poniendo los cuernos —o no— y tampoco quiero estar a solas con la única persona que he estado evitando desde que llegué aquí.

Sin embargo, tengo que mantener las apariencias y aceptar todo lo que me pida aquel capullo y engreído hombre.

Por el bien de mi familia.

"La familia primero" había dicho mi padre una vez.

Cuánta razón tenía.

Si supiese que sus palabras siguen rondándome la cabeza día sí y día también, habría dicho otra cosa.

Asiento con la cabeza.

Miro por última vez a Melania. Me guiña un ojo antes de disculparse y marcharse de la pequeña reunión improvisada.

Yo cruzo los brazos sobre mi pecho y dirijo la mirada a la persona con la que mi jefe quiere que pase tiempo a solas. Le sonrío con todo el asco que intento ser capaz de expresar.

Él me sonríe de vuelta con esa sonrisa suya tan peculiar, ladeada y con un hoyuelo decorando uno de los lados de sus comisuras.

Me despido de Zuri y el resto de los integrantes antes de comenzar a seguir a Etham hacia un lugar donde el destino me es desconocido.

Piso con fuerza y no dejo de bufar durante todo el recorrido. Las tenues luces comienzan a desaparecer para dejar paso a una oscuridad casi totalitaria.

No me gusta nada.

Descruzo los brazos y recorro con la mano el filo afilado de la navaja que tengo colocada en la cinturilla de mi ropa interior. Noto el frío del metal y aquello logra tranquilizarme.

Aunque sea un poco.

De repente, Etham frena de forma abrupta y acabo chocando contra su espalda. Se gira y escruta de nuevo todo mi rostro cómo si no estuviese seguro de que sea yo.

—¿Por qué?

Lo miro confundida por la pregunta.

¿Está bebido?

—Por qué, ¿qué?

—¿Por qué estás aquí? —Rehace la pregunta sin apartar su mirada de la mía.

—Podría hacerte la misma pregunta.

Acorta la distancia entre nosotros. Tiene el ceño fruncido y está apretando la mandíbula.

"El niño rico está molesto, ¿por qué no me sorprende?"

—Creo que somos bastante mayores para jugar al juego de tú, no tú, ¿no crees, Aga...?

Pero antes de que termine de decir mi nombre, hago desaparecer la distancia entre nosotros y le cubro la boca con la mano amortiguando su voz.

—No vuelvas a decir mi nombre en un lugar así en tu puta vida —le advierto, con el pulso acelerado.

Él enarca ambas cejas y la confusión tiñe su mirada.

Aunque parece que a los pocos segundos el entendimiento no tarda en llegar y asiente con la cabeza. Retiro mi mano de sus labios, rozando de forma imperceptible las comisuras con mis dedos.

—Perdón —susurra. Estoy a punto de responderle algo, pero decide retomar la palabra —. ¿Por qué estás aquí?

—No te incumbe.

—Sí que lo hace. Me preocupa que estés en un ambiente así.

—¿Y desde cuándo te preocupo?

—Desde el primer día. Ese dónde los dos nos chocamos en el pasillo de la universidad y no fui capaz de sacar el sonido de tu voz de mi cabeza —dice, adquiriendo su voz un tono más grave y ronco de lo normal.

El nudo del estómago es sustituido por algo mucho más intenso y desconocido.

Trago saliva.

—¿Por qué estás tú aquí? —pregunto, intentando desviar el tema.

—Porque...—comienza, pero su susurro se pierde con el sonido de la música.

—¿Por qué?

Acerca el rostro peligrosamente al mío. Aguanto la respiración mientras intento no mirar sus labios.

Intento no pensar en el olor a colonia y a jabón que desprende mezclado con el aroma del tabaco.

Intento no pensar en su aliento cálido chocando contra mis labios.

Intento no pensar en el hormigueo que recorre las puntas de mis dedos.

Ancla una de sus manos en mi cadera y sube a través de caricias hasta llegar a mi cintura. Siento como recorre una y otra vez esa sección, donde justamente se encuentra la navaja.

Una sonrisa canalla se forma en sus labios rosados y no puedo hacer nada para evitar mirarlos.

—Por favor, no me mates después de esto.

Antes de poder entender porque me dice eso, planta sus labios sobre los míos, devorándome a besos.

Y a sorpresa de ambos, me encuentro correspondiendo con la misma intensidad, enterrando los dedos en su melena dorada, acercándolo aún más si eso es posible.

Redes sociales:

@Teguisedcg

N/A: *redoble de tambores*

HA LLEGADO EL MOMENTO DEL BESO WIIIIIIIIIII

¿Qué tal vuestra semana? 🧡

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