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Capitulo cuatro.

La semana transcurrió lenta, muy lentamente. Podría decir que mejor para mi, ya que no había muchos ánimos de ir a la cita a ciegas, pero no es mejor teniendo a Damon queriendo atraerme con su mirada, su sonrisa, su... todo el. ¿Es que mi seño fruncido no le da a entender que no podra hacerlo? Si fuera cualquier chico, de seguro le sonreiría, pero no. Es Damon, y eso ya dice mucho sin preguntarte por que.

Era viernes, la mañana estaba nublada, unas suaves gotas de lluvia caían.  Habian finalizado ya las clases de ese día, por lo cual cada alumno tomaba el rumbo a su hogar o vaya uno a saber donde. Algunos iban en auto, otros en motocicleta, y otros como yo caminando. Ángela falto a clases, y ella era la única de las tres que tenia transporte, en lo que me queda de Kate, ella tomaba un rumbo diferente al mio, a dos manzanas despues del instituto nos separábamos. 

Íbamos caminando platicando sobre la cita de mañana.

-Liam te agradara.

-¿Lo conoces?

-Algo.  Tuve un videochat con Nick anoche-sonríe- y estaba con el. Es lindo y simpático-me mira y yo solo me limito a sonreír- Necesitas un novio.

Me freno y ella se detiene a los pocos segundos: -Katherine Collins, ¿Me estas diciendo que estoy necesitada? 

Kate estalla en una carcajada, las personas que iban mas adelante de nosotras caminando se voltearon a mirarla.

-No digo eso-levanta ambas manos- Solo digo que seria lindo que encuentres una compañía-suspiro- ¿No crees?

-Eso no se busca.

Jamas me había enamorado.  Bueno, solo tengo esos enamoramientos que tiene cualquier chica hacia algún famoso o alguien que ven solo una vez en su vida, como cuando viajas en autobús. Pero enamorarme en serio, jamas. Vi a Ángela y a Kate sufrir por amor en nuestros años de amistad y... no quiero eso. Se que me va a tocar, a todos les toca, pero me da cierto temor. Cabe aclarar que novios tampoco tuve, el novio de jardín de infantes mucho no cuenta. ¿Cuantos chicos bese? podría contarlos con los dedos de las manos, tal vez con solo una. Creo que el problema soy yo.

Kate me ve perdida en mis pensamientos: -Ya aparecerá el indicado para ti, y seras feliz-sonríe y por lo tanto le sonrío. Seguimos nuestro camino, hasta que un auto color negro de la marca Ford frena a nuestro lado, Kate se detiene por lo que yo insisto a que siga. ¿Y que si es un secuestrador?

El vidrio polarizado baja y me encuentro con esa sonrisa fastidiosa.

-Chicas, se están mojando-sigue usando su sonrisa.

-No me digas-le contesto sarcásticamente- Vámonos Kate-jalo de su brazo pero mi amiga no responde. 

-Espera-me frena Kate y vuelve a mirar a Damon con cara de tonta, esa sonrisa si que funcionaba en ella. Que decepción- ¿Podrias llevar a Nina hasta su casa?-sonríe angelical.

-¡¿QUE?!-grito y Damon ríe.

-De hecho al verlas, me acerque para eso-me mira.

-Kate, ¿Que haces?

-Solo me preocupo por ti-me guiña el ojo- es que a Nina le quedan unas cuantas manzanas, a mi no, solo unos cuantos pies. Se esta poniendo oscuro y bueno, ya sabes-vuelve a mirarme- Solo quiero cuidarte.

¿Cuidarme? No me dejes en manos de Damon. Eres mi amiga, tienes que estar de mi lado. ¡No me hagas esto Katherine! hablo para mis adentros y se lo comunico a ella con la mirada, solo se rie.

-Hablamos mas tarde para arreglar lo de mañana.

-Pero Kate...

-Te quiero-me abraza interrumpiéndome- No se, es atractivo y si te persigue sabiendo que eres difícil es por algo-me susurra al oído, se aleja y me guiña el ojo.

-Eres la peor amiga del mundo.

-Gracias Damon-me ignora y toma su rumbo. Veo alejarse a mi amiga que tanto amo, y me acaba de entregar en las manos de Damon.

-No te queda opción, preciosa-abre la puerta del copiloto. Para mis adentros sigo maldiciendo a Kate. Bufo enojada y me subo, mi enojo hace que cierre fuerte la puerta- ¡Epa!

-No me llames así-mantengo mi vista al frente, para luego mirarlo- No me llames preciosa.

Se me queda mirando unos segundos y asiente sonriendo.

-Solo digo lo que veo-mirada seductora al asecho, frunzo aun mas el seño y miro al frente. Damon ríe- Eres aun mas atractiva cuando te enojas.

-¿Voy a seguir perdiendo el tiempo contigo?-lo miro y su mirada se dulcifica. No había visto esa mirada jamas en el, provoca que relaje mi rostro.

-¿Donde vives?

Le indico y el asiente. Durante el camino no hablamos, no sabia de que hablarle. Solo se escuchaba una musica que jamas había oído, una banda donde la voz principal era masculina. Mantuve mis ojos en la ventanilla, viendo como las gotas danzaban sobre ella hasta que llegamos.

-¿Es aquí?-pregunta al estacionar.

-Si, gracias-le sonrío por educación y cuando intento salir del auto me agarra suavemente de la mano y me impide salir. 

Nos miramos.

-¿Por que no te agrado?-pregunta inocentemente, de la misma forma que un niño le pregunta a sus padres como se hacen los bebes.

Pienso en la respuesta que tendría que darle, con disimulo me safo de su agarre.

-No me gusta como eres con las mujeres-digo al fin- no son juguetes.

-Yo no las veo así-me río y el se mantiene serio- ¿Es culpa mía que se me entreguen fácilmente?-sonríe. Su mirada inocente se va para dar paso otra vez al seductor. No se que contestarle, solo me limito a mirarlo seria- ¿A ti no te gusto?-se acerca un poco pero al escuchar mi No como respuesta vuelve a donde estaba- Esto me llama la atención de ti, eres la primera que no se me entrego fácilmente, la primera que me dice que no- ¿se esta mordiendo el labio inferior?- Eso me exc...

-¡Por esto tampoco me agradas!-lo interrumpo antes de que termine y el estalla en una risa.

-Solo bromeo, te ves divertida y linda cuando te enojas-me sonríe.

-¿Ya me puedo ir?

-Quisiera que no, pero es lo que quieres-mira a mi casa y luego a mi- Ahora se donde vives-me guiña el ojo.

-¡Argh!-me bajo del auto algo molesta- Gracias-le digo esta vez de mala manera y me encamino a mi casa. Sigue estacionado ahí, cuando entro me sonríe como despedida y sale a toda velocidad. ¿Es idiota? ¿Con las calles mojadas? Cierro la puerta.

Me apoyo en la puerta pensando, niego con la cabeza y me dirijo a la cocina, muero de hambre. Mi madre se encontraba vestida con la ropa del trabajo, era enfermera. Ryan aun se encontraba en el trabajo. Con respecto  a su fiebre y malestar, mejoro bastante. La señora Olsen nos ayudo con los medicamentos para bajar la fiebre y calmar algun que otro dolor. Su piel ahora llevaba color, sus ojos ese brillo que se había apagado a causa de los malestares.

-Tendrías que haber esperado un poco mas para volver al trabajo-le digo- Hola

-Si, pero extrañaba cuidar de las personas-sonríe- ¿De quien es el auto negro?-me quedo dura con la mano en la nevera- ¿Nina? ¿Tienes novio?

-¿Que? ¡No! Es solo... un chico del instituto. Solo eso-me mira detenidamente a los ojos- solo eso-vuelvo a afirmar y ella asiente. Nos quedamos platicando sobre que tal estuvo nuestro día mientras me comía un tazón de cereales y mama tomaba un te. Aprovecho para contarle mi salida de mañana, y por alguna razón le emociona, quizás porque siempre insistió en que salga mas y que no me quede en casa leyendo o haciendo cualquier otra cosa mientras que cualquier adolescente sale a disfrutar de su edad y de la noche. Muy rara vez salia, pero en fin, no era como los demás. 

Termino de hablar con mi madre, lavo mi tazón y subo a mi habitación. Cojo mi celular y le escribo a mi gran amiga Kate.

Tu eres una perra.  

Le envío. A los pocos minutos recibo su respuesta.

Jajaja, lo siento. Solo quiero ver si sigue insistiendo al ver que no eres como las demás. 

Bufo y contesto: Sigues siendo una perra.

Me manda iconos de corazones y caritas felices, bromista. Seguimos hablando, me pregunta que paso y esas cosas. Nuestra conversación se torna diferente cuando hablamos de mañana, iremos al cine. Aun no se que película veremos, Ángela y ella pasaran a recogerme a las siete. Sigo sin ganas de una cita a ciegas, pero pondré la mejor cara por mis amigas.

Me tomo un baño, y al salir cojo un libro ya que no tenia nada que hacer y un pasatiempo mio que amo, es la lectura. Me adentro en el mundo que me brinda Divergente y dejo la realidad de lado.

Debo de haberme quedado dormida porque Ryan viene a decirme que la cena esta lista, froto mis ojos y dejo el libro sobre mi mesa de noche, bajo las escaleras y me dirijo a la sala, donde se encontraban mi madre y Ryan. Mama cocino un carne al horno con papas para ella y para Ryan, yo era vegetariana desde los 10 años. Recuerdo que mi padre me encontró llorando debajo de la cama, había visto un video muy triste y fuerte sobre un matadero, era muy pequeña por lo cual me traume mas aun. Papa me dijo que yo solo decía "No quiero que un animalito muera para que yo coma, no quiero que una familia de animalitos se separe para mi comida"  a papa eso le causo ternura. Desde ese entonces, no como carne. Tuve una mascota a la edad de 12, un perro que se llamaba Milo, el cual amaba. Como me costaba hacer amigos en la escuela, el era mi mejor amigo en todo el mundo. Cuando tenia 14 años un auto lo atropello dejándolo sin vida. Llore mucho su perdida, y no quise otra mascota, mis padres me habían regalado otro perro mas, para llenar el vacío.  Pero no quería encariñarme para después perderlo, así que lo di en adopción a una familia que cuido bien de el. Y esa es mi historia sobre mi vegetarianismo, y sobre Milo.

Mientras ellos disfrutaban su carne, yo disfrutaba mi porción de tarta de verduras. 

La charla de la cena se baso en los tres, en que tal nuestro día. Cuando hubo silencio, Ryan dio la idea de que tendríamos que salir nuevamente los tres como una familia normal, de hecho hace mucho no lo hacíamos, salíamos al cine, a cenar y en las vacaciones hacíamos algún viaje. Mis ultimas vacaciones las pasaba en la casa de mi padre, y su nueva familia, su nueva mujer Lisa, y mi hermanastra Ginger, eran muy buenas conmigo. Mama estuvo de acuerdo con Ryan y yo también, me ponía feliz que salgamos juntos los tres. 

Acordamos que el domingo saldríamos a cenar. Cuando cada uno termina su plato, los recojo y me dirijo a la cocina para lavarlos, mi madre insiste en que ella lo haría, pero al convencerla de que no, sonrió agradecida y se fue a dormir. Ryan se encontraba en la sala viendo una película policial, como le gustaban, de niño siempre jugábamos a que el era el policía y yo siempre era una ladrona o asesina, había veces que me enojaba siempre ser la mala que mataba a mis osos de peluche, pero jugar con el era siempre divertido. 

Creí que de grande iba a ser policía, pero no fue así. 

Omitimos algun que otro comentario cuando finaliza la película. Ambos estamos algo cansados por lo que nos despedimos y cada uno sube a su respectiva habitación.  Enciendo el ordenador. Veo algunos videos de musica, y escribo el nombre de las que me gustaron para luego descargarlas. Cuando el sueño me gana y los ojos me pesan, apago la computadora y me adentro en la cama perdiéndome en el mundo de los sueños.

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