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Observa, hazlo, enséñalo - Parte 1




Era domingo y uno de los pocos días libres que tenía Blaine. Su familia había adoptado una tradición y esa era la de tener una comida familiar cada domingo, para así poder pasar tiempo juntos y hablar de cómo les había ido durante la semana.

Blaine y su hermano Cooper estaban jugando al baloncesto en la parte delantera de la casa de sus padres, haciendo tiempo mientras su madre preparaba todo.

- Vas perdiendo por diez puntos, Blainers. - Picó de forma burlona mientras botaba el balón.

- Eso no va a durar mucho, Cooper.- Le respondió él desafiante poniéndose en posición para defender la canasta.

- ¡Oh, vamos! - Se quejó el menor de los hermanos. - Siempre me ganas en todo, incluso en edad... Podrías al menos dejarme ésto.-

- Tendrás que ganártelo, hermanito. - Dijo con media sonrisa en la cara.

- Está bien. - Dijo mientras comenzaba a botar el balón a la vez que avanzaba.

Cooper estaba botando el balón de espaldas mientras que Blaine estaba detrás suya intentado evitar que encestase. Pero por mala suerte Cooper se dio la vuelta para lanzar sin medir bien las distancias entre ellos, haciendo así que Blaine recibiera un fuerte golpe en la nariz por el codo de su hermano. Blaine cayó al suelo tapándose la nariz con ambas manos y Cooper fue rápidamente a su lado mientras se disculpaba una y otra vez.

- Déjame verlo. - Pidió su hermano angustiado.

- Estoy bien, no te preocupes. - Blaine sonaba molesto.

- Déjame echar un vistazo entonces. - Volvió a pedir Cooper, sabía lo tozudo que podía llegar a ser su hermano.

- Argh, está bien. - Cedió por fin el ojimiel.

Cooper miró rápidamente la nariz de su hermano y pudo ver que a parte de que echaba bastante sangre, estaba un poco hinchada y empezando a ponerse de color morado. El chico puso cara de preocupación mientras lo observaba. - Será mejor que vayamos dentro y te pongamos hielo. - Dijo mientras llevaba casi a rastras al otro chico, el cual se quejaba porque podía andar perfectamente.

Entraron por la puerta trasera y fueron directos a la cocina, donde Cooper le dio un trapo a su hermano para que se quitase la sangre de la nariz y así poder ir preparando el hielo de mientras. Lo estaban haciendo con extremado cuidado porque no querían que se enterase su madre, porque si lo hacía les iba a echar una bronca muy grande. Aunque no les sirvió de mucho porque Pamela entró en la cocina cargando unos platos limpios para colocar en la mesa cuando se dio cuenta de la presencia de los dos chicos.

- ¿Qué hacéis los dos aquí? Aún no está la comida lista. - Preguntó curiosa a la vez que soltaba los platos en la mesa.

Blaine se dio la vuelta rápidamente y Cooper se puso delante de él para taparlo, mirando a su madre mientras le daba una sonrisa intentado disimular.

- Nada, sólo estábamos bebiendo un poco de agua. - Respondió aparentando normalidad con una sonrisa nerviosa en la cara.

- ¿Por qué no me responde tu hermano? - Preguntó con una ceja enarcada.

- Está bebiendo agua, mamá. - Respondió Cooper, pero su madre se acercó a donde estaban y lo apartó con cuidado para así poder ver a su otro hijo.

- ¡Oh, no me lo puedo creer! - Gritó en un tono entre asombro y molestia. - Siempre igual Blaine, ¡y encima con el trapo bueno! - Se quejó mientras le quitaba ese trapo y le daba otro con un poco de hielo para la nariz. - ¿Por qué tienes esa extraña habilidad de convertir la cena de los domingos en un circo semana tras semana? - Estaba muy enfadada, pero más que nada era porque no le gustaba ver a su hijo lastimado.

- Vamos, mamá... Ha sido mi culpa. - Intervino Cooper.

- Sí, ha sido él quien me ha golpeado. - Se defendió Blaine.

- Oh, estoy segura de que no querías hacerlo. - Le dijo ella a Cooper.

- ¿Así que entonces es culpa mía? - Preguntó ofendido y asombrado Blaine mientras se ponía el trapo con hielo en la nariz.

- ¡Siempre te digo que no pelees con él y tú nada, siempre igual de cabezota! - Reprochaba Pamela mientras miraba preocupada el estado de la nariz de su hijo.

Blaine tan sólo puso los ojos en blanco, siempre era lo mismo con su madre. En ese instante se escuchó el sonido de un teléfono móvil sonando, uno que conocían muy bien, era el móvil de Blaine.

- Ahora que lo recuerdo, un tal Krasty te ha estado llamando. - Le comentó Pamela a su hijo mientras se daba la vuelta y empezaba a colocar los platos.

- ¿El detective Karofsky? - Preguntó él mientras buscaba el teléfono.

Su madre asintió rápidamente, estaba probando cómo estaba la comida.

- ¿Y por qué no me has avisado antes, ma? - Preguntó molesto Blaine. - ¿Contestaste mi teléfono? - Volvió a preguntar pero ésta vez con un tono de enfado e incredulidad.

- Es que te lo estabas pasando tan bien con tu hermano y además es tu día libre. - Pamela seguía poniendo la mesa con la ayuda de Cooper.

Blaine salió de la habitación sin escuchar, seguido por su madre y hermano.

- Anderson. - Respondió al teléfono serio mientras alzaba una mano indicándole a su madre y su hermano que mantuvieran silencio.

- Soy Evans, malas noticias en west roxbury. - Se escuchó decir a su compañero desde el otro lado del teléfono.

- Está bien, voy para allá. - Contestó él mientras recogía su placa, la pistola y su bolsa de deporte donde llevaba su ropa.

- ¿Te vas? Pero tu padre y Tori llegarán en cualquier momento. - Le reprochó su madre.

- Estoy de servicio. - Fue lo único que respondió él serio.

Ella suspiró, ya sabía cómo era su hijo con el trabajo. - Toma, no estarás atractivo si se te hincha la nariz. - Extendió el brazo para ofrecerle una bolsa pequeña de plástico con hielo dentro. Blaine la aceptó con una expresión de incredulidad es su cara. - ¿Qué? Nunca se sabe con quién puedes encontrarte. - Terminó por decir la mujer mientras se encogía de hombros.

El ojimiel le lanzó la misma mirada a su hermano, el cual frunció el ceño y miró a su madre. - ¡Mamá! - Dijo Cooper en tono de advertencia a su madre.

Pamela le miró confusa. - ¿Qué? - Preguntó, ella no creía haber dicho algo malo.

Blaine la miró. - Sí, me encuentro con mucha gente genial en el trabajo... Lástima que estén muertos. - Respondió con una sonrisa burlona en la cara. Después fue hacia su hermano y le dio un leve golpe en el hombro. - Hasta luego idiota. - Se despidió de él.

- ¡Lo siento! - Repitió Cooper en un tono elevado para que lo escuchase su hermano, el cual se estaba dirigiendo a la puerta para salir de la casa.

- ¡No, no lo sientes! - Dijo en el mismo tono que su hermano mientras se apoyaba la bolsa de hielo en la nariz y con la otra mano abrió la puerta.

- Vale, que te diviertas Blainie. -

- Sí, gracias. - Fue lo último que le respondió a su hermano antes de cerrar la puerta tras de sí.


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Ya había oscurecido y se podían ver muchos coches de policía junto con algunas furgonetas de la televisión fuera de una lujosa casa. Todo el recinto estaba acordonado con el cordón policial y había policías por fuera de éste para evitar que tanto personas curiosas como la misma prensa entrara a la escena del crimen.

Un lujoso coche negro se aparca cerca del cordón policial y de dentro sale un fabuloso Kurt Hummel, está vestido de manera impecable como siempre. Lleva consigo su maletín con los instrumentos necesarios para examinar el cadáver que se encontraba en la lujosa casa ya mencionada. Se acercó al cordón policial y antes de poder pasar se acercaron a él una periodista junto con el cámara.

- Doctor Hummel, ¿qué podría decirnos de los asesinatos? - Preguntó la mujer mientras le acercaba el micrófono a la boca, pero no demasiado.

El ojiazul siguió caminando sin prestarle mucha atención y le respondió. - Tendré una declaración para ti más tarde, Kitty. - Justo llegó al cordón y había un detective que le levantó la cinta para que pudiera pasar sin problemas. - Detective. - Le agradeció con un leve asentimiento.

Siguió caminando hasta llegar al segundo cordón policial en el que se encontraba un oficial con una libreta apuntando y controlando quién entraba y salía de la escena del crimen.

- Doctor Hummel. - Lo saludó el oficial mientras preparaba el polígrafo para escribir.

- Hola, Casey. - Le devolvió el saludo al uniformado. - Doctor Kurt Hummel, médico forense en jefe. - Se identificó sacando su tarjeta, era algo rutinario.

El oficial asintió mientras lo apuntaba todo en la libreta y se apartaba un poco para dejarlo pasar. El chico volvió a pasar por debajo de la cinta amarilla y se encaminó hacia el interior de la casa.

El detective que estaba fuera y había ayudado a Kurt a pasar, se acercó a donde se encontraba la reportera y el cámara.

- Vamos, es tu día de suerte. - Le dijo a la mujer mientras se acercaba a ellos y se abrochaba mejor la chaqueta. - No lo diré en cámara pero llamamos al doctor Hummel "El rey de los muertos". - Comentó él para después soltar una risa.

Blaine que acababa de llegar, lo escuchó y se acercó a él muy serio. - ¿Qué dices Karofsky? - Preguntó pasando a su lado y dándole una mirada de desprecio.

- Vamos, tómate un calmante. - Dijo él soltando un suspiro hacia el lado.

- ¿Has hablado con el comisario? - Blaine lo miraba con una ceja enarcada.

- ¿Qué más te da? - Preguntó de mala gana el otro detective.

- Es mi caso. - Le respondió el ojimiel mirando hacia la casa.

- No pienso lo mismo, estoy aquí y tengo permiso. -

- Acabo de hablar con el comisario, es mi caso. ¿Dónde está Evans? - Preguntó buscando con la mirada a su compañero.

Karofsky miró hacia un lado resignado y metió sus manos en los bolsillos de la chaqueta. - Echando el almuerzo, ¿dónde si no? - Le respondió mientras lo guiaba hacia el otro detective.

Fueron hacia un lado cerca de unos arbustos y ahí se encontraba su compañero vomitando.

- Dios... - Dijo Blaine tratando de aguantar una pequeña náusea que le entró al ver así a su amigo.

- Debió quedarse en robos, los muertos le dan arcadas... Ese chico nos da mala fama. - Comentó mirando a Blaine para después negar con la cabeza.

- Vamos, déjale en paz. - Defendió el moreno a su amigo.

Evans se repuso un poco y se incorporó para limpiarse la boca con un pañuelo que sacó del bolsillo de su abrigo. Se percató que Blaine y Karofsky estaban mirándole y fue rápidamente a donde estaban.

- ¿Estás bien, colega? - Le preguntó el detective Karofsky de forma burlona.

- Sí, debió ser algo que he comido. - Respondió él intentando aparentar normalidad, pero la verdad era que cada vez que veía un cadáver una fuerte oleada de náuseas lo invadía.

Blaine pasó por debajo del cordón policial que los separaba con una sonrisa burlona en la cara, conocía a su amigo y sabía que estaba mintiendo. Una vez se encontró a su lado le puso una mano en el hombro y el rubio lo empezó a guiar hacia el interior de la casa.

- ¿La escena del crimen? - Le preguntó a su amigo.

- Sigue a tu olfato, quizá te traiga recuerdos. - Respondió Karofsky, que estaba por fuera del cordón policial pero aún así se encontraba aún lo suficientemente cerca para haberlo oído.

Blaine paró en seco y él y Evans lo miraron. - ¿A qué te refieres? - Preguntó un poco confuso.

- Ya lo verás. - Se dió la vuelta y volvió a hablar pero ésta vez sin mirar a los otros dos detectives. - ¡Que te diviertas, Anderson! - Dijo con un tono elevado y una pequeña sonrisa mientras se alejaba del lugar.

Blaine y Sam se dieron la vuelta y comenzaron a andar, pero el rubio no pasó por alto que su compañero se resfregaba una mano por encima de la otra de manera inconsciente, era algo que hacía cuando estaba nervioso.

- ¿Te duele la mano? - Le preguntó un poco preocupado.

- Sí, va a llover. - Le respondió el moreno con una leve sonrisa para restarle importancia, parando al instante lo que estaba haciendo con las manos.

Habían llegado a donde se encontraba el oficial tomando nota.

- Anderson, homicidios. Victor 149. - Se identificó delante del uniformado.

El oficial asintió apuntando todo en la libreta, después miró al rubio y éste sólo le hizo un gesto con la mano indicándole que iba a pasar de nuevo, así que lo volvió a apuntar y se apartó hacia un lado para que entraran. El primero en pasar fue Blaine y cuando Sam estaba pasando por debajo de la cinta amarilla el oficial le habló. - ¿Vuelves a por más, Evans? - Le preguntó de forma burlona mientras soltaba una pequeña carcajada.

El rubio se paró en seco, suspiró hacia un lado y retomó el camino resignado detrás de su compañero. Ya se había acostumbrado un poco a la bromas de los demás detectives hacia él.


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La casa era enorme y muy lujosa, había un recibidor que tenía en todo el centro una lámpara de araña color negro muy elegante. El moreno llegó a lo que parecía la entrada a un salón bastante grande, ahí se encontraba las protecciones que debía utilizar para no contaminar la escena del crimen. Se estaban poniendo las coberturas cuando se les acercó otro detective un poco mayor que ellos.

Blaine miró hacia la persona que se acercó a ellos y su cara adoptó una expresión de intriga. - Duval, ¿qué haces tú aquí? - Preguntó confuso. - Pensé que estabas de vacaciones. -

El detective mayor los miró con el semblante serio. - Las cancelé. - Le respondió mirando al moreno.

Blaine se sorprendió. - ¿Tan mal está? - Preguntó refiriéndose a la escena del crimen.

Nick hizo una mueca con la cara. - Peor. - Respondió finalmente mientras asentía.

El moreno lo miraba fijamente con un deje en la cara de asombro y preocupación. Una vez se terminaron de poner las protecciones necesarias, se adentraron al gran salón siguiendo al detective Duval.

Lo primero que vieron fue a un hombre que se encontraba muerto, la garganta cortada con la cabeza hacia atrás apoyada en el sofá. Tenía cinta adhesiva en la boca a modo de mordaza y las manos y pies atados también con bastante cinta adhesiva. Toda su ropa cubierta de sangre y también parte del sofá, debido al corte de su garganta. Kurt estaba revisando el cuerpo y tratando de sacar alguna prueba, lo hacía todo cuidadosamente.

Nick y Sam se pararon antes de llegar al sofá, pero Blaine se adelantó un poco a ellos y cuando vio la escena, frunció el ceño.

Sam al ver el cuerpo desvió la mirada rápidamente intentado contener las náuseas. - Oh, tío... - Se lamentó aún mirando hacia otro lado.

Nick lo miraba serio mientras negaba con la cabeza, era duro con el chico.

- Diez centímetros. - Dijo Kurt que se encontraba inclinado hacia el cuerpo, se refería a la herida del cuello de la víctima. El moreno lo miraba atentamente.

- Blaine. - Lo llamó el rubio. - Si te ocupas de ésto yo empezaré a procesar el resto de la casa.

- Le dijo a su compañero mientras ponía las manos detrás de la espalda y lo miraba directamente, intentando no mirar el cadáver.

El ojimiel lo miró y sonrió levemente. - Sí, adelante. - Sabía lo sensible que era su compañero con los cadáveres.

El chico suspiró aliviado y salió lo más rápido que pudo fuera del salón.

Nick lo miró mientras se reía, después miró a Blaine, el cual le devolvió la risa junto con una mirada que decía "déjalo en paz".

Kurt, que no había despegado la vista del cuerpo, seguía inclinado y sin mirarlos empezó a hablar. - La arteria carótida y la yugular han sido seccionadas. Lo extraño es lo preciso que es. - Explicaba mientras señalaba el corte que estaba hecho a la perfección. Blaine lo miraba con mucha atención. Entonces el ojiazul despegó la vista del cadáver para mirar a la cara al moreno, le echó una mirada rápida y cuando iba a volver su vista hacía el cuerpo de nuevo, frunció el ceño y volvió a mirar al ojimiel fijamente. - Fractura fina del hueso nasal sobre su cartílago. - Le dijo y Blaine lo miró un poco confundido. - No desfigura. - Volvió a comentar con un leve asentimiento. Entonces volvió a mirar al cadáver.

- Yo la veo desfigurada. - Comentó Nick mientras miraba la nariz de Blaine y después hacia Kurt.

El moreno sonrió de lado. - ¿Puedes colocármela? - Preguntó mientras señalaba su nariz y miraba al forense.

Nick tan sólo los miraba curioso.

Kurt se enderezó y miró al ojimiel mientras se quitaba los guantes de plástico y soltaba un pequeño suspiro. - ¿No puedes hacer algo inofensivo como... el yoga? - Le sugirió con una pequeña sonrisa sin despegar su mirada de la del moreno. - Te dolerá un poco. - Advirtió una vez estuvo a su lado.

- Vale. - Respondió Blaine asintiendo.

El ojiazul sujetó con delicadeza la barbilla de su amigo observándolo fijamente, el cual lo miraba un poco divertido, entonces colocó el dedo índice de su mano libre sobre el tabique nasal, acto seguido empujó de forma leve y un pequeño chasquido sonó.

- ¡Auch! - Se quejó el detective. - ¿Un poco sólo? - Se volvió a quejar pero sin moverse del sitio, el forense aún tenía la mano en la barbilla.

- Ponte hielo en las próximas 24 horas para que no te parezcas a Mike Tyson. - Le aconsejó mientras lo miraba a los ojos y sonreía, aún sin apartar su mano de la cara del otro chico.

Blaine se separó mientras se sujetaba la nariz y se quejaba, Kurt lo miró mientras reía un poco y volvía a coger los guantes que había dejado en una mesita de café que había al lado de ellos.

- La víctima es el doctor Peter Togger, de 34 años. - Dijo Duval que lo estaba leyendo de una pequeña libreta que tenía en la mano. - Su esposa Tina está desaparecida.- Concluyó mirando al moreno.

Anderson se recompuso y empezó a observar la escena del crimen. - El diamante del anillo era muy pequeño así que lo mató y se marchó. - Bromeó un poco mientras miraba al rededor del sofá. Sus dos acompañantes soltaron una pequeña risa.

- No... - Respondió Nick negando con la cabeza aún sonriendo. - Encontramos señales de que forzaron la entrada. - Terminó de decir mientras se inclinaba un poco para mirar el cuerpo.

Blaine que estaba mirando hacia otra parte, al escuchar lo que dijo su compañero se giró para poder mirarlo con el ceño fruncido. - Una pareja acomodada. El hombre está atado y colocado en el sofá. La mujer está desaparecida. - Comentó mientras se agachaba y miraba debajo de la mesa de café, encontrando así una taza de té junto con su pequeño plato a juego. Estaba en el suelo, como si se hubiera caído de alguna parte. En ese momento todo su cuerpo se tensó, aún estaba agachado. - Una taza de té. - Dijo serio mirando hacia donde se encontraban sus compañeros. Kurt lo miró rápidamente, con una expresión de preocupación en su cara y Nick frunció el ceño.

Un flashback llegó a la mente de Blaine. Él estaba bajando por las escaleras de un sótano, llevaba su pistola y una pequeña linterna para poder ver mejor, todo estaba oscuro y se podían escuchar los sollozos de una mujer. Cuando por fin llegó al final de las escaleras, pudo ver a la mujer, se acercó y una vez estaba arrodillado junto a ella, alguien lo dio un fuerte golpe en la parte posterior de la cabeza con un tablón de madera, dejándolo así inconsciente.

Sacudió su cabeza, intentado sacar esos pensamientos de su mente. - ¿Ha salido? - Preguntó al detective mayor, aún mirando fijamente al suelo. - ¿El cirujano ha salido? - Volvió a preguntar, pero ésta vez mirando con el semblante serio a su ex compañero.

Kurt, que había estado mirando a Blaine hasta ese momento, puso cara de pánico. - Oh dios mío... - Dijo para mirar rápidamente al detective mayor. - ¡Duval! - Le reprochó aún con cara de miedo.

- ¡No ha salido! - Respondió él mirando a ambos. - Es su modus operandi, nada más. - Dijo mirando al cuerpo y moviendo una mano para quitarle importancia.

- ¿Por qué no nos avisaste? - Insistió el forense, ahora tenía una mirada de preocupación. - A Blaine al menos... - Dijo con un tono más bajo mirando al ojimiel, preocupación aún en su mirada.

- Quería una valoración imparcial. - Le respondió al forense. - Se parece a Grimes, ¿verdad? - Le preguntó ésta vez a Blaine.

- Duval, metimos a ese hijo de puta entre rejas... Dime, ¿cómo es posible? - El moreno no despegaba su seria mirada del cadáver.

- ¡No lo es! - Respondió él levantando una mano. - Hablé con las autoridades de su prisión de máxima seguridad, está aislado. - Le aseguró a su amigo.

Blaine lo miró incrédulo, bajó la mirada al cuerpo y movió la cabeza del cadáver a un lado pudiendo así observar algo detrás de la oreja del muerto. - Mira, marcas de pistola eléctrica como las víctimas de Grimes. - Dijo mientras señalaba donde se encontraban las marcas y miraba hacia otro lado. Kurt lo miró muy preocupado.

- Lo pudo hacer cualquier enfermo que viese las noticias o leyese los periódicos. Tenemos un imitador. - Respondió Nick tajante.

El moreno aún no lo miraba. - Ese detalle no fue revelado. - Contestó. - Grimes ha entrenado a un aprendiz. - Dijo serio mientras miraba a sus dos acompañantes, los cuales lo miraban fijamente, el forense con una mirada que reflejaba miedo y el otro detective con preocupación.

Cada uno se puso a registrar toda la escena, cuando ya estaban acabando, Kurt estaba rellenando algunos papeles y ordenando a sus ayudantes que llevaran el cuerpo a la morgue. Fue entonces cuando Duval aprovechó para acercarse a Blaine y poder hablar con él.

- Grimes  es la razón por la que ya no somos compañeros, ¿verdad? - Preguntó mientras se agachaba al lado del moreno.

- No es eso... - Respondió rápidamente. - Soy alérgico a todas esas tristes y peludas criaturas que recoges detective DooLittlel. - Bromeó para intentar quitarle importancia.

- ¡Nunca estornudaste! - Le dijo mientras le apuntaba con el dedo. En ese momento vieron como entraba un hombre vestido con un traje impecable.

- Hola. - Saludó dicho hombre mientras enseñaba su identificación que decía que era agente del FBI. - Agente especial James Nolan. - Se presentó. Era alto y delgado, de piel pálida y cabello castaño bien peinado, con los ojos marrones claros.

Al ver a James, Kurt se giró buscando la mirada de Blaine, dándole así una sonrisa traviesa. El moreno le miró con curiosidad y después desvió la mirada hacia el agente del FBI, frunciendo el ceño al verlo.

- Tú debes de ser el detective Anderson. - Dijo señalando a Blaine con una mano. - Y tú, el doctor Hummel. - Lo señaló con la otra, Kurt le sonrió y el hombre le devolvió la sonrisa mientras dio un leve asentimiento.

Blaine se levantó rápidamente. - ¿Qué está haciendo aquí el FBI? - Le preguntó mientras se ponía ambas manos a cada lado de la cadera a la altura del cinturón, manteniendo la chaqueta hacia atrás. Lo miró serio.


James se estaba guardando la identificación en el bolsillo de la chaqueta, quitó la mirada de Kurt para posarla en Blaine. - Vi el informe del homicidio y posible secuestro. He emitido una orden de búsqueda de Tina Togger. - Respondió mientras se alisaba la chaqueta.

El forense le lanzó una mirada a Blaine dando a entender que el agente del FBI estaba muy bueno, el moreno miró al ojiazul serio y después volvió a posar la misma mirada dura y seria sobre el agente Nolan. - Sí, nosotros también. - Dijo manteniéndole la mirada mientras se quitaba los guantes. - Recibís muchos informes, ¿qué tiene éste de especial? - Le preguntó una vez estaba cerca de él, estaba molesto.

- Hey, ¿sabes que estamos en el mismo bando, verdad? - Le preguntó divertido el agente especial.

Blaine alzó ambas cejas y asintió lentamente con una sonrisa irónica en la cara. - ¿Ah si? A vosotros los federales os gusta aparecer y apropiaros del bate y la pelota. - Kurt lo miraba con una ceja enarcada y el agente Nolan lo miraba divertido. Duval se hacía el loco mientras lo escuchaba todo y se reía por la expresión que usó su ex compañero.

- Sólo he venido a observar. - Dijo al fin el agente del FBI, a pesar de la reacción del moreno, se mostraba comprensivo. Kurt lo miraba con una sonrisa y Blaine lo miró incrédulo.

- Bien... - Le respondió el ojimiel mientras hacía una mueca y asentía levemente.

Kurt miró a su amigo. - Blaine... - El nombrado se giró a verlo. - Haré la autopsia por la mañana. - Le informó, después miró al agente Nolan con una leve sonrisa. - Ven si quieres. - le dijo para acto seguido salir del lugar.

Blaine al escuchar eso se dio la vuelta rápidamente para mirar a su amigo y reprocharle lo que había hecho y éste simplemente le dio una sonrisa pícara mientras salía por la puerta.

- Eh, Anderson. - Lo llamó el detective mayor, el cual estaba pasando una luz ultravioleta por uno de los sofás y encontró algo. - Semen. - Dijo cuando el moreno ya estaba a su lado.

Blaine miró para el sofá que le señalaba su amigo y después miró a otro que tenía huellas de manos ensangrentadas. - Así que violó a la mujer e hizo que el marido mirara. - Su semblante era serio. - Igual que Grimes. - Dijo mirando al detective mayor, el cual asintió lentamente con una mirada seria.


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Anderson y Evans iban siguiendo a un guardia de la prisión de máxima seguridad, querían hablar con un recluso. El camino hasta la sala de visitas se les hizo eterno, se escuchaban gritos y lamentos de los prisioneros y Blaine no paraba de frotarse las manos en donde se encontraban sus cicatrices, lo hacía inconscientemente siempre que estaba nervioso o algo le preocupaba. Una vez que llegaron, dos guardias llevaban agarrado por ambos brazos al recluso, uno que Blaine conocía muy bien.

El hombre de pelo blanco sonreía ampliamente, pero era una sonrisa tétrica. - Blaine... - Dijo mientras caminaba aún sujeto por los dos guardias, también estaba encadenado por ambas manos y tobillos. Su sonrisa no desaparecía. El moreno tenía un semblante serio, ni se inmutó cuando lo vio aparecer. Evans estaba detrás de él también mirando a ese repugnante hombre. - ¡Qué alegría verte! No te he visto desde el juicio. - Le comentó el preso al detective.

- Ponedle el culo en la silla. - Ordenó Blaine, aún con la mirada seria. Los guardias lo sentaron en un taburete que estaba unido a la mesa de metal. Le soltaron los brazos, pero se quedaron cerca de él, uno a cada lado.

El preso respiró profundo. - Ah, me gusta ese aroma. - Dijo mirando al moreno. - El olor a cítricos y miedo.

Blaine le miró fijamente a los ojos, aún serio. - Observa, hazlo, enséñalo. - Dijo manteniéndole la mirada. Grimes lo miraba atento. - Es lo que te decían en la facultad de medicina. ¿Quién es tu aprendiz? - Le preguntó.

- Lo dejé, Blaine. Ya lo sabes. - Le respondió él tranquilamente.

- Te expulsaron por acariciar a un cadáver. - Dijo el ojimiel mientras se sentaba en una mesa enfrente del preso.

El hombre lo miró serio para después soltar una pequeña risa mientras entrelazabas ambas manos sobre la mesa. - Está muy bien, Blaine... Has aprendido a irritarme. - Le contestó mirándolo de nuevo, pero ésta vez la mirada iba hacia las manos del detective buscando sus cicatrices. - Quiero verlas. - Pidió. - Las manos son tan útiles, hábiles...  Las tuyas tocaban el piano. - Afirmó.

Evans se colocó detrás del preso, de esa forma sólo lo podía ver Blaine. El rubio miró a su amigo y articuló un "no" con la boca mientras negaba levemente con la cabeza. El moreno le miró y después volvió a mirar a Grimes.

- ¿Todavía te sirven? - Volvió a preguntar el hombre encadenado. Evans lo miro muy enfadado mientras que Blaine lo miró aún serio, sin inmutarse.

El moreno se levantó de su asiento y alzó ambas manos para que el preso pudiera verlas. Dio dos pasos y una vez estuvo cerca giró ambas manos para que pudiera ver el dorso. Se sentó frente a Grimes, aún manteniéndole la mirada y volvió a repetir lo mismo con las manos, para así mostrárselas bien. En el centro de las palmas se podían ver dos cicatrices, causadas por el bisturí que le clavó en ellas.

Blaine tuvo de nuevo un flashback en el que se podía ver a él tumbado en el suelo y a ese hombre montado encima suya, clavándole un bisturí en cada mano, dejándolo así inmóvil. Él estaba inconsciente mientras Grimes le pasaba la hoja de otro bisturí por la mejilla.

Cerró los ojos y al abrirlos tenía delante a ese hombre observándolo y él seguía mirándolo serio, no se había inmutado a pesar de todo. - Como nuevas. - Le respondió, bajando las manos. - Ahora, te toca. - Dijo aún serio. - Entrenaste a alguien, ¿verdad? - Instó mientras alzaba ambas cejas.

- Me encanta tu cuello, es tan hermoso. - Le respondió, clavando su mirada en el cuello del moreno. - Y tu pecho, muy firme y musculoso. - En cuanto terminó esa frase la mano de Evans lo agarró de la parte trasera del cuello, de una forma violenta.

- Responde a la pregunta. - Le dijo el rubio mientras que le volvía la cara con la mano que le sujetaba el cuello para que así lo mirase a él y no a su compañero. El preso rió un poco mientras lo miraba, Sam estaba muy enfadado.

- Dime, Blaine... ¿Qué te gustaría hacerme? - Le preguntó el hombre encadenado, volviendo a posar su mirada en el moreno.

- Me gustaría coger mi arma. - Empezó a responder, ganándose así un sonido y un asentimiento por parte del preso, invitándole a que continuase. - Metértela en la boca y apretar el gatillo. - Sentenció el ojimiel sin apartarle la mirada.

Grimes sonrió. - Oh... No, no, no... Es mucho mejor despacio, tomándote tu tiempo. ¿Sabes?, toda mi vida he sido meticuloso con acabar lo que empiezo... Y eso me molesta, porque no he terminado lo que empecé contigo. -

Blaine acercó un poco su rostro al del otro hombre. - Y no lo harás, cabrón enfermizo. - Le respondió con media sonrisa.

El hombre se puso serio, mirando hacia la mesa. - Dime, ¿sueñas conmigo, Blaine? - Miró al moreno a los ojos cuando terminó la pregunta. - Porque yo sueño contigo. - Prosiguió mientras asentía.

- Ni siquiera pienso en ti. - Espetó Anderson. - Pero te visitaré cada maldito día si me dices quién es tu amigo. - Ladeó la cabeza mientras le sostenía la mirada al preso, éste sonrió. - ¿Quién mató al Doctor Togger y dónde está su mujer? - Preguntó.

El hombre encadenado sonrió de nuevo, después desvió la mirada al techo y se puso serio para volver a mirar a Blaine. - Creo que nuestro tiempo se acabó. - Dijo volvió a poner una sonrisa en su cara mientras se levantaba de la silla.

El moreno cerró los ojos y apretó su mandíbula fuertemente. - Sí, sueño contigo. - Dijo en un tono elevado para que lo escuchase el preso que ya iba de camino a la puerta con los dos guardias.

Grimes se paró en seco mirando al frente serio. - ¿Alguna vez soy tu amante? - Preguntó aún sin mirar al detective, con una sonrisa de lado.

- ¡Ya basta, hijo de puta! - Dijo Evans para acercarse a él mientras lo apuntaba con el dedo amenazante. - ¡Ya basta! -

- Está bien, está bien. - Le dijo Blaine mientras le sujetaba del antebrazo y tiraba de él para alejarlo del preso. Su amigo estaba muy enfadado y su mirada era de asco e ira.

Grimes se alejaba riendo, pero antes de salir por la puerta se dio la vuelta y miró a ambos. - Tienes razón, Blaine. Deberías jugar limpio, mi amigo está ahí fuera. Disfruta de él. - Dijo serio mientras se daba la vuelta y volvía a caminar. - Porque él disfrutará de ti. - Sentenció el preso antes de salir por la puerta.

Ambos detectives se quedaron mirando como se iba ese desgraciado, tan absortos que Blaine dio un respingo cuando escuchó su teléfono móvil sonar, sacándolo así de sus pensamientos.

Suspiró y pulsó la tecla para contestar. - Anderson. - Respondió con los ojos cerrados y volviendo a soltar otro suspiro. Sam no le apartaba la mirada de encima. - Sí, de acuerdo. En seguida vamos. - Dijo y después pulsó la tecla para colgar mientras se levantaba. - Han encontrado a Tinna Togger. - Le dijo a su amigo para después encaminarse los dos hacia la puerta y poder abandonar la prisión.


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Blaine conducía mientras que Sam miraba por la ventaba, no tardaron mucho en llegar al lugar, era un camino apartado de la carretera que tenía como un pequeño bosque. Antes de aparcar se fijaron en que el agente Nolan estaba hablando con otros detectives por fuera del cordón policial.  Sam se bajó del coche, dirigiéndose hacia la escena del crimen seguido por Blaine. Llegaron a un plano lleno de hojas secas, Duval estaba arrodillado acariciando a un perro, el moreno se acercó a él mientras que Evans hablaba con los demás detectives.

- ¿La encontró el perro? - Preguntó mientras señalaba al animal.

- Así es, suerte que se soltó de la correa y fue corriendo hasta el cuerpo. - Le respondió el detective mayor mientras sonreía y acariciaba la cabeza del perro, de verdad le gustaban mucho los animales. - Si no, no la habríamos encontrado hasta el verano. -

Blaine miró hacia otro lado y empezó a caminar mientras el agente Nolan se puso a su altura. - ¿Cómo has llegado tan rápido? - Le preguntó sin mirarlo.

- Estaba en la zona. - Respondió él sin más.

- Oh, hoy todo el mundo tiene suerte. - Dijo el ojimiel sarcástico mientras elevaba las manos a modo de burla.

Llegaron hasta donde estaba el cadáver, Kurt se encontraba arrodillado e inclinado hacia delante haciendo sus análisis al cuerpo y al escuchar pasos levantó la mirada para encontrarse con los dos detectives.

- El potasio que hay en el humor vítreo determina el intervalo post mortem. Es limpio y claro. - Dijo mirando la aguja donde se encontraba el contenido. - Unas 36 horas. - Dijo mirando al moreno, éste asintió.

- Mira el cuerpo. - Le dijo al agente Nolan, el forense aprovechó para levantarse. - El modo que está tumbado, como si se estuviera echando una siesta o leyendo una novela. - Comentó mientras señalaba el cuerpo que estaba tumbado con la cabeza apoyada en las raíces de un árbol, estaba recto y las brazos a los lados, las partes íntimas de la mujer y sus pechos estaban tapados con unas hojas verdes.

Kurt levantó la mirada para posarla sobre el ojimiel. - Es raro, ¿verdad? - Preguntó preocupado sin quitarle la vista de encima a su amigo.

El detective lo miró serio. - ¿Por qué no lo enterró? - Se preguntó más a sí mismo que a los demás, mirando alrededor del cuerpo.

- No tuvo tiempo. - Contestó el agente del FBI mientras levantaba su teléfono móvil hacia su oreja y se daba la vuelta para realizar una llamada.

Kurt miró fugazmente como se iba el agente Nolan y rápidamente volvió a poner la mirada sobre su amigo.

- Significa algo. - Dijo Blaine mirando al cadáver.


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Kurt, que llevaba puesto su uniforme negro de forense, estaba terminando de realizar la autopsia a la mujer del  doctor Togger, estaba dando los últimos puntos de sutura al cuerpo mientras Duval lo observaba atentamente y se comía su almuerzo sin inmutarse. En ese momento Blaine entró, llevaba puesto la bata y los guantes protectores para no contaminar el cuerpo, al igual que el detective más mayor. El forense dio una rápida mirada junto a una leve sonrisa a su amigo y después volvió a lo que estaba haciendo.

- ¿Dónde está Evans? - Preguntó Nick mientras masticaba un trozo de pollo.

- Con el papeleo. - Respondió el moreno mientras se frotaba las manos inconscientemente de nuevo.

Duval se rió. - ¿Limpiándose la cara con él después de vomitar? - Decía mientras se acercaba a su ex compañero, el cual sonrió un poco ante el comentario.

En ese momento entró en la morgue el agente Nolan. - ¿Has analizado los fluidos seminales? - Le preguntó al ojiazul.

Todos miraron al agente del FBI y después se lanzaron alguna mirada entre ellos, un poco extrañados de que estuviera allí.

Kurt miró a Blaine antes de responderle al otro hombre. - No lo tenía previsto, pero puedo hacerlo. - Respondió mirándolo atento, y recibió un leve asentimiento de cabeza por parte de James. Después volvió a mirar extrañado al moreno, quien le devolvió la mirada.

Estaban viendo en la pantalla el fluido seminal, Kurt desde el microescopio y los demás desde el monitor.

- Esos pequeños son buenos nadadores. - Dijo Duval señalando la pantalla.

El forense levantó la vista del microescopio y miró la pantalla. - Está muy fresco, depositado post mortem. - Sentenció para volver la vista al aparato.

- ¿Cómo lo sabías? - Preguntó serio Blaine mientras miraba al agente especial.

- No lo sabía. - Respondió éste sin mirarlo.

- Sí. - El moreno se cruzó de brazos aún mirándolo más serio. - Lo sabías. - Terminó por decir.

Kurt se dio la vuelta en la silla y miró al agente Nolan. - No es un procedimiento estándar buscar pruebas de necrofilia. - Dijo mirándolo desafiante. Después le dio una rápida mirada a su amigo y éste lo miro de vuelta para volver a mirar los dos al agente del FBI.

Blaine se puso delante del hombre, los brazos a ambos lados de la cadera. - ¿Quieres contarnos por qué estás aquí? - Le preguntó con un leve tono de enfado.

El agente especial no miró al moreno. - Quiero una copia de tu informe. - Le pidió al ojiazul. - Como cortesía. - Dijo para después mirar rápidamente a Blaine y salir de la morgue.


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Sólo quedaban Blaine y Kurt en la morgue. El forense estaba viendo el informe del cadáver de Tina Togger y algunas imágenes de la escena del delito mientras que el detective sostenía dos latas de comida, era algo que solían hacer cuando no tenían tiempo de ir a almorzar. Solían comer algo juntos y solía ser comida en lata.

El ojiazul miró a su amigo. - Encontré fibras de alfombra en el cuerpo de Tina Togger, el laboratorio las está procesando. - Dijo mientras veía cómo se acercaba el moreno.

Blaine le ofreció una lata de comida una vez estuvo a su lado. - Grimes no conoció a su aprendiz en prisión... Ni en la facultad de medicina, sus 80 compañeros están limpios. - Le comentó mientras abría su comida y se apoyaba en una de las mesillas de metal que estaban libres.

El agente Nolan apareció en ese momento, parándose al lado de ambos y mirando lo que estaban comiendo. - ¿Coméis comida para gatos? - Preguntó extrañado.

- Sí, ¿quieres un poco? - El ojimiel le acercó la lata de ensalada de atún hasta la nariz, aguantándose la risa. Kurt sólo lo miraba divertido.

Nolan cerró los ojos y puso una leve mueca de desagrado al oler la comida. - No, gracias. - Se negó lo más cortés posible.

El detective puso una mueca divertida y miró al forense. - Supongo que es sólo cosa nuestra. - Le dijo, ganándose una gran sonrisa por parte de su amigo. - ¿Qué pasa? - Le preguntó al agente del FBI sin mirarlo.

James tenía una mirada neutral y las manos metidas en los bolsillos del pantalón. - Será mejor que te sientes. - Le sugirió al moreno.

- No, dímelo. - Respondió Blaine mientras se llevaba un poco de ensalada de atún a la boca.

Nolan desvió la mirada. - Hace unas horas  Leroy Grimes escapó de la cárcel. - Miró por fin a la cara del detective una vez terminó la frase.

Anderson se sentó con una notable cara de preocupación y Kurt miró incrédulo al agente Nolan para luego mirar con miedo a Blaine.


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Estaban el agente Nolan, Anderson y un médico supervisor de la prisión en la sala de informática de la policía, viendo el vídeo de seguridad de la sala médica de la cárcel, en el que se podía ver con claridad como Grimes se levantó rápidamente de la mesa de operaciones en la que estaba tumbado para así en un rápido movimiento apuñalar a los tres médicos que estaban en la sala. Después miró a la cámara y se hizo un corte en la palma de la mano con el bisturí que sostenía.

- ¿Por qué no estaba esposado? - Preguntó Blaine con los brazos cruzados al médico supervisor.

- Dos guardias me han asegurado que sufría de apendicitis. - Respondió éste mirando primero al moreno y después al agente Nolan.

- 200 miligramos de decadron le darían un recuento normal de glóbulos blancos, imita todos los síntomas. - Contestó rápidamente el ojimiel mientras caminaba de un lado a otro.

- Eso no explica cómo salió. - Dijo James mirándolo rápidamente para luego volver su vista a al monitor donde se podía ver a Grimes haciéndose el corte en la mano mientras miraba a la cámara.

- ¿Qué está haciendo? - Preguntó el médico supervisor que se había fijado en lo mismo que estaba viendo el agente Nolan.

Anderson se acertó al monitor y lo vio. - Es un mensaje para mí. - Dijo mientras desviaba la mirada pensativo.


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Bueno, voy a dejar éste capítulo por aquí porque la verdad se está haciendo largo y eso que queda todavía mucho para terminarlo. La segunda parte la subiré dentro de poco. Por favor votad y dejadme un comentario con vuestra opinión sobre éste fic que estoy empezando. Si veis alguna falta de ortografía, os agradecería que me lo hicierais saber. Nos leemos pronto.

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