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• Capítulo 9

Gracias a la revelación del día anterior, de Eliana soltando un desahogo evidente y estando firmemente convencida de que las leyendas Quileute eran reales, me surgió una nueva preocupación.

Si esto ella lo sabía desde hace tiempo y venía especulando y pensando en sus teorías cuando almorzabámos en la familia Cullen… ¿Quería decir que Edward lo sabía, pero prefirió permencer callado? No estaba muy segura, a mi me había puesto en la mira de todos en cuanto se me escapó una palabra. 

¿O era que Eliana cuidó sus pensamientos? En cierto modo, la otra pregunta se veía más fiable que ésta. No creía que Eliana fuera consciente aún de que algunos vampiros tenían dones especiales, mucho menos que el novio de Isabella leyera la mente. De lo contrario, ya me lo habría contado.

No quise exteriozar mis dudas, no quería preguntarle si había estado pensando en ello en aquel momento para no alertarla. Pero el hecho de que hubiera atado cabos con la sola presencia de ellos, me daba una pista de que sin duda estuvo dándole vueltas a la inmortalidad de los Cullen.

Esto solo me llevaba a una solución poco agradable, pero que estaba claro que pasaría. Cuando llegara el instante en que tuviera que cruzarme a Edward Cullen, no desaprovecharía la oportunidad y resolvería mi interrogante. Quizá, con un poco de suerte, no tendría que dar el primer paso y sería él mismo quien preguntara al respecto.

A parte de eso, Eliana y yo nos quedamos parte de la noche conversando, ella más que yo -irónicamente-, pero se debía a que no intentaba contar más de lo que sabía. También percibí que ella se sentía como liberada, como si estuviera contenta de por fin no sentirse reprimida y tener ahora a alguien con quien hablar acerca de sus teorías y en lo que creía.

Se notaba que llevaba cuatro años aguantando.

Fue de gran ayuda para que otras cosas comenzaran a cobrar sentido debido a algo que no pasé por alto tanto por lo que decía como las memorias que llegaron eventualmente durante la conversación.

«¿Cómo es que la Emilia original no se daba cuenta de que su pequeña hermanita tenía un crush con Jacob Black?»

Había muchas señales, pero la Emilia de las memorias lo asociaba con apego a verlo como un hermano mayor y no a algo más. En su opinión, Eliana era pequeña para sentir emociones de ese tipo. 

¿Lo que pensaba yo? Patrañas, amor era amor. El amor en sí era tan complejo que nunca podría reducirse a unas cuantas frases, muchos componían sus versos de sus sentimientos y el conocimiento, pero jamás se definiría en lo escrito.

Existían diferentes tipos de amor, a su vez que esos distintos amores se subdividian en escalas de intensidad, como también limitaban entre lo que era sano y lo insano.

En este caso, podía decir que mi hermana Eliana tenía un sentimiento inevitable que era la atracción a alguien, un sentimiento que al fin y al cabo también estaba relacionado con el amor.

A Eliana le brillaban de sobremanera los ojos cuando mencionaba a Jacob Black. Lo recordaba con mucho cariño y tenía aire de nostalgia porque lo extrañaba.

Un dato que me pareció de lo más interesante era el hecho de que la Emilia original mantenía contacto con los Black desde hacía mucho tiempo.

¿Cómo era posible?

Sin embargo, concordaba con las palabras dichas de los Walker y las memorias que llegaban de los Black.

En mi mente se iluminó una resolución esa noche porque había hallado una respuesta. Las cartas que mandó la Emilia original eran dirigidas a los hermanos Black.

Eliana me ayudó a comprobar esa certeza sin querer, dando como respuesta también si Jacob había hablado con ella aparte como había mencionado que lo hiciera en una de las cartas.

Eliana contó que los extrañaba mucho y que no sabía nada de ellos desde hace mucho. Que ninguna de las dos tuvo una respuesta de los Black porque dejaron de responder repentinamente. Eliana dejó de recibir una respuesta de Jacob cuando cumplió los diez y “yo” a los dieciocho. Es decir, hace un año.

Sinceramente, no sabía qué pensar sobre ello. Nunca imaginé que esta familia tendría interacción con personajes importantes de la saga, sobre todo de los metamorfos.

Así que inevitablemente los Walker ya estaban adentrados en lo sobrenatural implícitamente. Y eso no fue culpa mía.

Con cada añoranza que destilaba Eliana al mencionar a los Black, era una punzada de culpabilidad. Ya que sabía lo que pasaría en el futuro y sería una hermana con el corazón roto cuando llegue el momento de que Jacob Black se imprimara de Reneesme, la hija de Edward e Isabella.

Que por cierto… ¡Dieciséis años tenía ese muchacho!

Cuando leí por primera vez la saga y me di cuenta de las edades de ciertas personas, me caí para atrás. ¿Qué tan verdadero sería la apariencia de Jacob que a pesar de su joven edad, Isabella lo describió como una persona que aparentaría veintisiete años en Amanecer?

Demasiadas cosas a tener en cuenta ahora que me adentré. De todos modos, no permitiría la cercanía entre Jacob y mi hermana.

Ella podría estar todo lo entusiasmada que quisiera con el tema de los lobos y vampiros, pero no era el momento para que encarara ese mundo. Y así se lo hice saber, aunque intentó replicar que era injusto, al final prometió no presentarse en la tribu Quileute a buscar a los Black, hasta que se lo permitiera.

Primero necesitaba tantear ese lado del terreno, ya había tocado el de los vampiros y aún esperaba que se acercaran para hablar conmigo, ahora venía el de los cambiaforma. Quería descubrir si la familia Black recordaba a Emilia. A partir de allí, sabría cómo actuar.

Pero, en el momento en qué desperté, había algo que me molestaba.

La conciencia.

Cuando reconocí el hecho de que en verdad estaba en Crepúsculo y que tuve una especie de transmigración, no fue después de que hablé con Eliana que me pegó el remordimiento.

Esta familia Walker pensaba que quién había regresado era su verdadera hija. Porque otra cosa probable que no pensé en el día de ayer, fue que mi conciencia terminó en este cuerpo debido a que no estaba la original, gracias a ese ritual que llegaron a realizar los Walker a su hija.

Estuve dándole vueltas a ese hecho, pensé en los que se parecían a mis padres, como exudaban por los poros el amor a sus hijas, la preocupación latente que tenían al explicar por lo que sufrió su hija Emilia. Las muestras de cariño que me dedicaban con acciones y palabras pensando que era su verdadera Lia.

E incluso ese apodo, en mi realidad mis padres nunca pronunciaron el diminutivo de mi nombre. Nunca me molestó, pero no sabía que sería tan agradable de escuchar hasta que comencé a oírlo de sus labios. Por las memorias y los sentimientos que se acoplaban poco a poco en mi interior, sentí que la verdadera Emilia amaba mucho a su familia y el amor era recíproco.

«No puedes engañarlos Emilia».

Así que tomé una decisión después de pensarlo cuidadosamente al despertar. Les contaría que su verdadera hija no estaba. Era lo mínimo que podía hacer para no sentirme tan culpable.

Porque la culpa no terminaba solo en eso, el hecho de saber que todo pertenecía a una saga y que se debía seguir cierta historia, me carcomía. No podía decirles que su mundo estaba encerrado en unas cuantas páginas.

Saber que tu realidad no era tal como la conocías, podría ser un golpe fuerte. Por lo tanto, prefería darle un sufrimiento a su escala, a su realidad.

Desayunar con ellos, en un ambiente tan cálido y acogedor no hizo más que convencerme de que debía decirles.

Cuando los platos estaban relucientes y cada quien con el estómago lleno, me dispuse a llamar su atención antes de que se dispersaran por la casa a hacer sus actividades pensadas que mencionaron mientras comíamos. Había escuchado que papá Robin se iría a pescar con Charlie Swan y Billy Black. Mamá Vanessa a hacer voluntariado por un día en el hospital y Eliana se encerraría en su habitación a dibujar para terminar su cómic.

Di varios toquecitos a la mesa. De inmediato tres pares de ojos me prestaron su atención.

Alcé la mano para comenzar a hablar.

「 Tengo algo que comentarles. 」

Supe que hice la expresión deseada de que el asunto era importante y serio cuando papá Robin y mamá Vanessa intercambiaron una mirada que llegué a leer perfectamente: «¿Pasó algo que no me enteré?»

Eliana en cambio presentó un momentáneo pánico al agrandar sus ojos y cuando caminamos para la sala, se puso a la par mía.

Tuve que inclinarme un poco porque quería susurrar en mi oído. —No es lo que estoy pensando, ¿verdad?

Me erguí y la miré con una sonrisa tranquilizadora. Negué con la cabeza y sacudí suavemente su cabello. Los invité a sentarse en el sofá grande. Y yo me senté en el mueble verde individual, tal cual como la otra vez. La diferencia era que quién iba a portar unas explicaciones era yo.

—Siento un pequeño déja vù —mencionó mamá Vanessa para romper la tensión y frotó sus manos en los pantalones en una demostración de que estaba nerviosa con la citación.

—¿Qué es lo que sucede hija? —preguntó papá Robin con una ceja arqueada y una expresión llena de intriga.

Y allí fue cuando tomé el valor necesario de mover mis manos, cuando de sus labios salió la palabra 'hija'.

「 Hoy he estado pensando en esto. Ciertamente no he confesado porque al principio no caía en cuenta de lo que pasaba. 」 

Mis manos las movía con tranquilidad, simulando que estaba hablando con lentitud. Poco a poco ellos reflejaban el desconcierto en su cara cuando entendían las señas.

「 Pero ahora lo acepté, acepté que me encuentro en esta situación y ya no puedo ocultarlo. 」

Mamá Vanessa frunció el ceño claramente confundida. —Cielo, no estamos comprendiendo a qué te refieres.

Asentí.

「 Lo sé, me estoy yendo por las ramas para dar un contexto, una explicación de por qué antes no lo dije. 」

Papá Robin frotó su cabello castaño y suspiró. —Mi niña, mejor ve al punto —sugirió con voz apacible.

Presioné los labios por el mote. Ya me estaba acostumbrando a que me llamaran de muchas formas cariñosas, algo que no tenía en mi realidad.

「 Bien, debería empezar el tema desde el primer día en que llegué aquí, cuando supuestamente regresó Emilia después de los diecinueve días. 」

Eliana, que se había mantenido al margen como siempre cuando se trataba de conversaciones con muchas personas, frunció el ceño e involuntariamente preguntó—: ¿Por qué te refieres a ti misma en tercera persona?

Formé una mueca con una sonrisa plana.

「 Ese es el punto Eliana. 」

Les di unos segundos para que procesaran mis señas, esperando que entendieran por donde me estaba dirigiendo con lo poco que mostré. Papá Robin y mamá Vanessa se miraron con un brillo de entendimiento, pero fue Eliana quien exteriorizó la comprensión.

—¿Estás queriendo decir que no eres Emilia? —vaciló con la pregunta.

En mi mundo sonaría loco e impensable, pero estando en una novela de fantasía, cualquier locura podía ser viable.

«¡Vamos! Soy la mismísima prueba de ello. Y mucho más el hecho de que los humanos convivían entre vampiros y lobos sin saberlo. Esta cosa descabellada solo se unía al listado. Además, que ellos en primer lugar fueron los que realizaron ese ritual para Emilia y por eso estaba aquí. No les costaría creerme después de todo lo vivido con su hija».

Asentí para confirmar esa pregunta. Mamá Vanessa se cubrió la boca con los dedos y apoyó los codos en sus rodillas. Tenía escrito en toda la cara como se dividía entre creerme o no.

Aunque pensé que mamá Vanessa sería la primera en responder, lo hizo papá Robin.

—Pequeña, creo que necesitamos más información. ¿Cómo es eso de que no eres nuestra Emilia? —Él se mostró sereno en todo momento, a diferencia de mamá Vanessa y Eliana que permanecían calladas, pensando en profundidad. De mamá Vanessa fue que sacó Eliana su lado observador y quién pensaba dos veces las cosas. Pero de igual manera, papá Robin tenía una ligera sorpresa en sus ojos.

Era increíble el hecho de que pudiera reconocer casi sin pensar sus estados de ánimos. En mi realidad me costaba un poco hacerlo, pero suponía que se debía a las memorias que me llegaban.

Inhalé en profundidad y comencé a mover con calma las manos.

「 Provengo de… Otra parte. Estaba tranquila en mi habitación leyendo una novela, me fui a dormir y cuando desperté aquella vez, antes de irnos de New York, lo hice en este cuerpo. Tengo la teoría de que algo me pasó mientras dormía y como a su vez su hija no estaba, ocupé el cuerpo. 」

Papá Robin se disponía a hablar, porque lo vi a abrir la boca. Pero la voz que salió no fue la suya, fue la de mamá Vanessa.

—¿Cómo te llamas? —inquirió, mirándome con una expresión tranquila.

Movi mi dedos nerviosamente, porque habíamos llegado a la parte inexplicablemente extraña. Me dispuse a contestar. 

「 Emilia. 」

Los Walker fruncieron el ceño. Pero mamá Vanessa continuó—: ¿Apellido?

「 Walker. 」

Mamá Vanessa se levantó del sillón y colocó sus manos en las caderas. Tenía un rostro frustrado. —¿Acaso estás jugando con nosotros jovencita?

Me apresuré a mover las manos para no ponerla más nerviosa. 

「 Créame mamá Vanessa, para mi también es extraño todo esto. Pero donde yo estaba, mi cabello era corto, no tenía mi techo pintado, no me gustaban los origami. Ustedes se parecen a mi familia y no entiendo lo que está pasando. 」

Cuando terminé de decir esto último, mis labios ya estaban temblando y retenía las ganas de llorar. Sin embargo, una se escapó, siendo seguida por otras más.

Comencé a llorar silenciosamente porque tenía miedo. No sabía cómo había llegado a parar en una novela, no sabía si podía regresar. ¿Qué le pasó a la otra Emilia? Estaba bien por estos días porque simplemente lo pensaba, pero ahora que lo compartía con alguien más, me quebré.

Pronto sentí dos pares de brazos rodeándome en mis costados. Me di cuenta que tanto papá Robin como mamá Vanessa se sentaron en los apoyabrazos y me abrazaron dándome varias palmaditas. Y Eliana se agachó para colocar su cabecita en mis piernas. Siendo invadida por todos lados.

Sentir su calidez me hizo llorar más. Lloré porque había un pensamiento intrusivo de que no quería irme para sentir un poco más su cariño.

—Cielo, eres nuestra niña —murmuró mamá Vanessa en mi coronilla—. Él había comentado también que no importaba a donde fueras, volverías a los diecinueve días porque tú conciencia estaba enlazada con tu cuerpo. Probablemente estás confundida.

Limpié mis lágrimas para poder responder. Ellos me dieron espacio un poco y estuvieron atentos a mis manos.

「 Viví mis diecinueve años de donde era. Algo debió haber hecho mal porque terminé aquí y no su verdadera Emilia. 」

Eliana frunció el ceño al ver mis manos. Y luego me miró con sus iris avellanas que estaban cristalinos por aguantar las ganas de llorar. —¿Pasaron diecinueve años? —Fue una pregunta más para ella misma. Miró alternativamente a papá Robin y mamá Vanessa.

Papá Robin se inclinó para mirarme. —¿No deambulaste por diecinueve días?

Negué.

Mamá Vanessa contestó consternada. —¿Mi hija volvió a nacer?

Fruncí el ceño ante esa pregunta y me giré para responderla.

「 No, mamá Vanessa. Su hija probablemente sí deambuló los diecinueve días, pero quizás hubo un error en el regreso. 」

Sentí el toque de Eliana en mi rodilla. —¿Cómo explicas entonces que tengas el mismo nombre y apellido que nosotros, las similitudes con tu cuerpo y que nos parezcamos a tu supuesta familia?

「 ¡No lo sé! 」

Hice una expresión exasperada.

「 Pero tengo diferentes recuerdos a los que me llegan eventualmente de esta Emilia. Tal vez sean mundo paralelos. 」

—¿Cómo? ¿Dices que vienes de otra dimensión? —Eliana fruncía más el ceño.

Asentí.

「 Es la única explicación remotamente lógica en todo lo que pasa. El porqué tanta similitud entre esta realidad y la mía, pero a la misma vez existan diferencias. 」

Escuché a mamá Vanessa suspirar. —Me está dando migraña. No sé muy bien que creer, sigo pensando que eres mi niña Lia. Y así se va a quedar. —Se levantó y comenzó a caminar escaleras arriba.

Mordí mi labio inferior, mirando con un poco de ansiedad la espalda de mamá Vanessa.

«Tal vez la saturé de información».

Papá Robin se levantó también y acarició mi cabello. —Creo que algo no salió bien en aquel ritual. Lo mejor será esperar las respuestas con Él. Seguro sabrá lo que pasa.

Se alejó para seguir los pasos de su esposa, dejándonos en la sala a Eliana y a mi.

Ella me observó con su ojo crítico y asintió. —Noté desde el principio que algo no cuadraba contigo, pero lo asocié como consecuencia a lo que Él hizo. Probablemente sea verdad lo que dices, seas o no de otra dimensión, sigues siendo mi hermana. Estoy segura de ello. —Sonrió ampliamente y me abrazó por el cuello.

Las lágrimas que se habían detenido, se deslizaron con fuerza otra vez. Ella tenía razón, de una extraña forma, seguíamos siendo familia.

∘◦❁◦∘

Debo de admitir que me puse triste :( Espero no haber sido la única.

¿Teorías? :D

Pequeña explicación de algo, quizás lo mencione más adelante con la misma Emilia o no, pero bueno, Lia ahora añade el nombre de sus "padres" porque ya aceptó que no es de ese mundo. Antes no lo decía porque no caía en cuenta.

Lo digo por si se confunden en capítulos futuros, ya que ella los llamará así a partir de ahora.

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