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• Capítulo 8

Mordí la carne del pulgar con evidente nerviosismo. Estaba de pie, frente al ventanal de mi habitación, observando con atención el extenso bosque que se veía a unos cuantos metros de distancia.

En los últimos tres días me permití pensar en soledad hasta que a alguno de los Cullen decidiera que era el momento de buscar sus respuestas.

Pensar en profundidad.

Y haberlo hecho me cobró factura. Pero al menos llegué a una conclusión de lo que estaba pasando, al menos, a la que no parecía ser tan descabellada.

Estaba en Crepúsculo, era un hecho. Ya no podía negar que no me encontraba allí, ni poner como excusa el sueño lúcido. Vivía como una persona normal desde que había despertado en mi extraña habitación, comía, dormía, jugaba. El tiempo pasaba y yo con él.

Reconocerlo me puso con los pelos de punta. Y con cero ganas de salir de mi habitación, permanecí casi por completo encerrada los últimos días.

¿Pero cómo llegué a parar allí?

Bien, mi conclusión era esta.

Había muerto en mi mundo.

Una idea grotesca, pero quizá con sentido si lo meditaba.

¿Sabían de esas historias donde una chica al morir transmigra a la historia que casualmente se encontraba leyendo antes de que muriera?

De esas había leído muchas. Normalmente era la muerte el puente para transmigrar, pero también hubo otras donde simplemente al dormir o porque un tercero así lo quiso, se trasladaba a la historia.

Siendo sincera, desconocía en qué categoría me correspondía estar. Mis recuerdos de mi mundo con el pasar de los días, se iban deteriorando poco a poco y los suplantaba las memorias de este cuerpo.

Oh, ¿otra característica de las transmigradas? Mayormente lo hacen con una persona del libro que fue al menos mencionada entre líneas. Otra cuando se compartía el mismo nombre que el personaje. O directamente se tenía una relación por lo menos ambigua en el sentido familiar o conexión con algunos de los protagonistas.

¿Pero de dónde pintaba esta persona?

¿Quién era esta Emilia Walker que compartía mi mismo nombre y apellido?

Nunca se había mencionado en la historia de Crepúsculo.

Y lo más extraño y espeluznante de todo esto eran las similitudes con la familia de mi mundo. Como también las mismas circunstancias que diferían levemente con las que pasé con mi verdadero yo.

Esa era mi conclusión, había transmigrado al mundo de Crepúsculo porque era la saga que había estado leyendo en la última semana, y de algún modo terminé con el cuerpo de alguien más que tenía mi mismo nombre y apellido.

Sin embargo, no conforme con esa situación, ¿qué habilidad era esta que ahora percibía? Lo catalogué como habilidad porque realmente no sabía como llamarlo.

Era algo tenue, casi imperceptible si no me acercaba en demasía al individuo, se trataba de aquél aroma que reconocía cuando me encontraba cerca de ciertas personas.

¿Era algo ya de este cuerpo? Parecía que sí, porque tenía en mi memoria sucesos donde mi hermana intentaba asustarme, pero ya sabía de su cercanía por su olor a vainilla.

Bufé silenciosamente al recordar eso porque no por nada estaba en un libro de fantasía. Pero también me mordí el labio inferior cuando me despojé del pulgar y crucé mis brazos agarrando mis codos.

Había un aroma en concreto que me ponía inquieta de una manera extraña; el chocolate.

La primera vez que lo percibí en el auto donde nos llevó Isabella, reconocí de inmediato que no se trataba del dulce comestible. Era uno diferente y lo sabía instintivamente.

Y cuando identifiqué a quién le pertenecía ese delicioso aroma, me asusté. Allí presté la debida atención a lo que hacía, ¿cómo podían tener las personas esos aromas de manera natural? ¿Y por qué solo hasta ahora podía oler cinco aromas diferentes?

Lo había intentado con el resto de la familia Cullen, pero de ellos no percibía nada. Y lo más insólito, era que el chocolate se intensificaba mucho más, su aroma era mucho más intenso que el de mi familia o Isabella.

¿Qué significaba aquello?

Cada vez tenía más preguntas que respuestas, y la verdad era que no sabía dónde obtenerlas… Exceptuando a Él. Ese Él que había mencionado mis… padres cuando intentaron explicarme la situación.

Probablemente sería gracias a Él, que algunas preguntas serían contestadas. En una situación más pesimista, se acumularían las dudas.

También tenía dándole vueltas a aquella vez que observé el bosque… Si consideraba que me hallaba en el mundo de Crepúsculo, aquel instante en donde por un segundo llegué a vislumbrar unos ojos de animal, significaría que había visto a un cambiaformas.

No estaba totalmente segura, pero algo en mi interior me decía que se trataba de la tribu Quileute.

El sonido de la puerta ser abierta me desconcentró de tener la vista clavada de manera imperturbable a la ventana, al denso bosque.

Giré la cabeza ligeramente para encontrarme con el recibimiento de mi hermana, quien entraba con lentitud. Cerró la puerta con cuidado cuando ingresó completamente a la habitación.

Al girarse, frotando las palmas de sus manos en sus pantalones, me sonrió enormemente con su aura brillante, sus ojos desbordaban calidez hacia mi persona.

También me golpeó el aroma de vainilla cuando se colocó a mi costado, admirando conmigo lo que se extendía más allá de la ventana.

—¿Acaso viste algo interesante en el frondoso paisaje? —murmuró en un tono bajo, como si lo que hablaríamos sería un secreto. Sus pupilas se detenían con atención en aquel lugar, buscando detenidamente algo.

Sin embargo, debido a mi incapacidad para hablar, ella tenía que apartar la vista si quería recibir su respuesta.

Eliana todavía estaba en su etapa de crecimiento, y en vista de los recuerdos obtenidos, a pesar de su corta edad, era muy perspicaz con su toque de ingenuidad.

Un hecho muy diferente a la Eliana que conocía en mi mundo. Pero no me desagradó ver una faceta así de ella.

Acaricié su cabeza, la altura de Eli me llegaba hasta el pecho. Quizás en el futuro tendría mi mismo tamaño.

Alejé la mano para proceder a contestar.

「 Creí ver un animal salvaje. Pero creo que fue una ilusión. 」

No era una total mentira, pero tampoco quise contar mis sospechas de lo que había visto. No quería involucrar a Eliana en el mundo fantasioso, porque pronto se aproximarían los problemas fastidiosos.

Eliana me miró atentamente bajo sus dulces ojos avellanas, que parpadearon varias veces. Regresó la vista al ventanal y suspiró.

—Lia… —pronunció mi nombre en un tono de querer llamar mi atención.

Proferí un sonido parecido al que haces con la eme. Indicándole que la estaba escuchando.

—¿Has recordado las leyendas de la tribu Quileute? —preguntó con parsimonia, sin todavía girar la cabeza a verme.

Mis músculos se tensaron de inmediato y me puse fría casi al instante.

Inhalé profundamente para calmarme, no debía entrar en pánico. Era una inocente pregunta… ¿Verdad? Ella también había tenido la oportunidad de escuchar esas historias.

Pero la pregunta era, ¿cómo? Porque de las memorias no había ni un instante en el que ella estuviera cuando iba a la tribu. ¿Quizás todavía no recordaba esos momentos? A veces me frustaba que la información llegara con lentitud. Me hacía sentir que me estaba perdiendo parte de la historia.

Relamí mis labios y di un toquecito a su hombro para llamar su atención, ella giró la cabeza, sonriendo como si nada. 

「 ¿Las leyendas de los Quileute? 」

Eliana permaneció un momento en silencio, y luego asintió con la cabeza como si hubiera llegado a una resolución. —Probablemente si te hablo de ellas, las recuerdes. —Miró de nuevo a la ventana, queriendo perderse en el paisaje. Había adquirido una mirada nostálgica.

«Dios mío, ¿por qué mi pequeña hermana parece extrañar a alguien? ¡Tiene once años!»

Mi corazón comenzó a latir apresurado. Lo cual me reprochaba porque no debía dar ningún indicio de que estaba al borde de un colapso por la mera mención de las dichas leyendas. Saberlas sería una pista fundamental para reconocer a los cambiaformas y vampiros.

—La tribu Quileute es donde pertenece la familia Black, no sé si todavía los recuerdas, probablemente sí, porque yo lo hago. —Me echó una rápida mirada y sonrió, pero regresó la vista a la ventana. —Teníamos amigos comunes en esa familia, más tuyos que míos por supuesto, pero todavía los recuerdo ya que a donde tú ibas, también iba yo. —Sonrió ampliamente y se cruzó de brazos. —Llegué a escuchar sus historias, las leyendas que eran transmitidas de generación en generación, fantasiosas para algunos, pero reales para ellos. Son muy interesantes —comentó con emoción—. Hablaban sobre los guerreros espirituales con la capacidad de cambiar a un animal. El que es llamado lobo. La primera vez que lo que escuché, era muy pequeña y a mis oídos era una divertida historia. O eso es lo que él pretendía que fuera para mí.

Tragué en seco duramente. Mis manos temblaron levemente. Tenía miedo de preguntar si creía en esas leyendas, pero antes de que pudiera hacer esa vital pregunta, la palabra él de sus labios, capturó mi atención.

Eliana giró la cabeza hacia mi cuando llamé su atención con el toquecito.

「 ¿Quién es él? 」

Demandé, aunque no lo podía decir con el tono apropiado que quería, transmití el sentimiento con mi mirada seria.

—Oh, Jake. Jacob Black.

A pesar de que no debía sorprenderme, lo hacía. Elevé mis cejas por la mención de ese nombre en particular.

Vamos, era mi favorito a pesar de que sus acciones eran cuestionables a partir de Eclipse.

「 ¿Él te contó las leyendas? ¿Cuándo? ¿En qué momento? Recuerdo haber ido a la tribu, pero tú no ibas conmigo porque mamá no lo permitía. 」

Eliana entreabrió los labios y por un momento la vi ponerse pálida. Pareció caer en cuenta de algo. Se rascó con el dedo índice un lado de la mejilla y me miró tímidamente con gesto culpable.

—Es verdad que nunca he ido, fue en una oportunidad cuando los Black vinieron a cenar con nosotros. Pasó… —dudó un momento y frunció el ceño—. Algo. Terminé llorando y en ese momento me topé con Jake, me contó las historias para que me calmara.

Fruncí el ceño al intentar recordar ese momento. Y gradualmente lo hice, la cena era cierta, llegó un punto en el que Eliana había desaparecido porque dijo que no se sentía bien. Sin embargo, la Emilia de este cuerpo no le prestó mucha atención y continuó escuchando las conversaciones de los adultos y las hermanas de Jacob.

Probablemente en esa distracción fue que Jacob se escabulló y terminó encontrándose con Eliana.

Me agarré la sien y cerré los ojos.

«Cuando no de Jacob, contando de las leyendas como si nada. No lo culpo, pero es de lengua suelta. ¡Si en Crepúsculo gracias a su broma clavada de que Edward y su familia eran vampiros, Isabella llegó a la verdad!»

El temor se acrecentó al pensar en ello. Las leyendas de los Quileutes también mencionaban a los vampiros como los fríos.

¿Le habrá contado Jacob también sobre ellos?

「 ¿Te dijo algo más, Eli? 」

Por un momento agradecí el hecho de no poder hablar. Así ella no se daría cuenta de la ansiedad que me carcomía. Daba la suerte de que sabía manejar mis expresiones cuando lo requería.

Me observó en silencio por un segundo, se giró de cuerpo completo hacia mí, todavía con los brazos cruzados. Tenía su cabello recogido en dos colitas que caían sobre sus hombros, haciéndola lucir tierna e infantil con sus overoles.

Entonces sonrió. Y antes de que pudiera contestar a la pregunta, supe que ella sabía todo. Mi hermana a pesar de su corta edad, tenía una astucia, perspicacia e inteligencia que era envidiable.

—¿Tú también crees en la leyenda, Lia? —contraatacó con otra pregunta. Su linda sonrisa afloraba su ternura e inocencia, camuflando el ambiente del tema serio que estábamos por tratar.

Pero por las dudas, fingí no entender.

「 Son historias fantasiosas Eli, creadas para entretener. 」

Ella negó con la cabeza e hizo un pequeño puchero. —No te hagas Lia, sé que también lo sabes. ¡Fuiste a la tribu! Si Jake me lo contó personalmente sin estar allí, estoy segura de que allí lo relataron mucho mejor.

Entre las memorias del pasado que le pertenecían a la Emilia anterior y otros nuevos que llegaban. Concordaba con el hecho de que en la tribu sí las llegó a escuchar personalmente, la cuestión era que tanto la Emilia original como Jacob, no creían en lo que escuchaban.

Así que siguendo con ese hilo, quise tirar por ese lado. Asentí y procedí a hablar con las manos. 

「 Sí, el papá de Jacob relataba con mucha emoción esas historias, pero no creía ni creo en ellas. Incluso el mismo Jacob tampoco lo hacía y es su hijo. Estoy segura que él te lo dijo. 」

«Aunque ahora él mismo sea lo que tanto negaba».

Eliana acentuó su puchero y arrugó el ceño con profundidad. —Sí lo dijo. Él no cree en sus propias leyendas.

「 Entonces no le des más vueltas. 」

Eliana se descruzó y apretó los puños a los costados de su cuerpo. —¡Pero incluso en aquel entonces le dije que se equivocaba! Y lo reafirmo ahora, son reales —reiteró con obstinación.

「 Eli, que tú creas que son reales, no lo hace real. 」

«Ay mi niña, cuánta razón tienes, pero es mejor que no estés involucrada en lo sobrenatural».

Eliana infló sus mejillas y me miró con severidad. —Creí y seguiré creyendo porque el novio de Bella es un vampiro.

Casi se me bajó la presión de golpe al escuchar esa afirmación.

Me las ingenié para que mi cara no delatara la conmoción que sentía. E hice la mejor expresión de confusión.

「 ¿Qué? ¿De qué hablas Eli? ¿Estás leyendo otra vez? 」

Eliana cerró los ojos y suspiró. Al abrirlos, me miró con una pequeña sonrisa de labios apretados. —También escuchaste de los enemigos naturales de los guerreros espirituales, lo apodaron los fríos. Las características que se mencionan concuerda a la perfección con la familia Cullen. Vamos Lia, ¿no me dirás que de verdad sus iris son reales, entre otras cosas?

「 Usarán lentillas familiar. Puede ser una moda. 」

Eli negó con la cabeza. —Me di cuenta la vez que fuimos al almuerzo. Sabes que no soy tonta, soy muy observadora. Te exaltaste cuando me hice un pequeño corte, cosa extraña porque antes he tenido peores golpes y no reaccionabas así. Saqué mis propias conclusiones y supe que ya lo sabías. —Alzó la mano y comenzó a enumerar con sus dedos—: Su baja temperatura, su piel que es extremadamente pálida, sus iris inexplicablemente dorados... Aunque no me explico porqué, deberían ser rojos —murmuró esto último para sí misma, pero lo llegué a escuchar—, la belleza perfecta que se cargan, no comen comida de humanos. Es muy evidente, Lia —finalizó con una mirada que creía firmemente lo que decía.

«¿Mi pequeña hermana en serio tiene once años y me está diciendo todo esto? Si tan solo ayer la escuché emocionada en la sala de abajo porque papá le consiguió unas películas de Barbie para ver».

Dejé escapar el aire y me apoyé en el marco del ventanal. Podía pensar que ellos no eran mi verdadera familia, pero se ganaron mi aprecio en pocos días gracias a las memorias que obtuve. También sentía una conexión con ellos que nunca sentí con mi verdadera familia.

No quería involucrarla en este mundo. ¡Yo tampoco quería involucrarme en la historia de Crepúsculo!

「 Diga lo que diga, no cambiarás de parecer. 」

Terminé enfrentando otra realidad.

—Estás en lo correcto hermana mayor. —Se acercó a mí y me rodeó con sus brazos. Apoyando su mejilla en mi pecho. No tardé en rodearla y descansar mi mejilla en su coronilla. —Estoy segura de que estarás pensando que podría correr un peligro si lo sé. Ahora te digo hermana, que no tienes de qué preocuparte, de mi boca no saldrá nada ni tampoco pienso provocar a los vampiros, además, ellos no me interesan. Si ellos son reales, entonces prefiero conocer a los lobos —confesó en un murmullo con emoción contenida.

Inevitablemente una sonrisa amplia se ensanchó en mi boca. A pesar de que sentía preocupación por todo lo que estaba pasando, el entusiasmo de Eliana me divertía.

Al menos teníamos en común nuestra preferencia por los lobos.

∘◦❁◦∘

Eso último no le gustó al Eduardo jajajajaj.

En fin, mucha información para procesar, ya lo dije, pero Eliana me da miedo. Se las sabe todas jajaja. ¿Ahora tenemos una especie de aliada?

¿Teorías?

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