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• Capítulo 3

{Estaba escribiendo rigurosamente en una hoja fina, sobre la mesa de mi escritorio. Hice un punto final al párrafo y suspiré satisfecha.

Recosté la espalda en la silla giratoria y masajeé mi cuello.

Agarré con cuidado el papel y lo alcé a la altura de mis ojos para repasar lo que escribí.

«Los extraño a todos. No saben cuanto, creí que este año volveríamos a Fork, pero surgió otro problema que nos impide ir. Es extraño, desde el año pasado pasan cosas raras que nos imposibilita la forma de ir para allá, no sé si es mi imaginación, pero así lo siento. 

Intenté convencer a papá que me dejara ir sola hasta ustedes, pero se negó rotundamente porque apenas tengo diecisiete años y no quería ponerles una carga a ustedes.

¡Puff! ¡Por favor! Desde que tengo uso de razón, siempre hemos estado juntos, tanto ustedes como la otra familia. Aunque ella dejó de venir en vacaciones después de un tiempo. Creo recordar que sus padres se divorciaron y se quedó con su madre en California. No venía mucho porque odiaba el clima del pueblo.

De lo que se pierde, después de estar acostumbrada a un sol y calor sofocante, un pueblo como es Forks te es agradable para despejarte de la rutina.

En fin, el punto es: Los extraño muchísimo, me hicieron mucha falta el año pasado, tenía tantas cosas que contarles. Los meses de vacaciones eran MIS meses de vacaciones para pasarla bien con ustedes y divertirnos. Los esperaba con ansias porque con las cartas no era lo mismo.

Estaré esperando sus respuestas. Aunque esto de hablar una vez por semana es un fastidio. Maldigo el día en que decidimos hacer esa tonta promesa de comunicarnos solamente por cartas.

¿Quién fue de la tonta idea? ¿Fueron las hermanas ReRe verdad?

Eliana también los extraña, sobre todo a ti estúpido. No sé qué le hiciste, pero se siente muy apegada a ti y casi siempre pregunta cómo estás y qué has estado haciendo.

Intenta mandarle una carta aparte para que se desmaye de la emoción. No se lo va a esperar (risa malévola).

Con la esperanza a flote de que el año que viene sí podremos vernos, se despide su buena amiga Emilia Walker.»}

Arrugué el entrecejo e intenté soltar un bufido. Ya que eso era lo único que podía proferir mi boca, sonidos un poco raros.

Elevé una mano y me la llevé a la frente para mitigar el leve dolor de cabeza. Después sentí las manos suaves de mamá y abrí los ojos, encontrándome con los suyos verdosos que estaban preocupados.

—Emilia, despertaste, qué bueno. ¿Te sientes mal? —Acomodó mis mechones y me los apartó de la cara. Parpadeé para volver a estabilizarme en el centro del eje. ¿Qué había pasado?

Me incorporé en lo que noté era el blando colchón de mi habitación. Mamá me ayudó, quedándome ahora sentada en la cama.

「 ¿Qué pasó? 」

La escuché suspirar y acarició mi cabeza. —Tuviste un desmayo. Dime Lia, ¿te sientes mal? —volvió a inquirir preocupada.

Negué con la cabeza. 

「 Solo siento un leve mareo. 」

Ella asintió. —Si, creo que él dijo que sería normal una vez que regresaras. Aún así, dime si te sientes peor, ¿sí? Te traeré una pastilla para el dolor.

La agarré del brazo antes de que se incorporara. 

「 ¿Por qué es normal? 」

Mamá transformó su expresión a una conciliadora. —Él dijo que una vez te explicara la situación, empezarías a recordar las memorias de tu vida aquí. Y eso provocaría jaquecas o un desmayo por la impresión. —Frunció el ceño de forma molesta. —Aunque creo que fui muy abrupta, debí empezar suave —se regañó así misma.

Mordí mi labio inferior. ¿Me desmayé en mi propio sueño? ¿Eso era posible? Su expresión se suavizó y volvió a acariciar mi mejilla, se levantó de la cama para caminar a la puerta y buscar la dichosa pastilla.

Cuando desapareció su cuerpo. Me acosté de nuevo y tapé mi rostro con las manos. Cada vez estaba entendiendo menos lo que sucedía.

«¡Despierta Emilia real! Ya no quiero seguir viendo este sueño».

Aparté las manos y observé el techo que tenía colgado origamis en formas de estrellas, aves y corazones. Mierda, otro matiz. Nunca me interesó el origami.

Pero como si hubiera desbloqueado una memoria oculta o ajena, me vi a mi misma recordando cuando yo hacía cada uno de ellos en compañía de Eliana. Lo contenta que me sentía al formar uno por uno y los terminaba colgando con un aire satisfecho.

E incluso se me arremolinó el conocimiento de distintas formas de origami por hacer y me asustó el hecho de sentirme atraída debido a esa actividad.

¡¿Qué diablos pasaba?!

Me incorporé hasta dirigirme a la ventana donde todavía se veía que el día no terminaba. Observé la inmensidad del bosque, se percibía tenuamente obscuros por las sombras de la copa de los árboles. Agarré los bordes del marco y presioné la frente en el vidrio. Cerré los ojos y pensé nuevamente en las palabras de mamá.

«¿Quién es él? ¿Por qué no dicen su nombre? ¿A qué se refería con mi vida aquí?»

Para ese punto no sabía si asustarme por los acontecimientos que sentía tan reales. ¡¿La mente era tan capaz de hacer algo así?! ¿De recrear cosas hasta el más mínimo detalle? Sabía que la mente era poderosa, ¡pero yo no era tan habilidosa! Solo me centraba en las cosas importantes, ¿qué tan relevante sería haber notado antes que había motas de polvos en varios rincones de mi cuarto? Incluso en varias partes de la casa.

Y un hecho más escalofriante, ¿qué fue ese fugaz momento que soñé antes de despertar? Me veía a mí misma escribiendo aquella carta en la habitación de New York, tenía entonces diecisiete años. No recordaba a quién se la estaba mandando. ¿Se refería esto mamá de que empezaría a recordar mis memorias?

«No seas tonta Emilia, no es real, así que no les des tanta vueltas. Tienes una mente muy creativa».

Suspiré y abrí los ojos, enfocándome de nuevo en la densa naturaleza que se desarrollaba detrás de la casa. Pero me paralicé cuando mis pupilas conectaron entre las sombras con unos ojos de animal y percibí el movimiento rápido de ocultamiento que en otro parpadeo ya no estaba.

Fue un segundo. Tan rápido, pero sabía que mi mente no me había jugado una broma. Di varios pasos hacia atrás, alejándome de la ventana.

Lo vi. Claramente fue un animal… Enorme.

Parpadeé varias veces y tragué saliva. 

«¿Ahora qué intentas crear estúpida mente?»

—Emilia, aquí tienes.

Di un pequeño sobresalto que disparó mi corazón al escuchar la voz de mamá. Coloqué mi mano en el pecho y respiré profundo. Giré la cabeza para verla y traía en su mano un vaso con agua y en la otra la pastilla. Su expresión denotó que no era su intención asustarme.

「 Gracias. 」

Señalé con una mano y agarré lo que trajo. Puse de manera temblorosa la pastilla en mi lengua y bebí rápidamente para que no quedara en mi paladar el gusto amargo del medicamento.

Mamá me regaló una sonrisa y dio otras de sus caricias maternales en mi cabello. Pronto su expresión se transformó como si recordara algo.

—Cierto, avisé a Charlie que regresamos por fin al pueblo hoy. Se emocionó con la noticia, nos dijo que nos había extrañado y que esperaba verlas pronto. Que seguramente Bella estará también contenta de volver a verte. Es probable que mañana venga ella a buscarte.

Fruncí el ceño ante las menciones de esos dos nombres tan ridículamente conocidos.

「 ¿Quienes son ellos? 」

Intenté preguntar cómo pude aún con el vaso en mano.

Ella se llevó una mano a la boca y me miró con tristeza. —Cierto cariño, probablemente todavía no te llegan las memorias de ellos. Son la familia Swan, Charlie es el jefe de policía del pueblo, e Isabella es su hija, que según me contó, vino a vivir con él desde hace un año más o menos. Está contento con esa decisión. Somos muy unidos desde que empezamos a vacacionar aquí.

Y lo único que procesé fue el apellido Swan. ¿Charlie e Isabella Swan? Sin querer, el vaso se resbaló de mi mano, provocando que el agua restante salpicara, pero por suerte el vidrio no se quebrara.

Mamá dio un respingón del susto y escuché llamarme de manera sorprendida. Reaccioné de manera mecánica y pedí disculpas con la mano. Me agaché a recojer el vaso.

—¡Lia! ¿Qué pasó? —Mamá me quitó el vaso de las manos y me agarró de la mejilla para examinarme de manera preocupada.

Negué varias veces con la cabeza y aparté su mano. Contesté con un simple:

「 No es nada, es que me asaltó los recuerdos y me sorprendieron. 」

No fue una mentira. Pero más que sorprendida, estaba conmocionada.

La expresión de mamá se suavizó. —Oh Emilia, ¿qué tal si descansas hoy? Bajas a cenar en cuanto esté lista y luego podrás ir a la cama. Creo que fueron muchas emociones por hoy.

Asentí con ese plan simplemente porque quería que se fuera. Quería estar sola para pensar en paz. Mamá se inclinó y posó en mi frente un delicado beso en gesto maternal. Sonrió y comenzó a caminar hacia atrás, cerrando poco a poco la puerta con suavidad.

Suspiré y elevé una mano a la sien. Tenía como un millón de interrogantes. Giré la cabeza rápidamente y clavé la vista en la ventana. No había rastro de lo que observé antes.

Quizás…

Aparté la vista y me senté en el borde de la cama para apoyar los codos en las rodillas. En un día recibí mucha información de diferentes temas.

Creo que haber leído la saca crepúsculo me estaba cobrando factura. ¿Qué otra lógica tenía de que mi mente ahora hubiera metido los nombres de esos personajes?

Y sin resaltar el hecho de que cuando mamá dijo en voz alta sus nombres, a mi mente llegaron imágenes dispersas y distintas de conmigo conviviendo con ellos, sabía que eran los nombrados porque mi interior los reconocía. E incluso las apariencias que marcaban en los libros y ayudado con las películas tenían similitudes con ellos.

Sin embargo, en mi memoria resaltó una en específico de la niñez, me encontraba junto a una niña un año menor que yo, lo sabía. De melena castaña y facciones añiñadas. Piel pálida y mejillas un poco menos regordetas que las mías. Según mi recuerdo, teníamos siete y ocho años. Jugábamos en lo que recordaba era su casa, fingiendo estar en una merienda bebiendo del té al estilo londinense. Luego aparecía Charlie sonriendo, uniéndose a nosotras.

Agarré el flequillo entre mis dedos, porque a pesar de que quería creer que ese recuerdo fue producto de mi imaginación, lo sentía tan real y mío, que me asusté.

No podía estar considerando el hecho de estar en crepúsculo… No. Sería totalmente loco e imposible. Más razonable sería que estuviera soñando sobre ellos. ¿Por qué siquiera pensé en eso?

Una idea me vino a la cabeza. Decían que si sentía dolor, entonces todo era real. Aunque era relativo, podía funcionar para despertar.

Giré en la misma cama y observé la pared. Formé una mano en puño y alcé poco a poco el brazo. Con todas mis fuerzas la dirigí sin retraimiento y mis nudillos chocaron provocando un sonido hueco.

Agarré mi mano en cuanto el dolor se hizo presente y proferí un sonido ahogado. Mis nudillos comenzaron a palpitar y pequeñas lágrimas empezaron a escapar de las esquinas de mis ojos.

«¿Qué significa esto? Esto… Esto no puede ser real. Es… es… ¡Es un sueño lúcido! Sí, eso, por eso me dolió, un sueño lúcido!»

Caí de costado en la cama, repitiendo esas palabras en mi mente cada vez que sentía el punzante dolor en mi mano.

∘◦❁◦∘

Jeje, tengan más teorías. No sé si lo sienten igual que yo, pero en mi cabeza todo es mucho más silencioso gracias a Emilia jajaja.

¿Hasta ahora qué piensan?

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