Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

• Capítulo 10

Me balanceé sobre el banco columpio que estaba al frente en el porche. Me encontraba sola en la casa porque así lo decidí. Mamá Vanessa fue a hacer el voluntariado que no pudo realizar el día anterior. Y papá Robin salió con Eliana a Port Angeles a comprarle útiles de coloreo profesionales porque los suyos ya se habían desgastado.

Aunque me invitaron, no quise ir, la razón era evidente. Quería darnos un espacio después de todo lo comentado. Implícitamente hicimos un acuerdo mutuo de no volverlo a mencionar y hacer como si no hubiera pasado, porque en la mañana cuando desayunamos, el trato fue igual como en los últimos días.

Por la carita de Eliana que noté tanto ayer como hoy, se estaba conteniendo de atiborrearme de preguntas para saber todo sobre la “otra” dimensión.

Pero parecía haberse impuesto así misma no dar ese paso. Ayer, después de ese abrazo, se retiró a su habitación diciendo que me daría un tiempo a solas. Lo cual agradecí porque lo necesitaba.

De todos modos, aunque la Eliana de aquí actuaba diferente a la que recordaba en mi mundo, ya la conocía con certeza por las memorias y notaba las enormes ganas que tenía, pero por respeto a mí, tomaba distancia y aparentaba normalidad.

Debería decir que este tema lo tomó con más normalidad y madurez, que con la plática de los fenómenos sobrenaturales que abundaban en Forks.

Era evidente que le hacía más ilusión saber la existencia de seres fantasiosos como lo que eran los vampiros y lobos.

Aseguró que a pesar de que le caía bien los Cullen por la impresión que le dejaron, su corazón estaba con los lobos que todavía no presenciaba.

Aunque no era de aquí, no podía evitar preocuparme por la seguridad de Eliana. De verdad no quería verla arrastrada a este mundo. Ni a ella ni a los Walker, pero lamentablemente eso no lo controlaba.

Inadvertidamente esta familia ya estaba ligada por los Quileute, así que tarde o temprano en algún punto volverían a conectar.

Solo era cuestión de tiempo.

Ahora teniendo este problema medianamente resuelto, me intrigaba el otro punto. La explicación tardía que todavía no le daba a los Cullen. Para este momento hasta pensaría que se olvidaron de mí.

«Ojalá».

También evitaba pensar en otros sucesos extraños, como el hecho del aroma ligero que desprendían ciertas personas, todavía no le hallaba una respuesta lógica a eso ni la razón del porqué eso pasaba.

«Tal vez debería comunicárselo a Eliana».

Una ligera brisa sondeó por el ambiente, moviendo de un lado a otro los altos árboles y mi cabello, entorné los ojos hasta el punto de casi cerrarlos y froté mis brazos por el pequeño estremecimiento.

Alcé mis manos para colocar la capucha de la sudadera y las guardé en el bolsillo. Había una paz en el sitio que podría adormecerme con el solo balanceo y el suave viento.

Una paz que fue interrumpida cuando el motor de un auto hizo eco a unos metros de distancia.

Parpadeé varias veces y espabilé, colocándome recta en el sitio al ver la camioneta roja de Isabella Swan estacionarse en el frente de mi casa.

«Mierda, Isabella, me había olvidado de ella».

Desde aquella vez que nos separamos, no hubo comunicación entre nosotras. No me buscó y yo no la busqué, porque así soy.

Si Isabella le tuvo aprecio a la Emilia original en algún punto de su historia, probablemente se extinguió por la discusión que mantuvimos. Creo que cualquier cosa que se convirtiera en un incordio para ella y su relación, iba directamente a su lista negra de enemigos.

Se bajó de la camioneta, con su típica vestimenta, unos pantalones vaqueros a la par de sus vans y una camisa a cuadros de color roja y negra. Tenía el cabello en esta ocasión recogido en un moño alto con algunos mechones sueltos a los lados de su cara.

No me apresuré en levantarme, la esperé con paciencia sentada desde mi banca. Por un lado sería frustrante simplemente escucharla y no responderle de algún modo, ya que mi aparato especial estaba dejado en el escritorio de mi habitación.

Se acercó y su rostro estaba inexpresivo, aunque por mis dotes adquiridos de aprendizaje en el arte corporal, destilaba un desprecio sutil. No sabía muy bien si estaba dirigido hacia mí o una situación la puso así.

—Emilia —pronunció en un tono afable.

Asentí en respuesta.

—¿No tienes el aparato a la mano? —Sus ojos escanearon a mi alrededor sin esperar mi respuesta. Pero aún así negué con la cabeza.

Viendo que no tenía el aparato, asintió e hizo una mueca. —¿Podemos dar un paseo? Quiero hablar contigo. —Su expresión se volvió nerviosa y preocupada.

Fruncí ligeramente el ceño ante este cambio y actitud inesperada. Me esperaba más que volviera a amenazarme sutilmente de mantener distancia de ellos. Pero no pensé mucho en ello porque por naturaleza Isabella era bondadosa. Quizá pensó mejor las cosas y se dio cuenta que no tenía que preocuparse por Emilia, y aunque ella no lo sabía, tampoco de mí.

Si buscábamos el positivimos en todo esto, claro.

Asentí nuevamente y me coloqué de pie. No me molesté en buscar mis llaves, teléfono o aparato porque sabía que a la vuelta ya estaría alguien en la casa. Además, no traer el aparato sería una excusa para no tener que hablar con Isabella.

Vamos, que mucha ganas no tenía de lidiar con ella por las cosas que estaban pasando.

La primera vez que leí la saga, Isabella me pareció agradable, no veía nada malo en su personalidad ni mucho menos en su historia de amor. 

Hasta que crecí y releí su historia. Lo que antes no veía por no tener la madurez necesaria, lo empecé a ver con otros ojos.

Comencé a tachar actos y situaciones en la novela que me me parecieron hilarantes. ¿Un tipo que recién conoces se comporta raro a tu alrededor queriendo alejarse de ti sin que le hayas hecho nada aún? Averigüemos la razón y lo molestamos hasta que nos haga caso porque es guapo… ¡No! ¡Lo ignoras simplemente! Pero claro, si Isabella fuera normal, no tendríamos la historia conocida.

Otra, ¿después de pasar ciertas situaciones en el primer libro en las que casi te mueres, ahora por un corte de papel, ahí es cuando decide el otro reconsiderar la idea de alejarse de la persona que ama, en vez de afrontar los problemas juntos? Isabella se lastimó más por la sobre reacción de Edward si vamos al caso.

Y mi favorita, a raíz de eso, ¿colocarse depresiva por una relación terminada donde no se te tuvo consideración? Entendía lo de estar triste por una relación unos meses, pero no tirabas por la borda tu vida, mucho menos ignorabas a tu familia. Y la guinda del pastel, cometiendo actos suicidas solo para ver al que te abandonó. En Luna nueva sentía lástima de Charlie.

¡Oh! Y el comodín, ¡aceptar al susodicho que te abandonó como si nada!

Todo esto sin entrar en detalle sobre la dependencia de Isabella por Edward y la insana ganas de él sobre controlarla y medio acosarla.

Entre otras cosas.

En fin, dejé de pensar en ello cuando cerré la puerta de la camioneta.

Isabella arrancó la camioneta sin decir nada. Bien, esto se estaba tornando raro. Después de unos minutos fue que se dignó a abrir la boca.

—Allí hay unos papeles y lápiz si deseas decir algo. —Señaló con la barbilla a la encimera que estaba al frente de mí.

Suspirando, agarré esas dos cosas porque estaba segura que habría una ocasión en la que tuviera que responderle.

Como justo ahora. 

[ ¿A dónde vamos? ]

Me ponía un poco de los nervios que Isabella desviara brevemente la atención de la calle solo para leer.

Ya me estaba arrepintiendo de venir. ¡Debí traer el aparato! ¡Ella atrae los accidentes y problemas! No estaba a salvo a su lado.

Eso sería lo único que preguntaría para que leyera. No me arriesgaría a tener un accidente de auto.

Dejé el papel y lápiz en mi regazo con la intención de no volverlo a tocar. Ella concentró su atención en la carretera, cómo debía ser.

—Quiero mostrarte varios lugares importantes para mí —comenzó a hablar.

Mordí mi labio inferior. Empecé a sospechar qué tipos de lugares serían esos, lo cual no me agradaba mucho la idea. Intentaba ignorar mi niña interior porque iba a ver con mis propios ojos los lugares donde se llevaron escenas relevantes de la novela. Era muy diferente a cuando los visité en mi mundo.

¡Casi chillé cuando vi la casa de los Cullen! Aunque logré suprimirlo para que nadie se diera cuenta. Pero estaba segura que Jasper habría sentido mi excitación al pisar el lugar.

—Lo pensé bien estos días… Hice una reacción exagerada porque estaba un poco asustada… —confesó en un tono tímido.

«¿Asustada de qué? ¿Te sentiste intimidada porque alguien más sabía el secreto de lo sobrenatural? ¿Por qué ya no serías la única humana en saberlo y se desviaría la atención de ti?»

—Si algo pasa, los Cullen se irán de inmediato y yo… —dejó la oración sin terminar.

«¿Qué? ¿Tú qué? ¿Por qué presiento que dirías que no estás lista para partir aún? Porque recuerdo muy bien que no dudaste dos veces en irte cuando pasó lo de James».

Suspiró y recobró la compostura. —Solo entré en crisis porque estaba protegiendo a mi familia. —Noté que apretó el volante, tornándose sus nudillos en blanco. —Pero ahora estoy calmada y vine a pedirte disculpas por como actué. Es por eso que quería mostrarte este primer lugar, sé que todavía no has hablado con los Cullen, así que antes de eso, quería explicarte nuestra historia.

«La conozco bien, gracias».

Cuando sentí la camioneta detenerse, me percaté en donde estábamos. Era el instituto, donde todo comenzó. Isabella apagó la camioneta, pero no hizo amago de bajar, nos quedamos en los asientos, admirando la estructura del edificio que en este momento se encontraba solitario, era fin de semana.

—Si soy sincera, no estaba entusiasmada con la idea de venir, no me gustaba el clima de Forks… —Arrugó el entrecejo, quedándose pensativa unos segundos.

«Según las memorias de Emilia, dejaste de venir cuando cumpliste quince más o menos».

Mi mirada estaba puesta en su rostro, que seguía clavada en el instituto.

—La verdad, recuerdo que no iba a venir, estaba por convencer a Renée de que ella podía irse sin problemas con su esposo, pero… —Frunció más el ceño. —Al final no lo hice, creo que lo acepté después de pensarlo bien, así pasaría tiempo con papá que no lo veía desde hace mucho.

Ladeé la cabeza con verdadera curiosidad. ¿Isabella estaba en contra de venir? No recuerdo muy bien el comienzo de Crepúsculo en el libro.

Pronto su frente se alisó, despojándose del ceño arrugado y reemplazándolo por una sonrisa pequeña.

—Pero mudarme a Forks fue la mejor decisión de mi vida. Fue aquí, en el instituto donde todo cambió… —Ella me miró por fin y sonrió tímidamente. —Conocí a los Cullen y sobre todo a Edward, él me llamó la atención desde el primer momento en que lo vi. Tuvimos nuestras diferencias en el primer encuentro porque mi sangre era una tortura para él.

«Claro, eres su Tua cantante».

—Pero supimos superarlo y nos acercamos más en un tira y afloja, porque él huía de mí y yo iba tras él. Averigüé su secreto gracias a… Jacob. Me ayudó a confirmar mis teorías y lo enfrenté.

«Un poco borchonoso ese enfrentamiento, déjame decirte».

—Después de eso, al final nos hicimos pareja. Pasamos tiempo juntos y me presentó oficialmente a su familia. —Comenzó a prender la camioneta y la puso en marcha.

«¡Uy! ¡Ese momento! Edward fue un desconsiderado al decir que ya había comido. También habría roto varios platos como Rosalie con ese fiasco».

El silencio nos inundó brevemente y a juzgar por el camino que tomábamos, me imaginé cuál sería el siguiente lugar.

La pradera donde jugaron béisbol.

Y efectivamente fue ese lugar, Isabella apagó la camioneta y nuevamente vimos al extenso terreno desolado. Como otros días en Forks, el día estaba parcialmente nublado.

—Aquí fue nuestro primer evento como familia, un día de tormenta para jugar béisbol con vampiros. Fue alucinante verlos en acción, siendo tan rápidos y ágiles.

Ella estaba perdida en sus pensamientos. Al igual que yo.

«Aquí también aparecieron los lobos cuando Isabella estuvo en un cara a cara con Laurent».

—Pero también marcó una crisis, un grupo de nómadas vampiros nos oyeron y se acercaron. Fueron tres, Laurent, James y Victoria. Fue mi primera vez en ver a vampiros tan diferentes a los Cullen, sus ojos eran completamente rojos. —Giró la cabeza y me miró de forma neutral.

«¡Victoria! Hablando de esa pelirroja también, ¿dónde estaría ahora? ¿En Seattle? ¿Ya habrá encontrado a Riley?»

Una pequeña ansiedad me embargó, una punzada de culpabilidad también de saber cosas que pasarían y no decir nada. ¿El peso de aquellas personas que morirían en manos de Riley y Victoria caería sobre mis hombros?

Pensé en aquella joven, del libro "La segunda vida de Bree Tanner".

—James era un cazador y olió mi sangre. Le pareció divertido la reacción de Edward y de todos al querer protegerme, aumentando las ganas de cazarme —suspiró y encendió de nuevo la camioneta sin ponerlo en marcha aún—. Para ahorrarte los detalles, al final lo enfrenté por mi cuenta porque caí en su trampa, me mordió. —Me mostró su muñeca, señalando una cicatriz con forma de medialuna, una mordida que sería imperceptible si no te acercabas y mirabas con atención. Ahora sí puso la camioneta en marcha. —Pero Edward pudo absorber la ponzoña, el veneno. Y por eso no me convertí.

«Me encanta como ahorras detalles que ya sé y el hecho que hayas resumido gran parte de Crepúsculo».

El tercer lugar no sabía muy bien cuál sería. Ya que en Crepúsculo no había otro escenario significativo y en Luna nueva se trató más de los lobos.

¿Será que me llevará con ellos?

—Después de todo eso, pasó el tiempo, se acercó mi cumpleaños… —Guardó silencio unos segundos mientras conducía.

Arqueé una ceja.

«¿Qué? ¿Por qué no dices que andabas de intensa para que Edward te convirtiera porque no querías ser mayor que él biológicamente? Ah, seguro no quiere contarme su afán de querer ser vampira».

—Alice me preparó una fiesta en casa de los Cullen —retomó el habla después de meditar lo que diría—. En esa fiesta ocurrió un accidente que me dejó herida, resultando que Edward se reemplanteara la idea de estar juntos porque sería peligroso, un día se fueron y la pasé verdaderamente mal.

Ella sacudió la cabeza para alejar esos recuerdos. —Pasé meses triste, hasta que salí de allí gracias a Jacob… —Ella me miró brevemente. —Si sabes el secreto de los Cullen, estoy segura que también sabes la de ellos, ¿verdad? Comienzo a recordar vagamente que antes de que dejara de venir, también pasábamos tiempo juntos de pequeños.

Cuando me miró otra vez, asentí en respuesta.

—Bien, entonces puedo continuar. Cuando empecé a pasar tiempo con Jacob, al principio no sabía lo que era. Y en ese tiempo él tenía el cabello largo… —Una comisura de su labio se levantó, probablemente divertida.

«¡Ah! ¿No era en Eclipse que Isabella reconocía que también amaba a Jacob? ¿Con que siendo asalta cunas, eh?»

—Mi estado de ánimo se elevó y me sentía a gusto a su lado, hicimos varias actividades, reparamos unas motocicletas, bueno, más él que yo, y luego me enseñó a manejar una.

Arrugué un poco la nariz.

«Se acaba de saltar la escena donde vio por primera vez a Edward en su alucinación. Bien, no la culpo de omitir ese detalle, ni tampoco la razón detrás de porqué ella le llevó las motocicletas a Jacob».

—Un tiempo después, se alejó de mí y yo estaba preocupada por él. Fui a su casa a enfrentarlo y ya no era el mismo, se había vuelto enorme, se cortó el cabello y tenía un tatuaje. Presencié de primera mano como se transformó delante de mí.

Parpadeé cuando sentí la camioneta detenerse, había estado absorta en la cara de Isabella que no presté atención al paisaje. Cuando miré al frente, noté que estábamos en el conocido acantilado.

«¡Maldita sea! ¿No fue aquí un punto trascendental en el que se creyó a Isabella muerta? ¡Espera! ¡¿Allí abajo no fue donde Isabella se encontró con Victoria?!»

Aunque eso ya había pasado, no evitó que me diera un pequeño escalofríos. Cada vez punzaba la culpabilidad.

Al contrario de las otras paradas, Isabella bajó esta vez. Tuve que imitarla si quería escuchar el resto de la historia. Cerré la puerta y antes de seguir los pasos de Isabella que ya se había acercado más o menos al borde, giré la cabeza a la camioneta, no lo había apagado.

Fruncí el ceño y obligué mis pasos a caminar. Pronto llegué a su lado. Ella tenía la vista enfocada en el horizonte, el viento sondeaba ligeramente.

—Cuando pasamos esas dificultades, vine a este lugar a pensar, anteriormente vi a los chicos con los que se la pasa Jacob saltar desde aquí.

«A pensar… Sí, como no».

—Quise intentarlo, así que salté. Pero la verdad, no fue tan fácil como pensé que sería, si no fuera por Jacob que me salvó, habría muerto.

«Claro, no saltaste porque querías ver a tu ex».

Por la curiosidad, me acerqué un poco más al acantilado, miré hacia abajo y realmente era una considerable altura, viendo que me mareé un poco. Di un paso hacia atrás y miré a Isabella que me observaba atentamente.

—Pero fue gracias a ese salto que los Cullen regresaron. Alice tuvo una visión de mí y pensó que estaba muerta. Vino a comprobarlo y me regañó, pero estuve feliz de volverla a ver. En ese momento Edward llamó, y Jake contestó, hubo una confusión en la conversación y Edward creyó que estaba muerta. Quiso exponerse a los humanos para que los Vulturis lo destruyeran.

«Amiga, si los Cullen supieran que me estás contando demás de su mundo, estarían molestos contigo. No es como que no supiera, pero si fuera alguien realmente de aquí, donde solo aparentemente sé lo superficial, me estás condenando a que vengan tras de mí».

—Alice y yo fuimos tras él para impedirlo, en Italia. Lo logré obviamente, pero allí conocí a los Vulturis, son como los gobernantes de los vampiros, ellos esperan mi transformación. —Isabella se cruzó de brazos, dando un pequeño paso hacia mí.

Ladeé la cabeza. Intenté transmitir con mi mirada de que no tenía de qué preocuparse, yo no intervendría en su relación.

—Es por eso que no lo entiendo… —Frunció el ceño y me miró con una expresión consternada. —No entiendo… A pesar de que pasamos por muchas cosas, ¿por qué eres tú…? —Se calló y apretó los labios.

«¿Qué? ¿Que yo que? ¡Si vas a hablar, termina de hablar completo!»

Pero su rostro giró de nuevo hacia mí con un brillo de determinación.

—No permitiré que lo seas, no. —Negó con la cabeza. —No creo que lo seas.

Expresé en mi rostro confusión ante sus palabras.

—Ni lo serás —sentenció, empujándome con sus manos.

Agrandé mis ojos de la sorpresa, porque me di cuenta tarde de su intención.

Realmente muy tarde, porque en un parpadeo el pánico me inundó al sentir el vacío bajo mis pies y el ruido del viento en mis oídos.

Pronto, el agua me cubrió.

∘◦❁◦∘

Un minuto de silencio...

Bella se pasó de lanza xdxd

¿Habrá visto esto Alice? ¿Teorías? ¿Qué creen que pasará?

Ahora sí, se acabó la reserva, téngame paciencia que el capítulo 11 sigue en el horno jeje.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro