Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Final

El olor a café recién hecho se apoderó nuevamente del pequeño local. Con mirada atenta y ya algo extenuada, Minho observaba como la pequeña taza blanca se iba llenando de líquido ambarino y espumoso. Le gustaba la calidez de la bebida y ese olor tan familiar del que nunca se cansaba. Su rutina diaria se resumía ahora a poco más que eso. Pasar sus días haciendo café era algo que, si le preguntaran unos años antes, nunca pensó que podría hacer. Sin embargo, se sentía cómodo y feliz así, dueño de su propia cafetería y dedicándose a trabajar en eso día tras día, a ver como su esfuerzo iba rindiendo frutos. Una vida diametralmente distinta a la que había llevado antes pero definitivamente más satisfactoria para él.

Era algo que solo podría describir como felicidad.

El tintineo de la campanilla en la puerta le hizo girar su cuello, retirando su mirada atenta de la cafetera para enfocarse en el cliente recién llegado. Con una rápida ojeada alrededor se percató de que el chico que lo ayudaba como mesero estaba ocupado con unos clientes, así que, colocándose en el hombro el paño que usaba para secar las tazas, se acercó al mostrador, dándole la bienvenida al recién llegado.

Aquel hombre de aspecto juvenil, quien parecía ensimismado en mirar alrededor, le devolvió el saludo con una inclinación y se adentró en el local, con una cautela que casi rozaba el recelo, aun mirando alrededor con más atención de la necesaria incluso si se trataba de su primera vez allí.

—¿En qué puedo ayudarle? —Minho buscó de nuevo su atención, dándole su mejor y más amable sonrisa.

—No, yo... —Dudó, como si quisiera darse la vuelta e irse, sin embargo, se quedó allí, de pie frente al mostrador— Pensé que este café estaba cerrado.

—Oh —La expresión de Minho se había tornado confusa, pero ese último comentario le hizo poner nuevamente su sonrisa, apoyando sus manos en sus propias caderas, orgulloso—, sí. Lo estaba. Pero hace unos meses fue renovado y ahora estamos ofertando servicios. Tenemos varios tipos de café y dulc...

—El dueño... —Interrumpió el cliente y Minho finalmente decidió rendirse con su trato afable. Aquel tipo no había ido allí a tomar café.

—El dueño soy yo —contestó, sonando mucho menos afable—. ¿Se le ofrece algo?

—¿Es usted? —La turbación fue fácil de leer en su rostro— Perdón, pensé que... pensé que el dueño era otra persona. Supongo que lo vendió.

—¿Quería ver a Changbin hyung?

—¿Lo conoces? —Su mirada cobro interés y se acercó un poco más, inconscientemente, apoyando sus manos sobre el mostrador. Minho lo miró con más atención, su cabello castaño y abundante caía sobre su frente, ondulado y brillante. Si no fuera por el traje, la corbata y la credencial en su cuello, fácilmente podría ser confundido por un estudiante. Sin embargo, era más que obvio que se trataba de un trabajador de oficina. Probablemente algún conocido de Changbin.

—Sí. Le compré este local hace medio año.

El hombre de cabellos castaños pareció extrañarse un poco ante eso.

—¿Medio año? Eso es bastante reciente.

—Supongo —Minho se encogió de hombros—. Si desea ver a Changbin le recomiendo que lo llame y se ponga de acuerdo con él. Viene seguido, pero no puedo asegurarle que venga hoy.

—Oh, no. Yo... no tengo cómo contactarlo —Sus dedos se removieron sobre el mostrador, apretándose unos a otros en una mezcla de nerviosismo e incomodidad que fue perfectamente perceptible para Minho—, no tengo su número. Hace muchos años que perdimos contacto. De hecho, no vine realmente a buscarlo a él ni nada de eso.

Minho levantó sus cejas, conteniéndose para no hacer una pregunta maleducada.

—Solo... —continuó el castaño—. Suelo pasar por esta calle de vez en cuando y siempre estuvo cerrado. Entonces cuando pasé hoy, después de algunos meses... —miró de nuevo alrededor, como si todavía le resultara difícil de creer lo que veía— Sentí curiosidad.

—Ya veo. —Minho asintió, comprensivo, para luego darse la vuelta y terminar con las bebidas que estaba preparando. Él mismo las sirvió de acuerdo a la orden y las llevó hasta una de las mesas, disculpándose por la demora. Pudo sentir la mirada de aquel peculiar cliente sobre él en todo momento y sabía que aún tenía preguntas atoradas que no se atrevía a hacerle— ¿Va a tomar algo? Ya que está aquí... —sugirió, volviendo a su puesto detrás del mostrador.

—Bueno, supongo que no me vendría mal. Tus cafés tienen muy buena pinta —Finalmente tomó asiento en uno de los banquillos que había a un par de metros, donde el mostrador pasaba a convertirse en una barra para consumir. Con gestos algo torpes, se quitó el abrigo y lo puso en el asiento vacío a su lado—. Changbin siempre decía que tendría que contratar a alguien que hiciera muy buen café... el suyo no era muy bueno. —Se rió de su propio comentario, su mirada perdida en el vacío, más metido en sus propios recuerdos que en esa realidad donde Minho lo miraba, curioso, esperando por su orden.

—¿Era así de cercano con él?

—Podría decirse —asintió—. Uhm... Me gustaría un moca.

—Enseguida.

Al girarse para comenzar a preparar la orden, Minho pudo sentir la brisa fresca del otoño colarse a la vez que la campanilla sonaba una vez más. Se giró hacia allá, dispuesto a saludar al nuevo cliente, pero no fue necesario hacerlo. Solo sonrió, amplio, mientras veía como Felix se quitaba su abrigo de los hombros y se adentraba en el local.

—Hey... ¿terminaste temprano?

Felix negó, acercándose a los banquillos de la barra, con cara de fastidio.

—Solo es un descanso —contestó, tomando asiento—. Hoy, de hecho, tendremos que doblar turno. Así que prepáranos también un par de cafés para llevar.

—¿Qué? —Minho ni siquiera disimuló su descontento— ¿En serio? ¿Volverás de nuevo después de medianoche?

—Probablemente. —Felix le dedicó una mirada desinteresada al castaño que también estaba sentado allí, para luego mirar alrededor— ¿El día ha estado tranquilo?

—Estuvo un poco movido por la mañana, pero ahora está más calmado. —Minho volvió a lo que hacía, terminando el café que estaba preparando para luego dedicarse a preparar algo para Felix. No necesitaba tomar su orden, ya sabía perfectamente lo que tenía que hacer cuando se trataba de él.

—¿Y estás trabajando tu solo? —Felix continuó sus preguntas, observando atentamente como Minho trabajaba.

—No, Jeongin está... —Minho buscó con la vista al otro chico que trabajaba con él quien, misteriosamente se había esfumado— Bueno, Jeongin me ha estado ayudando hoy. Probablemente se metió a la cocina, sabes que te tiene miedo.

Felix sonrió, presumido, apoyando uno de sus codos sobre la barra.

—Yo no le dije que coqueteara contigo en su primer día de trabajo.

—Tampoco tenías que golpearlo.

—Tampoco tenía por qué no hacerlo.

Minho sirvió el café que estaba preparando y lo puso frente al cliente, extendiéndole además una servilleta, para luego acercarse a Felix, apoyándose en la barra, delante de él.

—Suena muy feo si dices eso mientras estás en uniforme.

—En ese momento no era un oficial de policía, era un novio celoso. —repuso el mayor, aun sonriendo.

—No necesitas serlo —Minho tiró de su gorra, cubriéndole los ojos con esta para luego darse la vuelta— ¿Hyunjin vino contigo?

—Sí —Felix devolvió la gorra a su lugar—, se quedó allá afuera en el auto esperando a que Changbin terminara una llamada. Deberían entrar en cualquier momento.

—Oh... —Minho miró al hombre que estaba sentado junto a Felix— Parece que sí podrás verlo hoy.

Felix levantó una de sus cejas, prestándole atención por primera vez al tipo que estaba sentado a un par de asientos del suyo.

—¿Estabas esperando a Changbin? —inquirió.

—No —contestó éste, negando, nervioso—, yo solo...

Pero el sonido de la campanilla interrumpió una vez más, haciendo que los tres se giraran hacia allá, vislumbrando la amplia silueta de Hyunjin en la entrada, quien también se detuvo un segundo para quitarse la gorra y el abrigo.

—Min... —saludó, escueto, notando las miradas sobre él— Uhm... sé que soy apuesto y todo pero no necesitan mirarme así.

Felix y Minho giraron los ojos, hastiados.

—¿Changbin está contigo? —inquirió Minho, prefiriendo ignorar el comentario.

—Sí, aquí esta —Hyunjin se quitó de la entrada, cediéndole el paso a un Changbin que se mantenía pegado a su espalda con sus manos ocultas en los bolsillos de su abrigo. Sus cabellos embutidos bajo un beanie negro y todo su ser apretujado debajo de la amplia prenda que lo cubría, demasiado sensible al frío como para permitirse algo más—, solo salió del auto porque quiere un trozo de tarta de fresas.

—Ah, ahora te pongo un trozo —accedió Minho—. Por cierto, un conocido quería verte.

Changbin salió de detrás de Hyunjin, buscando con la vista de quién se trataba, sin embargo, en el momento que sus ojos se encontraron con los del castaño, su expresión se transformó por completo. Hyunjin lo notó y, rozando su brazo, murmuró un bajito "¿Qué sucede?" pero Changbin no le contestó, solo se quedó de pie allí, mirando a aquel tipo como si realmente no creyera lo que veían sus ojos.

—¿Qué haces aquí, Seungmin? —inquirió, sonando casi hostil.

—Lo siento mucho —El aludido se puso de pie, tomando su abrigo, dispuesto a dejar su bebida a medias e irse—, no sé ni por qué vine realmente.

—No, espera... —Changbin se acercó, agarrándolo por el brazo, para sorpresa de los demás— Ya estás aquí, hablemos.

Sin darle oportunidad de responder, simplemente lo arrastró afuera, hasta una de las mesas del exterior, donde prácticamente lo obligó a sentarse. Hyunjin observó en silencio mientras se acercaba a la barra para sentarse junto a Felix, los tres hombres aun mudos por la escena que acababan de presenciar.

—¿Quién es ese tipo? —preguntó Hyunjin finalmente, tirando del delantal de Minho para llamar su atención.

—No sé —El menor se encogió de hombros—, solo dijo que era un conocido de Changbin hyung. Solo entró porque le llamó la atención ver el café funcionando.

Hyunjin frunció el ceño.

—¿No dijo nada más?

Minho negó.

—¿Tienes alguna idea? —indagó Felix, curioso.

—No realmente. Solo puedo pensar en una cosa y si realmente se trata de eso... —Hyunjin mordisqueó el interior de su mejilla— Quiero golpearlo.

Tanto Felix como Minho levantaron sus cejas ante ese comentario. Era bastante inusual para Hyunjin mostrar algún ápice de violencia por lo que eso solo provocó que la curiosidad de sus amigos aumentara exponencialmente.

—Te ayudo a golpearlo si me cuentas —Quiso negociar Felix, pero solo recibió un manotazo de Minho a cambio.

—Deja de ser tan... así. —Lo regañó el menor, ante lo que Felix simplemente levantó una de sus comisuras en una media sonrisa.

—¿Acabas de golpearme?

Minho se sonrojó ante esa pregunta, consciente de lo que implicaba.

—No. Yo solo...

—¿Podrían dejar sus coqueteos raros para después? —Interrumpió Hyunjin, visiblemente nervioso—. Estoy tratando de averiguar que están hablando.

—Mierda, entonces siéntate allá con ellos. —repuso Felix, consiguiendo un bufido incomodo de parte del pelinegro.

Changbin, a su vez, rodó sus ojos, tratando de no prestarle atención al hecho de que allá afuera podía oírse perfectamente lo que conversaban junto a la barra. Se aclaró la garganta, volviendo a ocultar sus manos en los bolsillos del abrigo.

—¿Cómo has estado? —rompió el hielo, notando la incomodidad de Seungmin, quien no se había atrevido a mirar a sus ojos en todo ese tiempo.

—Bien...

—¿A qué viniste realmente? —preguntó, sin rodeos.

—Solo vi el café abierto y sentí curiosidad —respondió Seungmin, sonando sincero—. No estaba buscando verte.

—Deberías.

Esa respuesta hizo a Seungmin levantar la mirada, finalmente atreviéndose a hacer contacto visual.

—¿Por qué dices eso?

—Nunca te disculpaste por lo que hiciste —repuso Changbin, recostándose en su asiento—. Se me hace desagradable saber que estuviste al pendiente de este lugar y sin embargo nunca pensaste en al menos reconocer que fuiste un imbécil.

Seungmin mordió el interior de su mejilla, retirando nuevamente la mirada.

—Eso fue hace muchos años.

—Tú dejaste que pasaran todos esos años.

—¿Para qué quieres que me disculpe de todos modos? Estás saliendo con ese oficial, ¿no? Te va bien. Aun tienes una vida social feliz, rodeado de amigos. Tienes un novio apuesto que usa uniforme. ¿De qué te serviría una disculpa mía ahora?

—Ahora mismo no me sirve para nada. Pero me hubiera servido mucho antes. Hace unos meses, antes de conocer a Hyunjin. En cualquiera de esos años, en cualquiera de esos momentos que estuve sintiéndome mal conmigo mismo. Pensando que tenías razón y que soy una persona desagradable e imposible de soportar. Una disculpa tuya me hubiera hecho dejar de sentir que todo el mundo preferiría morir antes de estar en una relación conmigo.

Seungmin dejó salir un suspiro, apretando sus labios. Changbin lo miraba atentamente. Podía notar el cansancio en su mirada y en sus gestos, podía notar los años que habían pasado en él pero, incluso así, seguía siendo capaz de reconocer cuando Seungmin estaba guardando algo, cuando contenía sus impulsos y se mantenía en silencio, en lugar de decir lo que pensaba.

—Yo también me podría haber disculpado... —Ante el silencio contrario, decidió continuar, y con eso consiguió que Seungmin volviera a mirarlo. Una ráfaga de viento frío sacudió el cabello de ambos, consiguiendo que Changbin se estremeciera ligeramente— Ahora sé que no te di tu espacio, fui insistente y no tuve en cuenta tus deseos o necesidades aun si sabía perfectamente que el hecho de que no dijeras nada no significaba que no tuvieras nada que decir.

—Vaya, no pensé que llegarías a esa conclusión. —Seungmin sonó ligeramente displicente y esa probablemente fue la primera gota en el vaso de Changbin.

—Sé que pensabas que solo era un cabeza hueca superficial, pero yo también soy capaz de pensar.

—Nunca dije que fueras superficial.

—No necesitabas decirlo.

—Changbin, yo... es cierto que me siento mal por lo que te dije cuando rompimos. Siempre te tuve presente porque temía que te hubiera afectado. Sin embargo, estás bien. Te ves bien. No necesitas hacer esto. No necesitamos tener esta conversación.

Changbin se inclinó de nuevo hacia adelante, acercándose un poco a la vez que apoyaba sus antebrazos sobre la mesa.

—Sí lo necesito, Seungmin. Necesitaba saber si te arrepentías al menos un poco de tratarme como me trataste cuando lo único que hice fue tratar de crear un futuro contigo. No te culpo por dejarme, entiendo perfectamente que no me soportaras. Pero de ahí a decirme esas cosas...

—¿Quieres una disculpa? ¿Es eso?

—No... quiero que sientas que te debes disculpar. Son dos cosas distintas.

—Sé que me excedí. Pero no fue mi culpa. Si exploté contigo, fue por algo.

Changbin se quedó sin palabras ante eso. Solo atinó a relamer sus labios, acomodándose de nuevo en su silla.

—¿Sabes? Ahora mismo me siento un poco estúpido por haber dejado que tus palabras me afectaran durante más de cuatro años. —dijo, finalmente.

—No parecen haberte afectado mucho. Yo te veo muy bien con tu oficial.

—No te recordaba tan cínico.

Seungmin suspiró de nuevo, revolviendo su cabello con una mano.

—Perdón —murmuró finalmente—. Mereces una disculpa. Lo sé. Solo... estoy siendo idiota.

—Eso puedo notarlo pero... ¿A qué te refieres exactamente?

—Cada vez que pasaba por aquí y veía el café vacío y cerrado, tenía la esperanza de que aun te estuvieras aferrando a los recuerdos que hicimos juntos. Sentía que, tal vez, tú no lo habías olvidado aún, no habías podido continuar con tu vida.

Changbin frunció el ceño, sin comprender del todo a dónde quería llegar Seungmin con esas palabras. Una hoja seca cayó sobre la mesa para luego salir volando, Seungmin la siguió con la vista, como si aun estuviera decidiendo si debería seguir hablando o simplemente guardar silencio.

—Yo aún no he podido hacerlo... —murmuró, luego de esos segundos que se sintieron más largos de lo que realmente fueron— Sé que te lastimé y traté de convencerme de que fue lo mejor. De que éramos demasiado diferentes para estar en una relación. Lo intenté, pero simplemente no he podido olvidarte.

Changbin guardó silencio. ¿Qué se suponía que debía decir en esa situación?

—Y sé que ahora estás bien... pero no quiero disculparme. Si me disculpo simplemente vas a seguir adelante y a olvidarlo todo. No quiero que tengas paz sobre lo nuestro y puedas tacharme y dejarme atrás como un recuerdo borrado. Yo...

—Eres tan jodidamente egoísta —La interrupción de Changbin le hizo alzar la vista, de nuevo cruzándose con esos grandes ojos que ahora lo miraban de vuelta con una mezcla de rabia y decepción—. Tú, tú, tú... solo sabes hablar de ti. Me dejaste porque quisiste, porque nunca te esforzaste por mejorar nuestra relación. Siempre fui yo buscándote, llamándote, tratando de entrar en tu corazón mientras tú solo estabas ahí, alegando que esa era tu "personalidad". Me trataste como la mierda. Me dejaste solo con todo lo que puse en nosotros, creyendo que todo era mi culpa e incapaz de sentir algo por alguien durante años porque no creí merecer a nadie a mi lado. Entonces ahora, cuando finalmente pude organizar mi mierda, cuando decidí seguir adelante y amar a alguien, vienes con esta mierda de que aún estás pensando en mí, de que no quieres que te olvide. Eres increíble, Kim Seungmin. ¿Crees que solo por fingir que te apena aparecer de repente voy a sentir lástima por ti? ¿Qué voy a creer que te necesito de nuevo en mi vida?

—No te pedí eso.

—Por supuesto que no. Y más te vale no pedir una mierda —Changbin apoyó una de sus manos sobre la mesa, cada vez mas irritado—. No tienes el jodido derecho. ¿Qué pretendías al venir aquí si no querías pedir perdón?

—Changbin, estás siendo muy duro. Entiendo que aun te enoje lo que te hice pero...

—No me enoja. Lo que hiciste ya no me enoja para nada porque ahora sé que no tenías razón. Ahora hay alguien que me ama y que me ha hecho entender, a cambio de mucho esfuerzo, que no soy alguien difícil de amar. No soy alguien que tiene que ser soportado o que tiene que "medir" la cantidad de amor que da. Y casi lo pierdo por toda la mierda que me hiciste sentir, pero ahí está.

—¿Hasta cuando crees que durará eso, Changbin? —Seungmin lo miró con expresión condescendiente— Tú sabes más que eso. Sabes que los hombres dicen lo que saben que quieres oír con tal de meterse en tu cama. No será distinto con él y lo sabes.

—No te atrevas a hablar de Hyunjin si no lo conoces —gruñó Changbin—. El asunto aquí no es lo que me dice o me deje de decir, ni mucho menos estamos aquí para oír tus consejos de mierda. Quería decirte que estoy consciente de los errores que cometí pero, ¿sabes qué? Lo retiro. No hice nada mal. Fuiste tú el único imbécil y aun lo eres.

—Changbin, ¿por qué tienes que ser así? Te estoy diciendo que sé que hice las cosas mal. Aun te quiero, no puedo olvidar lo que pasamos juntos incluso después de cuatro años... estoy siendo sincero, no es para que me trates así.

—Olvídalo, Seungmin —Changbin se puso de pie—. Será mejor que te vayas. No quisiera tener la desdicha de verte de nuevo delante de mí.

—Espera... —Seungmin sujetó su brazo, deteniéndolo— ¿Realmente ya lo superaste? Piénsalo... pasamos días tan felices...

—Y una mierda, Seungmin. —Changbin trató de soltarse pero, antes de que pudieran notarlo, una mano agarró el brazo de Seungmin de forma violenta, retorciéndolo sobre su espalda hasta hacerle una llave que lo hizo doblarse sobre la mesa.

—Si no quieres que te arreste por acoso luego de partirte el brazo en tres partes, será mejor que te vayas de una vez. Changbin ya terminó de hablar contigo.

—¿Pero qué dem...? —Seungmin intentó mirar por encima de su hombro, pero la mano libre de Hyunjin sujetó su rostro contra la mesa, haciéndolo gemir de dolor.

Minho se asomó a la entrada del café, acercándose a Changbin, quien observaba la escena en silencio.

—¿No lo vas a detener? —preguntó, observando también la inusual escena.

—¿Por qué debería? —contestó Changbin, cruzándose de brazos— Por mí le puede partir el brazo. Solo es un imbécil.

Una vez que lo tuvo bien sujeto, Hyunjin lo escoltó fuera del café, hasta la calle, soltándolo descuidadamente al llegar a la acera.

—Debería darte vergüenza abusar de tu fuerza solo por defender al tipo con el que te acuestas —escupió Seungmin una vez libre, acomodándose la ropa. Hyunjin solo lo miró, conteniendo con todas sus fuerzas las ganas de patearlo.

—Al menos yo me acuesto con él —fue lo único que contestó, displicente—. Y ya te dije. Si te vuelvo a ver cerca de Changbin, vas a pasar la noche en la estación.

Al volver a la cafetería, Felix y Minho lo miraron, burlones, pero Hyunjin prefirió ignorarlos y solo acercarse a Changbin, quien bebía tranquilamente un café caliente con su trozo de tarta de fresas esperando frente a él.

—Bebé... —Se acercó, sentándose junto a él a la vez que acariciaba su espalda— ¿Qué sucedió exactamente? ¿Estás bien?

—Hmm —Changbin asintió, limpiándose el pequeño bigote que la crema del café le había dejado—. Solo noté por primera vez lo estúpido que es mi ex.

—¿Ese es tu ex? —se sorprendió Minho.

—No has estado muy atento, ¿eh? —Lo reprendió Felix a la vez que se levantaba y tiraba del brazo de su novio, dejando a Hyunjin y Changbin a solas.

—¿Estás seguro de que te encuentras bien? —Hyunjin le quitó los mechones de cabello que caían sobre su frente. Conocía a Changbin, sabía que, incluso si lucía calmado, podía estar sintiéndose mal en silencio— Tengo que volver pronto al trabajo. Me preocupa dejarte solo.

Changbin sujetó su mano, apretándola un poco contra su mejilla para luego besarla con cariño, mirando dulcemente al hombre junto a él. Con frecuencia pensaba en la suerte que tenía de haber conseguido a alguien como Hyunjin. Sin embargo, en ese momento, luego de haber entendido mejor el tipo de amor que se había acostumbrado a recibir, se sentía aun más afortunado. Especialmente porque sabía que Hyunjin no era perfecto, sabía que tenía mucho por aprender y entender todavía, sin embargo, estaba dispuesto a aprender a su lado, a buscar juntos la felicidad del otro y eso, a su entender, era mejor que encontrar a alguien perfecto.

—Tengo cosas en las que pensar —contestó, suave—. Cosas que dejar ir... pero te prometo que estaré bien.

Hyunjin acarició su rostro, sonriendo suavemente.

—No sé qué te puede haber dicho, ni sé en qué tienes que pensar, pero ten presente algo.

—¿Qué cosa? —Changbin lo miró con curiosidad, frotando su mejilla aun en la palma del mayor.

—Yo te amo. Amo todo de ti y lo haré por mucho, mucho tiempo, todo el que me permitas a tu lado —Amplió su sonrisa—. Así que espero que no le des importancia a la mierda que te puede haber dicho algún imbécil.

A modo de respuesta, Changbin se inclinó cerca de él, rozando sus narices juntas.

—Lo sé... pero gracias por decírmelo siempre. Puedes ir a trabajar tranquilo. Te esperaré en tu apartamento.

—¿Seguro? —Hyunjin retrocedió un poco, mirándolo a los ojos—. Tienes trabajo mañana.

—Y tú vas a estar exhausto. ¿Qué tal si me dejas encargarme de ti esta noche? Mañana ya asumirás tú...

Hyunjin sonrió, no necesitaba más detalles para entender.

—Funciona para mí.

—Entonces ve... yo iré a casa. —Changbin acarició de nuevo la punta de su nariz antes de ponerse de pie y terminar su café.

—Espera —Hyunjin sujetó su mano, deteniéndolo—, ¿no tienes algo que decirme antes de irte?

Changbin rodó los ojos, sin embargo, la actitud pegajosa de hyunjin no le molestaba en lo más mínimo. Aprovechó que ahora, estando de pie, era él el más alto de los dos y rodeó su cuello con una de sus manos, acariciando los cortos cabellos de su nuca a la vez que se inclinaba para susurrar.

—Yo también te amo.

Y, con un pequeño beso en su mejilla, se despidió, dejando el café para volver a casa.

—Eso fue jodidamente empalagoso. —comentó Felix desde una de las mesas, donde se había sentado con Minho, aprovechando que ya no había clientes para atender.

Hyunjin le contestó con una mueca, tomando también su abrigo a la vez que se ponía de pie.

—Deja de joder y vamos. Este descanso ya ha durado demasiado. Necesito que este turno acabe ya.

Felix le dedicó una mirada pícara, también poniéndose de pie.

—Tratándose de ti, puedo imaginar muy bien por qué.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro