Extra 1
Incluso sin despertarse del todo, Changbin podía darse cuenta de que aún era demasiado temprano cuando sintió esa cálida humedad entre sus omóplatos. La sensación era suave aunque intrusiva, casi metiéndose en sus sueños mientras se deslizaba a lo largo de su columna, enviando un cosquilleo delicioso a lo largo de todo su ser.
Se removió, aun envuelto en el sopor del sueño, sin realmente poder discernir si la sensación pertenecía a la realidad o era parte de su onírica imaginación. El suave tacto subió un poco, jugueteando en la base de su cuello hasta hacerse más real. Ya con eso, Changbin pudo entender que no se trataba de un sueño. Especialmente porque allí en su nuca, era el punto donde más le gustaba ser besado. Justo donde su cuello daba paso a su espalda y sus vertebras creaban un pequeño relieve entre sus hombros. Ahí donde su tatuaje más reciente asomaba por encima de la holgada camiseta de dormir. Hyunjin lo sabía perfectamente, por eso era su lengua la que jugaba en la piel de Changbin mientras sus manos lo sostenían cerca, incluso si también estaba medio dormido.
—Hyun... —Changbin movió sus hombros, solo consiguiendo con ello que el brazo de Hyunjin alrededor de su cintura lo apretara con más fuerza, pegándolo a su cuerpo— Oye...
Con un ligero esfuerzo extra, Seo abrió sus ojos. El cuarto aún estaba a oscuras, pero ya podía notarse que el amanecer estaba cercano. El reloj de la mesa auxiliar marcaba las seis y doce minutos de la mañana. Aún faltaba para la alarma de las seis y media, sin embargo, Hyunjin ya parecía tener toda la energía que necesitaba para el día. Changbin no era alguien que gustara de despertar tarde o remolonear, de hecho, su alarma usual era a las cinco. Sin embargo, junto a Hyunjin, había flexibilizado un poco esos horarios, especialmente porque era casi humanamente imposible despertar a las cinco, repuesto y dispuesto, cuando el sexo siempre se extendía por horas durante la noche.
—Lo hicimos tres veces anoche. —se quejó, bajito, al sentir como los labios de Hyunjin seguían jugando en su piel, lo cual solo le hizo obtener un leve gruñido como respuesta.
—¿Y? —La voz de Hyunjin sonó rasposa cerca de su oído, haciendo que, por segunda vez esa mañana, su cuerpo se estremeciera.
—¿No me dejarás dormir un poco más?
—No te tienes que despertar del todo —Hyunjin comenzó a bajar de nuevo sus besos a lo largo de la espalda de Changbin, perdiéndose lentamente entre las sábanas—, sé que estás cansado. Hiciste un muy buen trabajo anoche... déjame compensártelo. —Deslizó una de sus manos por los muslos del castaño, acariciando la piel expuesta con un ligero masaje.
—Hmm... —Changbin estiró su cuello con una sonrisa, tratando de mirar por encima de su hombro— ¿Cómo quieres que no me despierte si haces eso?
A modo de respuesta, Hyunjin lo hizo girarse bocarriba, colocándose sobre él sin salir de abajo las sábanas. La suave tela los cubrió, cayendo desde sus amplios hombros, haciendo que se sintiera como si estuvieran metidos en un pequeño mundo donde solo existían ellos dos.
O al menos así le parecía a Changbin. Aún estaba medio dormido.
—Solo quédate ahí, no necesitas hacer nada... —Hyunjin besó su pecho, dejando pequeños roces con sus labios entre los pectorales del castaño— Déjame a mí.
—Hyun... —Changbin acarició los oscuros cabellos que se desordenaron sobre sus clavículas— Es mejor que duermas.
Sus palabras, sin embargo, no se correspondían con la forma en la que su respiración se había tornado más profunda y su espalda se estremecía ligeramente ante cada aliento de Hyunjin sobre su piel. No había sido más que un pequeño intento de convencerse a sí mismo de algo que ambos sabían que no iba a suceder.
—Estaré bien... dormir no es la prioridad ahora mismo —Insistió Hyunjin, deslizando su lengua por uno de los pezones de Changbin, disfrutando de la sensación turgente que se creó contra su lengua—. Esto es más importante.
Eso bastó para que Changbin finalmente se rindiera, moviendo sus piernas para permitir que el cuerpo de Hyunjin descansara entre ellas, recibiéndolo con esa comodidad que solo se siente en las mañanas perezosas.
—Loco... —murmuró, relajando su cabeza sobre la almohada— Entonces... ¿Puedo seguir durmiendo?
—Por supuesto —Hyunjin se acercó a su rostro para dejar un casto beso en sus labios, uno que contrastó enormemente con la forma en la que sus pechos desnudos se rozaron, los pezones de Changbin demasiado sensibles ya como para que eso no le arrancara un grave gemido—. Si puedes, claro.
—No sé si amo u odio esa confianza que tienes. —gruñó el castaño, arqueando su espalda en una inconsciente búsqueda por más contacto.
—No creo que haya algo que odies en mí.
—¿Eso crees?
Hyunjin lo miró a los ojos, un breve silencio creándose entre ambos ante esa pregunta que casi sonaba a reto.
—¿Lo hay?
Sin responder, Changbin solo mordió su labio inferior en una sonrisa traviesa, empujándolo bruscamente por uno de sus hombros, demasiado ágil como para que Hyunjin pudiera impedir que lo tumbara y se le subiera encima. La sonrisa triunfal en el rostro de Changbin, sin embargo, hizo que realmente le importara poco el cambio de posiciones.
—Lo hay...
—Te escucho... —respondió Hyunjin, llevando sus manos a la breve cintura que tenía ahora encima, haciendo todo lo posible por ignorar el roce de sus erecciones, ambas presas aun dentro de sus boxers.
—Odio esto, lo que me estás haciendo. —Changbin se inclinó sobre él, agarrando su rostro, dejando que sus dedos se hundieran en las mejillas del pelinegro.
Hyunjin solo alzó una de sus cejas, no era necesario que hablara para saber que quería un poco más de detalles.
—Estás haciendo que me vuelva como tú... —explicó el castaño.
—¿Como yo? —Hyunjin agarró su muñeca, tirando de su brazo para hacerlo perder el equilibrio. Eso provocó que Changbin terminara apoyándose sobre sus antebrazos, sus rostros nuevamente demasiado cercanos—. ¿A qué te refieres con eso?
Seo se relamió, demasiado distraído con la repentina disminución de distancia, su mente demasiado borrosa por un instante como para concentrarse en lo que Hyunjin decía.
—Me refiero... —Sus ojos no podían apartarse de los húmedos labios que tenía delante— A esto...
—Dime...
—Ahora mismo... no me importa que lo hayamos hecho tres veces anoche.
—¿Lo quieres de nuevo?
—Lo quiero siempre.
Hyunjin amplió su sonrisa.
—Parece que estás empezando a perder el control... ¿Quieres que vayamos juntos a terapia? —contestó Hyunjin, con cierto tono de burla.
Changbin se relamió, conteniendo una sonrisa que probablemente sería también demasiado amplia y burlona.
—Eso suena extremadamente romántico.
—Pues, romántico y todo, no creo que la terapia funcione del todo si no tocamos fondo primero —Aprovechando la distracción de Changbin, tiró nuevamente de su brazo, esta vez para volver a intercambiar lugares, colocándose arriba—. Es una adicción después de todo.
—Entonces... —Changbin le enredó las manos en el cabello, dejando el suspenso para que el otro lo llenara.
—Entonces voy a hacer que me odies un poco más. —Hyunjin finalmente cortó la distancia, sucumbiendo al intenso deseo que tenía de mordisquear los carnosos labios del castaño. Como si quisiera robarle el aliento, lo besó de esa forma intensa y sucia con la que solo sabía besarlo a él, a lo que Changbin le correspondió de la misma manera. Se sentía como si finalmente hubieran roto las ataduras de su deseo contenido, ambos enredándose entre las sábanas, piernas y brazos en un pequeño y algo rudo desastre de necesidad y deseo. No importaba si eran besos, mordidas, roces o burdos agarres, solo necesitaban más, más contacto, más el uno del otro.
—¿Solo un poco? —Changbin le hundió las uñas en la espalda, jadeando al sentir como los labios de Hyunjin dejaban una intensa marca de succión en la parte baja de su abdomen.
—Solo un poco... —contestó Hyunjin, jalando la ropa interior que ya estaba a medio camino en la pelvis de Changbin— No quisiera que llegaras adolorido al trabajo.
—¿Crees que puedes dejarme ad...? ¡Ah...! ¡Mierda, Hyunjin! —La sorpresiva humedad de la boca del mayor le dejó la pregunta sin formular. Sus dedos se crisparon en los hombros del oficial y su espalda creó un delicioso arco en el aire al sentir la lengua hábil y traviesa enredarse en su glande— Te has vuelto irritantemente bueno en eso.
Pudo sentir el aliento caliente de Hyunjin en su piel, sabía que si no tuviera su boca ocupada, se hubiera reído. Siempre con ese ego desorbitado.
—Que no se te suban los humos. No olvides que fui yo quien te enseñó. —jadeó, casi como una represalia, dejándose caer por completo sobre su espalda, sus piernas separándose para recibir a Hyunjin con total comodidad.
Éste, sin embargo, sujetó sus muslos con ambas manos, obligándolo a mantenerlo apretados alrededor de su cabeza.
— Mmh... ¿Te gusta eso? —Changbin empujó su cabeza hacia abajo, haciendo que tomara más de su miembro, casi hasta apretarle en la garganta, usando sus muslos para presionar—. Eres tan goloso.
Hyunjin solo acarició sus piernas, sin apartarse o quejarse. Solo lo tomó más profundo, su cabello cosquillando en el vientre de Changbin mientras succionaba, moviendo su lengua en el poco espacio que tenía dentro de su boca. Adoraba sentir como los músculos de Changbin se tensaban, presionándolo, en una pequeña batalla por no hacer demasiada fuerza. Una en la que le gustaba intervenir, consciente de que cada caricia placentera le hacía contraer sus muslos, retorciéndose entre gemidos y jadeos. Tan jodidamente exquisito de sentir y de escuchar.
—Más... —Los jadeos de Changbin se acompañaban del empuje de sus manos. Ambos sabían que Hyunjin podía tomarlo. Aun si su rostro estaba rojo y la saliva se escurría de sus labios. Ambos conocían sus límites, por eso Changbin sabía que podía empujar un poco más, sabía que ir a buscar ese fondo más apretado donde un simple movimiento en falso podía provocar arcadas.
Pero no había movimientos en falso. No con Hyunjin.
Después de lo que se sintió como el minuto más largo, Hyunjin se apartó, buscando aliento. Subió entonces su mirada al rostro encendido de Changbin, dejando que el contacto visual les ardiera en la piel a los dos. Amaba esa expresión, esa que parecía implorar y exigir al mismo tiempo. Amaba ver como su pecho subía y bajaba, todo su torso comenzando a cubrirse con livianas gotas de sudor mientras sus labios se movían, su voz saliendo húmeda y débil.
—Sigue... —Ahí estaba. Mitad ruego, mitad demanda.
—Creo haberte enseñado a pedir las cosas de forma más amable. —repuso Hyunjin, deslizando su lengua a lo largo del húmedo glande, disfrutando del estremecimiento que eso causó.
—¿Eso quieres? —El castaño mordió levemente su labio inferior, incorporándose un poco sobre sus codos a la vez que apretaba sus muslos. Sin romper el contacto visual, subió una de sus piernas por encima del hombro de Hyunjin—. ¿Quieres que te ruegue? Sabes que puedo hacerlo... Sabes que estoy a punto de correrme. No seas malo, ¿sí? Hazlo de nuevo para Binnie... Hyun.
Changbin sabía lo que hacía cuando dijo esa palabra. Sabía que Hyunjin era débil, especialmente cuando lo decía por sí mismo, sin algún tipo de pelea innecesaria con respecto a los pocos meses que tenían de diferencia. Estaba plenamente consciente de lo que iba a causar al decirla y lo comprobó al sentir las manos de Hyunjin apretarle los muslos.
—Siempre jugando sucio.
—¿Dije algo malo, hyun? —El castaño fingió inocencia, presionando disimuladamente la cabeza de Hyunjin— ¿No me vas a ayudar a correrme? Llegarás tarde si te tardas.
—Estás siendo un poco caprichoso... —cedió finalmente Hyunjin, tomándolo de nuevo entre sus labios, empujando ahora las piernas de Changbin contra sus hombros, liberando un poco de espacio para moverse mejor.
—No... eres tú... —Changbin apenas podía organizar sus palabras, demasiado perdido en la sensación que ya se tensaba en su vientre— Lo haces muy bien, hyun... me encanta... por favor...
Sus jadeos se fueron perdiendo poco a poco en un desorden de gemidos y pequeños quejidos, sus dedos aun castigando las hebras de Hyunjin como si éstas tuvieran la culpa de algo. El mayor realmente había aprendido a complacerlo. Sabía cada punto, la fuerza necesaria, la velocidad... Era simplemente irresistible en ocasiones. Justo como en ese instante, cuando sentía su orgasmo acercarse de una forma imposible de contener. Ni siquiera planeaba intentarlo, la tentación de correrse en la boca de Hyunjin era demasiado como para siquiera plantearse esa posibilidad.
Tal vez, bromas aparte, él también se estaba volviendo adicto a eso. También lo estaba necesitando cada vez más seguido, más intenso, incapaz de decir que no.
Tal vez no podría resistirse a presionar la cabeza de Hyunjin contra su pelvis aun si quisiera, no podría aflojar la tensión de sus muslos o gemir un poco más bajo, más ordenado.
Tal vez sí necesitaban terapia.
Sin embargo, eso no le importaba en este momento. No cuando su semen se disparaba en el rostro de Hyunjin, creando un pequeño desastre en el oscuro cabello. No cuando lo veía relamerse, orgulloso, incorporándose entre sus piernas como si fuera su dueño, su único dios, mirándolo desde arriba con esos ojos llenos de algo que parecía amor y que probablemente lo era.
No, no necesitaba terapia por adorar eso, por no poder resistirse a eso.
...
—Te dije que nos íbamos a atrasar, no enloquezcas ahora. —Changbin sirvió el café en dos tazas, completamente apacible ante el pequeño tornado en el que se había convertido Hyunjin, corriendo de un lado a otro de su apartamento mientras se preparaba.
—Oh sí, tuvo mucho peso en mi consciencia que dijeras eso mientras me empujabas la cabeza cuando te la estaba chupando. —contestó el pelinegro, obviamente irónico, mientras secaba enérgicamente su cabello. Se asomó a la cocina justo a tiempo, atraído por el olor del café, aun con los pantalones de su uniforme desabrochados y la camiseta que usaba debajo aun enredada sobre su abdomen.
Changbin solo sonrió, tomando un sorbo de su taza. Para él, estar listo esa mañana fue solo cuestión de ponerse una de las camisetas de Hyunjin y alguno de los pantalones que había dejado allí. Hyunjin, sin embargo, tenía un código que cumplir. Debía estar perfectamente afeitado, peinarse y ponerse su uniforme. Por no mencionar la cuidadosa ducha que tuvo que darse para retirar todo el semen que se le había enredado en el pelo.
—¿Ese es para mí? —preguntó, estirando su camiseta. Changbin asintió, acercándole la bebida luego de dejar su taza de vuelta en la encimera.
—Te irá mejor si haces las cosas con calma. —llevó sus manos al cierre del pantalón de Hyunjin, abrochándolo todo en su lugar para luego hacer lo mismo con su camisa mientras este trataba de tragarse el café todo lo rápido que podía sin quemarse la lengua... demasiado.
—Ya Felix está en camino —contestó éste—. No podemos llegar tarde de nuevo.
Changbin frunció el ceño ante ese comentario, curioso.
—¿De nuevo? No creo que hayas llegado tarde tantas veces, casi siempre te he dejado a punto de irte, a tiempo.
—Felix también se ha atrasado en un par de ocasiones.
—¿Qué? ¿No podía desamarrar a Minho? —bromeó el castaño, terminando con los últimos botones.
—Eso fue una vez nada más, las demás no sé por qué fueron.
—Dios —Changbin dibujó una mueca en su rostro para luego suavizarla—, aunque la imagen que me vino a la mente no fue desagradable.
—Hey, deja de imaginar idioteces —Hyunjin besó su frente, en parte agradeciendo la ayuda y en parte tratando de borrar esos pensamientos—, déjame buscar mi cinturón y ya estaré listo.
—Okay —Changbin se terminó también su café a prisas, dejando ambas tazas en el lavabo—, yo iré saliendo entonces.
—Está bien. —le contestó Hyunjin, ya de vuelta en la habitación. Changbin, por su parte, busco su fiel beanie, el cual estaba sobre el pequeño aparador que tenía Hyunjin cerca de la entrada y agarró las llaves de su auto.
—Espera —Hyunjin correteó hasta la puerta, justo antes de que Changbin saliera, aun con su cabello un poco desorganizado—, nos vemos dentro de un ratito, ¿sí? —Dijo, sonriendo, antes de besar a Changbin, tiernamente saboreando sus labios olorosos a café—. Te quiero.
Eso bastó para hacer que Changbin bajara la mirada, obviamente sonrojado y solo lo empujara de vuelta dentro.
—Vas a llegar tarde, idiota.
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