Capitulo 9
Cuando Changbin salió del baño, pudo escuchar el sonido de agua corriendo y porcelana chocando. Supuso que Hyunjin estaría fregando lo que habían usado para cenar. Se le había hecho un poco gracioso que a pesar de que solo habían tomado comida a domicilio y cervezas, Hyunjin lo había acomodado todo como si se tratara de una cena con todas las de la ley. Había usado platos y cubiertos, copas e incluso un poco de música bajo la justificación de que "siempre oía música cuando estaba en casa".
Al asomarse a la cocina, se encontró con que Hyunjin le estaba dando la espalda mientras secaba los platos con un paño. Parecía completamente absorbido en su tarea, la mirada perdida en lo que hacía y movimientos automáticos. Claramente, Hyunjin estaba pensando en algo más que en la limpieza de sus platos, y Changbin tenía una idea bastante acertada sobre lo que podría ser.
—¿Necesitas ayuda con eso?— se acercó a él, por detrás, asegurándose de no hablar muy repentinamente. Aun así, Hyunjin dio un pequeño brinco, obviamente sorprendido. Changbin lo miraba, tranquilo, llevando la camiseta y los pantalones de gimnasia que él mismo le había prestado.
—Eh... no. Ya estaba terminando.— sonrió levemente, colocando el último plato en su lugar y apartando el paño.
—De acuerdo.— Changbin se separó un poco, recostándose a la meseta.— Por cierto...— su vista se enfocó ahora en la bolsa que había traído cuando llegó, la cual aún descansaba, intacta, cerca del microondas.-¿Eres alérgico a algo?
Hyunjin elevó una de sus cejas, curioso, a la vez que se cruzaba de brazos, también recostándose de espaldas a la meseta.
—No que yo sepa. ¿Por qué?
Changbin tomó la bolsa con una sonrisa que solo aumentó la curiosidad del pelinegro.
—Pensé que un pequeño juego podría hacer las cosas más fáciles para ti.
—¿Fáciles?
—Quiero que sea algo que recuerdes con gusto.
Hyunjin se quedó en silencio, ligeramente perplejo. Era difícil que no se quedara a gusto con alguien como Changbin. Sin embargo, tenía genuina curiosidad por lo que sea que hubiera en esa bolsa.
—¿Qué propones?— relajó sus brazos a la vez que se acercaba a Changbin hasta pararse frente a él. Ahora, con su cabello húmedo y despeinado cayendo sobre su rostro, usando su ropa, Changbin lucía inmensamente más suave; pero, aun así, su mirada tenía cierto poder, cierto misterio.
—Como ya te dije,— una de las manos de Changbin se posó sobre su pecho.— es un juego. Un juego para tus sentidos.
—¿Qué hay en esa bolsa, Changbin?— Hyunjin sujetó su mano, deteniéndolo de seguir bajando por su torso. Su pregunta hizo a Changbin volver a sonreír, travieso.
—¿Tienes miedo de que sea algo raro?
—Tengo curiosidad.
—Eso es bueno...— sin quitar su sonrisa, Changbin se separó de la meseta y comenzó a caminar fuera de la cocina, esquivando a Hyunjin quien lo siguió con la vista.
—¿A dónde vas?
—A tu cuarto.— contestó sin mirarlo, solo llevando la bolsa entre sus manos, perdiéndose rumbo a la habitación.
Hyunjin lo siguió después de lavar sus manos. Podía notar la diversión en la actitud de Changbin, la forma confiada y juguetona en la que actuaba, haciéndolo todo más incitante. Al asomarse a la puerta de su habitación, se encontró a Changbin de pie allí, mirando alrededor.
—Tu cuarto es bastante normal.— comentó.
—¿Qué esperabas?— Hyunjin entró, cerrando la puerta y recostando su espalda allí.
—No sé... a lo mejor un par de fustas... y esposas en la cabecera de la cama.
Hyunjin rió mientras negaba, acercándose a él.
—No tengo ese tipo de cosas raras.
—¿No?
—No... suelo ser más del tipo que improvisa.
—¿Cómo?— Changbin alzó una de sus cejas, sus grandes ojos cargados con curiosa picardía.
—Digamos que... si te tuviera que atar, usaría un cinturón o algo así. Lo que tenga a mano. Además...— se detuvo a solo unos centímetros de Changbin, usando su estatura para mirarlo hacia abajo.— Las esposas las uso para trabajar... ya me resultan aburridas.
—Ya veo.— Changbin le sostuvo la mirada por unos segundos antes de seguirse moviendo. Sus suaves pasos lo llevaron hasta la cama, donde subió sus rodillas hasta sentarse cómodamente cerca del borde, poniendo la bolsa entre sus piernas.-Tienes una cama fuerte.
Hyunjin se acercó también, sentándose frente a él.
—Fue una compra inteligente-contestó.-, la anterior era demasiado ruidosa.
Changbin mantuvo su sonrisa a la vez que miraba hacia abajo, como si pensara algo. Hyunjin lo dejó que se tomara su tiempo, no tenía prisa ninguna y, de cierta forma, dejarle las riendas a Changbin sonaba como algo divertido.
—¿Estás cómodo?— Changbin preguntó de repente.
—¿Con qué?
—En una cama... con un hombre.
—Sí, Changbin. Estoy cómodo contigo.
—Solo quiero asegurarme de que estás de acuerdo en todo momento, de que lo estás disfrutando.
—Entiendo.— Hyunjin asintió.-Eso es muy considerado de tu parte.
—Quiero que sea una experiencia agradable para ti.
—Yo también quiero que lo sea para ti.
—De acuerdo entonces.— Changbin apartó la bolsa y gateó hasta colocarse justo frente a Hyunjin, su rostro a solo milímetros del contrario, sus respiraciones mezclándose en el breve espacio que los separaba.-Bésame de nuevo.— demandó, dejando caer un poco sus párpados.-Me gustan tus besos.
Hyunjin no necesitó que se lo pidiera dos veces. Llevó una de sus manos a la nuca de Changbin y enredó sus dedos en el cabello castaño aun un poco húmedo. Cortó la distancia suavemente y fue directo a por el labio inferior de Changbin. Lo tomó entre los suyos, chupándolo un poco antes de dejarlo ir. Sus miradas se cruzaron por un instante antes de que ambos volvieran a mezclarse en un nuevo beso. Hyunjin guio el ritmo, tomándose su tiempo para besar con calma los labios del castaño, los saboreó con cuidado, tratando de no dejarse llevar por la ferocidad. Se demoró un poco antes de usar su lengua, metiéndola lentamente, buscando la de Changbin para comenzar un vaivén que iba de una boca a otra a la vez que su mano presionaba un poco más, como si necesitara tener a Changbin más cerca.
—Dios...— Changbin dejó salir un suspiro después de casi un minuto sin separarse.-Besas tan bien.
—Tú no eres malo tampoco.— Hyunjin se relamió, limpiando la saliva que sabía que tenía en sus labios. No dejó de mirar a Changbin en ningún momento. Le gustaba como quedaban sus labios después de besarlos. Un poco más oscuros y húmedos, su rostro no se ruborizaba mucho, pero sí sus orejas y su cuello, dotándolo de una mezcla de sensualidad y ternura que realmente estaba amando.-Aunque...— su vista se apartó hacia un lado, demasiado curioso como para seguir ignorando la dichosa bolsa.-Realmente necesito que acabes de decirme que tienes ahí.
Changbin se volvió, mirando la bolsa como si hubiera olvidado que estaba allí, para automáticamente sonreír y apartarse para tomarla.
—Te dije que solo era un juego... algo para hacer la experiencia más llevadera para ti.— se acercó de nuevo a Hyunjin, a la vez que deshacía el nudo que tenía la bolsa.-No me dijiste exactamente por qué querías estar con un hombre, pero no parecías hacerlo porque realmente lo desearas. Ya fuera por curiosidad o no, no lucías muy seguro. Así que pensé que si involucrábamos más sentidos podrías disfrutarlo más.
—¿Mas sentidos?— Hyunjin ladeó la cabeza, dudoso.-¿A qué te refieres?
—¿Te gusta el chocolate?— Changbin abrazó la bolsa contra su pecho antes de desvelar su contenido. La pregunta parecía ser bastante importante, así que Hyunjin asintió rápidamente.
—Sí, me gusta bastante.
—Pues pensé que podríamos usar esto.— finalmente metió una de sus manos en la bolsa, extrayendo un pomo pequeño de Nutella.
Hyunjin tomó el chocolate, mirándolo con expresión aliviada.
—¿Era esto?
—Sí.— Changbin apretó sus labios en un puchero inconsciente.— ¿Qué esperabas?
—Te juro que pensé que sería cualquier cosa rara. Desde condones con sabor hasta... no sé.— sonrió con un poco de incomodidad.— ¿Te enojas si te digo que esperaba cualquier cosa de ti?
—No.— Changbin tomó el pomo de vuelta, abriendo la tapa.-Los condones de sabor los tengo en mi bolso, por si aún los quieres. Creo que me quedan de fresa.
Hyunjin ahogó una carcajada. Realmente Changbin era demasiado.
Era divertido.
—¿Y bien? ¿Cómo piensas jugar con eso?
A modo de respuesta, Changbin metió uno de sus dedos en la suave crema, tomando un poco. A la vez que lo extendía hacia Hyunjin.
—Quiero que disfrutas cada parte de mi cuerpo... de la misma forma que yo pienso disfrutar el tuyo.— Hyunjin separó sus labios, dejando que Changbin apoyara su dedo sobre su labio inferior para luego llevarlo más adentro con ayuda de su lengua. El dulce sabor del chocolate explotó en su boca, provocándole una mezcla agradable de excitación y placer. Ver como Changbin se mordía el labio inferior mientras él hacía eso, unido al afrodisíaco sabor, habían bastado para hacerlo sentir extraño. Más excitado de lo que normalmente debería estar en una situación como esa.
—¿Te gusta?— Changbin retiró el dedo, llevándoselo luego a la boca para limpiar los últimos restos de chocolate que Hyunjin había dejado.
—Es delicioso.
—¿Quieres más?
Hyunjin asintió, asumiendo que Changbin solo le ofrecería más. Pero, para su sorpresa, Changbin no llevó su dedo a sus labios; en cambio, lo deslizó por su propio cuello, siguiendo el contorno de sus músculos hasta que rozó su clavícula.
—Tómalo.
El sonido que hizo Hyunjin al tragar en seco fue perfectamente audible para ambos. Changbin solo lo miraba, en total calma, ofreciéndole su cuello donde el chocolate dibujaba una estela sobre su pálida piel. Apoyó una mano sobre la cama y se inclinó para estar más cerca, su rostro fue directo al ángulo del hombro de Changbin, su lengua rozando la piel sobre su clavícula, de nuevo el sabor a chocolate inundándolo.
Usó sus labios para poder chupar. Fue subiendo todo el camino a lo largo del cuello de Changbin, asegurándose de no dejar nada excepto su saliva y la piel un poco enrojecida. Changbin dejó salir los soniditos más preciosos mientras Hyunjin hacía eso, una mezcla de risitas y gemidos, resistiendo el impulso de retirarse debido a las cosquillas.
—Quieto.— Hyunjin rodeó su cintura con uno de sus brazos, como si temiera que Changbin fuera a huir antes de que pudiera terminarse el chocolate en su piel.
—Es que...— intentó hablar, pero sentir como Hyunjin chupaba con un poco más de fuerza debajo de su mandíbula lo hizo estremecerse, sus palabras quedándose ahogadas en un jadeo.
—Más...— exigió, quitando la camiseta de Changbin con gestos bruscos y hundiendo él mismo dos de sus dedos en el chocolate para deslizarlos sobre el pecho de Changbin, justo en la línea media, hasta el comienzo de sus abdominales. Acto seguido, se acomodó, empujándolo hasta recostarlo sobre su espalda. Se subió encima de él, bajando desde su cuello hasta su pecho, su lengua deslizándose nuevamente por su piel, entre sus pectorales, delineando el camino que había trazado con sus dedos. Changbin no se resistió, dejó que hiciera cuanto quisiera, así que Hyunjin supuso que estaría bien un poco más.
Llevó sus dedos aun con un poco de chocolate en ellos hasta la boca del castaño, deslizándolos dentro. La sensación fue como una explosión. La forma en la que Changbin se prendió a sus dedos, enredando su lengua, limpiándolos y chupando de una forma demasiado obscena e inocente a la vez, bastó para hacer que su miembro palpitara, su erección llenándose por completo, exigente. Por un instante le asustó lo mucho que Changbin consiguió excitarlo con algo tan simple como eso. Sin embargo, solo necesitó mirarlo a los ojos, Changbin irradiaba tanta seguridad, tanta confianza. Lucía tan cómodo y complacido debajo de él, con sus dedos en su boca. Eso bastó para que Hyunjin volviera a sentirse en su ambiente. Changbin era lo suficientemente sensual como para despertar esos instintos en él, así que estaba bien, no tenía por qué preocuparse. Después de todo, era sexo, y, a juzgar por el nivel de excitación que tenía, uno muy bueno.
Las manos de Changbin se asieron a su cintura, por debajo de su camiseta. El repentino roce envió corrientes eléctricas a lo largo de toda su espina. Casi instintivamente, se acomodó entre las piernas de Changbin, quien lo recibió de forma relajada y natural. Las erecciones de ambos se rozaron a través de la suave tela de sus pantalones y la sensación hizo a Hyunjin gruñir contra la piel de Changbin. Sin pensarlo mucho, comenzó a mover su pelvis, pequeñas embestidas contra el cuerpo contrario, suaves, solo disfrutando y aumentando el roce. Las manos de Changbin subieron un poco más, llevándose consigo la camiseta de Hyunjin, quien tuvo que sacar sus dedos de su boca e incorporarse ligeramente para deshacerse de la prenda.
Changbin aprovechó el instante para tumbar a Hyunjin sobre su espalda y subirse encima de él. Una sonrisa traviesa adornó sus labios al tomar más chocolate y esparcirlo esta vez sobre el abdomen del pelinegro. Su sonrisa se amplió al ver como Hyunjin se estremecía ligeramente con el tacto, dejando salir un leve siseo al sentir los labios de Changbin sobre su piel, limpiando las dulces líneas que había dibujado con sus dedos. Bajando a una velocidad torturante hasta llegar al inicio de su pelvis.
Hyunjin no apartó su vista de él ni un segundo, por eso cuando Changbin alzó la vista para mirarlo, sus ojos se encontraron, haciendo que Changbin elevara una de sus comisuras.
—¿Quieres que lo haga?— preguntó el castaño, moviendo sus dedos por el elástico del pantalón de Hyunjin.
—Estaba a punto de pedírtelo.— Hyunjin susurró, su voz gruesa por la excitación. Changbin solo relamió sus labios, hundiendo más sus dedos en el borde de sus pantalones, llevándose de paso su ropa interior. Tiró con cuidado hasta descubrir la erección dura y un poco húmeda de Hyunjin. Relamió sus labios de nuevo, de forma casi inconsciente, ante la vista del grueso miembro frente a él. Hyunjin llevó una de sus manos a su cabello, y lo acarició con suavidad, hundiendo los dedos y corriendo sus yemas por su cuero cabelludo.
Changbin tomó un poco más de chocolate entre sus dedos, una ración un algo más generosa. Esta vez descartó el pomo por completo, lanzándolo lejos, al borde de la cama. Podía sentir la mirada de Hyunjin fija e él y en lo que estaba haciendo, pero no dijo nada, solo agarró el miembro con su mano, dejando que el chocolate se esparciera sobre su piel.
Hyunjin estiró su cuello, dejando salir un gruñido ante la sensación. Sus caderas se elevaron, buscando más contacto, pero Changbin lo sostuvo contra la cama, inclinándose de nuevo sobre él para deslizar su lengua a lo largo del tronco de su miembro. Hyunjin mantuvo su mano en su cabello, acompañándolo en sus movimientos.
Y definitivamente aquello no se parecía a nada que hubiera sentido antes.
Sí, mamadas había recibido un montón, pero Changbin no estaba haciéndole una mamada, no. Changbin estaba comiendo directamente de su piel, chupando y lamiendo, buscando tomar todo el chocolate. La forma en la que sus labios presionaban, succionaban y saboreaban, hacían que todo se sintiera intenso, errático y distinto. Además, Changbin se veía tan goloso, tan complacido solo por hacer eso. Los sonidos de placer que salían de su garganta, unidos al obsceno ruido que producía su boca, tenían a Hyunjin al borde del descontrol.
Cada vez estaba más convencido de que le encantaba lo que estaba haciendo. Y estaba bastante seguro de que la razón por la que se sentía bien, era porque Changbin sabía hacerlo sentir bien. Sabía estimularlo, tanto física como mentalmente. Lo guiaba, sin quitarle por completo el control. Y su boca... su boca estaba haciendo estragos con él desde el primer momento en que lo besó.
—Dios... eres tan bueno en esto.— murmuró, acariciándolo aún más, sintiendo la necesidad de elogiarlo. Changbin lo miró, sin detener lo que hacía, luciendo complacido.
—Solo te estaba limpiando.— respondió, juguetón, dando las ultimas lamidas antes de incorporarse nuevamente. Se sentó sobre Hyunjin, apoyando su trasero sobre el miembro desnudo del pelinegro, tentándolo.
—Changbin...— Hyunjin agarró sus caderas, estremeciéndose ante la sensación.
—¿Quieres dar el siguiente paso?— Changbin se inclinó sobre él, susurrando cerca de su oído
—Sí...— la respuesta de Hyunjin sonó como un jadeo, uno necesitado y ansioso, uno que hizo a Changbin sonreír.
—¿Quieres hacerlo tú? ¿O quieres que me encargue yo?— preguntó, separándose un poco, consiguiendo que Hyunjin lo mirara de vuelta, dudoso.
—¿Hacerlo?
—Prepararme... dolerá si no lo hacemos, y no creo que sea el momento correcto para ese tipo de cosas.
—Oh...— Hyunjin separó sus labios, cayendo en cuenta de lo que Changbin estaba queriendo decir.
—¿Tienes lubricante?— Changbin se movió un poco más encima de él, haciendo que Hyunjin apretara sus caderas, costándole trabajo responder. Esa charla, si bien era necesaria, no tenía por qué dejar de ser divertida.
—Sí... en...— Hyunjin hablaba con dificultad, todo su cuerpo demasiado excitado como para organizar bien su mente.— En la mesita... ahí hay...
Changbin gateó, saliendo de encima de él, moviéndose hasta la cabecera de la cama. En la gaveta de la mesa auxiliar de Hyunjin había varias cosas, entre ellas, dos pomos distintos de lubricante los cuales Changbin tomó para examinarlos más cuidadosamente. Hyunjin se acercó a él, agarrando ahora sus pantalones y deslizándolos fuera de sus pies, desnudándolo del todo. Changbin dejó salir un pequeño quejido, pues le tomó un poco por sorpresa, sin embargo no pudo decir mucho más, pues Hyunjin agarró uno de los pomos, lanzando el otro de nuevo en la gaveta a la vez que devoraba los labios de Changbin, sintiendo el sabor a chocolate aun intensamente impregnado en su boca.
Tener a Changbin desnudo, contrario a lo que había pensado, no le causó ninguna impresión más allá de una fuerte excitación. El cuerpo de Changbin era perfecto. Y no, no era femenino, en absoluto. Pero tenía en si una belleza humana imposible de ignorar. Y sí, tenía una cintura estrecha, surcada por fuertes músculos, como si no hubiera una sola gota de grasa en su cuerpo, perfecta para agarrar, para sujetarlo por ahí, hundiendo los dedos en su carne. También sus muslos y su trasero, extremadamente divinos. Su cabello suave, sedoso y todo su cuerpo que tenía un olor agradable, aun si ya pequeñas gotas de sudor cubrían su piel. No estaba extrañando nada, no estaba deseando que Changbin fuera una chica. Así como era, justo así, lo tenía a punto de perder el control por completo.
Así que lo besó más, empujándolo hacia abajo, acomodándose de nuevo entre sus piernas, disfrutando el roce entre ambas erecciones, arrancándole gemidos. Adoraba los gemidos de Changbin, su voz desarreglada, yendo de gruesos gruñidos a los quejidos más agudos. Como todo en él, era incitante, envolvente.
Se separó después de un par de minutos solo haciendo eso, solo besándolo, uniendo ambos cuerpos a través de sus pieles. Changbin lo siguió con la mirada mientras Hyunjin se arrodillaba entre sus piernas y las separaba un poco, lo suficiente como para poder verlo y tener acceso. No le fue difícil notar como el sonrojo aumentaba en el cuello y las orejas de Changbin al hacerle eso. Estaba tan expuesto e indefenso en esa posición, solo para él.
Agarró el pomo de lubricante y, después de humedecer abundantemente sus dedos, los llevó a su entrada, frotando cuidadosamente, solo rozando alrededor. Changbin dejó salir el gemido más precioso, sus piernas se contrajeron un poco y sus cejas se arrugaron en una mueca de placer. Hyunjin no se dio cuenta de la sonrisa que tenía puesta hasta que Changbin lo miró y dejó salir un quejido, como reprochándole su mirada.
Pero era imposible para Hyunjin no sonreír así. Changbin era lindo y sensual, se retorcía debajo de él de una forma demasiado atrayente.
—Dime si algo te duele.— le pidió, inclinándose para besar sus mejillas a la vez que introducía el primer dedo. Changbin asintió, contrayéndose un poco para luego relajarse.
—Está bien... Lo haces tan suave...
—No quiero lastimarte.
—Estoy acostumbrado ¿sabes?
—Aun así.— Hyunjin besó de nuevo su rostro, recorriendo sus mejillas hasta besar la punta de su nariz, notando como, en efecto, Changbin se relajaba con bastante facilidad. No le tomó mucho tiempo poder introducir dos dedos y moverlos suavemente, realizando movimientos para dilatarlo. Changbin se había aferrado a su brazo, dejando que gemidos breves partieran de su garganta con cada roce que sentía en su interior.-Creo que ya estás listo.— dijo Hyunjin después de unos cuantos minutos. Su propia erección se sentía a punto de explotar. El interior de Changbin era suave y caliente, relajado pero lo suficientemente apretado como para sentirse bien.
Agarró un condón de su gaveta y se arrodilló para ponérselo, sin embargo, una vez más, Changbin lo hizo tumbarse sobre su espalda, subiéndose encima de él.
—Yo quiero hacerlo.— Changbin tomó más lubricante y humedeció con él el miembro erecto de Hyunjin.— Quiero que me veas encima de ti, quiero hacer que lo disfrutes.
Hyunjin iba a contestarle algo, pero se perdió en los grandes ojos de Changbin, en su mirada húmeda mientras se acomodaba, alineándose con su erección y dejándose caer sobre él con un gemido.
—Demonios...— Hyunjin siseó al sentirse dentro de él. Sus manos asieron fuertemente la cintura del castaño a la vez que cerraba sus ojos, tratando de acostumbrase a la sensación.— Estás tan apretado... Dios...
—¿Sí?— Changbin se inclinó un poco, lo suficiente como para acercar su rostro al de Hyunjin y apoyar su frente en la suya.— Te gusta?
—Demonios, me encanta.— el sonido grueso de su voz hacia parecer que solo gruñía, pero Changbin podía entenderle, estaban lo suficientemente cerca.-Por favor...
—¿Quieres que me mueva?— Changbin lo provocó, realizando un lento vaivén con sus caderas de un lado a otro, provocando que Hyunjin lo sujetara con más fuerza, indeciso entre detenerlo u obligarlo a seguirse moviendo.
—Deja de ser tan malo.
—Solo quiero que lo disfrutes.
—Entonces empieza a brincar de una vez.— Hyunjin sonó un poco enojado, pero Changbin sabía que no lo estaba, se notaba en sus movimientos ansioso, en su mirada frustrada, necesitada.
—Tan impaciente, en serio.— Changbin cedió finalmente a la vez que se erguía de nuevo sobre Hyunjin y comenzaba a moverse primero de forma suave y pausada, pero rápidamente fue aumentando la velocidad y la amplitud de sus movimientos. Hyunjin lo acarició en todo momento, moviendo sus manos por donde podía, ya fuera en sus nalgas o en sus muslos, o alrededor de su cintura, ayudándolo a moverse más duro, a hacer que sus pieles sonaran más.
A pesar de ser quien estaba encima, Changbin lucía tan arruinado. Su piel ruborizada y su cabello despeinado le daban un toque salvaje y carnal. Además, estaba el sonido de su respiración pesada, las marcas oscuras que comenzaban a surgir allí donde Hyunjin lo había apretado. La forma en la que se movía, sus caderas marcando un ritmo diabólico sobre Hyunjin. Todo él, era el placer más intenso que Hyunjin había sentido en muchísimo tiempo.
Changbin no se cansaba rápido. Estuvo varios minutos moviéndose sobre él, disfrutando la sensación tanto o más que Hyunjin. También le gustaba duro, rápido, y no se quejaba cuando Hyunjin lo agarraba con fuerza, o movía sus caderas hacia arriba buscando penetrarlo más profundamente. En cambio, gemía como si lo amara, y Hyunjin adoraba oírlo, adoraba esa sensación de estar ambos disfrutando a la par, sin quejas, sin prejuicios.
Eventualmente sintió que no podía resistir las ganas de arremeter contra el cuerpo de Changbin. Así que simplemente se lo quitó de encima, acostándolo sobre su espalda y siendo ahora él quien se ponía encima, entre sus piernas, penetrándolo de nuevo. Agarró las piernas de Changbin y comenzó a marcar un ritmo más duro y constante. No era que no estuviera disfrutando lo que Changbin hacía, pero tenía esa necesidad de ser él quien se moviera, necesitaba tenerlo debajo de él, tal vez por algún estúpido instinto carnal. O tal vez no, fuera la razón que fuera, Changbin no se quejó, en cambio se sujetó de sus brazos y mordió sus propios labios para ahogar los gemidos que ya amenazaban con salir altos e incontenibles.
Hyunjin también sabía lo que hacía, y Changbin lo comprobó cuando lo tuvo encima, cuando sintió esa fuerza casi animal, esa necesidad insana de tener sexo hasta llevar su cuerpo al límite. Era tan atrayente, tan arrollador.
Ninguno de los dos pudo hacer mucho para contener su orgasmo. Changbin se dejó ir contra el abdomen de Hyunjin, su semen disparándose sobre la piel contraria y sobre la suya propia, en medio del gemido ahogado más exquisito que Hyunjin nunca había escuchado. Él no se tardó en seguirlo. Podría tratar de extenderlo un poco más pero no quería abusar si se trataba de su primera vez con Changbin, así que dejó que el orgasmo de Changbin condujera al suyo, produciéndole una sensación hormigueante en todo el cuerpo, como si una explosión se expandiera desde su entrepierna a lo largo de todo su ser.
Se dejó caer junto a Changbin. Solo se oían las respiraciones aceleradas de ambos. Su mirada estaba fija en el techo a la vez que su atención se enfocaba en el castaño junto a él, en su presencia, en los sonidos que hacía. De cierta forma, después de tener un orgasmo, Hyunjin siempre se quedaba pensativo por un par de minutos, usualmente eran quejas internas sobre algo que le había incomodado, o algo que no había conseguido. Sin embargo, esta vez, solo estaba perplejo. Le costaba un poco creer lo increíblemente bueno que había sido el sexo que acababa de tener. Y además, con un hombre.
Ladeó su cabeza para mirar a Changbin, quien yacía junto a él con los ojos cerrados y sus manos en su cabeza, masajeando suavemente su propio cabello.
—¿Estás bien?— sorprendentemente, fue Changbin quien dejó caer la pregunta, mirando a Hyunjin de reojo, notando su silencio.
—Sí...— solo fue un susurro, no sabiendo exactamente qué hacer ahora. ¿Los hombres podían acurrucarse después de tener sexo? ¿No sería raro si lo abrazaba? Tenía deseos de hacerlo, de hacer que Changbin se apoyara en su pecho y dormirse con el olor de su cabello. Tampoco tenían ninguna relación, ningún compromiso. ¿Estaría mal si lo hiciera?
—Luces un poco... confundido. ¿Te estás arrepintiendo?
—No. Para nada.
Changbin se viro de frente a él, acomodándose sobre su costado, mirándolo.
—¿En serio?
—Sí.
—Entonces...— Changbin apretó sus labios, esta vez era él quien parecía dudar.-¿crees que...? Digo... si no te molesta... uhm...
—¿Qué?... Solo dilo.
—¿Podrías abrazarme? Solo un rato. Es... ya sabes... después de tener sexo uno como que quiere...
—Ven aquí.— Hyunjin sonrió, incapaz de contener la ternura que Changbin le había provocado con sus titubeos. Lo atrajo contra su pecho, rodeándolo con uno de sus brazos a la vez que con su mano libre comenzaba a juguetear con sus cabello y a dejar besos en él.-Yo también quería abrazarte.
Changbin no dijo nada más, solo se acurrucó y Hyunjin volvió a sonreír cuando, en menos de tres minutos, lo escuchó roncar suavemente.
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