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Capitulo 46

El tintinear de los hielos en su vaso era lo que sus ojos estaban mirando, sin embargo, su mente estaba en otro sitio que no tenía nada que ver con hielos, jugo o bebida alguna. Mientras el agua se derretía en el zumo de naranja, Jisung seguía pensando en todo lo que había sucedido desde el amanecer hasta que Chris salió de su casa, dejándolo confundido y contrariado. Ese tipo, el sargento Chris Bang, de alguna manera había conseguido sobrecogerlo en casi todos los niveles posibles. No solo por el sexo, de hecho, el sexo era lo que menos le preocupaba; eran las palabras que le había dicho después, antes de irse, las que realmente lo tenían así de pensativo.

Llevaba casi media hora de pie en su cocina, bebiendo ese jugo eterno que no había tocado mucho sus labios. Todavía podía sentir las manos de Chris en su cuerpo, como un hormigueo que fallaba en borrarse a pesar de las horas y sus palabras resonaban en su mente una y otra vez, aun sin realmente tener un sentido completo.

¿Realmente Chris dejaría de ser su agente de libertad condicional?

Si eso sucedía, no tendría una verdadera razón para verle de nuevo. Sus caminos se separarían de la misma fortuita manera en la que se cruzaron y todo habría quedado en un revolcón inolvidable. Eso no era nada que Jisung no hubiera experimentado antes. Encuentros de una noche, solo sexo ocasional, ese tipo de cosas eran lo usual para él. Si era así, entonces, ¿por qué esta vez se sentía tan inconforme? ¿Por qué no podía simplemente encogerse de hombros y continuar con su vida como si nada?

El recuerdo de aquel primer beso que Chris le dio en el auto volvió a él en ese momento. Sus dedos se crisparon alrededor del vaso al recordarlo. Tan único. Ese beso no era algo que se hacía en un encuentro de una vez, en una simple revolcada. Ni ese ni ninguno de los que habían intercambiado. Chris lo había besado con algo más que deseo, algo que solo él sabría qué demonios era.

Y mentiría si dijera que no quería saber también de qué se trataba.

Realmente... ¿Qué había sido todo eso para Chris y por qué se veía tan abatido cuando se fue? ¿Por qué le había preguntado que significó eso? Tan poco propio de él.

Exhaló un suspiro.

—Bro, definitivamente necesito algo más fuerte que esto. —se dijo a sí mismo, finalmente sacudiendo su cabeza para volver a la realidad. Desechó el jugo en el fregadero y se dispuso a servirse un trago que le ayudara a poner sus ideas en orden o a simplemente olvidarlas.

Una nueva bebida en su mano lo acompañó mientras subía de vuelta a su habitación. Allí, la cama aun desordenada lo recibió, como un testigo acusador. Su habitación entera parecía recordarle lo que había sucedido y era como si todavía Chris estuviera allí, durmiendo, tan apacible como estuvo esa tarde. Jisung se sentó cerca de la ventana, tomando un sorbo, en la misma posición en la que había estado cuando se despertó y se quedó por largos minutos solo viendo a Chris dormir.

¿Por qué había hecho eso? No estaba seguro. De cierta forma se sentía victorioso por tener a ese hombre allí, en su cama, después de tanto jugar al tira y afloja. Sin embargo, había una parte significativa de él que simplemente quiso verlo dormir, disfrutando el probable privilegio que tenía al poder hacer eso. Sabía que no era el único que podía ver eso, pero le gustaba ser uno de los que tenían la oportunidad. Se sintió, además de victorioso, afortunado.

Y eso no tenía ningún jodido sentido.

—Cualquiera diría que me gusta... —murmuró y se rió de su propia ocurrencia, negando suavemente mientras bebía un nuevo sorbo. Pero su sonrisa se borró como mismo había surgido y su rostro se tornó serio, aun más hundido en sus pensamientos, dándose cuenta de que, tal vez, aquello no era tan disparatado como sonaba— No... —negó de nuevo— Eso no tendría el más mínimo sentido.

Miró de nuevo hacia la cama vacía y la idea de volver a tener a Chris allí se le hizo tan deseable, tan ideal, que no pudo evitar estremecerse.

Nunca había deseado a alguien en específico. Estaba bien con cualquier compañía. Bastaba con no estar solo cuando no quería estarlo. Ahora, sin embargo, quería estar con Chris. Quería acostarse con él de nuevo, sí, aun si todavía le dolía hasta el alma. Eso podría no ser tan raro teniendo en cuenta que ese había sido el mejor sexo que podía recordar, pero el hecho de quererlo precisamente a él, de querer escribirle y molestarlo, de querer tenerlo de nuevo como algo presente en su espacio le hacía sentir que aquello era distinto. Demasiado distinto.

Y justo cuando se sentía así, Chris le había dicho que pensara en lo que tuvieron como algo de una sola vez. Lo había dicho claramente.

Se terminó su trago de un tirón, empezando a irritarse por el enredo de emociones y pensamientos que tenía. Pensar no era lo suyo, nunca lo había sido, y ya su cabeza estaba empezando a calentarse. Apartó todas esas dudas e incertidumbres a un lado hasta lograr ver claramente lo que sucedía. La única verdad que importaba en ese momento era que quería volver a ver a Chris y le valía tres pitos si el oficial lo había dado todo por concluido.

De todos modos, él nunca antes había obedecido a Chris. No iba a empezar ahora.

Era raro para Jisung levantarse temprano por sí mismo. Podría contar con los dedos de una de sus manos las veces que lo había hecho a lo largo de su vida. Probablemente incluso le sobrarían dedos. Sin embargo, esa mañana lo hizo. Se levantó antes de que su alarma de las nueve sonara, mucho antes, dispuesto a cumplir con lo que se había propuesto después de una ardua jornada de debate mental. Desde la noche anterior se había creado la disposición de ir a la estación de policía y, ahora que estaba preparándose para hacerlo, a esa disposición se le agregaba cierta emoción, como quien se prepara para una ardua batalla.

Luego de ducharse y vestirse, se miró en el espejo con más cuidado del usual. Detalle a detalle, recorrió su apariencia como el más estricto de los jueces. Necesitaba verse impecable en su batalla, su moral dependía de eso.

Satisfecho tras unos minutos, le guiñó un ojo a su propio reflejo y luego se estremeció de la vergüenza que a veces se acusaba a sí mismo. Esas cosas, sin embargo, le ponían de buen humor. Estaba esa mañana lleno de energía y dispuesto a hacer lo que fuera necesario para convencer a Chris de que las cosas simplemente no podían acabar así.

Pero no era tan fácil como sonaba.

—Te he dicho que necesito ver al Sargento Bang Chris, ¿es tan jodidamente difícil entender eso?

El oficial en la recepción lo miró nuevamente a través del cristal, en su rostro podía casi verse una mueca incómoda y displicente. Jisung odiaba cuando lo miraban así.

—Ya le he explicado que si no tiene una cita o el propio sargento dejó dicho que usted vendría a verle, no puedo dejarle pasar.

—Entonces llámalo.

—No soy su secretario. Si tanto quiere verlo, puede llamarlo usted y pedirle que salga.

—Eso... —Jisung apretó sus labios, quitándose las gafas con un gesto brusco. Llamar a Chris estaba fuera de cuestión. Si usualmente era reacio a contestar, ahora probablemente ni siquiera se tomaría la molestia de hacerlo— ¿Crees que si simplemente pudiera llamarle estaría aquí hablando contigo?

El oficial fingió una sonrisa.

—Entonces lo invito a sentarse y esperar, el sargento saldrá en algún momento. No creo que vaya a dormir aquí hoy.

Esa respuesta falsamente cordial agotó la poca paciencia que le quedaba, quien si no fuera por el cristal ya hubiera agarrado a aquel tipo por la camisa.

—Yah... —gruñó— Esta es la última vez que lo digo... —azotó la superficie del mostrador con una de sus manos— Llama al sargento ahora mismo o...

—¡Whoa! —Una mano sujetó su hombro, calmando instantáneamente lo que prometía convertirse en una temible tormenta de insultos y amenazas— ¿Algún problema, señor Han?

Jisung se giró para mirar por encima de su hombro, aun furioso. Sin embargo, su enojo se calmó notablemente al encontrar al jefe de la estación sujetándolo con amabilidad. No era la persona con la que más había hablado, pero habían sido suficientes veces como para saber que podría acudir a él en una situación como esa.

—Oh, Capitán, que gusto verlo —Retrocedió un paso y se inclinó brevemente, su tono completamente distinto al de hacía un segundo—. No hay ningún problema, solo estaba tratando de llegar hasta el Sargento Bang, es más difícil de lo que pensé.

—Ah, quieres ver a Chris. Pensé que ya habías sido liberado de tu condena.

—Pues, aun no estoy completamente al tanto de los detalles sobre eso, me gustaría hablar con el Sargento...

—Ah, no necesitas verlo a él para eso. Ven, acompáñame a mi oficina, yo te explicaré con calma. —El Capitán mantuvo su hombro sujeto y lo llevó consigo, casi arrastrándolo hacia el interior de la estación mientras parloteaba algo sobre un autógrafo para su sobrino.

Jisung se dejó llevar, un poco consternado, pero prefería eso a simplemente no poder entrar. Siguió al hombre hacia su oficina, la cual no estaba ni remotamente cerca de la de Chris, profunda en el interior del edificio, varios pisos arriba. Una vez allí, tomó asiento frente al atestado y desordenado escritorio donde las tazas de café sucias se codeaban con documentos regados y panecillos a medio comer.

—Necesita una limpieza urgente. —comentó, sin ocultar una mueca de desagrado. El capitán solo rió, sin preocuparse en lo más mínimo.

—Siempre tan directo, ¿eh? Está así, todo el mundo necesita su paz exterior tanto como la interior. La tuya es esa ropa cara y accesorios brillantes, la mía es esta.

Jisung levantó sus cejas y apretó sus labios, decidiendo que era mejor dejar ese asunto ahí y abordar lo que realmente le interesaba así que se aclaró la garganta y cruzó una pierna sobre la otra mientras acomodaba sus gafas en el bolsillo de su chaqueta.

—Bueno, en cuanto a Chris...

—Ah, sí —El capitán se acomodó en su asiento, mirando alrededor mientras hablaba—. Pues no hay por qué preocuparse. Gracias a la ayuda que le prestaste a la división de narcóticos para desmantelar esa enorme red de tráfico, serás absuelto de tus condenas, así que ya no estás en libertad condicional. Bueno, oficialmente todavía lo estás, pero eso será atendido pronto.

—Pero... si eso sucede entonces ya chr... el Sargento Bang no tendrá que encargarse de mí.

—No, serás un hombre libre. ¿Por qué ibas a necesitar un agente de libertad condicional? —El hombre se reclinó aún más en su asiento, moviendo sus manos con un gesto de obviedad que solo hizo a Jisung ponerse más nervioso de lo que ya estaba.

—Es que... —insistió— yo... me siento seguro si tengo a alguien velando por mí. Estuve haciendo cosas peligrosas, ya sabe. Sacar información y dársela a la policía no es algo leve. Si alguna de esas personas se entera que fui yo quien...

—No creo que haya problema con eso. Eres externo a la red, no sospecharían de ti.

—Sí, pero... Uno nunca sabe...

—Incluso si te hacía sentir seguro, un agente de libertad condicional no puede hacer mucho si te llegaras a encontrar repentinamente en peligro. Para eso puedes contratar servicios privados de protección. Es mucho más eficiente. De hecho, como celebridad, deberías haber considerado esa opción hace mucho.

Jisung apretó sus puños sobre sus muslos.

—Pero... el sargento Bang realmente hacía bien su trabajo. Con él si me sentía protegido. ¿No hay ninguna manera de...?

—A ver, señor Han, no sé exactamente por qué insiste en esto, pero incluso si siguieras en libertad condicional, no podrías tener a Chris como tu agente.

La expresión consternada del tailandés no se hizo esperar.

—¿Por qué no?

—Pidió su traslado esta mañana, de vuelta a la unidad de enfrentamiento, donde estaba antes. Es curioso —se quedó pensativo por unos segundos—, cuando tu último agente renunció, Chris repentinamente pidió su traslado. Más curioso aun, recursos humanos aceptó y tramitó su traslado en horas. Eso, créeme, es casi inaudito. Se le asignó tu caso y, ahora que se levantó tu condena, simplemente se traslada de vuelta a enfrentamiento —Miró a Jisung con sospecha, acercándose para apoyar sus codos sobre los papeles del escritorio— ¿Hay algún asunto entre ustedes del que me deba preocupar?

—No... —Jisung retrocedió instintivamente— No lo creo. Debe ser casualidad. Tal vez saqué a Chris de quicio, ya sabe. Por eso se trasladó de vuelta a donde estaba. Yo... Solo me agradó estar bajo el cuidado del Sargento, eso es todo.

—Uhmm... ya veo. —contestó el capitán, pero era más que obvio en su expresión que aun encontraba todo aquello demasiado sospechoso.

—Y quería hablar con él, darle las gracias...

—Si mal no recuerdo, fue el Sargento Bang quien te escoltó a casa la otra noche. ¿Quedó algo pendiente por hablar?

—¿Sabe qué? —Jisung se puso de pie repentinamente, luciendo apresurado— Todo esto está tomando más tiempo de lo que pensaba. Solo dele mis saludos al Sargento y agradézcale también de mi parte. No pensé que fuera tan complicado verle y tengo trabajo que hacer.

—Claro. —El Capitán asintió, suave.

—Muchas gracias a usted también —Jisung le estrechó la mano con algo de prisa—, siga haciendo un buen trabajo.

Se puso las gafas y, sin esperar a que el capitán lo acompañara a la salida, salió de la oficina no sin antes recomendarle de nuevo que pusiera un poco de orden allí dentro.

Una vez fuera, se llevó una mano al pecho y dejó salir un suspiro. La forma en la que el capitán lo había puesto todo hacía que el comportamiento de Chris con respecto a los cambios en su trabajo lucieran enormemente sospechosos. Incluso él, ahora, tenía sus dudas sobre lo que Chris realmente quería conseguir como su agente de libertad condicional. Había salido de aquella oficina para evitarle un posible problema al Sargento pero ahora estaba mucho más confuso que antes y no tenía un trago a mano que le acomodara las ideas.

Mientras más pensaba, menos entendía.

Se separó de la puerta de la oficina y se dirigió de vuelta, aun concentrado en lo que el Capitán había dicho. Sacudió suavemente su cabeza, tratando de encontrarle un sentido, mas no lo encontraba. ¿Por qué Chris pasaría por toda esa molestia solo para encargarse de su caso?

Levantó la mirada al darse cuenta de que no se estaba fijando hacia donde iba. De repente se encontraba en un pasillo que no conocía y que probablemente estaba en sentido contrario a donde tenía que ir. Solo había oficinas silenciosas frente a él así que probablemente ni siquiera tendría permitido estar allí. Aun sin fijarse del todo en lo que hacía, se dio la vuelta, dispuesto a desandar el camino que había recorrido solo para sentir que chocaba bruscamente con alguien, haciendo que ambos perdieran ligeramente el equilibrio.

—Hey... —Unas manos fuertes sostuvieron sus brazos, evitando que cayera hacia atrás— Cuidado, ¿estás bien?

Jisung se equilibró rápidamente, un poco asustado por el sorpresivo impacto. Frente a él, un chico de cabellos castaños y aspecto poco formal lo miraba de vuelta con preocupación. Él solo asintió y se disculpó. Se dispuso a retirarse y continuar su camino como si nada hubiera pasado, pero algo hizo "clic" en su mente llevándolo a detenerse y girarse sobre sus talones.

—Espera... —dijo, luego de haber reiniciado la marcha, haciendo que el otro se detuviera y se girara también a verle de nuevo— Tú... —Se acercó, invadiendo por completo su espacio personal para verlo de cerca, levantando sus gafas— Tú eres el chico al que Chris estaba besando en aquel video.

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