capitulo 45
—¿Está bien así? —Minho levantó la vista de la pantalla de su celular luego de hacer la transferencia, buscando la mirada de Changbin, quien seguía mirando fijamente la suya, comprobando que la suma de dinero acordada se hubiera transferido correctamente a su cuenta.
—Hm... —asintió finalmente, comprobando el pago— Aún falta el papeleo legal pero eso podemos hacerlo la semana que viene, por ahora, ya el sitio es tuyo.
Acompañó esa última oración con una enorme sonrisa a la vez que sacaba las llaves de su bolsillo y se las extendía al menor, con un gesto solemne y severo que se le hizo ligeramente risible a ambos.
—Te hago entrega oficial de este lugar, cuídalo mucho. —Tomó la mano que Minho no tenía vendaba y puso el llavero sobre su palma, cerrando luego sus dedos sobre éste, tomándose un par de segundos en eso.
—Te prometo que lo voy a cuidar. Es un lugar importante para ti, pero ahora también lo es para mí. —Minho apretó las llaves y sonrió, sintiendo una irreal felicidad al tener finalmente aquel sitio, como si, por primera vez, estuviera haciendo algo bien. Algo correcto.
—Más te vale —Changbin le revolvió los cabellos antes de darle una palmada en el hombro. Todavía tenía una sonrisa dulce en su rostro cuando miró hacia afuera, notando a los dos policias sentados en una de las mesas exteriores del café—. Por cierto, ¿aclaraste las cosas con Felix? —preguntó, cambiando de tema—. Ya compraste el café, ¿significa eso que todo está listo para comenzar con tu nueva vida?
—Bueno —Minho también miró hacia afuera, aun sujetando las llaves en su mano sana—, digamos que es un trabajo en ejecución. Todavía necesito aclarar algunas cosas, pero necesitaba esto primero —agitó las llaves en su mano, haciendo que su tintineo explicara lo que quería decir—, de lo contrario solo sería más de lo mismo. Más promesas vacías que Felix no me iba a creer.
—Tienes un punto ahí. Pensaste bien las cosas esta vez.
—Eso espero...
Ambos se quedaron mirando hacia la mesa donde Felix y Hyunjin conversaban en calma. La vista de Hyunjin seguía fija en algún punto del vacío mientras escuchaba a Felix, con sus manos cruzadas sobre la mesa. Parecían estar teniendo una charla seria, sin embargo, los otros dos miraban la escena como si hubiera flores alrededor de los dos oficiales, ambos conscientes de que estaban viviendo los últimos momentos antes de darle un brusco cambio a sus vidas.
—Bien... —Changbin se metió las manos en los bolsillos después de esa breve pausa, dejando que el tono de su voz denotara sus deseos de dar aquel asunto por concluido— Entonces te dejo para que hables con Felix y vayas poniendo tus cosas en orden.
—Sí... —Minho dejó salir un suspiro breve y nervioso, avanzando hacia la entrada del café— Gracias por todo.
—No hay de que —Changbin se detuvo para estrechar su mano—, solo recuerda siempre lo que me prometiste.
—Dalo por hecho.
Sus últimas palabras fueron escuchadas por los dos mayores, quienes notaron su presencia desde que salieron del interior de café. A pesar de haber estado conversando, ambos habían estado más que pendientes de lo que fuera que estuvieran haciendo allí adentro. El semblante de ambos denotaba curiosidad y seriedad, una que casi rozaba los celos pues, para ellos, seguía siendo casi absurdo el hecho de que Minho y Changbin se conocieran con tanta familiaridad.
—¿Ya terminaron? —inquirió Hyunjin, reclinándose en su asiento.
—Sí, ya podemos irnos —Changbin se acercó, tomándolo por el brazo para hacer que se levantara—, Minho y Felix tienen cosas que hablar.
—P-pero... —Hyunjin se dejó arrastrar, aun sin realmente entender del todo. Felix ya le había contado a grandes rasgos de que iba su asunto con Minho, pero aún seguía sin atar algunos cabos.
Y a juzgar por la prisa de Changbin, no iba a poder hacerlo de todos modos.
—¡Nos vemos mañana! —alcanzó a despedirse de Felix mientras era arrastrado hacia la acera. El mayor solo atinó a asentir y hacer un gesto con su mano, viendo como su compañero era llevado casi en contra de su voluntad quién sabe a dónde.
—Luce como si Changbin tuviera prisa... —comentó.
—Debe tener algo importante que hacer con Hyunjin —respondió Minho a sus espaldas, aun con esa sonrisa dulce en su rostro. Felix se giró a verle, metiendo sus manos de vuelta a los bolsillos de su sudadera.
—¿Y tú? ¿Finalmente me dirás de qué va todo este asunto?
Minho suspiró de nuevo, esta vez con más calma, rodeando la mesa para tomar asiento en la silla que hasta hacía un momento había ocupado Hyunjin.
—Pues... te dije que quería mostrarte lo que iba a hacer con el dinero.
—Exacto —Felix se mantuvo impasible, pero aun así era fácil notar su impaciencia—, para eso me arrastraste aquí.
—Pues... era esto. —Minho hizo un gesto de su mano, señalando a su alrededor. Felix siguió su gesto con la mirada, alzando una ceja.
—¿Compraste este sitio?
El menor asintió enérgicamente, ante lo que Felix se quedó en silencio, girándose un poco para mirar bien el inmueble. No sabía exactamente qué pensar de eso.
—¿Y qué planeas hacer ahora? —se enderezó, buscando la mirada del menor.
—No hay mucho que hacer... solo trabajaré. Crearé mi propio negocio. Haré algo que no te tenga constantemente preocupado.
—Minho...
—Antes de que empieces a protestar —lo detuvo el menor, con un gesto de su mano—, déjame decir lo que tengo que decir.
Felix cerró sus labios, tragándose sus palabras. La verdad era que ni siquiera tenía algún argumento sólido para refutar las intenciones del menor, sabía que no tenía razón para negarse, tampoco fuerzas, así que solamente guardó silencio, consciente de que lo que estaba por oír iba a remover más cosas en él de las que le gustaría admitir.
—Bien... —Minho tomó ese silencio como un permiso y organizó su valor y sus palabras mientras se removía en el asiento, tratando de sentarse derecho— Como ya te dije, el dinero que reuní mientras estaba en la cárcel lo usé para comprar este sitio. Es... es algo nuevo para mí, pero he estado trabajado a medio tiempo en otros cafés para aprender. Quiero intentar esto, tener algo propio y esforzarme de forma legal por lo que quiero. Pero, más que todo eso, quiero tener algo que me haga digno de estar a tu lado. Algo que no te haga querer apartarme de ti. Quiero que puedas sentir al menos un poco de orgullo y que podamos estar juntos en las dificultades de ambos, tanto como en los momentos felices... también quiero que los haya... —Miró a Felix, algo apenado— Momentos felices. Muchos. Sin tener que preocuparnos por cosas tristes. Quiero que las heridas que cures en mis manos sean quemaduras de café o cortadas de cuchillo en las puntas de mis dedos. Quiero que puedas pasar por aquí luego del trabajo y tomar algo que te alivie la fatiga. Quiero que me asocies con olor a granos tostados y que puedas decir sin temor que soy tu novio... quiero todo eso, junto a ti... y estoy dispuesto a esforzarme por ello. Yo... —su voz tembló— Yo te amo. Y sé que no puedo borrar el pasado, sé que no puedo borrar lo que fui, pero sí puedo ser mejor, puedo darte días felices de ahora en adelante. Así que... lo que quería decirte era que... que quiero tener esa oportunidad... quiero la oportunidad de seguir a tu lado.
Guardó silencio luego de decir todo eso, consciente de que sus nervios le harían tener una horrible verborrea si seguía hablando. De todas las veces que le rogó a Felix por comprensión y tiempo, de todas las veces que le dijo que lo amaba, ninguna se estaba sintiendo tan asfixiante como esa, ninguna de las respuestas que había esperado del mayor lo había dejado tan expectante como esa.
—¿Y si te digo que no? —Preguntó Felix de repente, evitando su mirada— ¿Qué harás si me niego?
Minho apretó sus puños, sintiendo un dolor en su pecho que amenazaba con impedirle respirar. Trató de tomar aire, cerrando sus ojos por un segundo. Pensó. ¿Qué pasaría si Felix no aceptaba? La idea se deslizó por su mente, dejando una estela de dolor con solo imaginarla. Pensó en eso y quiso llorar. Sin embargo, sabía lo que haría. Lo tuvo claro en el momento en el que trató de visualizar la situación.
—Haría lo mismo... —dijo finalmente— Me esforzaría, saldría adelante. Trabajaría en este lugar hasta que ya no me quedaran fuerzas.
—¿Por qué? —Felix levantó su mirada— ¿No dices que estás haciendo esto por mí?
—Y lo hago... —Minho estiró sus labios en una sonrisa apenada— Pero no lo hago por ti buscando que te sientas forzado a quedarte a mi lado. No quiero obligarte ni presionarte a nada. Solo quiero ser mejor, para ti y por ti, porque todo el tiempo que estuviste a mi lado, todas las heridas que curaste, todos los consejos y los regaños, todo el placer y el tiempo que me diste merecen verme ser mejor. Lo hago por ti y lo hago por mí —Cruzó su mirada con la del mayor y se sintió cada vez más seguro de lo que estaba diciendo—. Mi vida no depende del hecho de que estés a mi lado. No voy a perder el rumbo si no te tengo. Lo que siento por ti no es esa clase de dependencia ciega, aun si puede parecerlo. Simplemente te quiero aquí y quiero esforzarme por tenerte. Así que está bien, puedes decir que no, pero estoy rezando porque digas que sí.
Mantuvo su mirada firme, buscando en el rostro de Felix la reacción a sus palabras. El oficial, por toda respuesta, simplemente sonrió, apartando de nuevo su mirada, incrédulo.
—Dios... realmente has madurado.
—Tuve tiempo para pensar.
—Ya veo... —Felix sacó sus manos de los bolsillos de su sudadera y apoyó sus codos sobre la mesa. Con un suspiro que sonó a derrota, sacudió su propio cabello, intensamente, como si aún buscara resistirse pero ya no le quedaran fuerzas.
—Esto es una locura...
—No lo es.
—Si algo sale mal...
—No va a salir nada mal.
—Pero yo...
—¿Me amas? —Minho se estiró por encima de la mesa y sujetó los antebrazos de mayor, deteniéndolo— ¿Quisieras tener algo bueno conmigo? ¿Algo que no luzca tóxico o destructivo, que no te haga sentir abusivo?
—¿Algo normal? ¿Realmente podemos tener eso? —Felix lo miró y Minho no lo había visto lucir tan desordenado.
—Puedes... —Minho hizo una pausa, pensativo, para luego sonreír— No, de hecho, te suplico que sigas dominándome en la cama, pero más allá de eso, sí, Felix. Tenemos todo el derecho a tener algo normal... y te lo demostraré si me dejas.
Felix finalmente dejó caer su cabeza sobre la mesa, suspirando.
—Está bien... —musitó.
—¿Qué? No te oí. —Minho tiró suavemente de sus brazos, levantándolo un poco— Vas a tener que repetirlo.
—¡Dije que estaba bien! ¡No te hagas el sordo!
Minho rió con ganas, saliendo de su asiento para agacharse junto al mayor y sujetar su rostro, juntando sus frentes.
—Gracias... —susurró también— Muchas gracias.
—Más te vale hacer un buen café. —Advirtió Felix, señalándolo con uno de sus índices.
—Haré el mejor... —Minho asintió enérgicamente— Solo para ti.
—¿Por qué tanta prisa?
Luego de ser arrastrado por varios metros de acera, Hyunjin finalmente se vio lanzado en el asiento trasero de un taxi. Changbin lucía feliz, como si acabara de hacer algo realmente bueno, tan diferente al Changbin lloroso que había sostenido en sus brazos hacía un rato.
—Esos dos necesitaban hablar —respondió con obviedad, acomodándose en el asiento para apoyar su cabeza en el hombro del mayor—, tú y yo estábamos de más allí.
—¿Y qué fue lo que hablaron Minho y tú allá atrás? De hecho... ¿Cómo rayos conoces a ese chico?
Changbin se encogió de hombros, inocente.
—Supongo que fue casualidad. Puse el café en venta y Minho se puso en contacto conmigo enseguida. Lo estaba vendiendo bastante barato así que el chico realmente intentó por todos los medios cerrar un trato conmigo. Nos reunimos por primera vez el mismo día que salió de la cárcel y me contó toda su historia. Supongo que me conmovió un poco. Realmente quiere hacer las cosas bien...
—Hm... ya veo —Hyunjin desvió su mirada hacia afuera, su ceño arrugándose inconscientemente. Changbin estiró su cuello para verle notando el pequeño rictus en su expresión.
—Hey... —tomó su mentón— ¿Por qué luce como si no confiaras en Minho?
—Tengo mis reservas. No quiero que termine lastimando a Felix... ya he visto... he sospechado cosas.
—¿Cosas? ¿Cómo cuales?
Hyunjin lo dudó antes de hablar.
—A veces... en estas últimas semanas... me ha parecido ver marcas en el cuerpo de Felix. Ha estado usando el uniforme de mangas largas y varias veces lo he notado distraído y pensativo. Felix no podría defenderse de un chico como ese... me preocupa.
La risa de Changbin, estridente y explosiva, lo tomó por sorpresa. Le resultó confuso verlo reír así ante esas palabras. ¿Acaso había dicho algo que no tuviera sentido?
—¿Qué es tan gracioso?
—Créeme... Felix está perfectamente a salvo.
—Pero...
—Si vas a preocuparte, deberías hacerlo más por Minho. Felix es fuerte, créeme. Puede lidiar perfectamente con Minho.
—Pero... el chico es enorme. ¿Has visto a Felix?
—Eso te pregunto yo a ti. ¿Has visto a Felix alguna vez tener problemas en un enfrentamiento cuerpo a cuerpo?
—Bueno, no... pero...
—En serio... —Changbin aun sonreía— No conoces tan bien a tu compañero como crees que lo haces. Felix tiene a Minho en la palma de su mano, no te preocupes por eso. Si alguna vez viste marcas, digamos que esa es su manera de... jugar.
—¿A qué te refieres?
Changbin le dedicó una mirada displicente, levantando una de sus cejas.
—Vamos... eres más perspicaz que eso.
—Oh... —Hyunjin finalmente pareció caer en cuenta— Ya... ya veo. Eso tiene... tiene un poco de sentido. Bueno... supongo que si a Felix le parece bien y no se hacen daño, pues no hay problema. Si el chico realmente se esfuerza y saca el café adelante...
—Lo hará. Él me lo prometió. —Changbin sonó convencido mientras decía eso. Tomó una mano de Hyunjin entre las suyas y volvió a acomodarse. Ese pequeño gesto fue un poco tenso, un poco nervioso y dejó un silencio rígido entre los dos. Como si de repente recordaran que aun había un pequeño detalle pendiente entre ellos.
—Changbin... —Hyunjin pronunció suavemente su nombre— Lo que quería decirte...
—Ya lo sé... no necesitas hacerlo realmente... —el castaño acarició sus dedos, manteniendo su mirada en esa mano grande y ancha que contrastaba un poco con sus dedos largos.
—Pero...
—Acepto... —Changbin sonrió, aun sin verlo a los ojos— A partir de hoy... estaremos saliendo juntos.
Hyunjin contuvo la sonrisa que amenazó con desfigurar su rostro y solo entrelazó sus dedos con los de Changbin.
—¿Más que solo sexo?
—Será sexo... —Changbin apretó su mano— Sexo... y todo lo demás.
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