Capitulo 30
—...Changbin... ¡Changbin!
Una palmada sobre su escritorio sacó a Changbin de su ensimismamiento. El bolígrafo que tenía entre sus manos cayó sobre los papeles que tenía frente a él, haciendo aún más obvia su distracción.
—¿Eh? ¿Qué sucede? —Alzó la vista, encontrándose con la mirada algo preocupada de Chris, quien lo miraba de vuelta, sus llaves en una mano y la chaqueta en la otra, listo para irse.
—Eso quisiera saber. Me dijiste que pasara a verte antes de irme si no estaba ocupado.
—Oh —Changbin miró la hora en su reloj—, tienes razón. Ya son las cinco.
—Luces distraído.
—Solo estaba pensando. Vamos. —Se levantó, acomodando sus papales. Sin mirar a Chris, apagó rápidamente su computadora y organizó los últimos detalles de su escritorio antes de recoger su beanie, acomodándolo sobre sus cabellos revueltos antes de tomar sus llaves y sus gafas.
—Espera —Chris lo detuvo, sujetando uno de sus brazos—, sobre eso... hoy no estoy de ánimo. ¿No podríamos dejarlo para otra ocasión?
Changbin frunció el ceño, extrañado, sus labios estirándose en un puchero de confusión a la vez que empujaba su silla.
—¿No estás de ánimo? ¿Por qué?
Bang se encogió de hombros, apartando la mirada.
—Solo no estoy de ánimos —Acarició su nuca—. Tengo trabajo, y algunas cosas en las que debo pensar.
—¿Sucedió algo con Jisung? —Changbin era capcioso, podía leer a través de la esquiva expresión de Bang.
—No exactamente. Pero necesito pensar. Las cosas están tomando un rumbo extraño y si me dejo llevar por él, las cosas no van a salir bien.
—¿Sabes que es lo que necesitas? —Changbin le apoyó una mano en el hombro, saliendo de la oficina con él—. Una noche a solas conmigo.
—Te dije que no...
—Shh —Changbin le puso un dedo sobre los labios—, solo conversemos. También me hace falta. —Retiró su mano, mirando al castaño con expresión rogante— ¿Puedes?
—Bueno... supongo que eso sí.
Changbin enseguida pareció iluminarse, una sonrisa apretada y tierna adornó sus labios a la vez que rodeaba los hombros de Chris con uno de sus brazos.
—Entonces vamos. Yo compraré las cervezas.
Chris solo se permitió sonreír, sacudiendo su cabeza. A veces olvidaba que su relación con Changbin iba un poco más allá del sexo ocasional. No estaba mal compartir tiempo juntos de forma "normal".
Aunque había algo que le dejaba dudas.
Miró de reojo a Changbin, quien seguía caminando alegre, aun con esa sonrisa traviesa, casi infantil, en sus labios.
¿Por qué razón necesitaría hablar con él?
Chris también era perspicaz. Su mente lo llevó inevitablemente a Hyunjin. El infame Hyunjin. La vida de Changbin parecía girar únicamente en torno a él en esos últimos días. Sin embargo, algo parecía no estar bien con eso. Le daba la sensación de que la unión de esos dos era buena para algunas cosas, pero no para otras. No le gustaría ver a Changbin lastimado y algo le decía que por ahí venía el asunto.
El teléfono de Changbin sonó en ese momento, consiguiendo desviar su atención hacia allí. Su dueño lo sacó de su bolsillo para revisar y, aun si Chris no quiso husmear, su mirada inevitablemente captó que se trataba de un mensaje de Hyunjin. Un escueto "que harás hoy?" que parecía tan propio de él, fue respondido con un aún más escueto "estoy ocupado", antes de que el celular fuera bloqueado y metido de vuelta en el bolsillo de su pantalón. Eso bastó para confirmarle que si algo sucedía, era con respecto a Hyunjin.
—¿Estás seguro de eso? —preguntó, haciendo obvio el hecho de que había leído la breve conversación. Changbin no lo miró, solo suspiró, encogiéndose de hombros.
—Es mejor tomar una pequeña distancia. Vernos todos los días es peligroso. —No dijo nada más y solo empujó la puerta del edificio, saliendo al exterior.
La luz del atardecer los golpeó a ambos en ese momento, haciendo que entrecerraran sus ojos mientras se dirigían al auto de Changbin.
—¿Peligroso por qué? —preguntó nuevamente Chris, usando su mano como visera mientras seguía a Changbin.
—Tú mismo lo dijiste. Hyunjin es alguien complicado —Changbin rebuscó el control remoto del auto entre sus llaves y lo activó al acercarse—. Y creo que estoy empezando a ver las líneas un poco borrosas.
—Eso no tiene porqué ser malo.
Changbin abrió la puerta trasera, lanzando allí su bolso y su chaqueta, bastante inútil en el clima cálido que había fuera del edificio.
—Será mejor que charlemos esto en tu casa.
Chris no insistió al oír el tono levemente derrotado de su voz. Solo se metió al asiento del copiloto, lanzando sus cosas también a la parte trasera.
—Okey.
—¿Por qué tan enojado de repente? —Felix cerró su taquilla, mirando de reojo a Hyunjin, quien sostenía su teléfono, aun mirando la conversación con Changbin. El mayor se asomó a ver, tomándose un par de segundos para leer los últimos mensajes—. Bueno, pero, ¿por eso te tienes que poner así? Es normal que esté ocupado. La gente tiene una vida.
—Cuando Changbin está ocupado, significa que va a dormir con alguien más. —No había que ser un experto para notar la inconformidad en la voz de Hyunjin.
—¿En serio? ¿No puedes darle un voto de confianza? Tal vez tiene que limpiar, o hacer las compras, o llevar a su perrito al veterinario.
—Changbin no tiene perrito. Su madre le compra los víveres y tiene una señora que limpia su apartamento dos veces por semana. Créeme, ya lo conozco.
—Y bastante bien, diría yo —Se sorprendió Felix—. Pero bueno, aun así. ¿No que lo de ustedes era solo sexo? —Terminó de acomodar su ropa en su bolso y lo colgó de su hombro, esperando a que Hyunjin se dignara a hacer lo mismo y dejara de mirar su teléfono como si simplemente no pudiera conformarse con esa respuesta.
—Sí... pero...
—Pero nada. Si es solo sexo, es solo sexo. No puedes enojarte si quiere irse con alguien más.
—Es que... No sé —Hyunjin finalmente bloqueó su celular, cerrando también su taquilla de un empujón—. Nos hemos estado viendo todos estos días, ¿no le basta conmigo?
Felix le sostuvo la mirada, conteniendo una sonrisa que solo consiguió irritar aún más al menor.
—Eso mismo dijeron tus ex's...
—No jodas Felix —gruñó Hyunjin.
—No, piénsalo, tu karma está resultando ser bastante rápido. Todas esas chicas a las que les fuiste infiel o dejaste porque no lograban vivir a la par de tus necesidades ahora vuelven a golpearte donde más parece dolerte. Aunque hay algo que me da curiosidad.
Hyunjin lo miró, agrio, a la vez que recogía su mochila del banco del vestidor y embutía su ropa sucia dentro de ésta.
—¿El qué?
—Si ahora eres tú el que está en la posición de esas chicas... eso significa que Changbin te gusta.
Hyunjin cerró aparatosamente la cremallera, frunciendo el ceño.
—No es eso —Negó—. Changbin no me gusta.
—A ver, dilo sin llorar. —bromeó Felix, esquivando un empujón de Hyunjin.
—¡Te dije que no!
—Cada vez que lo ves con alguien más haces una escena de celos —Felix correteó hasta la puerta del vestidor—. Tienes que admitir de una vez que sí te gusta. Ha durado más que muchas de esas chicas. Tienen buena química. Te agrada. ¿Necesitas algo más para admitir que sientes algo?
—No es tan sencillo.
Felix negó suavemente, sacudiendo su cabeza.
—No sabes nada de amores complicados, Hwang. Aprecia lo simple si se te da la oportunidad de tenerlo.
—Cuanta sabiduría acumulaste en esos cuatro meses que me llevas.
—Sé un par de cosas —Felix sonrió, dejando que un pequeño tinte de alarde se mostrara en su expresión—. Deberías escuchar a tu hyung.
Hyunjin bufó, como siempre hacía cuando Felix fingía ser más coreano que él mismo. Decidió no contestar y solo avanzó hacia la salida, dispuesto a poner todo ese asunto detrás y simplemente volver a casa para darse una ducha y dormir. Sin embargo, hubo algo que captó inevitablemente su mirada.
En la acera, recostado en una motocicleta, había un chico cuya cara le resultaba incómodamente familiar. Al verlos, éste se separó del vehículo y metió sus manos en sus bolsillos, girándose hacia ellos, como si hubiera estado esperándolos.
—¿Ése no es...? —quiso preguntar, pero notó que Felix no había seguido caminando a su lado. Se giró entonces, encontrándolo varios pasos más atrás, mirando al chico con una expresión que no se parecía en nada a la sonrisa de hacía unos momentos. Hyunjin miró nuevamente al chico. Si no se equivocaba, ése era el que habían visto en el bar. Cuando Felix lo había besado, mencionó algo de un ex molesto al cual quería evitar, y, sin duda alguna, era él.
—Felix... —llamó al mayor— ¿Vas a necesitar ayuda?
Felix pareció reaccionar en ese momento, mirándolo de vuelta, algo extraño.
—N-no... Estaré bien. Tú vuelve a casa.
Sin embargo, Hyunjin volvió sobre sus pasos, acercándose a él.
—Si pasa algo, puedes decírmelo. Ése es tu ex, ¿cierto?
Felix apartó la mirada.
—Estaré bien —insistió—. No te preocupes. —le dio una palmada en el hombro, reiniciando la marcha.
—Llámame más tarde entonces. —Hyunjin lo detuvo, asegurándose de que Felix lo mirara y asintiera.
—Okey —dijo el mayor y finalmente lo soltó, retirándose, no sin antes lanzarle una mirada poco amigable al chico de la motocicleta.
—¿Qué haces aquí? —Felix se paró frente a Minho, molesto, no sin antes mirar a su alrededor, algo incómodo al saber que iba a tener que hablar con él en plena acera, frente al edificio de la policía. El horario de la tarde no era el más abarrotado del día, pero bastaba con unas pocas personas para hacerlo sentir intranquilo. Especialmente cuando se trataba de algo tan difícil de manejar como Minho—. Sabes perfectamente que este es mi trabajo.
—Solo quería verte, ¿hay algo de malo con eso? —Minho sacó sus manos de los bolsillos de su pantalón para cruzar los brazos sobre su pecho, recostándose nuevamente en la motocicleta. Felix lo miró a los ojos, ambos ahora a la misma altura. La tensión podía notarse a varios metros de distancia, flotando alrededor de ellos como algo pesado, un aire difícil de respirar.
—Podías verme en otro sitio. Te he dicho muchas veces que no quiero ver mi trabajo afectado por tu culpa.
—¿Qué tiene de malo que te espere? No creo que eso te afecte en nada.
—No te hagas el idiota, Minho.
—Si a tu novio, el que no soporta bien el alcohol, no le gusta verme; pues podrías haber dicho algo antes. No soy adivino, hyung.
—No necesito decirte nada—Felix sonrió con cinismo—, no recuerdo que fueras tan tonto.
—No parecía molestarte que fuera tonto cuando me tenías arrodillado a tus pies. —Minho dijo aquello con absoluto descaro, sin siquiera molestarse en bajar el tono de su voz, consiguiendo así que el mayor cubriera su boca con una de sus manos, apretándole las mejillas en un acto demasiado instintivo como para poderlo controlar.
—Ubícate —gruñó.
Minho sonrió contra la palma de su mano.
—¿Por qué mejor no me ubicas tú?
—¿Qué rayos quieres, Minho? —El mayor lo soltó, apartándose para dar una ojeada alrededor—. Sé que sabes que no estoy saliendo con Hyunjin. Ya lo hicimos una vez. Con eso debería bastarte. ¿Por qué sigues insistiendo? Las cosas no volverán a ser como antes.
—¿Por qué no? —protestó Minho— ¿Por qué no podemos volver a ser como antes? Dime qué tengo que hacer para poder tenerte de vuelta.
—Nada —Felix se acomodó el bolso, dispuesto a irse—, todo terminó hace dos años. Esta "recaída" no significó nada. Ninguno de los dos ha cambiado. Volver a lo mismo...
—Yo sí he cambiado —afirmó Minho, con aplomo—. Y tú también. No estaríamos volviendo a lo mismo... —se estiró, tomando una de las manos de Felix, suavizando su voz para hablarle—. Podemos hacerlo de nuevo. Hacerlo bien... Ya no tienes que sentirte culpable por nada.
Felix apartó su mano, bruscamente, tal vez demasiado.
—¡No! No te necesito de vuelta, Minho. Entiéndelo de una jodida vez. Ya renuncié a ti, a todo lo que tuvimos. Ya seguí adelante. No puedes venir y querer meterte a la fuerza en un sitio donde ya no tienes lugar.
El menor se quedó mirando su mano vacía, sus labios apretándose ante la realización de que Felix estaba siendo esta vez demasiado duro, demasiado inflexible.
—¿Realmente no hay posibilidad? —Levantó la vista, sus ojos luciendo extrañamente brillosos— ¿Nada de lo que he hecho por ti importa?
Felix se sintió extraño al verlo así, al notar algo en su mirada que no era la seguridad usual.
—No has hecho nada por mí. —repuso.
Esas palabras parecieron causar un efecto más profundo que el que originalmente podría haber pensado. Hubo algo en el rostro de Minho... decepción, frustración tal vez. Algo difícil de discernir y que daba la sensación de que había cosas que él no sabía, cosas que Minho ocultaba. Sin embargo, eso no era nada raro. Minho siempre le había ocultado cosas.
—Ya veo... —Minho asintió, apartando la vista—. Supongo que en eso tienes razón. No he hecho nada, ¿cierto?
Felix no supo qué responder ante eso. Sonaba como si Minho no necesitara respuesta alguna.
—¿A dónde vas? —preguntó al notar que el menor se incorporaba de nuevo, tomando el casco que colgaba del manubrio de la motocicleta para ponérselo.
—No necesitas saber eso. —Minho se limpió el rostro contra la manga de su camiseta antes de colocarse el casco.
—¿Por qué suenas como si estuvieras a punto de hacer algo idiota?
El menor se subió, mirándolo a los ojos antes de poner en marcha el vehículo.
—Nos vemos, hyung —contestó, bajando la visera del casco—. Cuídate de vuelta a casa.
Felix solo observó cómo aceleraba y se alejaba, sin decir nada más, sin aclararle ni una sola cosa.
Eso era lo que quería: apartarlo, sacarlo de su vida de una vez por todas. Era lo mejor, tenía que haber sido así desde el principio y no debía haberse dejado llevar por la tentación del recuerdo, mucho menos por esa oscura naturaleza que estaba tratando de dejar atrás.
Pero... si eso era lo mejor, ¿Por qué se sentía tan mal?
Acomodó su bolso nuevamente para luego ajustar su gorra y evitar así el molesto sol del atardecer. La sensación de que volvería a oír muy pronto de Minho roía en el fondo de su mente, dejándolo intranquilo.
Solo esperaba que fuera solo eso: una sensación.
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