Capitulo 20
—¿Tienes ropa aquí para cambiarte? –Hyunjin miró a Felix por encima del hombro mientras subían rumbo a las oficinas.
—Creo que en mi taquilla tengo algo. ¿Por qué? ¿Iremos directo?
—Sí, le escribí a Changbin hace un rato, ya él terminó. Vamos entonces.
Felix rodó los ojos y lo siguió en silencio, desatando su cinturón desde el pasillo. El día había transcurrido bastante tranquilo y, ahora que ya estaba cayendo la noche, Hyunjin parecía estar de mucho mejor humor que esa mañana.
—¿Realmente tengo que ir? –protestó de nuevo una vez que estuvieron frente a sus taquillas. Rara vez las usaban, solo cuando tenían que pasar la noche trabajando o hacer turnos nocturnos. Aun así, tenían allí todo lo que necesitaban para cambiarse, además de un uniforme de repuesto.
—Ya te dije que estará bien. Además, el de la idea de ir a beber fuiste tú. Querías hacerlo, no te quejes tanto. –El menor le contestó sin mirarlo, terminando de desabotonar su camisa antes lanzarla descuidadamente dentro de la taquilla y agarrar la camiseta que tenía colgada allí para ponérsela. Felix solo lo miró de reojo, apretando sus labios en una mueca casi infantil.
—Te lo digo en serio, en cuanto se den el primer beso me voy de ahí y los dejo solos.
—No le daría un beso en un bar.
—¿Por qué no? –Felix alzó una ceja-. Es normal.
—No sé... -Hyunjin se quedó pensativo, sus manos inmóviles sobre su pantalón-. ¿No sería incómodo? Para las demás personas, digo.
—Bueno, ya eso no es asunto tuyo. Solo le estás dando un beso a alguien. El que se incomode puede joderse.
—Cualquiera que te oyera jamás pensaría que eres tan recatado con tus cosas. En serio, Felix, ¿hace cuánto tiempo que no sales con alguien?
—¿A qué viene eso? –Felix se puso levemente a la defensiva, quitándose también su camisa y la camiseta blanca que traía debajo, doblándolas con cuidado para guardarlas.
—Solo me dio curiosidad –Hyunjin recostó uno de sus hombros a la taquilla, girándose hacia Felix con los brazos cruzados sobre su pecho-. Desde que te conozco nunca he visto que salgas con nadie. No puedes haber estado tantos años sin nada. Me da curiosidad cómo lo haces. Realmente no te puedo imaginar ligando en un bar o teniendo cosas de una noche por ahí.
—¿Por qué no? –Felix contestó, aun levemente incómodo-. Soy un ser humano.
—No sé, no va con tu imagen.
—Solo soy reservado, no quiere decir que sea un alma inocente. Tengo veintisiete, ¿sabes?
—Lo sé –el menor sonrió-. Te digo que me dio curiosidad de repente. Nunca quise preguntarte porque siempre sentí que como eres gay no podríamos tener una charla cómoda sobre tu vida romántica, pero... ahora siento que es más sencillo. No sé.
—Solo no me gusta hablar mucho de eso.
—Entiendo...
Justo en ese momento la puerta de los vestidores se abrió ampliamente, llamando la atención de ambos oficiales.
—Al fin los encuentro. –La inconfundible voz de Changbin atravesó el calmado lugar a la vez que se abría paso dentro, acercándose a ellos-. ¿Les falta mucho con eso? –preguntó, apoyando uno de sus brazos en los hombros desnudos de Felix, quien observó su descarado gesto con confusión.
—No. Nos cambiamos y salimos. Espéranos afuera.
—Nah, está bien. –Changbin soltó a Felix para recostarse contra las taquillas que estaban del otro lado del estrecho vestidor-. Los espero aquí.
—Pero... -Felix miró de reojo a Hyunjin.
—¿Qué? ¿Nunca te has cambiado delante de alguien más? –Changbin cruzó los brazos sobre su pecho con expresión divertida.
—Sí, pero contigo alrededor todo se vuelve extrañamente sexual. –contestó Felix, frunciendo el ceño.
—Eso no es culpa mía. –Changbin se encogió de hombros, sonriendo.
—Está bien, Felix, solo cambiémonos. Da igual. –Hyunjin golpeó levemente el brazo del mayor, instándolo a restarle importancia a la presencia de Changbin. Felix quiso protestar, pero Hyunjin simplemente continuó lo que hacía, bajando sus pantalones y sacándolos por sus piernas con naturalidad. Felix se volvió para ver a Changbin, quien tenía su mirada fija en Hyunjin, sus ojos recorriendo intensamente la silueta del pelinegro, casi devorándolo con la vista.
Esa iba a ser una noche larga.
Felix simplemente se resignó y sacó también sus pantalones sin girarse nuevamente. Si Changbin lo miraba también o no, él no quería saberlo. Hyunjin se vistió rápidamente. Jeans y una chaqueta de mezclilla acompañaron a la camiseta que se había puesto antes. Felix no pudo evitar notar que Hyunjin realmente lucía distinto en ropa casual, un poco más despreocupada y natural. Su cabello ya no estaba impecablemente peinado hacia atrás, tampoco se veía tan estirado sin su uniforme. Ambas versiones del menor estaban bien, pero esta era una que ciertamente no veía muy a menudo.
Él solo se puso una camisa y pantalones negros. Era lo que tenía allí. Se remangó la camisa hasta codos, algo incómodo, al notar que esta cubría hasta la mitad de sus manos, solo dejando sus dedos fuera. No necesitaba salir a beber luciendo como un adolescente de dieciocho. Él, a diferencia de Hyunjin, sí solía levantar su cabello para salir, prefería un look más maduro, especialmente cuando no habían sido pocas las ocasiones en las que le habían pedido su identificación en bares solo por ser demasiado pequeño y lucir infantil.
—¿Tienen algún lugar en mente? –preguntó Changbin al ver que ambos oficiales daban los toques finales.
—Cualquier bar estará bien. –Felix cerró la puerta de su taquilla con un sonido metálico.
—Entonces yo los llevo. Conozco un buen sitio en el centro –Changbin hizo rodar las llaves de su auto en su mano-. Vamos.
Ambos siguieron al castaño rumbo a la salida y hasta su auto. Felix supuso que sería incómodo, después de todo, nunca había cruzado más de dos palabras con Changbin y todo parecía indicar que la noche iba dirigida a los coqueteos de los dos menores. Sin embargo, Changbin apenas le prestó más atención de la normal a Hyunjin, conversó con ambos por igual y Felix se sorprendió al ver lo fácil que fue socializar con él y divertirse entre los tres mientras iban rumbo al bar.
Ya la noche había caído casi por completo sobre la ciudad cuando llegaron. Ni Felix ni Hyunjin habían ido nunca antes a ese lugar, especialmente porque se encontraba un poco alejado, casi llegando a la zona suburbana. El sitio lucía un poco más elegante de lo normal, pero sin llegar a ser precisamente un bar de celebridades. Changbin se bajó del auto con naturalidad, como si ese fuera su ambiente, su hábitat. Hyunjin y Felix lo siguieron de cerca, un poco cohibidos. Lo vieron saludar al tipo de seguridad e intercambiar miradas con un par de conocidos en una mesa cerca de la entrada. Todo parecía indicar que aquel era el lugar donde Changbin pasaba la mayor parte de sus noches de ocio y la verdad, no era para reprochárselo. El lugar estaba excelente, rústico y moderno a la vez, la decoración se basaba en vidrio y madera, las luces y los colores de los cristales parecían jugar, creando coloridos murales en las paredes, dándole un toque elegante al sitio. Changbin los guio hasta una mesa cerca de la barra, de esas con asientos cómodos pegados a la pared. Los mayores tomaron asiento, aun mirando el sitio, levemente fascinados.
—Este lugar es genial. –Changbin tomó asiento frente a ellos-. Es tranquilo y los tragos son excelentes. Aunque aún está un poco vacío. Se llenará mientras avanza la noche.
—Sí, se ve muy bien. –Felix sonrió, mirando el sitio. Estaba acostumbrado al bar que estaba a unas cuadras de la estación, al que siempre iban cuando salían a beber. Aquel sitio no era malo, pero este cambio de ambiente era agradable y relajante.
—Además, hay muchos chicos gays. Si te interesa alguien solo dime, hyung. –Changbin le guiñó un ojo a Felix a la vez que se ponía de pie nuevamente, dirigiéndose a la barra. Felix chasqueó la lengua, desinteresado, y se acomodó, abriendo el botón superior de su camisa.
—¿Qué crees? –Hyunjin lo miró con una sonrisa divertida.
—No voy a pedirle que me busque ningún chi...
—Hablaba del lugar. No seas cascarrabias. -Hyunjin le dio un codazo-. Te sientes cómodo aquí, ¿no?
—Sí, está bien. Me agrada. –Felix dio una última ojeada alrededor. Ciertamente no estaba tan lleno, aunque casi todas las mesas estaban ocupadas. Su vista se movió por las caras de las personas, incapaz de contener ese hábito de mirar a la gente, de revisar todos los detalles, hasta que su mente captó un rostro conocido haciendo que su respiración se cortara de repente.
—Mierda... -murmuró. Aquel cabello negro y brillante, casi cruel, sobresaliendo allí al fondo. Su sonrisa amplia y casi dulce, adornando su rostro anguloso y elegante. Felix no necesitaba mirar dos veces para reconocerlo y menos aun cuando, casi por obra del destino, sus ojos se encontraron.
¿Qué rayos hacía Minho allí?
En ese instante, Changbin volvió con los tragos, colocándolos sobre la mesa a la vez que anunciaba algo que Felix honestamente no escuchó. Su mirada estaba fija en Minho, ambos mirándose a pesar de los metros y las personas que los separaban. Todo parecía haberse silenciado, la música, la voz de Changbin, las conversaciones ajenas. Felix solo podía concentrarse en esos oscuros ojos que lo miraban de vuelta, en esa sonrisa que se fue borrando hasta dejar una expresión fría.
—Oye... -Hyunjin tocó uno de sus muslos, haciéndolo sobresaltarse. La sorpresa lo llevó a golpear la mesa con una de sus rodillas, provocando que uno de los tragos se derramara, cayéndole encima.
—Mierda. –exclamó de nuevo, esta vez con más ímpetu, sacudiendo su camisa.
—El baño está allá atrás. –Changbin señaló con su pulgar hacia la discreta puerta, tanto él como Hyunjin notando algo raro en el comportamiento del mayor.
Felix simplemente se puso de pie y se dirigió al baño musitando maldiciones. Una vez allí, mojó su camisa para quitar la leve mancha y trató de secarla con papel higiénico. Sin embargo, no pasó más de un minuto para que la puerta se abriera nuevamente, haciendo que Felix se quedara inmóvil, indeciso sobre si debería volverse para ver quién era o no.
—Hyung...
Pero no necesitó hacerlo. Reconoció perfectamente la voz de Minho a sus espaldas.
—¿Qué quieres? –contestó, huraño, fingiendo aplomo, cosa que le fue fácil gracias a su leve enojo. Minho se acercó a él. Felix pudo sentirlo en su nuca, el aliento tibio y oloroso a vodka golpeó contra su piel, llenándolo de un tibio y suave vapor.
—¿Qué haces aquí? Sigues apareciendo a donde quiera que voy.
—Podría decir lo mismo. –Felix finalmente se dio la vuelta, enfrentándolo.
—Entonces, ¿no me estás siguiendo?
—¿Por qué habría de hacerlo? –Arrugó el trozo de papel con el que había intentado limpiar su camisa, aun sosteniendo la mirada del menor.
—No sé... no te estaría preguntando si lo supiera. –Minho sonrió un poco, sus labios curvándose apenas a la vez que una de sus manos se acercaba al mentón del mayor-. Solo sé que sigues llegando a mí. Incluso ahora... cuando no eres policía, sino un hyung demasiado bonito como para estar solo en un bar, sigues apareciendo en mi camino. ¿Cómo debería tomarme eso?
—Primero –Felix apartó la mano del pelinegro con un manotazo-, no te estoy siguiendo. Segundo, no estoy solo y tercero, quien debería hacer las preguntas aquí soy yo. ¿Qué demonios haces aquí? Esta no es la zona en la que te sueles mover.
—¿No puedo venir a disfrutar de unos tragos? Tú tampoco sueles andar por aquí y yo no te juzgo por eso.
—No ofendas mi inteligencia.
—No ofendas tú la mía. Sé que no andas solo. Dime, ¿cuál de los dos es?
Felix frunció el ceño sin entender a qué se refería el menor.
—¿Cuál de los dos qué?
—¿Con cuál de los dos tipos que vinieron contigo pretendías irte hoy a casa? –Minho agarró nuevamente su mentón, esta vez de forma más dura y posesiva-. ¿Acaso crees que puedes simplemente pasearte frente a mis narices con otro hombre y esperar que no haga nada?
Felix lo apartó nuevamente, esta vez agarrando su mano y presionando fuertemente en la muñeca del menor hasta dejar las marcas de sus dedos en la pálida piel de este.
—¿Acaso crees tú que tienes algún derecho a meterte en mi vida? Ya te dije que lo nuestro se acabó hace dos años.
—¿Según quién? –Minho aprovechó el agarre de Felix en su antebrazo para tirar hacia él, acercando al mayor aún más, envolviéndolo con su brazo libre-. ¿Crees que voy a dejarte ir tan fácil después de todo lo que me hiciste?
—¿Acaso por quitarte la virginidad ahora me vas a seguir a todas partes como un jodido fantasma? –Felix hizo una mueca-. Consigue una vida, Lee Minho, y déjame en paz.
—No hablo de mi virginidad. Sabes que no fue solo eso. Sabes que me convertiste en parte de lo que soy. Sabes que me dejaste demasiadas marcas... marcas que nunca podré borrar. Ya te dije que aun te amo.
Felix apretó sus labios, cada vez más irritado.
—Lo arruinaste todo. No tienes derecho a venir a decirme que aún me amas.
—Pues lo siento, pero aun te amo.
—No... -Felix forcejeó para soltarse, empujando a Minho-. No me importa.
—¿Realmente me superaste tan rápido? ¿Esos cuatro años fueron tan fáciles de desechar?
—No sé, ¿cómo fue para ti mantener cuatro años de secretos?
—Felix...
—Felix nada, Minho. No te tengo miedo. No puedes intimidarme de nuevo porque ya no me puedes tomar por sorpresa.
—No me importa. No me importa nada de eso. Te voy a recuperar, Felix. –Minho intentó acercarse de nuevo pero el mayor lo empujó, esta vez un poco más fuerte.
—Mantente bien jodidamente alejado de mí antes de que tenga que arrestarte. Perdiste cualquier oportunidad de tenerme en tu vida al decidir ponerte a vender esa mierda. No lo olvides. El que arruinó esto fuiste únicamente tú, Minho.
Después de decir eso, no se quedó a esperar una respuesta, solo salió. No necesitaba seguir viendo aquella expresión entre enojada y dolida que había en el rostro de Minho. No necesitaba ideas como "fuiste muy duro con él" o "parecía a punto de llorar" surgiendo en su mente. No necesitaba sentir nada de eso, no por alguien que aún no superaba el pasado. Alguien que no le traería nada bueno.
Al salir, se encontró a Hyunjin solo en la mesa. Changbin no estaba allí, ni cerca y eso le resultó curioso. Se sentó junto a él, dejando salir un suspiro, incapaz de ocultar la incomodidad.
—¿Dónde está Changbin?
—Me dijo que tenía que ir a saludar a alguien y de paso buscaría más tragos... ¿Qué te pasa? –preguntó, notando el rostro colorado del mayor.
La vista de Felix permaneció fija en la entrada del baño. Minho había salido detrás de él y lo miraba fijamente desde allí, recostado a la pared, oculto en la discreta multitud, aun con aquella expresión peligrosa e indescifrable.
—Hyunjin... -Felix retiró lentamente su mirada hasta verlo a él-. Voy a necesitar que no preguntes nada, no digas nada ni cuestiones. Solo sígueme la corriente.
—¿Qué? ¿Por qu...? –pero ni siquiera pudo terminar de preguntar pues sintió una de las manos de Felix apoyarse en su muslo. Lo vio acercarse a él y dejar caer suavemente sus párpados. Sintió los labios del mayor en los suyos y cuando intentó detenerlo, sus uñas le apretaron el muslo, haciéndolo jadear y abrir la boca, momento en el cual la lengua de Felix se abrió paso, profundizando el beso, presionándolo sobre el respaldo del asiento.
Hyunjin no estaba entendiendo nada. Absolutamente nada. Solo atinó a sujetar la delgada cintura de Felix, cediendo ante el beso principalmente por la petición de seguirle la corriente. Tenía suficiente confianza en él como para hacerlo. Aun así, no entendía. Solo sabía que besar a Felix no fue algo bonito y tierno como pudo imaginarse en algún momento. No. Para nada.
La boca del mayor era agresiva. Felix lo tocaba y lo besaba de forma segura y arrolladora. No había dudas o titubeos. Felix no se sintió como algo frágil sobre él. Tampoco como algo tierno o inocente. Sus labios carnosos se enredaban en los suyos de forma enfermiza, su lengua recorría su boca y los leves gemidos que se mezclaban con los chasquidos de ambos labios bastaron para hacerlo sentir extraño.
Sexualmente extraño.
—Hey... al fin te encuentro. –Changbin apoyó una de sus manos en el hombro de Minho, feliz de encontrarlo finalmente después de haberlo buscado por varios minutos-. Perdona si me tardé, vine con unos amigos y... oye... -notó que el chico no le estaba prestando atención, su vista estaba fija en algún punto en la distancia hacia el que Changbin miró también, al no recibir respuesta.
Ambos miraron la escena en silencio. Ambos observaron cómo las manos de Hyunjin sujetaban la cintura de Felix mientras este hundía sus dedos en las oscuras hebras del coreano. Ambos se quedaron sin palabras, estupefactos ante lo que estaban viendo. Los celos surgiendo, inevitables e impunes. Confundiendo a uno, y enojando al otro.
—Vaya... -comentó Changbin finalmente, al ver que Felix dejaba ir los labios de Hyunjin y solo se miraban en silencio-. Esa no la vi venir. –Le dio un sorbo a uno de los tragos que tenía en sus manos-. Y supongo que tú tampoco. –Golpeó levemente el hombro de Minho, notando la tensión en su semblante.
Dejó salir un suspiro, dirigiéndose hacia el fondo del bar.
—Ven, después te encargas de eso. –Tiró de Minho, instándolo a seguir detrás suyo-. Ahora hablemos de negocios.
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