
Capitulo 18
—¿Se puede saber a qué se debe esto? -murmuró Changbin contra los labios de Chris, siendo prácticamente arrastrado dentro de su propio departamento, las manos del más alto sujetando su cuerpo de forma posesiva y brusca, sus labios recorriendo la piel expuesta, todo ligeramente agresivo y dominante.
—Te dije que no hicieras preguntas. -La voz de Chris sonaba dura, estricta, y Changbin no podía evitar sonreír al verlo así.
—Pero quiero saber... -protestó, su voz tomando un tono infantil y tierno que, en esos momentos, solo pareció alterar un poco más a Chris.
—¿No puedes simplemente obedecer? -una de sus cejas se alzó a la vez que cerraba la puerta de una patada. Changbin seguía con aquella sonrisa irritante, casi burlona, consiguiendo que Chris se fuera poco a poco de sus cabales.
—¿Tengo que hacerlo?
—Deberías...
Changbin se separó levemente, confundiendo a Chris por un segundo antes de simplemente encogerse de hombros con aquella misma sonrisa burlona.
—Pues no quiero. -contestó simplemente antes de darse la vuelta y correr rumbo a su habitación.
Chris no lo pensó dos veces antes de seguirlo, algo en su interior se desató por completo. De nuevo sintió esa necesidad de hacerse respetar, de imponer disciplina y, por alguna razón, se le hizo demasiado disfrutable.
—¡Changbin! -llamó su nombre, siguiendo los pasos de Changbin. Sus manos fueron directas a los botones de su uniforme, desabrochando su camisa a medida que recorría ese camino que ya conocía perfectamente. Encontró a Changbin sobre su cama, abrazando una de sus almohadas, pegado a la cabecera fingiendo temor aun si ambos sabían que eso le resultaba extremadamente divertido-. Pareces estar disfrutando esto.
—No más que tú.
—Ven acá. -Chris terminó de quitarse su camisa, lanzándola al suelo a la vez que se subía a la cama para agarrar uno de los tobillos de Changbin y tirar de él hasta tenerlo debajo suyo-. Podrías haber corrido un poco más pero viniste directo a la cama. ¿Cómo se supone que debo interpretar eso?
—Solo lo hice porque tuve un presentimiento. -Changbin abrazó la almohada aún más fuerte, como si la usara para mantener a Chris a raya, a pesar de que en su rostro juguetón podía notarse lo entretenido que le resultaba todo eso.
—¿Sí? ¿Cuál?
—De que hoy no quieres demorarte mucho. Ya recibiste toda la provocación que necesitabas.
—Puede ser -Chris agarró la almohada bruscamente, lanzándola contra la cabecera de la cama-. Eres bastante perspicaz.
—Te conozco más de lo que te conoces a ti, Bang... ¿o prefieres que te llame "Sargento"?
—Llámame como quieras, mientras hagas lo que te digo.
—O sea mientras dejo que hagas conmigo lo que no te atreves a hacerle a tu pequeño Jisung.
—Cállate. -Chris agarró el rostro de Changbin, hundiendo sus dedos en las mejillas del castaño quien le devolvió una mirada desafiante.
—¿Me castigarás a mí como te gustaría castigarlo a él? -Siguió provocándolo, hablando con cierto esfuerzo debido al agarre en su rostro.
—Te estás buscando un castigo único y exclusivo para ti.
—No creo que tengas lo que se necesita para castigarme, Chris Bang.
—¿Vas a seguir desafiándome?
—¿Vas a seguir tratando de controlarme? -Changbin levantó una de sus cejas, realmente desafiando a Chris con su mirada, con su tono de voz.
—Lo haré hasta que obedezcas. -murmuró, inclinándose sobre él para morder levemente uno de sus labios.
—¿Ah sí? -Changbin le devolvió la mordida, agarrando su labio entre sus dientes, arrancándole un gemido a Chris que los hizo a ambos estremecerse.
—Oh, sí. -Chris lo obligó a darse la vuelta, acostándolo sobre su estómago-. Eres demasiado desobediente como para salir de aquí sin un poco de disciplina.
—¿Me vas a castigar, Channie? -Changbin lo miró por encima de su hombro, notando cómo Chris agarraba sus manos, uniendo sus muñecas sobre su espalda.
—¿Crees que te lo mereces? -murmuró Chris, sujetándolo aún, buscando, de cierta forma, la aprobación de Changbin para aquel juego improvisado que estaban llevando a cabo. Sabía que Changbin no estaba obligado a nada, no tenía por qué seguirle la corriente o acceder, no había nada que los atara u obligara. Sin embargo, sabía que lo necesitaba. Sabía que tenía que descargar su frustración de alguna manera, y aquel castaño debajo de él era quien tenía el poder en ese momento, a pesar de que pudiera parecer lo contrario.
—Me lo merezco, Channie. No seré bueno a menos que me pongas en mi lugar. -Changbin le contestó con un leve jadeo, de nuevo mirándolo sobre su hombro, con aquella mirada seductora que ya conocía tan bien. Aquella que indicaba que todo estaba bien, como una luz verde, y Chris supo interpretarla perfectamente.
—Bien, Bin... entonces tendremos que ponerte en tu lugar. -Chris sonrió también, agarrando las esposas que llevaba en su cinturón para atar con ellas las muñecas de Changbin.
—Mierda, Chris. -gruñó Changbin, hundiendo su rostro en entre las sábanas al sentir el leve tintineo y el tacto frío de las esposas.
—¿Tienes algo que objetar? -Chris agarró su cabello, obligándolo a levantarse un poco, observando cómo cerraba sus ojos con fuerza, labios entreabiertos y leves jadeos tibios partiendo de ellos.
—Eso me pone... -musitó, con cierto esfuerzo-. mucho.
—¿El qué? ¿Las esposas?
Changbin asintió, apretando sus labios.
—Entonces... debería quitártelas. Estoy castigándote después de todo.
—¡No! ¡No, Chris, por favor! -Gimoteó el castaño, moviendo sus brazos como si quisiera apartar sus muñecas del alcance de Chris-. Déjalas, házmelo así. Lo quiero así.
—Pero esto no se trata de lo que tú quieras. -Chris deslizó sus dientes por uno de los oídos de Changbin, susurrándole con tono severo. Estaba empezando a adorar esta nueva faceta, eso era lo que necesitaba, tener a alguien rogando, obtener la ansiada sumisión después de tanta desobediencia. Aun si todavía no le había hecho nada precisamente sexual, ya sentía cómo la satisfacción lo llenaba, el control volviendo a sus manos, la rebeldía siendo opacada gracias a sus medidas. Eso era tan delicioso para él, tan deseable, que sentía como si no necesitara nada más para ponerse duro al máximo. Solo los ruegos y gimoteos de Changbin estaban siendo más que suficientes-. Se trata de que has sido un mal chico y mereces un castigo. No puedo dejar que disfrutes tanto.
—No... en serio me voy a portar bien, Chris. -Changbin se removió, girándose boca arriba de nuevo, escondiendo sus manos esposadas debajo de su cuerpo-. No me las quites.
—¿Cómo se deben pedir los favores, Bin?
—No me las quites, por favor.
—¿Te vas a portar bien si las dejo puestas? -preguntó, agarrando de nuevo su rostro, sus labios jugando con los contrarios de forma sensual y tentadora, sonriendo al ver cómo Changbin asentía de nuevo, dejando salir un pequeño quejido, casi derritiéndose para el-. Así me gusta. Tienes razón, no quiero demorarme mucho.
Changbin ladeó su cabeza, mirándolo con curiosidad, sin embargo, no llegó a formular la pregunta que daba vueltas en su cabeza, pues Chris se irguió sobre él, desabrochándole los pantalones con movimientos ágiles, llevándose su ropa interior también al deslizarlos por sus piernas.
—¿Vas a tratar así a ese chico? -Changbin no pudo resistir la tentación de meterse de nuevo con Chris, aun si acababa de prometer que se portaría bien. Y de cierta forma no se arrepintió, pues la mirada fiera y casi iracunda que obtuvo a cambio, bastó para hacerlo estremecerse de pies a cabeza.
—Creo haberte dicho que te callaras. -La voz de Bang fue poco más que un gruñido ante lo cual la respuesta de Changbin fue morder su propio labio y mantenerse en silencio, mientras Chris besaba su cuello, brusco y demandante.
No le sorprendió cuando éste zafó también sus propios pantalones, solo abriendo su cierre antes de acomodarse entre las piernas de Changbin, cuyas manos esposadas lo obligaban a mantener su espalda curvada en un ángulo algo extraño, pero que, sin dudas, le facilitó a Chris el tomar su cintura para hundirse en él sin preparación alguna después de ponerse un condón que Changbin no vio de donde salió.
Aunque tampoco era como si le importara.
De sus labios partió un gemido bastante agudo, sus manos apretándose en puños debajo de su espalda baja. Le dolió, bastante, pero era un dolor que le encantaba y Chris había llegado a darse cuenta de eso. Las primeras embestidas se sintieron rudas y apretadas, los dedos de Chris se hundieron en su piel, castigando su cintura, arrancándole más gemidos. A Changbin le gustaba esa brusquedad en Chris, podía ser delicado, sí, pero ya le había aclarado antes que no necesitaba serlo y desde que Chris se volvió más suelto con él, había logrado comprobar que la falta absoluta de refrenamiento de su parte era intensa y deliciosa.
Arqueó aún más su espalda al sentir que Chris aumentaba la velocidad, adquiriendo un ritmo constante y delicioso que hizo que el placer se extendiera por todo su ser como una plaga de gozo. En sus labios se dibujó una sonrisa al imaginar a Chris teniendo sexo con aquel chico que le gustaba.
Lo iba a partir en pedazos.
—Más rápido, Chris. -suplicó con un gemido. Chris solo le sonrió, deteniéndose para salir de él y ponerlo bocabajo una vez más. Changbin pudo sentir cómo un escalofrío lo recorría entero al sentir el agarre firme en sus muñecas. Chris agarró las esposas y presionó sus manos contra su espalda, apoyándose en él, usando la cadena de metal como rienda para moverse como le había pedido, mas rápido y duro, golpeando ambos cuerpos juntos de forma enfermiza. Vio como el castaño hundía su cabeza contra el colchón, sus gemidos ahogándose entre las sábanas, cada vez más intensos y descontrolados, tornándose en una mezcla de sonidos carentes de sentido, hasta que solo enmudeció, solo un sonido agudo que también pereció sobre las suaves telas.
Chris no se detuvo, aun si sintió a Changbin estremecerse de pies a cabeza, solo fue en búsqueda de su propia liberación, terminando a los pocos segundos deleitándose con los últimos gemidos de Changbin, aun en los estertores de su propio éxtasis.
Se tomó un par de segundos para recuperar el aliento, sus manos acariciando la espalda baja de Changbin, donde las marcas oscuras que la presión de las esposas había generado podían verse surcando su piel. Trató de darle cierto alivio, pero a Changbin parecía no importarle en lo absoluto, en cambio, lucía intensamente complacido, jadeando aun, con su cuello ladeado sobre el colchón. Chris se tomó la molestia entonces de salir de su interior, deshacerse del condón y liberar las muñecas de Changbin, quien, aún así, dejó salir un pequeño quejido, como si no las quisiera fuera después de todo.
—No seas malcriado. -Chris devolvió las esposas a su lugar en su cinturón y se sentó sobre la cama, aun algo agitado, acariciando su propio abdomen donde el sudor humedecía su piel.
—¿Ahora sí quieres hablar? -La voz suave de Changbin lo hizo prestarle atención. El castaño había vuelto a tomar una de sus almohadas, colocándola debajo de su cuerpo, solo tirado encima de ella, aun desnudo de la cintura para abajo, cómodo y confiado.
—¿Hablar sobre qué? -Chris frunció el ceño, aun si sabía perfectamente a qué se refería el más bajo.
—Sobre esto que acabas de hacer.
—¿Necesitamos hacerlo?
—Es preferible.
—Solo fue un impulso. Me lo dejaste claro, ¿recuerdas? Podemos tener sexo casual, siempre que estés libre. No veo cuál es la necesidad de ponerse profundos.
—El trato era que yo te ayudara a entender mejor lo que estabas diciendo. Viniste a mí diciéndome que te gustaba un chico, y que estabas confundido. Querías saber si eras capaz de tener sexo con un hombre, y de serlo, querías aprender a hacerlo bien. Esa parte creo que ya la superamos, pero aún hay cosas que no entiendes del todo.
—No empieces a joder de nuevo con tus parafilias raras...
—Incluso tú tienes que admitir que lo tienes en ti, Chris. Si lo admites y lo entiendes será mejor. No es una parafilia rara, solo son tus gustos. No tienes que ser despectivo.
Bang mordió el interior de su mejilla, su vista fija en cualquier sitio que no fuera el rostro de Changbin.
—No trates de ser psicólogo, Changbin. Se siente raro.
El castaño finalmente rodó los ojos y se dio por vencido, rodando sobre sí mismo hasta colocarse bocarriba, sujetando la almohada entre sus piernas.
—Lo que sea. -bufó-. Tú sabrás. Me da lástima con el pobre chico.
—Con el pobre chico no sucederá nada, Seo. Para eso estas tú.
Changbin lo miró de reojo, luciendo divertido.
—Veo que ya me das por sentado... puede que algún día yo no quiera, Chris. O simplemente esté ocupado. ¿Qué harás entonces?
—Ya veré. -Se encogió de hombros, testarudo-. No necesito pensar en eso ahora. Tampoco es como si fueras a meterte en una relación o algo así.
Changbin retiró la mirada.
—Cierto, pero aun así. No deberías dar por sentado a alguien como yo.
Chris chasqueó la lengua y se puso de pie, disponiéndose a quitarse el cinturón y a buscar algo más cómodo entre las ropas de Changbin.
—¿Te quedarás esta noche? -preguntó el castaño con cierto desinterés, mirando hacia el techo, aun si era consciente de los movimientos de Chris.
—Si no te es molestia.
—Está bien. Podemos hacerlo de nuevo más tarde.
—De acuerdo, pero te dejaré el trabajo a ti. -Chris encontró un pantalón deportivo y lo puso sobre su hombro, dispuesto a tomar una ducha.
—¿Puedo esposarte? -Changbin se sentó sobre la cama, luciendo emocionado. Chris le devolvió la mirada con cierta sorpresa, pero finalmente aflojó su expresión, accediendo.
—Supongo que está bien. Solo no hagas nada raro.
—No lo hare. -Changbin sonrió amplio y emocionado, frotando sus palmas con anticipación.
—Algo me dice que no entraste a trabajar a la policía porque fuera tu sueño de la infancia.
—Tienes razón. Pero tú y Hyunjin son los primeros oficiales con los que me acuesto. No pienses que me he llevado a media policía metropolitana a la cama.
Chris se quedó inmóvil, súbitamente interesado.
—Así que después de todo sí te llevaste a Hyunjin a la cama.
—Hey, él me lo pidió. -Changbin alzó sus manos-. No tuve nada que ver con eso.
-Aun me cuesta trabajo imaginarlo. Pensé que tal vez estuvieran coqueteando o que ya hubieran hecho alguna cosita pequeña, pero por lo que veo no te anduviste con rodeos.
—Bueno, resulta que Hyunjin fue un poco más honesto con respecto a sus intenciones. A diferencia de cierta persona.
—Pues perdóneme, señor Seo. — Chris se llevó una mano al pecho con dramatismo-. Mi frágil heterosexualidad aún no estaba lista para lidiar con toda tu potencia.
—Aun no lo está. -Se mofó Changbin.
—¿Querías esposarme? ¿Seguro?
—Sí, sí, sí... olvida lo que dije. -Changbin negó rápidamente, cubriendo su boca con una de sus manos.
Chris sonrió, complacido con su pequeña victoria y se dispuso a dirigirse al baño, sin embargo, se detuvo antes de salir de la habitación, una duda asomando a su semblante.
—Y Hyunjin... ¿Lo disfrutó?
A Changbin le tomó por sorpresa la pregunta, no sabía por qué Chris querría saber eso, pero simplemente asintió.
—Creo que sí. Bueno, estoy bastante seguro. -Corrigió, recordando lo que había sucedido esa tarde entre ellos dos.
—¿Y si... le llegaras a interesar?
—¿A qué te refieres? -Changbin se mostró confuso.
—Hyunjin... no lo conozco bien, pero sé que es un tipo bastante correcto. Al menos lo es con su trabajo. No parece alguien que juegue. Si él llegara a sentir algo por ti, ¿Qué harías?
—Nah, eso no va a suceder. -Changbin sacudió el aire frente a su rostro, negando-. Solo quiere sexo casual. Esta bi-curioso. Se le pasará en cuanto encuentre una nueva chica.
—Si tú lo dices. -Chris se encogió de hombros, dirigiéndose finalmente al baño. Dejando a Changbin en la habitación.
Changbin, en cambio, se quedó pensativo por unos segundos, analizando las palabras de Chris.
Pero no. Definitivamente no. No había manera de que eso sucediera.
Sacudió su cabeza nuevamente, negando a la vez que se acurrucaba con su almohada. Chris nunca tenía razón, no tenía por qué venir a tenerla ahora.
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