Capitulo 17
—Vamos. -Fue lo más semejante a un saludo que Chris se dignó a hacer al asomarse a la sala de espera y llamar a Jisung con un gesto de su mano. Se dio la vuelta asumiendo que el menor lo seguiría, pero después de unos pasos, notó que ése no era precisamente el caso.
Se dio la vuelta, desandando los metros que había avanzado, solo para descubrir a Jisung aún sentado cómodamente, revisando el celular mientras bebía su café.
—¿No me escuchaste? -inquirió, severo. El joven hizo una pausa dramática, alzando la vista para verlo a la vez que bajaba ligeramente sus gafas oscuras, mirándolo directamente.
—Oh, perdóneme sargento, no sabía que ya me había convertido en su mascota. Pensé que todavía me merecía un saludo. -Se levantó, acercándose finalmente a Chris-. Y ser llamado por mi nombre. -Concluyó la oración, parándose junto a él-. Pero supongo que fue una equivocación mía. -Se quitó la gafas por completo, sosteniéndolas en su mano-. Diga usted el camino, sargento, yo le sigo.
Chris relamió sus labios, aunando la poca paciencia que poseía. A pesar de las educadas palabras, ese tono atrevido en las palabras del menor, la forma en la que lo observaba mientras decía eso, su mirada de lentillas grises pareciendo como si quisiera calar hasta los huesos de Chris, lo tuvieron rápidamente al borde.
Era demasiado temprano para ya tener deseos de disciplinarlo. Demasiado.
—Supongo que eres tan sensible como se rumoreaba. -comentó, después de sostenerle la mirada por un par de segundos-. Sígueme.
—Lo de la sensibilidad es algo que debería descubrir por usted mismo. No es bueno confiar en rumores, sargento Bang.
Chris no le contestó, solo elevó una de sus comisuras, dirigiéndose a su oficina, seguido de cerca por un Jisung que rápidamente se mostró curioso.
—¿No vamos a la sala de interrogatorios?
—No. -Chris se acercó a su escritorio, a la vez que señalaba una silla frente a este para que Jisung tomara asiento-. Deberíamos, pero ahora están ocupadas.
—Oh... -Jisung no dejaba de mirar alrededor, detallando el sitio con la mirada, como un pequeño gatito curioso.
—Hey, concéntrate aquí. -Chris llamó su atención, señalando su propio rostro-. No tienes nada más que mirar aquí.
—No necesitas insistir con eso. -Jisung sonrió, pícaro, dedicándole su atención.
Una vez más, Chris ignoró sus provocaciones y solo apoyó sus codos sobre el escritorio, uniendo sus manos.
—Supongo que debes tener una idea...
—¿De por qué me llamaste? No, ni la más mínima.
—No me tutees.
—Oh, cierto. -Jisung cubrió su boca con una de sus manos, obviamente no sintiéndolo en lo absoluto-. Pues eso, sargento. Además de ver mi hermoso rostro, no se me ocurre otra razón por la cual me haya citado.
—No creo que éste sea un asunto con el cual debas bromear.
—Le reitero que no sé de qué asunto se trata. ¿Cómo voy a saber si puedo bromear o no?
—Sentido común.
—Soy tonto, sargento. -Hizo un puchero con sus labios-. Hay muchas cosas que no sé.
Chris relamió nuevamente sus labios. Los pucheros de Jisung eran algo ante lo que, al parecer, era realmente débil. Lucía tan malcriado mientras los hacía.
—Yo me encargaré de enseñarte entonces. -Se aclaró la garganta y abrió una de las gavetas de su escritorio, sacando un documento y poniéndolo frente a Jisung-. Lee Minho.
Jisung tomó el papel, se trataba de la ficha penal de Lee. Para sorpresa de Chris, Jisung ahogó una carcajada con una de sus manos.
—¿Algo gracioso? -inquirió el mayor.
—Tienes que pasarme una copia de esa foto. Sale horrible. -Esta vez Jisung no pudo contener la risa-. Déjame tomarle una foto a esto, espera. Maldita sea, Minho. -Siguió riendo mientras tomaba su celular-. Dios, necesitaba esto para chantaje.
—Aish. -Chris le arrebató el papel antes de que pudiera tomar la foto-. ¿Qué te hace pensar que puedes fotografiar un documento oficial?
—Ay, vamos, solo le tomaré foto a la fotografía de Min. -Jisung protestó, extendiendo su mano, pidiendo el documento de vuelta.
—Por lo que veo eres cercano a él. -El oficial guardó de nuevo el susodicho papel y volvió a apoyar sus codos en el escritorio-. ¿A qué fue a tu casa, Jisung?
El menor hizo una mueca disconforme.
—A visitarme. ¿Qué hay con eso?
—Sabes que se trata de alguien sospechoso que, además, no estaba en tu lista de contactos.
—¿Por qué iba a ponerlo en mi lista de contactos si no estaba en contacto con él? Ni siquiera sabía que había salido de prisión hasta hoy.
—De acuerdo. Entonces, ¿cuál es tu relación con él?
—¿Realmente necesito decirte eso? -Jisung sonrió, elevando una de sus cejas. Chris relamió su labio por enésima vez en esa tarde.
—¿Era tu... pareja sexual?
Jisung seguía conteniendo las ganas de reír, mirando a Bang como si todo eso le resultar extremadamente entretenido.
—¿De que te ríes?
—De lo mucho que parece molestarte esta conversación.
—Solo estoy haciendo mi trabajo.
—¿Es usted homofóbico, sargento Bang?
Chris se tensó ante la pregunta, sus hombros rígidos contrastando inmensamente con la relajada pose de Jisung, quien se mecía despreocupadamente en la silla, disfrutando.
—Ya te dije que no hicieras preguntas innecesarias.
—Pero esa pregunta es muy necesaria. -Jisung dejó de mecerse y se recostó sobre el escritorio, acercándose a Chris-. No quiero incomodarle con ninguno de mis cometarios... o actitudes.
—Ya te dije que mientras actuaras con respeto...
—Entonces sí es homofóbico.
Chris cerró sus ojos y respiró profundo. Trató de calmarse, aunque cualquiera podía notar que no había servido para nada.
—Escúchame bien, Han Jisung, la relación entre tú y yo, es una en la que tú me respetas y solo contestas a lo que te pregunte y yo hago mi trabajo tranquila y eficientemente. Deja de tratar de provocarme. Es inútil.
—¿En serio? -Jisung ladeó su cabeza-. Me parece que usted luce bastante provocado. -Mordió su labio inferior, mirando cuidadosamente a Chris-. Su mandíbula está tensa, tiene puesta esa expresión severa, su mirada luce tan fría. Está enojado, sargento Bang. Puedo verlo.
—No, no lo estoy. -Y era cierto, no lo estaba. Lo que Jisung estaba provocando en él era algo muy distinto al enojo, aun si la línea que separaba ambas cosas era extremadamente fina.
—Yo diría que sí.
—Suena como si quisieras verme enojado.
—Debo admitir que lo hago. Quisiera verlo bien molesto... molesto conmigo.
—Pues vas por buen camino.
—Es bueno saberlo.
—Lástima que no llegarás a tu destino. — Chris rompió la tensión, retirándose para recostar su espalda contra el respaldo de la silla. Trató de fingir calma, pero sabía que Jisung tenía razón, se estaba metiendo debajo de su piel como nunca antes y eso era peligroso-. Dime de una vez cuál es tu relación con Lee Minho.
—Es mi amigo. -Cedió el menor, luciendo complacido-. Pasó a verme después de salir de prisión. Solo te avisé como me dijiste que hiciera. También sé como ser un buen chico.
—Deberías ser un buen chico más seguido.
—Debería exigírmelo más seguido... Sargento.
—Deja de hacer eso... -La expresión de Chris se endureció de nuevo.
—¿Hacer qué? -Jisung fingió inocencia.
—Sabes muy bien lo que estás haciendo.
—¿Te incomoda?
—Es inapropiado.
—Solo para ti.
—Basta con que sea inapropiado para mí.
—Deberías ser un poco mas abierto de mente. -Jisung se encogió de hombros-. Tampoco tienes que tratarme como la peste solo porque soy homosexual. Todo el mundo lo sabe, es normal.
—No te he tratado así.
—Un poquito, sí.
—Lo único que he hecho es establecer los límites necesarios. Eres un criminal. No olvides eso.
—Llámame Han Jisung. -dijo el menor, viéndolo a los ojos-. Me gusta cómo suena mi nombre en tu voz. Lo pronuncias bonito.
—¿Prefieres que usen tu nombre completo?
—No. Pero si lo dices tú suena bien.
—Usted. -corrigió Chris.
—Usted, sargento Bang. -Jisung aceptó la corrección con una sonrisa.
—De acuerdo, puedo darte esa concesión. -Cedió-. En cuanto a Minho...
—Lo conozco hace algunos años. De alguna fiesta por ahí, no sé. Solo congeniamos y somos amigos desde entonces.
—¿Crees que soy idiota? -Chris lo miró con displicencia-. Él era uno de tus proveedores, ¿cierto?
—Ya di toda esa información en el momento de mi arresto. Ya les dije a quién le compraba. Ustedes se habrán encargado de esa gente.
—Me da curiosidad que siendo que conoces a Minho hace tanto tiempo, nunca lo mencionaras. Su nombre no aparece relacionado contigo en ninguna parte.
—Antes de que me arrestaran llevaba varios meses sin verlo. Asumí que lo habrían matado o simplemente había desaparecido. Minho no es precisamente imprescindible para mí. Lo aprecio, pero no creo que vaya a proteger su pálido trasero.
Chris prefirió no indagar respecto al trasero de Minho y trató de enfocarse en su trabajo. Aún si la conocida y molesta punzada de los celos le dificultaba la concentración.
—¿Y de qué hablaron?
—Solo cosas, viejos tiempos. Nada especial. Tomamos unos tragos y ya. Aquí estoy.
—¿Minho está vinculado con alguna actividad ilícita actualmente?
—¿Crees que me lo contaría?
—No sé. Eres un potencial cliente.
—Ya estoy limpio. Hace más de un año.
—Sí... pero eres muy fácil de ensuciar.
—Prefiero otras suciedades, algunas son más satisfactorias para el alma y saludables para el cuerpo.
Chris levantó una de sus cejas.
—¿Qué? –inquirió Jisung-. Tú te lo buscaste con esa elección de palabras.
—Usted.
—Ya le dije que soy tonto, sargento. Se me sigue olvidando.
—¿Tengo que hacer que lo recuerdes?
—Deberías. Siempre he tenido mala memoria. Necesitaré algo que realmente no pueda olvidar.
Chris cerró sus ojos, suspirando. Ese simple comentario había hecho que en su mente surgiera una imagen demasiado sugerente como para concentrarse en interrogar a Jisung.
—Esta bien. Eso será todo por ahora. Seguiremos en contacto.
—¿Ya? -Jisung se sorprendió ligeramente-. ¿Solo eso?
—¿Quieres más?
Jisung sonrió con picardía, pero en vez de decir algo, abrió su bolso, rebuscando hasta extraer una pequeña bolsa de papel con el logo de una farmacia.
—Compré esto por el camino. Es para ayudarle con la tensión. -Le extendió la bolsa a la vez que se ponía de pie.
—No, no tenías que...
—Está bien. Es una nimiedad. Necesita aliviar un poco su tensión para poder trabajar eficientemente.
Y dicho eso, se retiró, sin darle oportunidad a Chris para refutar algo más.
Bang suspiró entonces una vez más, casi desplomándose en el asiento. Demasiado tenso como para pensar organizadamente.
¿Cómo era que cada cosa que Jisung hacía lo alteraba de aquella manera? ¿Por qué no pudo dejar de mirar los labios del menor, la forma en la que jugaba con ellos usando sus dedos, cada pequeña sonrisa traviesa sintiéndose como un abierto desafío?
Pasó ambas manos por su rostro, masajeando sobre sus cejas y sus sienes. No necesitaba mirar hacia sus pantalones para saber que estaba semierecto. Sabía que Jisung lo incitaba, su abierta desobediencia era uno de los estímulos más fuertes que había recibido en su vida. En más de una ocasión sintió deseos de mandarlo todo al carajo, de llevar a Jisung hasta uno de los baños y solo follárselo ahí, obligarlo a guardar silencio, castigando cada una de sus impertinencias hasta volverlo dócil y obediente, doblegándolo ante él. Solo ante él.
—Esto es una locura. -Se dijo a sí mismo, sacudiendo su cabeza. Agarró la bolsita de la farmacia que Jisung le había dejado, curioso sobre qué medicamento podría ser.
Sin embargo no eran medicinas.
A menos que un paquete de condones saborizados y con texturas pudieran considerarse como tal.
Chris volvió a meter la pequeña caja en la bolsa casi con prisa. Miró en todas direcciones, cerciorándose de que nadie más en la oficina hubiera visto eso. Por suerte para él, los dos o tres oficiales que deambulaban por ahí, estaban bastante concentrados en sus cosas.
—Este mocoso. -Gruñó, lanzando la bolsa con caja y todo dentro de su gaveta.
Ya no le cabían dudas de que Jisung estaba coqueteando abiertamente con él. Demasiado obvio incluso al punto de que él lo notaba. A este paso, lo único que lo detendría sería su propio autocontrol.
Y ya no confiaba mucho en tenerlo.
Esa tarde se quedó en la oficina todo el tiempo que pudo, trató de adelantar todo lo que tenía atrasado, de hundirse en trabajo para olvidar.
Pero no podía olvidar. No podía sacarse a Jisung de la cabeza y ya le dolía en los pantalones.
Se desconcentró por enésima vez al oír una voz familiar escuchó despedirse y pasar por el pasillo, rumbo a casa seguramente.
No lo resistió más. Se puso de pie como un resorte y salió del local, alcanzándolo, tomándolo por un brazo y arrastrándolo dentro de la oficina hasta arrinconarlo contra la pared.
—Bang... -Los grandes ojos de Changbin lo miraron con sorpresa. El castaño lucía un poco desarreglado, las apenas perceptibles marcas rojizas en su cuello advertían que trabajar no era lo único que había hecho a lo largo del día. Pero eso no era raro. Conocía a Changbin, incluso él había sido responsable de dejar esas marcas de vez en cuando. No le sorprendía, de hecho, ahora mismo, lo prefería.
—¿Tienes planes esta noche? -preguntó, sin considerar necesaria una explicación con respecto a su brusca actitud.
Changbin le sostuvo la mirada, aún algo confuso con aquel repentino ataque tan poco propio de Chris.
—No... -dudó-, ¿por qué?
—Ven conmigo esta noche. -Chris rodeó su cintura y hundió su rostro en el cuello del castaño, deslizando sus dientes por encima de las marcas viejas.
—Pero...
—No preguntes. Lo necesito, Changbin.
Escuchó una leve risa antes de oír el tono suave pero burlón que Changbin solía usar en la intimidad.
—¿Te diste cuenta de algo? -preguntó, a pesar de lo que Chris acababa de decirle.
—No sé, pero necesito que te portes mal hoy, Seo. Necesito que seas un mal chico. -murmuró, subiendo por su cuello-. Quiero castigar... lo necesito.
Changbin amplió su sonrisa, acariciando la espalda baja de Chris.
—¿Y si no quiero?
—Así... -gruñó Bang— ésa es la actitud.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro