«Extra II»
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T/Obidei y KakuHidan.
Extra II. Primera vez.
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«Advertencia: Este Extra contiene escenas sexuales y podría catalogarse como +18, leer bajo su propia responsabilidad.»
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-¿Estás completamente seguro?
Inquirio preocupado el azabache, mirando por enesima vez al rubio abajo suyo, el cual se encontraba recostado en la cama con tan solo un boxer, en su cuello y pecho se podían observar unas pequeñas marcas rosas adornando su blanquecina piel. El Uchiha no estaba muy distinto al menor, puesto que este también se encontraba tan solo con un boxer negro, en su espalda habían unas pequeñas marcas de uñas y dientes, debido a las bocas en las manos del menor.
Deidara suspira rendido.
-Cariño, ya perdí la cuenta de cuántas veces me has dicho eso está noche.- Le dijo sonriendo de forma divertida.
Le parecia tierna la preocupación del mayor ante la posible idea en su mente de darñarle de alguna forma, pero por supuesto que no dudaba en aquel instante, realmente deseaba poder unirse con él de aquella manera en la que ambos jamás han estado con nadie más. Su relación ya llevaba unos cuantos meses desde que inicio, dónde las cosas solo mejoraban después de aquel tormento que sufrieron en el pasado y no solo su noviazgo iba bien, también la amistad de Obito y Hidan, la relación entre los demás por fin estaba normal y había cero tensión, también podría destacarse el hecho de que Kakuzu y el azabache al fin hicieron las pases.
-Pero me dijiste que está también es tu primera...- El rubio le interrumpe al unir sus labios, acallandole casi al instante.
-Calma...- Le susurra al separar sus labios.- Creeme que realmente estoy seguro de esto.- Afirma mirándole a los ojos.- Y más si es contigo en este instante.- Obito estuvo a punto de refutar pero el rubio se le adelantó.-Guarda silencio y déjame ayudarte a calmarte.
El azabache titubea un poco pero asiente un poco nervioso, el rubio coloca ambas manos en su pecho y le empezó a empujar, las lenguas de sus palmas no perdieron el tiempo y empezaron a dejar pequeños rastros de saliva sobre el pecho del mayor, estremeciendole levemente y haciendo que este soltase unos cuantos suspiros. Obito se dejó guiar por el rubio, el cual seguía empujandole hasta hacerle girar y que su espalda tuviera contacto con el colchón, ante ello el artista se posicionó sobre el mayor, sentandose sobre su cadera y precionando su trasero sobre el miembro erecto del azabache.
Deidara gimió levemente al sentir como la dureza del falo de Uchiha se movió un poco ante el contacto y sin esperar se inclinó un poco hasta hacer que su pecho roce con el del mayor, después simplemente acercó su rostro hasta el cuello de este y paseó su lengua con delicadeza. La piel del Uchiha se erizo por completo ante el contacto de la cálida humedez de la lengua del menor sobre su cuello, el rubio recorría cada estreno del cuello del mayor, saboreando con sus papilas gustativas cada parte de su cuello.
El tenue sudor de este hacia en su lengua cosquillas ante el sabor salado de esta, deseando experimentar plantó una pequeña mordida cerca de su clavícula, lo cual provocó que el azabache gimiese de forma ahogada, oh joder, como Deidara había disfrutado eso. El rubio juegueteaba con las partes más sensibles del cuello del mayor, enloqueciendole por ello y haciendole soltar unos cuantos jadeos.
-Agh... Basta ya.
Gruñe el mayor al mismo tiempo que tomaba al rubio por la cadera, apretándole sobre su pelvis y sentandose al mismo tiempo, el rubio no pudo evitar jadear al sentir aquella dureza sobre sus glúteos. Obito sujeto con firmeza al menor y le movió de adelante hacia tras sobre su miembro, convirtiéndolo en un pequeño vaivén delicioso sobre su dureza, maldiciendo en aquellos momentos la molesta presencia de ambos boxers aún en sus cuerpos. Deidara soltaba unos pequeños gemidos mientras se aferraba con sus brazos al cuello de azabache, ayudándole con el roce entre ambos.
En un rápido movimiento el azabache cambio la posición, colocandose nuevamente sobre el menor y está vez sin titubear atacó el cuello de este, dejando leves marcas rosas sobre su blanquecina piel y aún así sin dejar de hacer fricción sobre la intimidad del menor con la suya propia, disfrutando de cada sonido explícito proveniente de los labios del piroartista.
-Mm... Do..nde..- El rubio gime de forma ahogada, intentando pensar con claridad y poder decir alguna frase coherente.- ¿A dónde demonios... Ah.. se fue tu timidez?
Inquirio el rubio, casi sediendo por completo ante las tenues caricias de los labios del mayor sobre su piel, los cuales ya se encontraban sobre su pecho y dirigiéndose levantamente hasta su pezón. Maldición, que la fricción entre sus miembros a pesar de la delgada tela de sus boxers, era jodidamente deliciosa.
-Se fue al carajo.- Le dijo entre risas, antes de introducir el pequeño botón roza en su boca.
Rodeo con su lengua el pezón rosa, al mismo tiempo que miraba fijamente los orbes del manor, las mejillas del rubio se encontraban enrojecidas, sus labios un poco separados y jadeantes empezaban a hacerle perder la cordura, sus ojos un poco entrecerrados y oscurecidos por la lujuria le llevaban al éxtasis con tan solo observarle. Obito se separo un poco y de un tirón le retiró la única tela que aún cubría al menor, para tomar el miembro de este entre sus manos y masajearlo desde la base hasta la punta, al mismo tiempo que llevo tres dedos hasta el rostro del menor y así rozandolos con sus labios. Deidara comprendio al instante y abrió la boca, dandole acceso a los dedos del azabache a su cavidad bucal.
Humedeciendolos y chupandolos gustoso, llenandolos de saliva mientras rozaba su tibia lenta con las yemas de esto, mirando fijamente al mayor a los ojos incitandole, mientras intentaba reprimir sus propios jadeos y gemidos debido a la masturbación que el azabache le ejercía.
-Ahh... O..bito.
Gimió cuando el mayor saco los dedos de su boca y dejaba de masturbarle para abrirle las piernas, acercando sus húmedos dedos hasta la pequeña entrada de este, dandole una mirada rápida al rubio pidiendo su aprobación y al obtenerla con un pequeño asentimiento, introduce el primer dedo, provocando que la espalda de Deidara se arquease. Moviendolo de adelante hacia atrás, con cuidado.
-¿Te gusta, Dei?- Le pregunta preocupado, el menor suelta un jadeo y asiente.
-Me... Enca..nta.- Como pudo, le regaló una pequeña sonrisa y le pidió en voz baja que introduciese el siguiente.
Sin rechistar el mayor le hace caso a su pareja haciendo lo que este le pidió, ganando un tenue gemido de este debido a la pequeña punzada de dolor. Obito abrió ambos dedos dentro del menor, moviendolos en forma de tijeras en este y así extendiendo un poco las paredes de su entrada. Ya pasados unos cuantos segundos decidió que ya era el momento de introducir el tercero, al hacerlo empezó a simular unas cuántas embestidas en él. La espalda del rubio se arqueaba ante cada pequeña estocada de sus dedos, apretando con sus manos la fina tela blanquecina de la sabana y de sus labios escapaban gemidos cada vez más subidos de tono.
El vaiven de sus dedos era lento, calmado, puesto que se dedicaba a que el menor se relajase y se acostumbrase a la intromisión de su entrada, también tomándose el tiempo de disfrutar sus leves gemidos placenteros y admirar cada facción de este que antes desconocía en aquel ambito. El miembro de Obito dolía de lo duro que este se encontraba, deseando ser liberado de la molesta tela del boxer. El Uchiha se sentía necesitado, ansioso de poder estar dentro de aquel rubio que tanto amaba. Sin darse cuenta y dejándose llevar por sus propias fantasías, el azabache volvió las embestidas de sus dedos más rápidas, precisas, imaginado en su mente a su miembro siendo apretado por las paredes internas del menor y no sus dedos.
-Por favor... Hazlo ya...
Le suplico el menor sujetando el hombro del Uchiha, quien ante su acción devolvió su rostro hasta este y así notando el como los orbes del menor se mostraban cristalinos, deseosos. El como el piroartista suplicaba el que se introduciese dentro de él, enseguida hizo que una corriente eléctrica recorriera el cuerpo del azabache y se juntaste en su abdomen bajo, haciéndole suspirar. Sin hacerle esperar saco sus dedos de la entrada del menor, logrando que este gimiese un poco disconforme ante ello. Obito se arrodilló sobre el colchón mientras bajaba su boxer por sus piernas, dejando por fin libre su miembro.
Y dandole una gran vista a Deidara, para que negarlo.
Al ya haberse retirado la molesta tela, el azabache se colocó entre las piernas del menor, separandolas un poco más y colocando una sobre su hombro, se inclinó un poco más y juntó sus labios con los labios del rubio en un cálido beso cargado de emociones, sujeto su mano mientras rozaba la punta de su miembro en la entrada de este. El rubio suelta un pequeño quejido al sentir como el mayor empezó a introducir su extensión dentro de su entrada, lo hacia de apoco y con cuidado, examinado las facciones con dolor disimulado.
-¿Estás bien?
Le pregunto el azabache después de entrar por completo, al notar unas pocas lágrimas resbalar por los ojos del menor, este asiente mientras se sujetaba del cuello del Uchiha. Obito se quedó quieto a la espera de que el menor se acostumbrase al tamaño de su miembro, al mismo tiempo que soltaba unos pocos jadeos erráticos al sentir las cálidas paredes del rubio apretarle, le enloquecía por completo y aún así era capaz de permanecer complemente quieto en su lugar, para no lastimarle. El Uchiha respiraba con fuerza, contra el cuello del rubio, maldición, realmente estaba más necesitado de lo que creía.
Inesperadamente una corriente eléctrica recorrió su cuerpo de pies a cabeza, erizando su piel y haciendole soltar un sonoro gemido ronco contra el cuello del rubio, puesto que este había movido sus caderas de forma sorpresiva. Ante la pequeña señal del rubio el azabache empieza a moverse de adelante hacia afuera con lentitud, al mismo tiempo que se incorporaba un poco y para observar las expresiones del menor. Sujeto los muslos del menor para separar sus piernas un poco más y así introduciese cada vez más en su interior, en ligeras embestidas suaves y lentas, sin apuro alguno a pesar de desear todo lo contrario.
Su piel se erizaba cada que su miembro era apretado por las suaves paredes interiores del rubio, haciéndole suspirar y estremecerse ante cada estocada en el interior del menor. Leves suspiros desesperados escapaban de sus labios, disfrutando por completo aquella experiencia y deleitándose con los pequeños gemidos del menor, sus cuerpos resbalosos de sudor chocando entre si era una sensación tan placentera y nueva para él, que no podía evitar disfrutar cada detalle de aquello.
Deidara por su parte llevo sus manos hasta la espalda del azabache, abrazándole con fuerza y hundiendo sus uñas en su piel, dejándole marcas no solo de estás sino también de las bocas de sus palmas. La sensación de tenerle dentro le enloquecía, hacia que la temperatura de su cuerpo ardiese con cada estocada, sus gemidos nada silenciosos retumbaban en cada parte de aquella habitación y el que el Uchiha le observara fijamente con aquella mirada oscurecida en lujuria, mientras de sus labios escapaban jadeos bajos y deseosos le hacían querer derretirse en sus brazos. El calor de sus cuerpos era cada vez más intenso, haciéndoles aumentar el choque de sus cuerpos en embestidas cada vez más rápidas y precisas, haciéndoles sentir el placer propio en sus cuerpos y solo por aquel acto tan íntimo, sino también... El placer de ser correspondidos.
Si, aquella primera vez quedaría guardada en sus mentes y la atesorarian como uno de los momento más valiosos de su relación, junto a los demás que vendrían en la futuro.
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Continuara.
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¡Hola!
Disculpa si no les agrado el final de este extra, pero tampoco deseaba alargarlo aun más xd
Solo falta un extra bebés y después vendrá la sorpresa, el punto al que quiero llegar es... ¿Que creen ustedes qué es la sorpresa? Cuéntenme sus teorías xd
Gracias por los 41.9k de leídas uwu
¿Que les pareció?
¿Les gusto esta extraña idea? Espero que si.
¿Cual fue tu parte favorita?
Escrito:29/10/21
Publicado: 04/11/21
2086 Palabras.
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