«Capítulo 26»
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T/Obidei y KakuHidan.
26. Decisión.
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Cuándo el azabache por fin se marcho de la oficina, el albino se dejó caer lentamente hasta el suelo y sin poder evitarlo, unos pequeños sollozos escaparon de sus labios, su cuerpo temblaba, las calientes y cristalinas lágrimas resbalaban de sus ojos de forma dolorosa. Con sus temblorosos brazos rodeo sus piernas apegandolas a su pecho y hundiendo su rostro en estás, sentía su pecho doler, el como el peso de sus decisiones empezaba a afectarle. ¿Realmente había hecho lo correcto? ¿Se había equivocado? Joder, no sabía realmente si lo que hizo estuvo bien o mal, pero de algo si estaba seguro...
Lo había arruinado todo por completo.
Creyó que estaba haciendo lo correcto al alejarse, se hizo creer a si mismo que no importaba si desaparecía de la vida del azabache, pero se equivocó. Joder realmente se había equivocado al creer semejante estupidez, era un idiota... No, un imbécil por tomar decisiones apresuradas y en el peor momento emocional para si mismo. Se maldecia una y otra vez mientras lloraba en silencio, odiaba ser tan malditamente impulsivo y no pararse a pensar en las consecuencias de sus acciones. Se apretó a si mismo mientras dejaba fluir sus lágrimas con más fuerza y libertad sobre sus mejillas, sus sollozos eran acallados por sus piernas y su cuerpo tiritaba.
Las horas fueron pasando con rapidez, mientras el albino se desahogaba consigo mismo en aquella solitaria oficina, sintiendo sus ánimos por el piso y sus orbes secarse ante el fuerte llanto que mantuvo en esas horas. Con el tiempo, sus lágrimas empezaron a ser cada vez menos, hasta el punto dónde solo sollozaba levemente contra sus rodillas. Sintió la puerta abrirse con cuidado y sin poder evitarlo elevó su mirar con ilusión, deseando que fuese el azabache retractandose de su decisión tomada hace unas pocas horas, por lo que no se molestó en siquiera limpiar su húmedo rostro.
Pero se equivocó.
No era el azabache, pero la reacción que se llevó al notar quién era no pudo ser disimulada, sus orbes llorosos se abrieron de par en par, su rostro tomo un color más pálido del que debería. Frente a él se había asomado una melena rubia y unos ojos azul cielo que le miraban con preocupación, el intruso se acercó hacia el albino hasta estar frente a este y arrodillarse. Ambos se miraron en silencio, a pesar de que el albino a los pocos segundos desvió su mirar.
—¿Qué haces aquí?— Susurro el albino en un hilo de voz.
Al oír su propia voz, el Jashinista muerde sus dos labios avergonzado para después carraspear en un intento vago de arreglarla, el rubio le miro con un brillo culposo en sus ojos.
—Lo siento...— Le dice en un tono bajo, llamando así la atención del albino, quién le miro nuevamente.— No debí haberte dicho esas palabras en aquel momento, disculpa.
La sinceridad en su voz fue rápidamente notada por el albino, quién le bajó su mirada levemente para después subirla con rapidez y mirarle una vez más.
—...Descuida...— Suelta sin más el albino.
Duraron unos cuantos segundos en silencio, mirándose fijamente y con mil pensamientos en sus mentes, deseando hacer a su contrario distintas preguntas, pero acalladose a si mismos antes de que estás pudiesen siquiera salir de sus labios. La tensión en el ambiente era fuerte, molesta e incómoda y ninguno era capaz de siquiera poder decir algo.
—Oye..— El albino recuerda algo casi al instante e interrumpe al rubio con desespero.
—¿¡Qué hora es?!— Le grito en un tono bajo.
Deidara le miro confundido, casi como si fuera un lunático, el cual era pero ese no era el punto. El silencio se extendió unos cuantos segundos, mientras la desesperación en la mirada del menor se hacia cada vez más notorio y el rubio cuando noto ese pequeño detalle, entendió que quizás la pregunta de este fuera más importante de lo que parecía. Sin más suspiro e intento hacer memoria, antes de responderle.
—Ya casi son las siete.
Ante la respuesta del menor, el albino abrió sus ojos de par en par, su respiración se detuvo unos instantes y con desespero se llevo las manos hasta su cabello, jalandole levemente. Ante su pequeña crisis Deidara se sintió aun más preocupado, colocando así su mano sobre la espalda de este en señal de apoyo, mientras le preguntaba seguidamente que le sucedía. En su mente Hidan repetía una y otra vez las palabras del azabache diciéndole que se iría, intentando buscar el que podría hacer para impedirlo.
Pequeñas lágrimas resbalaban por las mejillas del albino, mientras la desesperación empezaba a apoderarse de él, mientras esté movía su cabeza de un lado al otro. Antes de que el Jashinista pudiera caer en un colapso mental, el rubio lo sujeta por ambos hombros y le sacude con fuerza, obligandole a mirarle. Lo que Deidara observó en los orbes del albino le desconcertó por completo, puesto que en estos se mostraban una diversidad de emociones que solo eran negativas, cómo; Desesperación, angustia, dolor y muchas más que realmente no deseaba describir.
Sin poder resistirse abraza al albino con fuerza, en un intento de calmarle. Ante ello Hidan respira de forma errática, intentando regular su respiración, mientras correspondía de la misma forma el abrazo del rubio. De a poco fue logrando calmarse, hasta poder enfriar su cabeza, su respiración por fin volvia a la normalidad y la coherencia de su mente regresaba. Fue cuando en aquel instante en el que pudo sentirse levemente tranquilo fue cuando una idea fugaz cruzo por sus pensamientos, haciéndole mirar al rubio con un pequeño brillo de esperanza.
—Deidara.— Le llamo con la voz entre cortada, llamando así su atención.— Ayúdame por favor.
Ante ello el rubio asiente, alejándose con cuidado del albino pero dejando aún sus manos sobre sus hombros.
—Claro...— Susurra en respuesta, mientras la preocupación aún se hallaba en sus ojos.— ¿Qué necesitas?— Inquiere.
Hidan inhala con profundamente, pensando sus proximas palabras, para así poder evitar cualquier otro conflicto que pudiese empeorar la situación.
—Perdoname, no era mi intención que todo se saliera de control, perdón.— La preocupación en el rostro del rubio fue cubierta por confusión, no entendiendo realmente lo que quería decir el albino.— Te mentí y no solo a ti, a todos.— Soltó antes de que el rubio pudiese decir algo, acallandole. Con aquella simple oración, el rubio pudo comprender a qué se refería y por ello guardo silencio, dejándole continuar.— Yo no soy tan unido con Obito, no soy su "Luz de luna" ni mucho menos nos hemos besado.— Le aclara.
—¿Entonces?— Le pregunta.
A pesar de saber la respuesta a ello, el rubio deseaba poder oírlo del albino y por fin poder respirar con tranquilidad al respecto. Hidan duda por unos segundos pero al instante pone su mirada sería, está era una situación importante, por lo que no lo pensó dos veces antes de decidir ser completamente sincero.
—Todo fue un plan mío, al que llamamos "Operación Celos".— Le dice mirándole a los ojos.— ¿La razón? Una muy estúpida a decir verdad.— Sonrió levemente.— Pero aun así...— La sonrisa de su rostro fue desapareciendo levemente, mientras una pequeña lágrima bajaba por si mejilla.— No me arrepiento de nada más que mis propias decisiones últimamente, la jodí Deidara y mucho.— Admite mientras su voz se quebraba.
Deidara se mantenía en silencio, pero aún así la comprensión se notaba en sus ojos, agradeciendo internamente el haberlo escuchado antes y así tener el tiempo de poder procesarlo por completo, sin tener que hacer un drama.
—Hidan, ¿Que está sucediendo realmente?
Inquiere estando cada vez más confundido, sabía perfectamente lo del plan pero no estaba entendiendo en lo absoluto lo que este quería decir, pero rápidamente comprendiendo que quizás se debía a la discusión en la cocina.
—Esto empezó porque me sentí desesperado y por culpa de eso, arrastre a Obito conmigo.— Hidan seguía hablando y cada vez más lágrimas bajaban por sus mejillas, sin prestarle atención al rubio.— Quería que Kakuzu notará mis sentimientos, que supiera que lo quería y por ese pensar tan egoísta le ofrecí este trato.— Suelta un pequeño sollozo.— Le dije que si hacíamos esto, quizás tú le prestarias atención.— Deidara sintió su aliento faltar ante ello, a pesar de ya saberlo.
—...
—Él acepto... Acepto está tontería, acepto poner sus sentimientos en riesgo y no sabes cuánto lamento eso.— Se lamentaba en medio de su llanto, mientras el rubio no sabía que hacer.— Odio haberlo convencido, el que se encariñara tanto conmigo que luchará contra Kakuzu y todo saliera mal.— Deidara pasa si brazo por los hombros del albino.— Después... Solo siguió empeorando y tome una decisión muy estúpida.
La mirada de Deidara no había cambiado por la confusión, solo que se había combinando con la preocupación que tenía.
—¿Qué decisión?
—Alejarme, pensé que eso funcionaria, que él solo lo dejaría pasar y continuaría con su vida... Pero no fue así.— Llevo su mano hasta su rostro, brotandola contra sus ojos.— Y ahora Obito quiere irse de misión por tiempo indefinido.— El rubio abrió sus ojos de par en par sorprendido por ello.
—¿¡Qué él que?!— Levanto un poco su voz.
—Lo que oíste, se quiere ir y no pude impedirlo, ayúdame Deidara, por favor.— Le miro a los ojos suplicante.— Se que tú puedes hacerlo cambiar de opinión, él te ama.
La habitación se llenó de un silencio sepulcral, mientras Deidara procesaba la nueva información que se le había sido dada, siento casi al instante su corazón doler y sin poder evitarlo se puso de pie, seguido del albino. La respiración del rubio empezó a subir, Hidan aún le miraba con dolor.
—Pero... ¿¡Que quieres que haga?!— Soltó siendo invadido por sus nervios.
—Serle sincero.
Le dijo en un tono calmado el albino, Deidara le miro preocupado y sin saber que hacer, pero luego de observar el dolor en los ojos del mayor lo decidió y solo asintió.
—Lo haré.
♡
Continuara.
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¡Hola!
¿Dos caps en un día? Si ¿Por qué? Pues porque ando de buen humor xd (Y también debo aprovechar que ando robando el wifi de mi tía y no se a dado cuenta)
Pdt: ¿Ya leyeron mi OS en el libro Tobidei Week el cual esta publicado en la cuenta FandomTobiDei ? ¿No? Pues vayan jovencit@s ¿Qué esperan? Jaalskskd
¿Que les pareció?
¿Les gusto esta extraña idea? Espero que si.
¿Cual fue tu parte favorita?
Escrito:14/10/21
Publicado: 27/10/21
1754 Palabras.
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