«Capítulo 20»
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T/Obidei y KakuHidan.
20. ¿Discusión?
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—¿Qué?
Pregunto la mujer desconcertada de las palabras del albino y con rapidez miro hacia el Uchiha, notando la leve palidez en su rostro, sus orbes levemente abiertos, sus labios separados. Konan empezó a alarmarse, mientras un sentimiento en especifico le inquietaba, sentía el como un mal presentimiento empezaba a abarcar su pecho. Hidan se mostró indiferente pero sin mirarlos, empezó a limpiar la sangre salpicada sobre su rostro. Con disimulo miro hacia el Uchiha y sintió una leve opresión en su pecho debido a la expresión de este, le dolía el actuar así, se había prometido no hacerle daño, no ocasionarle dolor y era justo lo que estaba haciendo.
Quiso no seguir con ello, deseaba ir y abrazar fuerte a su mejor amigo, decirle que todo estaba bien y que juntos resolverían el problema de la pelea con Kakuzu, que reconstruirían la tranquilidad de la cueva y que por fin... Ambos podrían estar con quienes amaban, ser felices como deseaban desde que empezó aquella locura, pero las palabras de Deidara retumbaban su mente, encogiendo su corazón con dolor. El rubio tenia razón después de todo, si seguía al lado del Uchiha solo le ocasionaría dolor y ya había tomado una decisión, aparta sus ojos del mayor y aprieta sus manos, convirtiéndolas en puños.
Obito merecía ser feliz y Hidan sabia que si se alejaba de él, Deidara se acercaría por fin al Uchiha, después de todo... Solo era un estorbo en su vida.
—Lo que oíste Konan.— Hablo con frialdad, aun sin mirarlos.— No quiero seguir con esto, no quiero estar con Kakuzu... No quiero estar con ustedes, volveré a la cueva pero ustedes... No se me acerquen.— Mintió al mismo tiempo que se dio la vuelta, para caminar rumbo a la cueva.
Sintió su pecho oprimirse, no deseaba nada de eso, por supuesto que quería estar con ellos y seguir haciendo travesuras juntos, quería estar con Kakuzu, pero... También sabia que para que alguno fuera feliz, uno debía sacrificar su felicidad y estaba dispuesto a sacrificarse por la felicidad de su mejor amigo, aun si eso le costaba su propia felicidad.
Konan abrió sus orbes sorprendida, llevo sus manos a su pecho y las presionó contra este, completamente anonadada. Obito se mantuvo en silencio, su flequillo escondía sus ojos, el mordía aun su labio y sus hombros temblaban ligeramente. Se acerco hasta el albino, tomando su brazo y volteándolo con brusquedad, ante la mirada preocupada de la fémina. Hidan y Obito chocaron miradas, ambas igual de serias pero la del Uchiha delataba el fuerte enojo creciente de su interior.
—¿¡Y por qué no me lo dices mirándome a los ojos?!— Grito.
En su interior el Jashinista se sintió sorprendido sobre las acciones del Uchiha, pero aun así por fuera no lo demostró en lo absoluto, se mantuvo impasible a simple vista y la seriedad de sus ojos cambio por un brillo de aburrimiento. La tensión era palpable y podría ser cortada con el mas mínimo filo, Obito le sostenía con firmeza mientras el albino no mostraba intenciones de soltarse en lo absoluto. Konan al notar la posible discusión se acerca y toma al Uchiha por el brazo, halándolo levemente y este le miro de reojo.
—No quiero otra pelea.— Sentenció, mirándolos a ambos.— Ya las cosas están lo suficientemente tensas en la cueva, como para tener mas razones para estar distanciados entre todos.— A regañadientes el Uchiha libera el brazo del menor, el cual se aleja un poco de este y la mujer le mira con reproche.—Y Hidan, no se porqué dices eso ni las razones que tengas, pero esa no es la forma ni el lugar para decirlo ¿De acuerdo?— Le regaño.
Este bufo y simplemente se giro nuevamente, dando leves pasos hacia adelante en busca de una huida disimulada, deseando salir de aquel lugar sin mirar atrás y no tener que enfrentarse a ninguno de sus dos compañeros atrás. Nuevamente podía sentir aquel vacío instalándose en su pecho, los vagos recuerdos de todos ellos juntos abarcaban su mente, haciéndole sentir cada vez peor gracias a la situación y con ello un tenue dolor aparecía en su corazón, junto a un molesto nudo en su garganta.
Hidan no era el único en poseer aquel amargo sentir en esos momentos, la Origamista sostenía el brazo del Uchiha con un poco de fuerza, sintiéndose preocupada por lo que pudiese ocurrir a partir de aquel momento, llenando de angustia su pecho y provocando el que sus orbes se cristalizasen un poco. Obito se mantenía recto en su lugar, mirando fijamente hacia el lugar donde el albino caminaba con rapidez, sus orbes se encontraban fijos en él, en buscar de poder entender esa situación tan...
No sabia ni como describirla.
—¿Por qué?
Pregunto a la nada el mayor, dejando a sus palabras irse con el viento y aun así, siendo escuchado por el albino, quien se detuvo en su lugar de forma repentina. El cuerpo del Jashinista se mantuvo rígido, sus manos temblaban con disimulo y un nerviosismo aparecía dentro de si mientras el Uchiha le observaba, su rostro demostraba el fuerte dolor que sentía en su interior.
El silencio se apodero del bosque, uno profundo y lleno de incomodidad, donde ni el mas mínimo canto de algún ave pudiese oírse, la tensión en el ambiente subió a tal punto de volverlo pesado, ninguno de los tres ahí presentes se atrevían a romperlo en lo absoluto, dejándose guiar por los nervios dentro de sus cuerpos. Konan miraba fijamente al Uchiha, mientras este aun no había dejado de observar al albino. El Jashinista no se dignaba a voltear, no deseaba mirarlos, no quería hacerlo, porque sabia que si lo hacia...
Sedería al instante.
Explotaría en llanto y correría a los brazos de sus mejores amigos, suplicando su perdón, deseando arreglar aquellas erróneas palabras que habían salido de sus labios y simplemente acurrucarse en los brazos maternales de la fémina, dejando que las caricias del azabache en su cabello le tranquilizaran y le generasen calma, pero... Sabia que aquello no debía pasar, tenía que mantenerse firme si realmente deseaba que el Uchiha fuese feliz.
Así que ignorando todas las advertencias que su mente y corazón le gritaban, giro su rostro tan solo un poco, chocando miradas con el mas alto y notando como el labio inferior de este empezaba a temblar, deseo que las cosas hubiesen sucedido de maneras distintas, donde no se hubiese acercado al azabache y así no lo hubiera puesto en aquella dolorosa situación. Después miró a la mujer, examinándola de pies a cabeza y en su mente le agradeció, no solo por haberlos apoyado desde el inicio del plan, sino también porque ella les ayudo a avanzar con ello y gracias a ellos crearon esos par de lazos que apreciaba.
Pero que aun así... Debían desaparecer y volver a la normalidad, a como eran desde un inicio, aunque dudaba que aquello pudiese ocurrir.
—Porque todo esto...— Susurro lo suficientemente alto para ser escuchado, llamando por completo la atención de los otros.— Fue un error.
Finalizo al mismo tiempo que volvía a caminar entre los arboles, alejándose poco a poco por estos hasta que su silueta desapareció por completo de la vista de ambos. Quizás aquello no había sido una discusión como tal, pero de algo estaban seguros los tres... Puede que nada vuelva a ser igual.
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Continuara.
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¡Hola!
¿Que les pareció?
¿Les gusto esta extraña idea? Espero que si.
¿Cual fue tu parte favorita?
Escrito:18/09/21
Publicado: 23/09/21
1265 Palabras.
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