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«Capítulo 13»

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T/Obidei y KakuHidan.
13. Apodo: parte 2.
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—¿Como tu mano puede ser más grande que la mía?— Reclamaba con enfado el albino.—¡Es injusto!

El azabache solo mantenía su mano levantada mientras el albino examinaba las diferencias entre ambas manos, una pequeña sonrisa se hallaba en su rostro mientras observaba atentamente el actuar infantil del menor, el albino al notar como el mayor reía coloco sus manos sobre su pecho mientras hacia prisión en este para posteriormente empujarlo. Cuando la espalda del Uchiha toco el suelo este empezó a carcajearse en voz baja, el Jashinista sin apartar sus manos del contrario ejerce algo de presión sobre su pecho en intentos fallidos de acallar su risa.

—Hidan— Ríe.— No me dejas respirar.

—Pues muere asfixiado.

El azabache ante un pequeño descuido del más bajo logra reincorporarse, Toma las manos del albino y lo separa un poco, se miran de forma sería antes de estallar en pequeñas risas, de forma inesperada el menor abraza al azabache con ternura entre carcajadas. Al estar tan concentrados en si mismos no notaron la presencia de cierto avaro tras el umbral de la entrada hacia la sala, la cual ya había desaparecido por completo. Ambos mentirían si dijesen que no disfrutaban el tiempo que pasaban juntos, los pequeños fragmentos que creaban desde hacia unos cuantos días se quedaban gravados en sus mentes y corazones, agradecían el haber empezado aquella locura, gracias a ello no solo avanzaban con su cometido si no que también pasaban grandes momentos juntos lo cuales serian inolvidables y unían su amistad aun más.

El azabache por fin dejaba atrás la mayoría de sus ataduras con tan solo pasar tiempo con el albino, se sentía libre, en confianza, por su parte el albino se sentía con serenidad, alegría, disfrutaba los chistes malos del mayor y sus graciosos berrinches. Por fin sentían que tenían a alguien que los entendía de diferentes formas y lo apreciaban de sobremanera.

Y no es que no se sintieran de esa forma con los demás.

Porque claro que gozaban de confianza y comprensión con ellos, pero lo que sucedía con su reciente amistad se sentía como si fuesen mejores amigos, junto a Konan claro esta, podían hacer las locuras que quisiesen, podían decir con sinceridad lo que sentían hacia sus propios enamorados y mantener secretos aun más íntimos de los que se creería. La gran diferencia entre la amistad de ellos tres a la de los demás no es el tipo de cariño ni la confianza, puesto que ambas estaban al mismo nivel sobresaliendo un poco la ya mencionaba, lo que sucedía realmente es que todos en la organización eran una familia.
una familia que siempre se apoyaría tanto en las buenas como en las malas, que jamas se darían la espalda y los otros era como el trio de primos traviesos que hacen todo juntos, que nada de lo que hicieran saldría de ese círculo. Y eso era lo que más amaban de esa amistad.

—Oh chicos, están aquí.— Dijo un poco cansada la pelimorada, quien entraba a la sala junto a Itachi, ambos hombres detuvieron sus risas y le sonrieron.—¿Podrían ayudarnos? 

El azabache asintió, tomo la mano del albino y lo jalo logrando que este se levantase. El Jashinista se quejo en respuesta mientras tomaba las bolsas de los brazos de la mujer, Obito imito su acción pero con las que traía el Uchiha menor, el cual se despidió para después irse a su habitación. Los tres tomaron rumbo a la cocina entre una pequeña charla, cada uno disfrutando la cálida compañía de sus contrarios.

Al ya estar en la cocina empezaron a desembolsar todo, guardando las cosas en sus respectivos lugares de almacenamiento.

—He estado pensando.— Cambio abruptamente el tema de la conversación el albino.

La pelimorada le miro, interesada en el repentino cambio de conversación, por su parte el azabache escuchaba de forma atenta pero sin desviar su mirada del cereal que la mujer había traído, sus ojos brillaban emocionados mientras lo sostenía en sus manos y abrazaba la caja con anhelo. Oh como amaba que la mujer le consintiera siempre con su cereal favorito, le encantaba que ella tuviese esos hermosos detalles con él.

—¿Tú piensas?— Ella ríe.

Jaja, muy graciosa Konan.— Gira sus ojos.—¡Por supuesto que pienso!

El azabache desvía su mirada hacia el albino, aun sin dejar de abrazar la caja, Hidan nota como una pequeña sonrisa burlona adorna el rostro del mayor, el cual se acerco hasta el para posteriormente pasar uno de sus brazos sobre el cuello de éste, para después traerlo hacia si y soltar una pequeña risita en todo bajo.

—Estoy completamente seguro que dirás una estupidez.— Se burla del menor, quien lo mira ofendido y Konan solo ríe.

El Jashinista empuja al mayor, –El cual se sienta sobre la mesa entre risas.– un pequeño puchero aparece en sus labios, se cruza de brazos y se voltea fingiendo ignorarlos. Pasados ya los minutos la pelimorada junto al azabache finalmente habían guardado todas las compras en su lugar, después se encaminaron a la sala seguidos de un Hidan aun enfadado. Al ya estar en la sala se sientan con tranquilidad y empiezan una amena conversación.

Hidan se sentía aburrido, puesto que ya se había hartado de fingir su enojo, por ello miro hacia el piso en busca de alguna idea para poder acabar con el inminente aburrimiento que le abarcaba. Su mirada se notaba perdida en el suelo sin ningún punto en especifico, tampoco se encontraba pensando en algo. Con el pasar de los segundos un recuerdo fugaz invade su mente, logrando así que este recuerde lo que estaba a punto de decir en la cocina momentos antes.

—Tobi.— Le llamo sin levantar la mirada del suelo, el mencionado lo miro junto a Konan intrigados.—Yo ya te puse un apodo...— Suelta en un tono bajo su pensar.—Si tu tuvieras que ponerme uno... ¿Cual seria?— Preguntó elevando su mirada hacia el azabache.

Obito se quedo en silencio, procesando la repentina pregunta del menor, por su parte la mujer sonrió con picardía para después acomodarse en su asiento y mirar mejor la escena. Afuera de la sala, justo en la entrada, se encontraban cierto rubio y pelirrojo escuchando la conversación, justo ambos se dirigían a la cocina pero al escuchar las palabras del Jashinista. El rubio había acorralado a su acompañante en la pared mientras con su brazo tapaba la boca de este, para evitar algún ruido, en su interior el resignado marionetista solo podía negar.

«Te encanta sufrir Deidara, ¿Seras masoquista?» Pensaba el pelirrojo en sus adentros.

Volviendo a la sala, el azabache se había tomado el mentón de forma pensativa, divagando en sus pensamientos mientras repetía una y otra vez la pregunta del menor, Hidan solo le miraba con la cabeza ligeramente inclinada y Konan – Quien se encontraba sentada en el sillón de enfrente.– de alguna u otra forma había encontrado unas palomitas, las cuales comía sin apartar su mirada de ambos chicos.

—¿Un apodo?— Murmura pensativo el azabache.

Claramente había pensado en elegir algún apodo para su compañero, pero gracias a haber fallado varias veces en el intento había decidido dejarlo para después, pero aquella pregunta del Jashinista le hablo tomado por sorpresa y no sabia exactamente que responder. Miro al albino, este había asentido a pesar de saber que el azabache solo se había repetido la pregunta para si mismo.

Lo pensó y medito durante varios segundos, los cuales al rubio le empezaban a parecer eternos, – Y el pelirrojo solo se resigno a mirar el reloj.– el Uchiha miro con detenimiento al menor, miro sus ojos, piel, rostro y cuerpo, intento buscar algún apodo que pudiese hacer juego con alguna de estas características pero simplemente no encontraba nada en absoluto. Apunto de rendirse miro fijamente el cabello del menor, lo analizo y se fijo en el color de este, una pequeña sonrisa había aparecido en sus labios.

Lo tenia.

—Vamos, Obito.— Ríe con picardía la mujer.—¿Qué apodo le pondrías a tu amado, Hidan?— La sonrisa picara de sus labios se ensancho.

Claro que ella habla notado la sombra y el pequeño mechón de cabello del rubio sobresalir por el marco de la entrada. No es como si le gustara ver sufrir a su pequeño Dei, tampoco como si disfrutase que el avaro estuviese de malhumor últimamente, pero vamos.

¿A quien no le gustaba ver en mundo arder de vez en cuando?

Obito gira sus ojos, él y el albino no habían notado en lo absoluto las presencias que se escondían tras la pared, cosa que hacia que la pelimorada se sintiese aun mas emocionada. Konan juraba que la vida de sus retoños –Como ella solia llamar a los miembros.– era muchísimo más interesante que cualquier programa de drama que diesen en la televisión.

—Por supuesto que tengo un apodo para ti.— Sonríe el Uchiha, decidiendo ignorar la tétrica sonrisa de la pelimorada para después mirar a Hidan.

—¿Cual?— Pregunta un tanto distraído el albino.

El Jashinista no apartaba la mirada de la mujer, quien no dejaba de sonreír con jn cierto brillo de maldad en sus ojos, un pequeño escalofrío recorre la espina dorsal de éste, quien traga en seco. Deidara acerca su oído aun mas al umbral de la entrada, en un intento de escuchar cualquier pequeño detalle, Sasori hace una pequeña mueca de incredulidad, pero aun así de forma disimulada se acerca también para poder escuchar.

El azabache sonríe, coloca su mano en la cabeza del menor y revuelve su cabello con cariño, después se acerca un poco al rostro del albino y junta sus frente mientras ambos cierran sus ojos.

—“Luz de luna”— Susurra el mayor, siendo aun así escuchado por los demás.—Ese es el apodo.— Se aparta del menor y amplia su sonrisa.

—¿Luz de... Luna?— El menor abre sus ojos confundido.

—Si...— El azabache toma la mejilla del contrario, acariciándola con su dedo pulgar.— Tu iluminas la oscuridad, no podrás ser tan radiante como la luz de un sol, pero a pesar de ello eres capaz de iluminar la más oscura noche sin ser consumido por la fuerte oscuridad que te rodea.— El Uchiha suelta una risita.— Es eso... Y también porque tu cabello es del mismo color que la luna.

El mayor estalla en carcajadas, pero la pelimorada se encontraba con los abiertos de par en par, los labios del rubio formaban una "o" perfecta, Sasori si se encontraba riendo en voz baja gracias a que se encontraba mirando el rostro del rubio... ¿Y Hidan? Éste se encontraba sorprendido, un pequeño rubor se asomaba en sus mejillas y solo pudo bajar un poco la mirada, traga en seco para después levantarla.

Mira embelesado al azabache reír, con nerviosismo se rasca la nuca y después de unos cuantos segundos se acerca al mayor, con sus brazos rodea la cintura de éste y hunde su rostro en el pecho del mayor avergonzado, el cual había dejado de reír para mirar al menor abrazarlo y sin titubear le corresponde.

—Eres un idiota.— Susurra avergonzado y el azabache solo ríe.

—¡Ay que hermoso!— Exclama la pelimorada.

—Konan... Arruinas el momento.— Niega el mayor.

Fuera de la sala, dejándose llevar por la curiosidad en rubio asoma su cabeza por el umbral, mirando como el azabache y el albino se abrazaban de forma cariñosa. Sintiendo su labio temblar junto a sus manos y un nudo empezaba a formarse en su garganta, un pequeño dolor en su pecho haber aparecido.

Sin meditarlo bien estuvo a punto de entrar en la sala, cuando ya tenia la mitad de su cuerpo dentro el pelirrojo tomo su brazo y lo arrastro escaleras arriba, alejándolo del lugar con rapidez.

—Eso te pasa por andar de masoquista.— Niega Sasori reteniendo una carcajada, abre la puerta de la habitación del rubio y con una ligera patada lo empuja dentro de esta.

Continuara.
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¡Hola!

¿Que les pareció?

¿Les gusto esta extraña idea? Espero que si.

Disculpa la tardanza genteeeee ¿Me extrañaron? Jakskaksk

Ya al fin me gradueeee, así que ya tendré mas tiempo de escribir xd

¿Cual fue tu parte favorita?

Escrito:31/07/21
Publicado: 01/08/21

2036 Palabras.

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