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«Prólogo»

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ObiHidan.
0. Prólogo.
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Advertencia: Esto es una continuación de los capítulos 24 y 26 de "Operación Celos", si deseas entender deber leer la historia mencionada antes.

Un ruido sordo hizo que Deidara reaccionara y empujara al moreno lejos de él, separando así sus labios. Cuando miro había donde provenía el sonido, encontró al azabache mirándolos fijamente con una expresión en blanco, en frente suyo había un vaso de vidrio roto en el suelo y un líquido de cristalino esparcido por el este. Ante ello los demás miembros aparecieron por el umbral de la puerta, intentando averiguar que sucedía. Hidan miraba desde lejos, sintiendo su corazón oprimirse y el aire faltarle, por supuesto que había visto lo mismo que el azabache y maldición...

La decepción dolía.

Se preparó mentalmente para un posible enfrentamiento entre el moreno y el azabache nuevamente, estando al tanto por si debía intervenir en algún momento para poder separarlos. La tensión e incomodidad en el ambiente era latente, todos ahí presentes se encontraban confundidos, otros pocos como Konan e Itachi consternados.

Todo a ojos de los ajenos a la escena parecía un guerra de miradas entre el rubio y el azabache, ambos se miraban fijamente sin apartar los orbes del contrario. La angustia era palpable en los ojos del rubio, el cual no sabía explicar la situación, ni siquiera el mismo sabía realmente lo que había sucedido con exactitud, todo le era tan confuso en aquel instante y lo único que deseaba realmente era poder ir hacia el azabache, explicarle lo que había sucedido en verdad y evita cualquier tipo de conflicto.

Obito se mantenía quieto, la mirada sería en sus ojos se mantenía, pero el brillo de estos desaparecía por completo, mostrándose... Vacíos, siendo notado por tres personas e específico; Konan, Hidan y Deidara. El albino no lo comprendía, sabía lo que el azabache había visto.

¡Joder también los vio con sus propios ojos!

Y aun así, las dudas le invadian, llenando su mente de preguntas sin respuestas, sintiendo dentro de si como un enorme conflicto se creaba en su mente, con una sola dudo carcomiendo si pensar, deseando profundamente encontrar la respuesta. Si Obito habia presenciado a la persona que amaba, unir sus labios con el moreno...

¿Por qué aun estaba quieto en su lugar?

Lo menos que hubiera creído que sucediera, es que esté se mostraste tranquilo ante la escena que ambos presenciaron, aunque siendo sincero consigo mismo... Tampoco comprendía en lo absoluto su propia calma, joder si, le dolía como los mil demonios, de quería golpear al avaro, desquitarse, pero también se mantenía quieto en su lugar. Esperaba ver al Uchiha mayor lanzarse contra el moreno, en una nueva lucha causada por los segantes celos, pero aún así, había ocurrido lo contrario.

En silencio, Obito se dio la vuelta y se marchó del lugar, ingresando nuevamente a la oficina del líder bajo las atentas miradas de todos, los que no estuvieron cuando sucedió lo ocurrido no entendían en lo absoluto lo que sucedía, mientras  los implicados se mantenían en silencio. Kakuzu se alejo de la escena y se dirigió hacia el comedor, pasando a lado de los demás.

Hidan agradeció internamente el estar en la otra entrada de la sala, la que conectaba está con la cocina y no estar en la del pasillo como los demás. Cuando noto que sus compañeros se retiraban al comedor, se retiro hacia el pasillo, dejando al rubio completamente solo al rubio en la sala. Al estar en los pasillos se detuvo al frente de la oficina donde el azabache se encontraba, empezó a dar vueltas en su propia mente mientras aún se mantuvo frente a la puerta.

Sin más y sin pensar en las posibles consecuencias, la abrió e ingreso al lugar, donde adentro de esta encontró al Uchiha recargado sobre el escritorio sosteniendo su propia cien con una mano, mientras su mano restante estaba sobre el escritorio. Hidan cerro la puerta y se acercó con lentitud hacia el mayor, cuando por fin estuvo frente a este se detuvo.

Sabía que estaba siendo un maldito descarado al estar ahí, sabía que ni siquiera debería estar en aquel lugar, quizás estaba lanzando su plan de alejarse a la borda y aunque realmente deseara no estar ahi en aquellas circunstancias, no podía dejar que el azabache se carcomiera la mente con ello.

¿Obito?— Preguntó en un tono bajo, casi titubeante.

El mencionado levanto levemente su mirada, aun sin apartar su propia mano de su rostro. Hidan se sintió alarmado dentro de si al notar el vacío en los ojos del mayor, el brillo de estos había desaparecido por completo. Obito soltó un largo y pesado suspiro, al mismo tiempo que se reincorporo y se volteo dándole la espalda al albino, apoyo ambas palmas de sus manos sobre la fría madera del escritorio y dejó caer su cabeza hacia adelante mientras se inclinaba levemente, los mechones de su cabello colgaron hacia abajo y así escondiendo parte del rostro del Uchiha.

Hidan se mantuvo en silencio, observando desde su lugar el actuar del mayor, al mismo tiempo que sentia su pecho doler y sus orbes cristalizarse levemente. Quizás había hecho mal en seguir al azabache hasta ahí, ya había jodido su amistad por completo, ya le había alejado y ahora se le acercaba como si nada hubiera sucedido, como si lo que habían presenciado hace varios más minutos no le hubiese afectado en lo absoluto.

¿Cuánto más debía dañar al Uchiha con su imprudencia?

El albino deja escapar el aire de sus pulmones con lentitud, decepcionado, no sabiendo si era causado por el Uchiha o por si mismo. Se dio media vuelta dispuesto a marcharse de aquel lugar, cuando la voz del azabache lo saco de sus pensamientos y lo hizo detenerse en seco.

Los vi.— Admitió con aquella característica voz ronca, manteniendo aún su cabeza baja y dándole la espalda al menor.—Se que tú también, viste lo que yo vi.

Gira su cabeza tan solo un poco, mirándole de reojo, Hidan baja la mirada y apreta sus manos, antes de devolverle la mirada por sobre su hombro.

Si.— Susurro.

No parecía planeado, no hablaron.— Sostuvo su cabeza.—...Tan solo...— Su voz se cortó unos segundos.— Sentí el chakra de ambos y la... Maldita curiosidad me carcomía.— Confesó.— Me deje llevar, fui a ver qué sucedia y... Los vi.— Gira su cuerpo por completo.— Uniendo sus labios.

Se acercó con lentitud, hasta quedar atrás del albino, siendo separados por tan solo unos pocos segundos. El silencio les invadió, la impotencia les llenaba por completo, la tensión en aquella oficina subía tanto hasta volverse asfixiante. Hidan guardo si silencio, mordiendo con fuerza su labio inferior.

Sus manos se habían vuelto puños gracias al mar de emociones que eran en aquel instante, su pecho subía y bajaba con fuerza mientras luchaba por retener las cristalinas lagrimas que amenazaban con escapar de sus orbes. Un ligero temblor habia empezado a hacerse notar en sus hombros y Obito no están mejor, él mordía su labio inferior con fuerza mientras una lágrima traicionera resbalaba por su mejilla. La decepción de ambos era latente, cada uno comprendía el dolor emocional en el pecho de su contrario y aún así...

La barrera que se había creado entre ambos en tan pocos días, les impedían el siquiera apoyarse mutuamente, su amistad estaba jodida y lo sabían, también sabían que sus propios sentimientos por quienes amaban... No cambiarían, porque todo lo que estaba sucediendo ellos mismos lo habían provocado.

Obito... Yo...

El azabache niega a pesar de que el menor no pudiese verlo, más lagrimas escapaban de sus ojos de forma dolorosa, podía sentir el calor de estas sobre sus mejillas y sin poder evitarlo, Algunas pocas también son expulsadas de los orbes del albino.

Hidan.— A pasar de la firmeza en su propia voz, está se oía levemente quebrada.— Nunca debí... Confiar en ti.

La respiración de Hidan fallo, abrió sus ojos de par en par y giro lo más rápido que pudo, hasta quedar frente a frente con el Uchiha. Sus miradas cristalinas chocaron, el temblor de sus cuerpos eran notorios y aún así ninguno le prestó atención a ese detalle.

—¿Por qué dices eso... Tan derrepente?— Inquirió entre sollozos.

Porque acabo de tomar una decisión.— Soltó sin más, sin apartar su mirada de los orbes del albino.— Me iré a una misión con tiempo indefinido.— Le informó.— Realmente... No debí aceptar este plan.— Hidan sintió su pecho oprimirse.— Partire en la noche.

El azabache sin más limpio sus lágrimas, camino hasta pasar por el lado del menor y al estar frente a la puerta sujeto el pomo de está, Hidan mantuvo quieto en su lugar, sin saber realmente como reaccionar. Obito le dio una última mirada y salió de la oficina.

Aquello había sido un... Momento amargo.

Cuándo el azabache por fin se marcho de la oficina, el albino se dejó caer lentamente hasta el suelo y sin poder evitarlo, unos pequeños sollozos escaparon de sus labios, su cuerpo temblaba, las calientes y cristalinas lágrimas resbalaban de sus ojos de forma dolorosa. Con sus temblorosos brazos rodeo sus piernas apegandolas a su pecho y hundiendo su rostro en estás, sentía su pecho doler, el como el peso de sus decisiones empezaba a afectarle. ¿Realmente había hecho lo correcto? ¿Se había equivocado? Joder, no sabía realmente si lo que hizo estuvo bien o mal, pero de algo si estaba seguro...

Lo había arruinado todo por completo.

Creyó que estaba haciendo lo correcto al alejarse, se hizo creer a si mismo que no importaba si desaparecía de la vida del azabache, pero se equivocó. Joder realmente se había equivocado al creer semejante estupidez, era un idiota... No, un imbécil por tomar decisiones apresuradas y en el peor momento emocional para si mismo. Se maldecia una y otra vez mientras lloraba en silencio, odiaba ser tan malditamente impulsivo y no pararse a pensar en las consecuencias de sus acciones. Se apretó a si mismo mientras dejaba fluir sus lágrimas con más fuerza y libertad sobre sus mejillas, sus sollozos eran acallados por sus piernas y su cuerpo tiritaba.

Las horas fueron pasando con rapidez, mientras el albino se desahogaba consigo mismo en aquella solitaria oficina, sintiendo sus ánimos por el piso y sus orbes secarse ante el fuerte llanto que mantuvo en esas horas. Con el tiempo, sus lágrimas empezaron a ser cada vez menos, hasta el punto dónde solo sollozaba levemente contra sus rodillas. Sintió la puerta abrirse con cuidado y sin poder evitarlo elevó su mirar con ilusión, deseando que fuese el azabache retractandose de su decisión tomada hace unas pocas horas, por lo que no se molestó en siquiera limpiar su húmedo rostro.

Pero se equivocó.

No era el azabache, pero la reacción que se llevó al notar quién era no pudo ser disimulada, sus orbes llorosos se abrieron de par en par, su rostro tomo un color más pálido del que debería. Frente a él se había asomado una melena rubia y unos ojos azul cielo que le miraban con preocupación, el intruso se acercó hacia el albino hasta estar frente a este y arrodillarse. Ambos se miraron en silencio, a pesar de que el albino a los pocos segundos desvió su mirar.

¿Qué haces aquí?— Susurro el albino en un hilo de voz.

Al oír su propia voz, el Jashinista muerde sus dos labios avergonzado para después carraspear en un intento vago de arreglarla, el rubio le miro con un brillo culposo en sus ojos.

Lo siento...— Le dice en un tono bajo, llamando así la atención del albino, quién le miro nuevamente.— No debí haberte dicho esas palabras en aquel momento, disculpa.

La sinceridad en su voz fue rápidamente notada por el albino, quién le bajó su mirada levemente para después subirla con rapidez y mirarle una vez más.

...Descuida...— Suelta sin más el albino.

Duraron unos cuantos segundos en silencio, mirándose fijamente y con mil pensamientos en sus mentes, deseando hacer a su contrario distintas preguntas, pero acalladose a si mismos antes de que estás pudiesen siquiera salir de sus labios. La tensión en el ambiente era fuerte, molesta e incómoda y ninguno era capaz de siquiera poder decir algo.

Oye..— El albino recuerda algo casi al instante e interrumpe al rubio con desespero.

¿¡Qué hora es?!— Le grito en un tono bajo.

Deidara le miro confundido, casi como si fuera un lunático, el cual era pero ese no era el punto. El silencio se extendió unos cuantos segundos, mientras la desesperación en la mirada del menor se hacia cada vez más notorio y el rubio cuando noto ese pequeño detalle, entendió que quizás la pregunta de este fuera más importante de lo que parecía. Sin más suspiro e intento hacer memoria, antes de responderle.

Ya casi son las siete.

Ante la respuesta del menor, el albino abrió sus ojos de par en par, su respiración se detuvo unos instantes y con desespero se llevo las manos hasta su cabello, jalandole levemente. Ante su pequeña crisis Deidara se sintió aun más preocupado, colocando así su mano sobre la espalda de este en señal de apoyo, mientras le preguntaba seguidamente que le sucedía. En su mente Hidan repetía una y otra vez las palabras del azabache diciéndole que se iría, intentando buscar el que podría hacer para impedirlo.

Pequeñas lágrimas resbalaban por las mejillas del albino, mientras la desesperación empezaba a apoderarse de él, mientras esté movía su cabeza de un lado al otro. Antes de que el Jashinista  pudiera caer en un colapso mental, el rubio lo sujeta por ambos hombros y le sacude con fuerza, obligandole a mirarle. Lo que Deidara observó en los orbes del albino le desconcertó por completo, puesto que en estos se mostraban una diversidad de emociones que solo eran negativas, cómo; Desesperación, angustia, dolor y muchas más que realmente no deseaba describir.

Sin poder resistirse abraza al albino con fuerza, en un intento de calmarle. Ante ello Hidan respira de forma errática, intentando regular su respiración, mientras correspondía de la misma forma el abrazo del rubio. De a poco fue logrando calmarse, hasta poder enfriar su cabeza, su respiración por fin volvia a la normalidad y la coherencia de su mente regresaba. Fue cuando en aquel instante en el que pudo sentirse levemente tranquilo fue cuando una idea fugaz cruzo por sus pensamientos, haciéndole mirar al rubio con un pequeño brillo de esperanza.

Deidara.— Le llamo con la voz entre cortada, llamando así su atención.— Ayúdame por favor.

Ante ello el rubio asiente, alejándose con cuidado del albino pero dejando aún sus manos sobre sus hombros.

Claro...— Susurra en respuesta, mientras la preocupación aún se hallaba en sus ojos.— ¿Qué necesitas?— Inquiere.

Hidan inhala con profundamente, pensando sus proximas palabras, para así poder evitar cualquier otro conflicto que pudiese empeorar la situación.

Perdoname, no era mi intención que todo se saliera de control, perdón.— La preocupación en el rostro del rubio fue cubierta por confusión, no entendiendo realmente lo que quería decir el albino.— Te mentí y no solo a ti, a todos.— Soltó antes de que el rubio pudiese decir algo, acallandole. Con aquella simple oración, el rubio pudo comprender a qué se refería y por ello guardo silencio, dejándole continuar.— Yo no soy tan unido con Obito, no soy su "Luz de luna" ni mucho menos nos hemos besado.— Le aclara.

¿Entonces?— Le pregunta.

A pesar de saber la respuesta a ello, el rubio deseaba poder oírlo del albino y por fin poder respirar con tranquilidad al respecto. Hidan duda por unos segundos pero al instante pone su mirada sería, está era una situación importante, por lo que no lo pensó dos veces antes de decidir ser completamente sincero.

Todo fue un plan mío, al que llamamos "Operación Celos".— Le dice mirándole a los ojos.— ¿La razón? Una muy estúpida a decir verdad.— Sonrió levemente.— Pero aun así...— La sonrisa de su rostro fue desapareciendo levemente, mientras una pequeña lágrima bajaba por si mejilla.— No me arrepiento de nada más que mis propias decisiones últimamente, la jodí Deidara y mucho.— Admite mientras su voz se quebraba.

Deidara se mantenía en silencio, pero aún así la comprensión se notaba en sus ojos, agradeciendo internamente el haberlo escuchado antes y así tener el tiempo de poder procesarlo por completo, sin tener que hacer un drama.

Hidan, ¿Que está sucediendo realmente?

Inquiere estando cada vez más confundido, sabía perfectamente lo del plan pero no estaba entendiendo en lo absoluto lo que este quería decir, pero rápidamente comprendiendo que quizás se debía a la discusión en la cocina.

Esto empezó porque me sentí desesperado y por culpa de eso, arrastre a Obito conmigo.— Hidan seguía hablando y cada vez más lágrimas bajaban por sus mejillas, sin prestarle atención al rubio.— Quería que Kakuzu notará mis sentimientos, que supiera que lo quería y por ese pensar tan egoísta le ofrecí este trato.— Suelta un pequeño sollozo.— Le dije que si hacíamos esto, quizás tú le prestarias atención.— Deidara sintió su aliento faltar ante ello, a pesar de ya saberlo.

—...

—Él acepto... Acepto está tontería, acepto poner sus sentimientos en riesgo y no sabes cuánto lamento eso.— Se lamentaba en medio de su llanto, mientras el rubio no sabía que hacer.— Odio haberlo convencido, el que se encariñara tanto conmigo que luchará contra Kakuzu y todo saliera mal.— Deidara pasa si brazo por los hombros del albino.— Después... Solo siguió empeorando y tome una decisión muy estúpida.

La mirada de Deidara no había cambiado por la confusión, solo que se había combinando con la preocupación que tenía.

¿Qué decisión?

Alejarme, pensé que eso funcionaria, que él solo lo dejaría pasar y continuaría con su vida... Pero no fue así.— Llevo su mano hasta su rostro, brotandola contra sus ojos.— Y ahora Obito quiere irse de misión por tiempo indefinido.— El rubio abrió sus ojos de par en par sorprendido por ello.

¿¡Qué él que?!— Levanto un poco su voz.

Lo que oíste, se quiere ir y no pude impedirlo, ayúdame Deidara, por favor.— Le miro a los ojos suplicante.— Se que tú puedes hacerlo cambiar de opinión, él te ama.

La habitación se llenó de un silencio sepulcral, mientras Deidara procesaba la nueva información que se le había sido dada, siento casi al instante su corazón doler y sin poder evitarlo se puso de pie, seguido del albino. La respiración del rubio empezó a subir, Hidan aún le miraba con dolor.

Pero... ¿¡Que quieres que haga?— Soltó siendo invadido por sus nervios.

Serle sincero.

Le dijo en un tono calmado el albino, Deidara le miro preocupado y sin saber que hacer, pero luego de observar el dolor en los ojos del mayor lo decidió pero... Solo nego, haciendo enmudecer al Jashinista.

No lo haré.

Continuara.
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¡Hola!

¿Que les pareció?

Si ya se que es lo mismo que los otros capítulos de operación celos pero con unos cuantos detalles diferentes, pero entenderán que esto es para que se entienda mejor en qué parte exactamente es que comienza este final alternativo uwu

¿Les gusto esta extraña idea? Espero que si.

¿Cual fue tu parte favorita?

Escrito:14/10/21
Publicado: 09/11/21

3205 Palabras.


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