«Capítulo 7»
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ObiHidan.
7. Extraña propuesta.
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Su cuerpo se encontraba cubierto por una ligera capa de sudor. Su aliento estaba agitado, provocando así que su pecho subiese y bajase de forma rítmica. Una pequeña gota del líquido cristalino y salado resbaló por su cien, un jadeante Hidan miraba el color blanquecino del techo con la mirada perdida en este. El Jashinista giro su rostro hacia la cama contraria, mirando la espalda desnuda del Uchiha en silencio.
Obito parecía dormir de forma plácida, se le notaba tan tranquilo que él dudo si despertarle o no. El albino recién acababa de despertarse de una pesadilla, que le dejo temblando en su nueva cama, sentía su aliento faltarle. Quería llamarle, despertarle y pedirle que le abrazase con fuerza. Se sentía completamente ridículo. Hacía años que no tenía una pesadilla en lo absoluto, pero no podía hacer nada al respecto. Sabía que jamás podría controlar lo que apareciese en su estado de inconsciencia y llenase su mente, pero joder, sentía todas y cada una de sus extremidades temblar en exceso.
Con cuidado y algo tembloroso, se sentó a la orilla de su «nueva» cama, sintiéndose un poco culpable al nombrarla como suya aunque fuese en su mente, cuando está realmente pertenecía al rubio. Cuando llevo sus cosas a la habitación del azabache, insistió en darle esa cama a él, siendo rechazado al instante. Sabía que debería estar unos meses ahí, pero no terminaba de hacerse la idea de estar en el lugar del rubio, en su cama. Ver al Uchiha removerse en su lugar, llamo su atención por completo, alejándose de sus preocupaciones por un momento. Obito se había puesto boca arriba, con su pecho subiendo y bajando de forma pausada, su ceño se notaba levemente fruncido.
Hidan se pregunto internamente el porqué actuaba de esa forma, puesto que jamás se había preocupado tanto por cosas como esas. Desde que decidió enamorar a Kakuzu, muchas cosas cambiaron en su persona; Intento ser menos molesto, ser más silencioso para no impacientarlo. Por Jashin, había intentado cambiar con tal de poder estar junto a él y sabía claramente que jamás debió ser así. Quizás... No, claramente jamás debió pensar en cambiar solo por él, Obito no cambio solo por querer enamorar a Deidara, Kisame ni Itachi cambiaron por tenerse mutuamente.
¿Como pudo ser tan idiota por tener la necesidad de ser alguien quien no era, solo por el amor de otra persona?
Hidan no era alguien sentimental, tampoco alguien tranquilo. A él le gustaba bromear, asesinar y hacer lo que le diera en jodida gana. No dejaría que sus sentimientos por Kakuzu cambiasen su forma de ser. Ahora debía permanecer fuerte, por Obito y por si mismo, ambos debían superar lo sucedió y soltar ese amor hacia sus compañeros de equipo, para eso debe dejar atrás sus lágrimas y mostrarse fuerte, para que así el Uchiha pueda seguir adelante también.
—¿Qué haces despierto a esta hora?
La voz repentina que apareció en aquella oscura habitación le hizo sobresaltar, Obito se encontraba de lado y le observaba un tanto adormecido. Hidan le observo en silencio, intentando regular su agitado corazón debido al susto. Maldición, le había tomado por sopresa y le dió un gran susto. En silencio el Jashinista se levantó por completo de la cama, arrastrando los pies con pereza hasta estar frente el azabache, agachándose y picando con su dedo índice su mejilla.
—Maldición, Tobi. Me asustaste.— Soltó el albino, evadiendo la pregunta del mayor.
Hidan empujó levemente al Uchiha, hasta que su espalda volvió a chocar contra el colchón y sin vergüenza alguna, se subió sobre el hasta recostarse en su pecho. Obito por su parte llevo su mano hasta la cabeza del menor, acariciando de forma leve su cabello y enredando sus dedos con las finas hebras de aquel cabello albino.
—No has respondido mi pregunta.— Le reprende.
El cálido aliento del mayor chocó contra su oído, a pesar de la corta distancia que tenian los labios de él de su oreja, pero ello no impidió que Hidan sintiese como si fueran apenas unos pocos centímetros de lejanía. Su piel se erizo en respuesta de aquel cosquilleo que le recorrió y sin poder evitarlo, un tenue suspiro escapó de sus labios.
—Tuve una pesadilla, no es importante.
—Por supuesto que lo es, Hidan. No debes minimizar tus problemas, ya te lo dije una vez.— El Jashinista elevó su cabeza hacia el mayor, encontrándose con una mirada de reproche por parte del mayor.
Mentiría si dijese que la pesadilla no le había afectado en lo absoluto, pero tampoco podía negar que el terror que sintió momentos atrás al despertar... Se había disipado, casi en su totalidad. El tacto del azabache recorriendo su espalda desnuda, debido a su falta de camiseta le erizaba la piel junto a su cálido aliento chocando contra sí, todo aquello y más, le generaban una calma inexplicable.
Oh quizás, si pudiese tener explicación. Pero Hidan no deseaba buscarla en aquel momento, puesto que la paz que le invadia lograba que el sueño de a poco regresase a su cuerpo. Obito le miraba expectante, esperando aunque fuese alguna respuesta del albino ante su regaño, pero este nego y se subió un poco más sobre su cuerpo. Sus miradas estaban fijas en su contrario y sus rostros se encontraban realmente cerca, siendo separados tan solo por unos pocos centímetros.
El Uchiha le examinaba casi por completo, todas y cada una de sus facciones. Buscando de forma minuciosa alguna cosa que delatase, el sentir del albino, aunque fuese una mínima cosa que le indicase algún indicio de «tristeza» que escapase de su rostro. El albino un poco titubeante, llevo su mano hacia el rostro del mayor, dónde sus dedos trazaron la tenues líneas marcadas de esa vieja cicatriz. Su toque era leve, casi como una caricia.
Hidan sentía cosquillas en las yemas de sus dedos, al rozarlas con la suavidad de esa piel tan desconocida a su tacto. Siempre creyó que ese lugar en específico, era el menos suave del cuerpo del azabache, debido a la textura de este. Pero no, realmente se había equivocado al respecto. Ese sector en específico era muy cómodo de acariciar, se sentía como la piel de un bebé, tan suave al tocarla, que provocaba que un pequeño cosquilleo recorriera su mano hasta su brazo casi por completo. Obito le observaba en silencio, dejándose llevar por esa extraña situación, sintiéndose atrapado por el brillo de curiosidad que emanaban los orbes del albino y de las sensaciones que abarcaban su rostro ante su toque.
—Dime, Obito.— Le llamó, en un pequeño susurro.— ¿Alguna vez... Me contarás más respecto a ese accidente?
Sabía lo que él Jashinista quería decir, por supuesto que lo sabía. Pero aún así, no sabía que responder al respecto ante ello. Un pesado y lento suspiro escapó de sus labios.
—Estas evadiendo mi pregunta.— Intento desviar el tema.
—Y tú estás haciendo exactamente lo mismo, en este momento.
—Pero yo pregunté primero.— Contraatacó.
Hidan ríe levemente, acercando su rostro un poco más. Ninguno de los dos era realmente consiente de la cercanía entre ambos, o del como aquella situación ante ojos ajenos, podría malinterpretarse.
—Obito.— Le llamó. Él se mantuvo en silencio, esperando a que el albino continuase.— También te decidido, dejar atrás lo que siento por... Kakuzu.
—¿Estás completamente seguro?— Inquiere dudoso.
Hidan asiente al mismo tiempo que suspira de forma pesada, su mano sujetando la mejilla del Uchiha, mientras su dedo pulgar le daba una pequeña caricia.
—Lo estoy.— Aseguró.— Es momento de que tú y yo, dejemos esos amores atrás. Ambos merecemos ser felices, Obito, sobre todo tú.
Obito asintió. Él también había llegado a esa conclusión, porque había decidido regresar para hablar las cosas con Deidara y serle sincero aunque fuese una vez. Pero, no fue así. Él se había ido, había decidido irse con Kakuzu y aunque realmente quisiera entender las razones del porqué lo hizo, no lo sabía. El Uchiha se reincorpora con lentitud, sosteniendo su peso con sus manos apoyadas en el colchón, dejando así a Hidan a horcajadas sobre él.
—Hidan, te tengo una propuesta un poco... ¿Extraña?— El mencionado arqueo una ceja.
—No me asustes, Obito.
El Uchiha Inhaló con fuerza, reteniendo el aire obtenido en sus pulmones, preguntandose internamente si lo que estaba a punto de hacer no fuera una completa locura.
—Seamos pareja.
Hablo con rapidez, haciendo que el menor se quedase sin habla ante esa propuesta. Vaya, el Uchiha tenía razón. Era una extraña propuesta.
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Continuara.
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¡Hola!
¡Última publicación de enero bebés! Espero que febrero sea un mes genial para ustedes, ¡Se nos acerca el cumple de Obi bebé y el de Konan! UwU
¿Que les pareció?
¿Les gusto esta extraña idea? Espero que si.
¿Cual fue tu parte favorita?
Escrito:23/01/22
Publicado: 31/01/22
1475 Palabras.
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