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«Capítulo 6»

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ObiHidan.
6. Juntos.
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La repentina respuesta del dios del dolor tomo por sorpresa al azabache, quien abrió sus orbes de forma exorbitante y sintió como si un balde enorme de agua helada le cayese encima. Su respiración se había detenido en aquel instante y su cuerpo se puso rígido. La mirada de Pain denotaba seriedad, pero aún así el Uchiha deseaba encontrar aunque fuese un rastro de burla escapar de sus orbes. Pero no, ahí estaba frente a él, con esa mirada tan vacía que le caracterizaba desde hacía años y sus codos apoyados sobre el escritorio al mismo tiempo que mantenía sus manos unidas.

-...Yahiko...- Susurro en un hilo de voz, sintiendo como su propia voz se quebraba.

El pelinaranja entendió lo que el Uchiha estaba a punto de preguntar, pero en respuesta solo nego a secas para después levantarse. A pasos lentos se acercó hacia su amigo y le pasó un brazo a través de los hombros, abrazándole en forma de apoyo. Era el mayor de ambos, a pesar de ser un poco más bajo que el azabache pero aquello no le impedía el actuar como un hermano para él, ayudarle a entender que aquello no era su culpa, pero para eso debia saber exactamente que sucedía en realidad.

Obito soltó un largo y profundo suspiro, intentando mantener la calma ante ese momento tan incómodo, sentía su cuerpo temblar y sus orbes cristalizarse. Inconscientemente apoya su cabeza sobre el hombro de su amigo, quien le abraza de forma leve y con su brazo restante le dió unas cuántas palmadas en la espalda, ante ello el azabache suelta una risa a secas.

-Maldición, Yahiko.- Niega de forma leve, al mismo tiempo que se aleja un poco y pasa su ante brazo por su rostro.- No eres tan jodidamente mayor, para que me trates como un niño.

El nombrado corresponde la risa, sintiéndose un poco mejor de al menos verle sonreír de forma leve. Da una última palmada en su espalda y sonríe de oreja a oreja, como solía hacer en muy pocas ocasiones.

-Soy tu amigo.- Se encoge de hombros.- Debo preocuparme por ti, aunque seas un ingrato.

-Ingrato mis huevos.

Ambos se miran de forma intensa, dónde pareciese como si unos pequeños rayos saliesen de estás. La tensión en ese instante era fuerte, tanto que quien los viese creerían realmente que ambos deseaban asesinarse. Después unos cuantos segundos de un largo silencio, ambos estallan en una pequeña carcajada. Pain regresa a su asiento, mientras Obito se sienta en la silla frente al escritorio de este.

Puede que sus nervios se hayan relajado un poco, pero las ansias de saber el porqué ambos hombres se hubiesen ido de aquella forma tan repentina -Si, justo como hacía unas horas estaba a punto de hacer.-, un tanto inquieto golpea con sus dedos la fina madera del escritorio. Se sentía ansioso y al mismo tiempo nervioso de saber la respuesta de aquella acción, pero el pelinaranja soltó un suspiro antes de volver a colocar su mirada impasible.

-Se lo que deseas preguntar.- Inicia de forma pausada.- Pero lamentablemente, no tengo una respuesta para ello. Solo me avisaron cuando estaban a punto de marcharse y debido al shock, no pude detenerlos.

Ante ello, el azabache suelta un suspiro pesado y lleno de frustración, sintiendo como su pecho se oprimia cada vez más. Vale, comprendía que el pelinaranja no tuviera culpa en lo absoluto, puesto que aquella situación era responsabilidad tanto suya como de Hidan por ocasionarlo. No podía evitar pensar que realmente estuvo a punto de hacer lo mismo hacía horas y aún así se detuvo, con el pensar de que debía dejar de huir de sus temores o situaciones que se salen de sus manos. ¿Para que? Para que al final ellos si hicieran eso.

En fin, una gran ironía.

Antes de que el azabache pudiese hundirse en aquellos tormentosos pensamientos, el pequeño tamborileo de los dedos del dios del dolor sobre la madera del escritorio llamo su atención. Obito le miro, chocando casi al instante su mirar con él, notando como este mantenía su propia seriedad. Claramente notó como un deje de curiosidad aparecía en sus orbes, como si le estuviese preguntando algo en silencio y Obito solo suspiro.

Por supuesto que sabía qué era lo que él pelinaranja deseaba saber, no podía ser más obvio.

-¿En serio me harás decirlo?- Inquiere un tanto resignado.

-Para poder entender toda esta situación, debo saber el qué la ocasionó.

Suelta Pain encogiendose de hombros, mostrándose indiferente a la situación aunque por dentro se sintiese realmente intrigado. El azabache niega, sabiendo las verdaderas intenciones del mayor, pero aún así asiente dispuesto a confesar la verdad detrás de todo ello.

-Fue un plan. De Hidan y mío.

Inicia el azabache un tanto titubeante, pero decidiendose a ser sincero respecto a aquella situación. Por su parte, Pain le observaba y escuchaba atentamente, analizando la situación tras cada palabra del azabache. Quien le comento todo desde el inicio, saltándose unos cuantos detalles que sabría que para Pain no serían importantes. Confesó el como inicio todo, el sentir de ambos respecto al rechazo de sus compañeros, las situaciones que manejaron a su antojo. Todas y cada una de esas cosas que sucedieron en el plan de; «Operación Celos» se las contó, resumiendolas de la mejor forma posible.

Tras contar la historia por completo, Pain se mantuvo en silencio analizando aquello, buscando en lo más recóndito de su mente alguna solución favorable hacia ello. Vagamente recordó cuando intuyó que Konan tramaba algo y el como decidió alejarse lentamente, para no ser envuelto en lo que sea que se encontraba haciendo. Ahora no sabía si había hecho lo correcto, puesto que la situación se les había salido de las manos y ahora no sabía ni siquiera sabía el como podría solucionarlo.

-Maldición, Obito.- Niega, sujetando su cien un tanto exasperado.- ¿Cómo pudiste creer que eso funcionaria?

El mencionado levanto su dedo índice, separando también sus labios para replicar, pero casi al instante los cerro. Vale, entendía que no tenía excusa y que solo lo había aceptado por dejarse llevar por sus emociones, además, la culpa no era completamente suya puesto que inclusive Konan les había ayudado.

-Se que fue una ridiculez, pero valió la pena intentarlo.- Pain le fulminó con la mirada.- No me mires así, Konan fue cómplice.

-Igualmente fue una estupidez de tu parte.

El Uchiha noto como el dios del dolor obvio lo último que dijo, por lo que un tanto hastiado rodeo sus propios ojos y al mismo tiempo, una sonrisa burlona apareció en sus labios.

-Por supuesto, le diré a Konan que hicimos una estupidez y que también la vas a regañar.- Obito asiente ante su propio comentario, mientras sostenía su mentón. Pain le observo paniqueado y nego con rapidez.

-¡No!- Su voz se eleva un poco, pero casi al instante carraspea y regresa a su monótona seriedad.- No es necesario, ahora, largo de mi oficina.

El azabache río, colocandose de pie y dando media vuelta hacia la puerta, se despidió con su mano y salió con rapidez. Agradecía en su interior el miedo que el líder de Akatsuki sentía hacia su pareja, puesto que con tan solo mencionar a Konan este se ponía realmente nervioso. Ese era su haz bajo la manga para poder librarse de ese tipo de situaciones, sin tener que aguantar un molesto sermón.

A pasos lentos se dirigió hacia las escaleras, pasando justo por el frente del umbral de la sala y notando así como algunos miembros se encontraban haciendo sus propios asuntos. Un tanto confuso volteó su mirar hacia el reloj sobre una pequeña mesa, notando que ya eran pasadas las cuatro y no pudo evitar abrir sus ojos con sorpresa. Vaya, si que había tardado en la oficina de Pain, puesto que él y Hidan habían llegado en la mañana.

Dejo de darle vueltas al asunto y tan solo decidió seguir con su camino. Sus pasos sobre la escalera se volvieron un poco apresurados, subiendo de dos en dos hasta llegar al siguiente piso. El pasillo tenía las luces apagadas, debido a la regla del avaro sobre «conservar» el dinero y no malgastarlo en recibos exagerados. Camino hacia el fondo, dónde se encontraba su propia habitación, recordando con un nudo en el estómago que esa también era la del rubio.

Al llegar a su destino noto una pequeña sombra apoyada de su puerta, esperándole. Cuando se acercó más noto una melena albina y unos orbes lilas obervandole fijamente, al instante de reconocerlo supo el porqué estaba ahí, seguramente ya había sido informado de la situación. Obito sintió como su estómago se revolvía un poco al imaginar al Jashinista mal de nuevo, debido a la situación de los otros dos.

-Konan me lo dijo.- Inició, acallando al azabache al instante.- Quería saber cómo estabas.

Obito se encoge de hombros y dirige su mano hacia el pomo de la puerta, intentando abrirla sin notar en lo absoluto el como su cuerpo aprisionaba al del menor contra está. Sus rostros se encontraban a tan solo centímetros de distancia del otro, pero ninguno parecía notarlo, debido a la intensa guerra de miradas que ambos mantenían. Al por fin lograr su cometido, toma la cintura de Hidan y lo empuja levemente hacia adentro de su habitación, para después cerrar la puerta tras de si y alejarse un poco del albino.

-Me siento culpable, pero ya no podemos hacer nada.

Suelta con simpleza, al mismo tiempo que activaba su Mangekyo y sacaba de un portal un pequeño bolso de ropa, el cual dejo sobre su cama y empezó a desempacar. Podría simplemente dejarlo todo en dentro y usarla para cuando fuese a alguna misión, pero había dos problemas con esta; Primero, tenía ropa de más. Segundo, dudaba que el dios del dolor le diese una misión en aquellos días debido a la situación. Se distrajo de sus pensamientos al sentir los brazos del albino rodeando su cintura desde atrás, mientras que este hundía su rostro en su espalda.

-Compartiremos habitación.- Le informa el menor, Obito voltea su rostro confuso, intentando mirarle y Hidan eleva su cabeza.- Konan me informo que hasta que ellos regresen, tú y yo seremos compañeros de equipo.

Obito medito la reciente información, notando el porqué de su primera frase. Claramente al ser compañeros de equipo en los meses que fuese a durar la misión de los otros, sería mucho más cómodo que ambos compartiesen habitación. El Uchiha asiente y Hidan lo suelta con lentitud.

-Se que nada resultó como queríamos, Hidan, pero...- El azabache se da la vuelta y coloca sus manos sobre sus mejillas, acariciando aquella zona con las yemas de sus pulgares.- Debemos ayudarnos mutuamente, para poder afrontar está situación.

El albino se abraza a él, siendo correspondido por el mayor, quien sujeto su nuca y le apego a su cuerpo.

-Solo debemos estar juntos, Obito.

Como los «Mejores amigos» que ambos eran, para ayudarse a sanar mutuamente y recuperarse de aquella molesta situación. Claramente también debían aclarar lo sucedido con los demás miembros, pero ambos preferían dejar eso para después.

Continuara.
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¡Hola!

¿Que les pareció?

¿Les gusto esta extraña idea? Espero que si.

¿Cual fue tu parte favorita?

Escrito:14/01/22
Publicado: 19/01/22

1882 Palabras.

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