«Capítulo 3»
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ObiHidan.
3. Dejarlo ir.
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No sabía cómo habían llegado a aquello, tampoco el como en menos de cinco segundos se había retractado de su decisión tomada hace horas, a tal punto de caminar junto al albino rumbo hacia la posada en la que inicio todo. El Jashinista caminaba en silencio, manteniendo su mirada gacha en todo momento, mientras con el dorso de su mano derecha limpiaba los restos de lágrimas de sus mejillas. Obito le observaba en silencio, sintiendo su corazón oprimirse al verle de aquella forma nuevamente. Podía notar el leve temblor sobre el cuerpo del menor, el como sus lágrimas por más que este las limpiará seguían resbalando por sus mejillas, su respiración errática que notaba como el albino intentaba ocultar.
El Uchiha se sintió confundido al verle tan apagado, hecho casi por completo un... ¿Desastre? No sabia exactamente si aquella era la palabra que buscaba.
No comprendía en lo absoluto como el menor había llegado a tal punto de dolor, tampoco sabía si deseaba saber la respuesta o no. Era curioso, como la escena en la que se encontraban en ese instante, era tan parecida a aquel día en el que todo inicio. Cuando sin pensarlo, ni mucho menos planearlo, habían creado un lazo entre ambos que jamás pensaron posible. A el azabache aún le sorprendía la rapidez con la que aquella amistad se había formado, el como con tan solo un par de situaciones, ya se sentía en confianza, comprendido.
El azabache detiene su andar, acción que el albino le extraña, por lo que le imita y le mira con confusión. Obito suelta un leve suspiro encaminadose hacia el menor, quien se paralizó en su lugar mientras el mayor sujetaba sus mejillas, alzando su rostro. Ambos par de orbes se conectaron en menos de unos segundos, el lila del menor se mostraba opaco y cristalino debido a las lágrimas, mientras que el onix del azabache había perdido su brillo, mostrando una tenue señal de preocupación.
—¿Qué sucede?
Inquiere el mayor en un susurro, acariciando con la yema de sus dedos la piel húmeda de sus mejillas, limpiando con ambos pulgares los restos de lágrimas de estás. El Jashinista miraba el pálido rostro del azabache, sintiendo su pecho oprimirse ante su preocupación. Odiaba que aquella escena se repitiera, el que por su maldita culpa el mayor siguiese sufriendo. Se preguntaba en silencio si había hecho lo correcto al seguirle, si lo hacía por el Uchiha o por simplemente su propio egoísmo de mantenerle junto a él.
—Por favor...— Susurra levemente, su voz se oía quebrada.— Solo vayamos a la posada.
La mirada de Obito no se apartaba de los orbes del menor, aún acariciando la suavidad de su piel bajo sus dedos. Podía notar la tensión que se instalaba en el cuerpo del menor, el como este mismo se mantenía en un conflicto interno consigo y ello... Dolía, dolía en exceso observarlo de esa manera nuevamente. Pero está vez era distinto, ardía como el infierno mismo verle tan vulnerable, aunque no supiese la razón exacta del porque.
Un leve suspiro escapa de sus labios, sus manos bajan con delicadeza de las mejillas del menor, deslizándose por su cuello hasta sus hombros, sujetandolos con cuidado para después pasarlas por su espalda. Le atrajo hacia su pecho y le apretó contra él, hundiendo su rostro en su cabello, su mano daba leves caricias en su espalda de forma circular. Hidan llevo sus manos hacia el pecho del mayor, aprentando su camisa mientras unas pequeñas lágrimas humedecian la tela de esta. La mano izquierda del mayor sujeto la nuca del Jashinista con cariño, apegándole aún más.
—Esta bien.— Le susurra, su cálido aliento choca contra la cabeza del menor, generándole calma.— Vamos.
La presión que ejercia sobre el cuerpo del albino se fue deshaciendo, pero casi al instante el menor rodeo la cintura del mayor, abrazadole con fuerza. Él movía su rostro de un lado a otro contra su pecho, al mismo tiempo que las calientes gotas cristalinas seguían bajando por su mejilla con más intensidad. Obito le miraba confundido, sin alejar sus manos por completo del menor.
—...Perdóname...— Suelta el Jashinista en un hilo de voz.
El Uchiha sujeto la parte posterior de la cabeza de su acompañante, mientras le abrazaba en un intento de darle confort.
—¿Por qué te disculpas?— Inquiere.
—Por todo.— Se separa levemente de su pecho, mirándole a los ojos con un deje de súplica.— Por arrastrarte a ese plan, por alejarme cuando todo se nos fue de las manos, por hacer que Deidara se alejara de ti y...— El mayor sostiene su barbilla obligandole a mirarle, su rostro se movía de un lado al otro con negación.
—No tienes porque culparte de todo, Hidan. Recuerda que yo acepte hacerlo también, no me obligaste ni nada por el estilo.
La mirada sería que había aparecido en sus ojos, era realmente intimidante, tanto que el albino dudo en responderle algo al respecto. La mano del azabache se posiciono en su coronilla, dónde revolvió su cabello por completo hasta despeinarle, en un gesto cariñoso.
—Tob...
—Calmate.— Sosteniene sus mejillas y las aprieta levemente, una leve sonrisa adorna su rostro.— No tienes porque atormentarte con ello.
El menor guardo silencio, observando atentamente el como la piel de su rostro se estiraba hacia arriba en una tierna sonrisa, mientras un pequeño calor se apoderaba de su pecho. En silencio acepto y terminaron su recorrido hacia la posada que tiempo atrás habían usado con anterioridad, pidiendo exactamente la misma habitación que en aquella ocasión. El Uchiha fue el primero en entrar al baño a ducharse, saliendo de forma rápida para que el menor pudiese asearse también.
Cuando la espalda de Hidan desapareció tras la puerta, el Uchiha se dejó caer sobre el colchón, sentándose en la orilla de este mientras sus codos se posicionaban sobre sus piernas y escondió su rostro tras sus palmas. Perdiéndose en aquellos pensamientos que tanto se había negado a escuchar, sintiendo una leve presión en su pecho.
¿Qué estaba haciendo en realidad?
Se preguntaba en silencio una y otra vez, intentando recordarse el porqué aún seguía ahí, podría simplemente seguir con su idea y largarse mientras el menor aún se encontraba en el baño, irse sin más, pero... No podía hacerlo. No podía evitar pensar en el daño que aquello ocasionaría al albino, o inclusive en si mismo.
Por si mente se paseaban pequeños fragmentos de los momentos que sucedieron entre ambos gracias a aquel plan, las risas y momentos de complicidad que tanto se repetían en sus recuerdos oprimian su pecho en un sentir doloroso que no lograba descifrar. Con frustración sus manos revolvían su cabello, despeinandole aún más de lo que ya se mostraba. La confusión dentro de si era insoportable, podía sentir el como su respiración se volvía pesada, el dolor de su pecho se intensificaba.
Por qué, por qué, por qué.
Estas palabras se repetían en sus pensamientos con pesar, haciéndole dudar. Su corazón golpeaba su caja torácica con furia e inconscientemente sus dedos tiraban un poco de las puntas de su cabello. Quería saber si estaba haciendo lo correcto al quedarse, porque aceptaba que tenía miedo, miedo a que nada volviese a ser igual y que el dolor se volviese aún más fuerte. Pero... La razón le gritaba con fuerza que por una vez en su vida, debería dejar de huir de sus miedos, de alejarse de esas situaciones que solo le dañaban. Entendía que debía afrontar aquello en algún momento, pero aún así las dudas le invadian.
¿Debería seguir luchando por Deidara? ¿Debía ser claro en lo que sentía? ¿Debía rendirse? ¿Era lo correcto?
Siendo sincero, empezaba a inclinarse por la penúltima opción. Hacia mucho que el rubio había dejado en claro al alejarse, que no había posibilidad de tener algún sentir hacia su persona más que alguna posible amistad. Un suspiro pesado escapaba de su cavidad bucal con frustración.
Maldición... Maldición... Maldición.
Nunca se había sentido tan libre y feliz en su vida, desde que aquel ridículo plan había llegado a su vida. Por fin sonreía con seguridad, el miedo a mostrarse como era empezaba a desaparecer, la confianza en si mismo había incrementado. Todos y cada uno de esos cambios hacían eco en su mente, recordándole en silencio el gran cambio que había sucedido en su persona, en su mente.
Todo gracias a Hidan.
Por más sorprende que pareciera, aquella nube oscura y lluviosa a la que tanto se había acostumbrado a tener sobre él durante toda su vida, había dejado de lloviznar sobre su cabeza el día en que se dejó llorar enfrente del menor y cada que aquel plan iba desarrollándose, dando sus frutos y dejando en su corazón aquellos momentos dónde se sintió tan completo, tan comprendido, eran guardados en su mente en un espacio donde se aseguraba de jamás olvidarlos.
Sin darse cuenta, aquel gris que solo podían captar sus orbes... Desapareció. Dando paso a una lluvia de colores interminables, de risas cargadas de complicidad y momentos inolvidables.
Empezaba a aceptar que quizás el aferrarse a aquellos sentimientos que dudaba en algún momento fuesen correspondidos, solo le ocasionaba daño y dolor innecesario. Por fin notaba el mayor problema que albergaba dentro de su ser, comprendía que su mayor error era siempre aferrarse a un lugar donde claramente jamás sería la primera opción y ello... Dolía como los mil demonios.
Una mano temblorosa se colocó sobre su hombro, haciendo que el azabache saliese de su ensoñación y mirase al menor frente a él, quien se encontraba arrodillado en el suelo frente a su persona. La preocupación de mostraba por completo en los orbes lilas del Jashinista, quien le preguntaba en silencio su estado. Y ahí lo comprendió, aquello que tanto se había negado a aceptar...
Debía dejar ir aquel amor hacia su rubio compañero.
—Hidan.— Ante la mención de su nombre, el menor intensificó su mirada y apretó con fuerza la mano del azabache.— Me rindo con Deidara.
El albino abrió sus orbes de par en par, asombrado de aquella confesión, pero por su parte el Uchiha mantenía su mirada firme. Ya se encontraba harto de autoatormentarse a si mismo con tantos pensamientos dañinos.
Y dejar ir, aquello que tanto daño le ocasionaba.
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Continuara.
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¡Hola!
Tomen esto como un pequeño especial gracias a que hoy 11/12/21 se cumplen cinco años desde que está cuenta se creó jsjs
¿Que les pareció?
¿Les gusto esta extraña idea? Espero que si.
¿Cual fue tu parte favorita?
Pdt: Disculpen la tardanza de este capítulo, es que me centre por completo en mis tareas jakdkd
Pdt2: aún sigo medio triste con la desgracia de ayer con mi tarea jakskaks
Escrito:10/12/21
Publicado: 11/12/21
1793 Palabras.
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