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«Capítulo 11»

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ObiHidan.
11. Sinceridad.
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Obito se encontraba acostado boca arriba, Hidan a su lado tenia su cabeza colocada sobre el pecho del mayor. Ya era de noche y hacia horas que habian salido del agua tras darse su primer beso en aquel lugar, ambos yacían en el pasto recostados mirando como el cielo poco a poco se teñia de un hermoso color anaranjado y la luna ya era levemente visible en el cielo, unas cuántas estrellas podian observarse si se les miraba fijamente. El azabache tenia un pensamiento en su cabeza que no le dejaba tranquilo desde hacia varios minutos, podría llamarle curiosidad por supuesto, pero sabía que en el fondo de ello también debía ser preocupación.

Durante todos esos años que se encontraba en akatsuki, jamás se le habia pasado por la mente aquello, ni una sola vez se detuvo a pensar en el por qué Hidan era tan apasionado de su religión, hasta que sucedio aquel percance con Kakuzu. Bien era sabido que el albino era muy apasionado a la hora de hacer sus rituales, que al mas mínimo insulto o burla hacía su religión este se volvía una furia y ahora Obito... Se preguntaba el por qué de ello.

Su mirada por fin se despego del hermoso cielo, para al fin mirar a su acompañante, solo logrando obsevar su hermoso cabello blanco moverse levemente por el viento que había. Con su mano acaricio su cabeza y planto un cálido beso, ya habían pasado mucho tiempo ahi y quizás ya debían volver pero su curiosidad fue mas fuerte. Después de ya bastante rato de silencio entre ellos el Uchiha fue quien lo rompió, carraspeando levemente.

—¿Tienes seca la garganta? ¿Quieres agua?

Preguntó el menor con algo de preocupación, al mismo tiempo que levantaba su cabeza para mirar el rostro de su acompañante y ante ello, Obito no pudo evitar sonreir y levemente soltar unas cuántas risas no muy bien contenidas, negando levemente se sento y acomodo su espalda contra la fría madera de un árbol. Hidan le miraba sin realmente entender muy bien que era lo que le sucedía a su pareja.

—Descuida.

Le calmó al verle algo inquieto por no responderle, hizo una pequeña seña y el albino se le acercó, sentandose frente a él a casi nada de distancia.

—¿Entonces? ¿Por qué eso de repente?— Suelta confuso.

Obito ríe.

—Hace ya unos cuantos días que he querido hacerte una pregunta, pero no se si sea lo correcto.— Le habló con sinceridad, Hidan arqueo una ceja.

—Pues si tanto quieres saber solo preguntalo, tonto.

La leve ironía que salió de la voz del menor provocó que el azabache negara y al mismo tiempo soltara un suspiró, tomo sus manos y las observo bajando un poco la cabeza. Durante varios segundos su mirada no se elevó, cosa que a Hidan empezó a preocuparle.

—Hidan.

Le llama Obito rompiendo nuevamente el silencio como lo hizo la primera vez, con la diferencia de que este no levantaba su cabeza ni dejaba de mirar las manos del menor.

—¿Si?— Pregunta un tanto dudoso. Vale, la actitud del mayor ta empezaba a preocuparle.

—¿Por qué...? No.— Niega para si mismo, sintiendo que no eran las palabras correctas.— Mejor dicho. Hablame sobre tu religión.— Aquello habia tomado desprevenido a Hidan, quien le miro un tanto confuso.— Quiero decir, cuéntame sobre ello, por qué te importa tanto, el qué te hizo amar esa religión. Ya sabes, ese tipo de cosas.

Hidan rie ante el nerviosismo del mayor, realmente era adorable cuando se lo proponía, cosa que a veces le costaba entender. ¿Cómo alguien tan serio y amargado al mismo tiempo podía ser tan tierno? Un pequeño rubor se instalo en sus propias mejillas y contuvo el aire unos cuantos segundo.

—Oye, no te burles.— La pequeña queja del Uchiha, solo logro que el menor riera un poco más.

—Si querías que te hablara de mi pasado, pudiste pedirlo desde un inicio.— Hidan le sonríe y el mayor gira su rostro hacia un lado, mientras un fuerte color carmesí se instalaba en su rostro.— Eres una ternura, dulce de leche.

Vale, si el Uchiha ya estaba avergonzado de por si, el que el menor dijera ese apodo tan a la ligera elevo sus niveles de vergüenza. Ya luego de un rato de silencio, el Jashinista apretó sus manos que aun eran sostenias por las del mayor, entrelazandolas con cariño. Hidan se levanto y al mismo tiempo obligo al mayor a hacer lo mismo, cuando ambos estuvieron de pie el menor se coloco de puntas sobre sus pies y dio un pequeño beso en la camisura de sus labios. Obito se sonrojo ante ello pero no dijo nada al respecto, Hidan tomo su mano nuevamente y empezó a jalar de él.

—Si tanto deseás que te cuente sobre mi y mi religión, está bien, lo haré.— Sonríe dulcemente.— Pero, es una historia algo larga así que vayamos a casa, comamos algo y pongámonos cómodos entre las frazadas. ¿Qué opinas?

Ello logro que Obito se relajara un poco y asintió, empezando su andar a la cueva detrás del menor siendo al mismo tiempo jalado por este. No entendía como es que habian llegado a desarrollar aquella confianza o sentimientos, pero poco a poco Obito lograba notar una gran diferencia a como era su trato con Deidara. Ya no se sentía incómodo cuando hubiera un silencio o tener la necesidad de romperlo, Hidan podría ser alguien burlesco pero nunca le habia sentir mal cuando se burlaba de algo en concreto, cuando estaban solos por alguna razón en el ambiente podía sentir incluso complicidad.

Esas y muchas más cosas lograban hacerle entender que realmente, quizás Deidara nunca fue para él o podría ser que ambos jamás decidieron intimar en el sentido de la confianza, si, eso en su momento había dolido pero Hidan no era Deidara, con el no tenía miedo de demostrar sus sentimientos o sentir incomodidad por el posible reaccionar de su contrario. ¿Por qué? Era simple, porque Hidan nunca se sintió traicionado por él al mostrar su verdadera identidad, tampoco puso distancia entre ellos por eso o empezó a ignorarle e incluso evitarle. Nada de eso había pasado entre ellos.

Y eso... Era una gran diferencia.

Sí, quizás Obito y Deidara no supieron sobrellevar la revelación de la identidad del primero. Quizás debieron ser sinceros entre si, intentar hablarlo tranquilamente.... Quizás, solo quizás, las cosas pudieron ser diferentes entre ellos si lo hubieran desarrollado las situaciones de manera distinta, pero el «hubiera» no existe, ni existirá. Tampoco se quejaba por ello o sentía dolor como anteriormente a sido, al contrario, realmente sentía que no habia perdido puesto que ahora tenia a su lado, su pequeño de cabello albino, alguien con quien realmente podía ser el mismo sin ningún tipo de problema o miedo de por medio.

Ambos ingresaron a la cueva aun tomados de la mano, captando la mirada de algunos miembros que se encontraban ahí en la sala, pero ninguno mencionó nada al respecto y siguieron en lo que hacían. Como Hidan había dicho, ambos cenaron juntos, bebieron algo de jugo, se dieron un buen baño —Por separado, por supuesto.— e ingresaron a su habitación, ambos se acostaron en la cama del Uchiha mirándose mutuamente y Hidan le abrazo.

—Bien, es hora de hablar con sinceridad y contarte sobre mi pasado.— Le dijo el menor, mientras que obito se acomodaba y le miraba fijamente.— Así que préstame atención.


Continuara.
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¡Hola!

¿Que les pareció?

¿Les gusto esta extraña idea? Espero que si.

¿Cual fue tu parte favorita?

Escrito:24/01/23
Publicado: 25/01/23

1271 Palabras.

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