Se encontraba mirándola fijamente, sin despegar ni un segundo la mirada de la menor y a penas parpadeado. 

—- Uh, señor... —- susurro la cuidadora ingresando, habían pasado las tres horas necesarias y era momento de alimentar a la menor, entonces se había sorprendido al encontrarlo parado delante de la cuna, observando tan serio como un militar. 

—- Dígame —- contestó el oji ámbar sin desviar la mirada. 

—- Debo... Alimentar a la bebé —- susurro la mujer —- Podría... ¿Moverse un poco? Por favor. 

El pelinegro asintió, desviando un poco la mirada y saliendo de la habitación. 

Esperó y esperó, hasta que la cuidadora salió. 

—- Está todo bien, la bebé está despierta —- mencionó esta —- ¿Desea que la cuide mientras usted trabaja?

El oji ámbar asintió, pero no iría a trabajar, por el momento... 

Sabía que su querido Na-kyum iba a despertar pronto, tenía un leve presentimiento. Entonces, deseaba prepararle algo para que coma y recupere fuerzas después de esa apasionada noche. 

Dentro de la gran lista de cosas que extrañaba del pintor, estaba el verlo despertar todos los días. 

Realmente era tan divertido y tierno cuando amanecía, su mirada algo somnolienta, incluso un poco desubicado y con el cabello desordenado.

Era divertido, porque podía robarle algún beso sin que ese se diera cuenta para luego ver sus mejillas completamente sonrojadas mientras bajaba la mirada del nerviosismo.

Era algo, que nunca admitiría directamente, pero adoraba ver.  

Después, le agradaba escuchar sus quejas cuando este presentaba un ligero dolor en las caderas y cintura, eso solo significaba que habían tenido una buena noche de sexo. Algo muy productivo para su estado de ánimo.

Pero no solo esperaba recibir amor y cariño del menor, también quería hacer algo por él. 

Por eso... ¿Qué mejor que sorprenderlo con el desayuno en la cama? 

Era una de las mejores ideas, no se le ocurría nada más. Porque ya lo limpiaba, cambiaba sus sábanas y buscaba que nadie lo moleste para que su sueño sea placentero. 

También, ponía velas aromatizantes que podrían relajarlo mientras dormía y buscaba que todos lo traten bien, o al menos... Eso esperaba hacer siempre.

Pero ese día, quería cocinar algo delicioso para el menor, aunque nunca antes había tocado una olla, mucho menos estuvo en una cocina. 

Entonces, creía que se le podía evaporar el agua hervida. Sabiendo eso, pidió ayuda. Entonces, llevaba una persona que lo acompañaba.

—- Señor, no se acerque tanto a la cocina —- mencionó ella —- Podría quemarse... Mejor lo hago yo.

El oji ámbar negó, realmente quería hacer algo por su pareja. 

Intentó con todo su esfuerzo, voltear el huevo que se estaba friendo, casi derramando en el proceso. 

La mujer observaba y quería reír un poco —- Mejor los hace revueltos, solo corte un poco mientras se va cocinando. 

El menor asintió, haciendo caso a esa orden y dando su mejor esfuerzo.

Al final, el huevo revuelto quedo con mucha sal, el arroz estaba algo aguado, su agua sin azúcar y no había hecho anda más. 

Suspiro un poco frustrado, pero decidió ir con la mejor intención a despertar al pequeño, pues había pasado una hora en la cocina. 

Llevo las cosas en una bandeja e ingresó a su habitación con cuidado, poniendo las cosas a un lado y dirigiéndose a dónde este se encontraba durmiendo. 

Beso suavemente los labios del menor, en busca de "despertarlo" pero sintió un golpe fuerte en su mejilla y fruncio el ceño algo indignado. 

—- Lo siento, lo siento —- susurro el oji marrón —- No me di cuenta de que era usted, mi señor.

Seungho se tocó la mandíbula y sonrió, bueno, podía aceptar un golpe o dos de su amado, además, con esas delicadas manos no le había hecho doler mucho. 

—- Buenas tardes para ti también —- sonrió el mayor —- ¿Dormiste bien? 

Este asintió, algo avergonzado y sonrió también —- ¿Cómo está la bebé? —- fue lo primero que preguntó, pues recordó que ahora estaría bajo su cuidado. 

—- Ella está bien —- mencionó el oji ámbar —- La cuide toda la mañana —- respondió orgulloso de si mismo. 

—- Quiero verla —- dijo el menor con la mirada iluminada, era algo que realmente le llamaba la atención... Desde el primer momento que la tuvo entre sus brazos, sintió una extraña conexión con la más pequeña. 

Realmente creía que debía cuidarla, protegerla de todos los peligros... Quizás, porque él fue abandonado cuando era niño, y creció con el cariño de parte de quiénes consideraba sus hermanas... Quería entregar ese y mucho más afecto a esa pequeña bebé que había sido abandonada por su madre. 

Deseaba incluso mejorar, para no cometer los errores que habían cometido con él. 

Cosa de lo que no se quejaba, solo esperaba que la menor tuviera una mejor vida que él. 

—- Primero come algo —- mencionó el mayor acercando la bandeja con su comida —- Lo prepare yo mismo. 

Na-kyum sonrió tan complacido como sorprendido, no importaba si estaba feo o sin gusto, iba a aceptar con mucho aprecio lo que su señor hizo para él. 

Porque, realmente valoraba el tiempo que había decidido dedicarse a preparar todo eso. 

Llevó sus palillos y tomó un pedazo del plato, haciendo una mirada asombrada, si... Estaba algo extraño, pero no era desagradable. 

Era incluso mucho mejor de lo que esperaba. 

—- Está delicioso —- habló el menor, llevando más comida a su boca. Realmente tenía hambre. 

Seungho sonrió, besando la frente del pequeño. Incluso si le mentía, agradecía que decidiera comer eso. 

—- No estoy mintiendo —- mencionó el oji marrón, al darse cuenta del gesto del alcalde —- Prueba —- dijo, mientras levantaba su mano y llevaba la comida a la boca de su señor. 

—- Si, está bien —- habló sonriente el oji ámbar —- Alimentame más —- sonrió, mientras separaba sus labios. 

—- No —- hizo un puchero el menor —- Es mío, tengo hambre. 

Seungho rió ante esa reacción, en serio le parecía tan tierno... Nunca se cansaría de observar y analizar cada reacción del pequeño, realmente, realmente lo quería. 

𝐂𝐨𝐧𝐭𝐢𝐧𝐮𝐚𝐫𝐚... 

Muero de ternuraaaaa.... 

No puedo creer lo cute que se ven ellos juntos <3✨