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|1| Bebé


Lo miró fijamente a los ojos, sonriendo ante tales palabras. 

"Le he tomado bastante cariño a tus pinturas" 

Si de esa manera habían empezado a estar juntos, de esa manera debía tener su reencuentro, ¿verdad?

Seungho esperó con los brazos abiertos, esperando recibir la calidez de su amado, oh... Su amado pintor que no veía hace muchísimos meses. 

Na-kyum no pudo contener las lágrimas ante tal escena, su corazón estaba tan inmerso en sus emociones, completamente lleno de felicidad y nostalgia. 

Tan pronto como pudo reaccionar, se tiró a los brazos del más alto, quién contento sostuvo al pequeño.

Ambos pudieron sentir como sus respiraciones volvían a la normalidad, sumiéndose solo en los latidos de sus corazones quienes al estar juntos podían estar tranquilos. 

El mayor tomó el rostro de su querido pintor entre sus manos, acariciando sus cabellos y acercándose para plantar un beso en sus labios. 

Contrario a lo que Na-kyum hubiera pensado, el roce de sus lenguas fue suave y sutil, dejando a la vista que no habían segundas intenciones en dicho beso. 

Eran solo él y su señor, en un delicado movimiento que demostraba todo el cariño que se tenían y el anhelo de volver a estar juntos. 

Pronto, Seungho se separó analizando nuevamente los cabellos del ojimarrón quien se encontraba sonrojado y sentado en su regazo.

Na-kyum se tomó el tiempo de observar la mirada tan dulce que su señor tenía con él, sus ojos ámbar parecían cansados pero con un brillo especial...

Un brillo que era gracias a la presencia del menor.

—- Señor alcalde —- escuchó una voz, interrumpiendo su momento como pareja —- Disculpe llamarlo, es una emergencia. 

Seungho chasqueo la lengua, cargando al más pequeño y llevándolo con él, se negaba a separarse más tiempo. 

—- Dime —- habló el alcalde con firmeza y clara molestia. 

—- Uhh... Hay... Una bebita —- susurro este, siendo distraído por la presencia avergonzada del pintor —- Que fue abandonada a las afueras del pueblo. 

El oji ámbar asintió, caminando en la dirección que se le había indicado, sin soltar en ningún momento al menor. 

—- Mi señor —- susurro avergonzado Na-kyum —- ¿Podría bajarme por favor? Las personas pueden juzgarlo mal si me tiene entre sus brazos.

Seungho rió ante esa declaración, acariciando la espalda de este —- ¿Cómo podrían juzgarme? Soy el alcalde más noble que ha existido. Además todos deben saber qué eres mi amante, ¿no? Vine aquí por ti.

El menor abrió los ojos sorprendido, no era posible que alguien como el señor, quisiera decir tan abiertamente que era suyo.

Aún así, la vergüenza recorría su cuerpo, por lo que prefería desplazarse por el espacio en lugar de ser llevado por el mayor. 

—- ¿Puedo mejor... Tomar su mano mientras caminamos juntos? —- preguntó el menor, escondiendo su rostro en el hombro de este.

Rendido, el alcalde decidió bajarlo con cuidado y hacer caso a esa petición... Podía considerar que se había vuelto más amable con el paso del tiempo. 


Ambos se dirigieron al lugar dicho anteriormente, encontrando una multitud de personas que rodeaban algo... O alguien. 

—- Señor Alcalde —- susurro una persona —- Es esta mujer, quién se atrevió a abandonar a su bebé 

—- Debe castigarla como es debido, señor —- susurro una mujer —- Está prohibido abandonar a un hijo. 

El pintor apretó más la mano de su pareja, sintiendo temor por lo que estaba sucediendo, indirectamente pidiendo que la mujer sea ayudada. 

—- ¡Pena máxima! —- grito una voz desconocida entre la muchedumbre —- ¡Pena máxima! 

La mujer, joven y con rasgos hermosos sollozo, entendiendo su desgracia. 

Nadie se apiadaba por una persona de una persona de bajos recursos como era ella, mucho menos un noble. 

Bajo la mirada, esperando la sentencia del nuevo alcalde y apretando los puños llena de frustración por su huida fallida. 

Su culpa no era tan grande, si bien había abandonado a su bebé o eso planeaba... No la había matado. Simplemente tenía la esperanza de que alguien podría encontrarla y criarla sin ella tener algo que ver. 

—- ¿Edad? —- preguntó este —- ¿A qué te dedicas? 

La pelinegra no quería responder, ¿qué caso tenía sufrir por un interrogatorio? 

—- 20 años —- susurro ella —- Realizó los trabajos que me soliciten, costuras, tejidos y tengo un pequeño huerto para mi día a día. 

—- ¿Su pareja? —- preguntó el mayor, si la otra persona estaba en una aldea vecina o al menos podría conocer su paradero, podría obligarlo a cumplir sus obligaciones mínimas 

—- Murió, señor —- susurro la menor temblando ligeramente. 

La multitud se calló por un momento, ver al alcalde tan serio, con una mirada poco acusadora, los tranquilizó. 

Dejaron de exigir un castigo para la mujer, y pasaron a simplemente observar la situación, escuchando lo que sucedía a su alrededor. 

—- Lo más importante aquí —- mencionó este —- ¿Dónde está la bebé? 

—- Aquí, señor —- habló una señora, bastante mayor que sostenía a esa pequeña criaturita en sus brazos. 

La bebé, tenía una tez clara, con las mejillas regordetas y su nariz respingada, muy pequeña. Sus pocos cabellos eran de color negro y sus ojitos estaban cerrados. 

Na-kyum miro fijamente a esa pequeña bolita de masa, sintiendo como su corazón latía rápidamente y su mirada se iluminaba. Soltando la mano del alcalde, se acercó a la pequeña criatura y sonrió. 

Esa sonrisa, dejó completamente pasmado a su pareja, quién suspiro entre confusión de imaginación. Nunca creyó ver tan ilusionado al pequeño, entendiendo inmediatamente qué quería. 

—- Cuidaremos a la bebé —- mencionó casi a regañadientes este —- Hasta encontrar una familia que la adopte. 


𝐂𝐨𝐧𝐭𝐢𝐧𝐮𝐚𝐫𝐚... 

¡Seres vivos de esta galaxia! Aquí una historia nueva, espero que les guste <3 

Historia situada después del final del manhwa Pintor Nocturno, con algunas alucinaciones mias jajaj. 

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