Ahí estaba él...

Con una niña de rizos y mejillas rosadas, la niña reía, SeokJin empujaba el columpio suavemente, ninguno notó mi presencia.

SeokJin se veía feliz, tenía una sonrisa genuina mientras peinaba a la niña de cabellos castaños. Él se sentó, tomando de las manitas a la pequeña para que ella no cayera.

Estaba apunto de irme, SeokJin sentó en su regazo a la niña y miró en mi dirección, nuestras miradas se cruzaron, mi corazón se detuvo, mis pasos fueron a su encuentro.

- Veo que te haz recuperado por completo, me alegra.

Dijo después que estuviera frente a él, acercando a la niña a su pecho, mientras ella reía.

Me senté a su lado, observándole girar, mirando a la niña jugar con sus dedos. Se veía bien, realmente bien, sonriendo para ella, dejando un beso en su cabecita y mirándome con los ojos brillosos.

- ¿Haz ido  todas las terapias, verdad? No te has saltado ninguna.

Mis ojos retenían las lágrimas, mirándole así, tan hermoso y lejano.

- Si.

Las palabras cortaban mi garganta, quería decir más, decir un sincero "te extraño", acariciar sus mejillas y rogar permanecer en su vida.

- Lo hiciste bien.

Sonrió aún sin mirarme, su completa atención en la niña recostada en su pecho, aferrándose a ella, mi corazón se quebró junto a mí voz, un sollozo escapó de mis labios.

- L-lo siento.

Comencé a llorar.

- Lo siento tanto, SeokJin.

Porque pedí que te alejaras, te observé llorar y fingí que estaba bien, que así me olvidarías más rápido. Te dejé abrazandote a ti mismo, aferrandote a tu dolor, pues pedí que se te prohibiera la entrada y consigo te alejé de JungKook. Te dejé ahí tan solo y vulnerable, sin tener si quiera en cuenta tu precioso corazón y que cualquiera te tomaría en sus brazos intentando sanarlo.

- Lo siento.

Porque es mi culpa.