Lloramos esperando lo peor, era el cumpleaños de JungKook, el corazón de NamJoon se detuvo y no fue hasta veinte minutos después que supimos que lograron estabilizarlo.

JungKook es como un castillo de cartas tengo tanto miedo, pues en cualquier momento puede derrumbarse. Admito que me hace más fuerte, quiero serlo y no llorar cada que recuerdo como todo esto se volvió tan grande.

A la habitación solo llega la luz de la luna, deseo tanto tomar su mano. Estoy asustado, muy asustado, tengo miedo de perderle.

Mi miedo es tan grande que olvidó lo tétrico del lugar, quiero escuchar el silbido que emite la máquina junto a NamJoon, sentir esa paz de saber que está vivo.

Volteo ligeramente observando a JungKook sentado, en las bancas de espera. Sus ojos cerrados, su boca entreabierta, su cabeza meciéndose adelante y hacia atrás.

Entonces uso mi hombro y le doy apoyo, abrazándole un poco para darle calor, se remueve ligeramente apoyándose en el. Beso su frente y le brindo caricias en sus cabellos, mientras él duerme.

- Un año más, mi pequeño. Creciste bien, estoy orgulloso.