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Visita Sorpresa

Capítulo 27:

Ya había pasado un año desde que estuve en Argentina con mis hermanos. Han pasado muchas cosas en ese tiempo, pero algunas no las contaré porque ya son públicas. Mi relación con esa cantante, que todos conocen, terminó y me dedicó algunas canciones. Sé que no actué bien, pero ella quería que la llamada durara lo que ella quisiera. Dejando eso de lado, quiero contarles algo más importante.

Desde que volvimos a casa, todo estuvo bien, pero había algo que no me dejaba tranquilo: la imagen de una niña. Esa niña que ahora tengo en una tierna foto enmarcada en mi escritorio, llorando cuando nos fuimos. Me preocupaba porque no había vuelto a hablar con ella desde que regresamos. Supuse que su hermano Gastón, quien me odia por abrirle los ojos y mostrarle que no todos en su entorno eran sinceros, había evitado que se comunicara conmigo.

El día que Lola nos escondió las maletas y los pasaportes, tuve la brillante idea de dejarle mi correo electrónico y mi número de celular en un lugar donde ella pudiera encontrarlos sin que nadie más lo supiera. Dejé mi chaqueta, la misma que llevaba el día que la conocí, con un papel con esos datos y, por alguna razón, también mi dirección. Confiaba en que Lola jamás compartiría esa información con nadie. Aunque a veces puede ser muy bocazas o irritante, sé que no haría algo así. Lola es una niña dulce e incomprendida por su familia, que no la deja ser o le corta las alas.

Sé que suena loco, pero creo firmemente que Lola tiene mucho potencial para ser una gran artista. Tiene una voz hermosa, y me enorgullece saber que quizás he descubierto a una chica super talentosa. Quería seguir en contacto con ella para seguir instruyéndola en la música. No soy un experto enseñando canto, pero creo que no lo estoy haciendo tan mal.

Después de un año sin saber de ella, me llegó un mensaje de Lola. Me di cuenta de cuánto la extrañaba. Ella es una buena amiga. Suelo tener muchos amigos, pero siento que su amistad es sincera. A pesar de ser una fan, Lola me quiere y me acepta como soy, no solo por la fama. Desde ese día, todo volvió a ser como antes, aunque estuviéramos tan lejos. Pero al menos estaba bien porque podía saber de ella.

Ayer, su hermano Gastón entró en su habitación y descubrió que hablábamos. Supuse que solo Guillermo sabía que hablábamos. En ese momento, solo quería traspasar la pantalla cuando escuché a Lola llorar. Ella es tan pequeña que quiero protegerla de todos. No me gusta cuando la lastiman. Es una niña tan dulce que no puedo comprender cómo alguien puede hacerle daño.

Estaba en mi habitación, terminando de arreglarme y tocando los rizos de mi cabello para que quedaran bien, mientras pensaba en Lola. Sentía algo extraño, como si algo me dijera que Lola estaba en peligro, esa sensación que siento desde el día que la secuestraron. Fui arrancado de mis pensamientos cuando escuché a mi padre llamarme para recibir unas visitas. Kevin se me adelantó para responder. Volviendo a Lola, he descubierto que es una niña tan perspicaz, mis hermanos suelen hablar con ella, pero, a veces suele hablar por demás, por lo que siempre escucho a Kevin o Nick hablar sobre ello, la verdad he descubierto que puedo estar horas escuchándola hablar de lo que sea, aunque a veces suelo llamarle la atención, porque da muchas vueltas para decir algo, o puede estar hablando de lo mucho que le gusta cantar y luego, terminar hablando de lo que comió ayer, pero, luego la dejo, porque siento que ha estado tanto tiempo en silencio, que necesita ser escuchada, puede ser tontearías muchas veces, pero, la mayoría siempre son cosas tan interesantes.

Fruncí el ceño, tratando de escuchar las voces que provenían de la sala de abajo. Esa voz... mis oídos se agudizaron. Sacudí la cabeza, pensando que estaba enloqueciendo, mientras secaba mi cabello con las manos. Mis ojos se desviaron al medio corazón que colgaba en mi cuello. Estaba extraño, brillando. Supuse que era por algún metal cercano, hasta que escuché el sonido de una guitarra. Fruncí el ceño otra vez, teniendo esa sensación de nuevo. 

De repente, escuché una voz que llamó mi atención. Pensé que estaba enloqueciendo, pero decidí apurarme.

Rápidamente me puse una camiseta gris de mangas cortas, unos jeans semi ajustados de tonos grises y unas zapatillas blancas básicas. Salí de mi cuarto y me asomé a la barandilla del pasillo que daba a la sala. Al parecer, no estaba tan loco. Era justo lo que sentía o pensaba...

🎶That most people see me as ordinary But if you look close you'll find I'm very Interesting and hard to know🎶

Mientras cantaba y tocaba la guitarra, dirigí mis ojos a la escalera blanca que estaba un poco más lejos de nosotros. Mis ojos brillaron de felicidad cuando vi a Kevin. Mi corazón latió con fuerza, solo quería ir corriendo a abrazarlo...

🎶You can never tell where this might go' Cause I'm not your average, average person I don't know much, but I know for certain That I'm just a little bit extra, extra I'm just a little bit extra ordinary🎶

No podía creer lo que mis ojos veían. Sacudí mi cabeza al ver a Lola y a Fer sentadas en el sofá. Al mismo tiempo, miré a Kevin quien estaba bajando y me miró disimuladamente, con sorpresa y quizás algo extrañado. Volví mi vista a la niña que terminaba de cantar y guardaba rápidamente y con torpeza la guitarra.

Cuando terminé de cantar, Kevin se acercó a nosotras y a su padre. Frunció el ceño mirándonos y luego sonrió.

—Padre, ellas son las chicas que nos ayudaron en Argentina hace un año —explicó a su padre, volviéndonos a mirar como si fuéramos el mismísimo fantasma de Canterville.

Kevin y sus expresiones siempre me daban mucha gracia. Pensé, mientras reía al verlo. Se veía tan guapo con su cabello rizado, aunque distinto ya que hace un año lo tenía planchado. Supuse que ese era su cabello natural, como el de Nick, que también tenía rizos. Me parecían tan lindos y combinaban con ellos.

—Es bueno poder conocerlas al fin, niñas —comentó Paul, levantándose del sofá—. Bien, seguro querrán hablar, por lo que me retiraré —anunció, saludándonos con educación—. Iré a recoger a Frankie —miró a Kevin, quien asintió, sabiendo que se quedaría a cargo, mientras él salía—. Tu madre no debe tardar en salir de la peluquería, así que iré también a recogerla —finalizó Paul, despidiéndose de su hijo mayor y de nosotras con una sonrisa amable y educada.

Una vez el señor Jonas salió, Kevin se cruzó de brazos y nos miró, esperando una explicación.

—Esperaremos a que venga Nick del colegio y —comentó mirando su reloj de pulsera— tendremos una charla los cinco —indicó en tono serio, pero luego sonrió—. Ahora, espero que tengan un abrazo para mí, porque las eché de menos, a ambas.

Fer se levantó para saludar a Kevin con cariño.

— Fer se levanta para saludar a Kevin con cariño— Extrañe demasiado tus palabras y tus caras —aseguro mi amiga abrazando al chico de ojos verdes y cabello rizado.

Dejé mis cosas a un lado y corrí a abrazarlo cuando llegué a su lado.

—Te extrañé demasiado —abracé a Kevin con tanta fuerza y cariño, descargando un poco de todos los nervios y la angustia que había estado cargando desde hace un año, cuando dijo que pronto volveríamos a vernos. Tenía razón, aunque no fuera de la forma correcta.

—Oh, pequeña Lola —mencionó Kevin mientras nos separábamos del abrazo, mirándome con diversión.

Estaba por preguntarle algo a Kevin cuando una voz peculiar se hizo presente en la habitación, como si fuera un rayo de luz llenando mi alma.

—Cuando escuché esa vocecita irritante, creí que estaba enloqueciendo —dijo Joe, mientras se escuchaban sus pasos bajando la escalera.

Miré hacia donde estaba la voz. Cuando mis ojos lo vieron, sentí como si una flecha se hubiera estrellado contra mi pecho. Joe estaba más guapo que antes, con su cabello rizado que lo hacía ver aún mejor. Esa imagen se quedó guardada en mi memoria, pensando que ayer no había prestado atención a su nuevo look.

—Pero cuando te escuché cantar, supe que eras tú —afirmó rápidamente.

—¿Qué tal, Fer? —saludó Joe a mi amiga con un abrazo—. Justo me quedé preocupado por ustedes —habló con total sinceridad, separándose de Fernanda y acercándose a mí. Se agachó para estar a mi altura. ¿Por qué antes no se veía tan alto? ¿O será que yo me siento pequeñita?

—Temía que tu hermano te hubiera tratado mal —agregó suspirando al verme, luego me sonrió suavemente y me abrazó. Yo también lo abracé, necesitaba tanto ese abrazo, necesitaba su calor, ese algo que me hace sentir cuando está cerca, eso que hace vibrar mi corazón.

—Digamos que algo hicieron —conté mientras lo abrazaba, lo que hizo que se separara un poco de mí para mirarme de cerca a los ojos, con un brillo de preocupación en ellos—, pero no es lo que crees —aclaré al sentir su preocupación, a lo que Joe suspiró aliviado quizás.

—Es una pena que no avisaran que venían —comentó Kevin, mientras me separaba del abrazo con Joe y este volvía a su postura, mirándome desde su altura, cruzándose de brazos—. Así estaríamos preparados para su estadía —agregó mirando a Joe, ambos asintieron.

Solo queríamos sorprenderlos —aclare con timidez, y mire a Fer, que asintió dándome la razón.

—Por suerte tenemos espacio —señaló Joe, sin dejar de mirarme, supongo que estaba pensando en cómo era posible que yo estuviera aquí.

Fer intentó decir algo antes de ser interrumpida por Kevin.

—Oh, no se preocupen, nosotras...

—Aún son muy chicas para estar durmiendo o pagando en hoteles o donde sea que vayan —lanzó Kevin rápidamente, mirando a Fernanda.

Joe hizo un sonido con su boca mientras pensaba, entrecerrando los ojos en mi dirección y luego observando nuestras maletas.

—Lo que dudo que tengan, ya que sus cosas están aquí —soltó rápidamente, sin ningún escrúpulo y con total sinceridad. Cielos, había olvidado lo verdaderamente sincero, brusco y directo que puede llegar a ser Joseph.

—¿Seguros? No queremos... —Fer llegó a decir, pero yo la miré negando y cerrando los ojos porque sabía lo que pasaría.

Joe levantó la mano en su dirección para que dejara de hablar.

—No hay discusión —decretó con autoridad, mirando a Kevin, quien asintió dándole la razón a su hermano. Me contuve la risa al darme cuenta de que es una actitud de familia, y que sabía cómo es el carácter de Joe.

No nos quedaba otra que aceptar su invitación. Antes de que sus padres llegaran, Kevin y Joe nos ayudaron a llevar las maletas. Aunque creía que la casa era grande, al parecer no lo era tanto. Tenían cuatro habitaciones, más la habitación principal y el medio baño. El orden de habitaciones era: la primera era la habitación principal, seguida de la de Kevin, luego la de Joe, luego la de Nick que compartía con su hermanito de 8 años, Frankie. Al final había una habitación con una cama. Hicimos un papel o tijera para ver quién se quedaba con la cama, y Fer me la ganó. Igual se la cedí en parte a ella, ya que se la debía luego de ganarle el asiento del avión ayer.

—Muchas gracias, chicos —agradeció Fer, yendo contenta hacia la habitación con ayuda de Kevin, quien llevaba una de sus maletas.

Mientras me reía de Kevin quejándose de lo pesada que estaba la maleta de Fer (mi amiga empaca ligero), escuché un suspiro algo indignado quizás. Volteé para ver a Joe.

—Y tú —mencionó en tono neutral, haciéndome señas para que lo siguiera mientras tomaba mi maleta— puedes usar la otra cama que tengo en mi habitación —explicó mientras abría la puerta para dejar la maleta algo pesada al lado de la cama vacía.

Yo miré algo boquiabierta, esperando de verdad que fuera un chiste.

—No, no —negué dramáticamente—, Fer te cambio —grité arrepentida de haberme dejado ganar, a lo que ella respondió "ya no había devolución". Luego suspiré de forma dramática y vi a Joe mirándome con diversión.

—Creo que sabemos que esto no será fácil, ¿verdad? —dijo con humor, anticipando los sucesos que vendrían a continuación. Ahora todo estaba muy bonito, pero seguro luego sería un caos.

—Qué dramática, eh —se burló Kevin, y yo le hice una seña de auxilio con las manos—. Muy valiente para viajar sola con tan solo 12 años a un país extranjero, pero ¿no puedes con algo tan simple? —se deleitó Kevin, riendo y levantando las cejas divertido.

—Pues, es que... yo... es que... —intenté buscar una excusa, pero no pude—. Ash —me quejé, poniendo los ojos en blanco y sacudiendo mi cabello de un lado mientras caminaba hacia la cama vacía donde estaba mi maleta.

La habitación de Joe estaba más ordenada de lo que esperaba. Era muy de su estilo, con las paredes blancas adornadas con pósters de bandas de rock. Ahí estaban Queen y Switchfoot, entre otras. En el piso, bajo la ventana, había una guitarra acústica en su soporte. La cama individual tenía una colcha a rayas oscuras, y frente a ella, un escritorio con una computadora, algunos libros, cuadros y una lámpara moderna. En el centro, una silla giratoria de cuero negro. En la pared, una televisión de pantalla plana, y debajo de ella, un mueble de entretenimiento con una consola de videojuegos, controles, y figuras de acción. Al otro lado, una puerta blanca con un espejo, que supuse era el baño, y junto a la puerta, otra cama donde dejé mi bolso y mi guitarra.

Joe me miraba con seriedad y se acercó a mí.

—Ahora que estamos solos —dijo, sentándose a mi lado en la cama—. Creo que deberías contarme qué haces aquí, ¿no?

—Ya lo dije, fue una sorpresa —repetí, tratando de desviar la atención. Joe me lanzó una mirada acusadora, y comencé a dudar si debía decirle la verdad o no—. Guillermo sabe que estoy aquí —añadí, jugando con mis dedos.

—Si me estás mintiendo, me enojaré mucho contigo —dijo Joe con voz firme, apuntándome con el dedo—. Demuéstrame que Guillermo sabe que estás aquí.

—Está bien —tomé mi bolso y saqué mi diario, donde tenía anotado el número de celular de Guillermo—. Si me das un teléfono, podría llamarlo y mostrarte —le dije, señalando el número de Guille. Joe se levantó y me prestó su celular.

Marqué rápidamente y esperé a que Guillermo atendiera. Cuando contestó, le expliqué por qué lo llamaba mientras Joe escuchaba atentamente. Joe no era tonto y sabía que debía cerciorarse.

—Pásalo, así se quedan tranquilos —me pidió Guillermo en español, para que Joe no entendiera. Le pasé el celular a Joe, quien comenzó a hablar con Guillermo.

Más tarde, cuando Nick llegó, se puso muy contento al vernos a mí y a Fer. Nos abrazamos todos y nos pusimos a charlar. Cuando llegaron sus padres con Frankie, nos presentaron. Eran todos tan cariñosos y educados. Se notaba que eran una familia muy unida y siempre intentaban hacer lo mejor posible. Eran una familia funcional y hermosa.

Ojalá pudiera tener una familia como la de ellos, pero igual, si tengo una familia, o casi, que es mi amiga Fernanda. Ella es mi hermana, mi compañera, la única que me escucha cuando necesito un consejo. Ahora tengo más amigos, pero sé que Fernanda es la única que ha estado ahí para mí siempre, y yo estaré con ella también, en las buenas y en las malas.

Más tarde buscaba las cosas que necesitaba para la clase de música de hoy «es insoportable, no hay un día que no me de clases» de Joe, donde le mostré la canción que escucho esta mañana, tiene una buena memoria y es rapidisimo para darse cuenta de las cosas, a mi me puede pasar que se esta incendiando la cocina y puedo estar media hora dando vueltas sin darme cuenta de que esta pasando... 

Un chasquido de dedos me tomá de sorpresa...

...

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