Hoy eres mas Lola que nunca
Capítulo 7:
Al otro día, me revolví en la cama con molestia, pensando «¡¿Quién rayos apagó el aire?!». Odiaba el verano, en especial el calor. Abrí los ojos y noté que Joe no estaba en la cama. Salí de la cama bostezando y me dirigí a mi verdadera habitación, saludando discretamente, como era costumbre, a los posters de los Jonas pegados en las paredes. Busque que ponerme mientras iba rumbo al baño, murmurando para mí misma lo mucho que odiaba sudar.
En el camino me encontré con Fer, le sonreí y la saludé.
– Amiga –exclamó mientras corría hacia mí y me abrazaba preocupada, como sabía que haría, por lo que me aguante y dejé que me abrazara. Fer es como una hermana para mí. Me soltó y examinó mi rostro, abriendo la boca sorprendida.
– Estoy bien, Joe se encargó de curarme anoche –comenté intentando sonreír, pero mis ojos se achicaron debido a mi cara de dormida, lo que no me permitía ver muy bien.
Ella se asombró y luego suspiró de manera divertida.– Es lindo escuchar que ya no se pelean –, añadió aliviada.– Ahora que se han arreglado, ¿tal vez podrías pedirle ayuda con el canto? –, sugirió, pero apenas presté atención a lo que me dijo. De repente, una imagen de Joe y la palabra canto se filtraron en mi mente. Ahí es cuando mis neuronas reaccionan. ¡Joe!, ¡Canto!, ¡a las 9! ¡Oh, Dios! Había olvidado por completo. Me despedí de Fer rápidamente y me dirigí al baño. Me di una ducha y me puse una blusa de manga corta negra con detalles de encaje marrón, debajo un jean con parches y mis zapatillas John Foos negras.
Salí del baño y fui a la sala. Miré el reloj, eran las 9:03 a.m. ¡Ash! Esto no es mi culpa, ¿en serio? Una hora más o una hora menos, ¿cuál es el problema? Salí de casa pensando que debería desayunar, pero bueno, casi nunca lo hago. Corrí un poco para llegar rápido, y odio correr. Finalmente, llegué al bar y entré por la puerta lateral. Cuando entré, vi a Joe parado en el escenario con los brazos cruzados. «Creo que está molesto, ¿debería correr?», me pregunté. Tosí por mi garganta seca de correr y me di cuenta de que estaba entrando en calor de nuevo, además de que el lugar no estaba tan fresco como me gustaría.
Mis disculpas, me quedé dor... –me interrumpió alzando la mano. Me senté en una banqueta cerca de Joe, aún recuperándome del aliento después de haber corrido tres cuadras y media hasta aquí.
–Esta vez te lo dejo pasar, pero la próxima vez... –comentó corriéndose el flequillo que caía sobre su ojo izquierdo, tratando de no enojarse. Caminaba de un lado al otro en el escenario. «¿En serio se va a molestar por llegar ¡cuatro minutos tarde!?». – Antes de que llegaras, estuve pensando que debería establecer algunas reglas. Tú y yo sabemos que nuestra relación no es sencilla, y dudo que lo sea después de tu mentira –se detuvo y se apoyó en el respaldo de una de las sillas–. La primera regla es que no debemos mezclar sentimientos con la enseñanza. Sé que estamos en una clase de música, y los sentimientos son herramientas importantes para ser músico, al menos, así lo veo yo –indicó con autoridad y rodé los ojos. «Es un mandón, no me sorprende que sea de Leo». – La segunda regla: debes aprender a aceptar las críticas. La tercera regla: no se aceptan renuncias en este lugar. No importa lo que salga mal, debes seguir adelante, porque nadie logra cumplir un sueño si se rinde –asentí, consciente de que podría ser un reto. – Te advierto que Nick y Kevin también me ayudarán con las clases –mis ojos se abrieron de par en par. A veces, aunque no lo demuestre, siempre me sorprende verlos por la casa. Y ahora, Joe, Kevin y Nick me enseñarán música. No sé qué hice para merecer a estas tres personas en mi camino, pero gracias a las fans que los persiguieron, ya que si no fuera por eso, no los habría conocido. – Y la última regla, pero la más importante: siempre debes ser puntual –haciendo hincapié en sus palabras.
Solo llegué 5 minutos tarde, y encima corrí –me quejé con los brazos cruzados.
–Imagínate cuando estés a punto de hacer una presentación en vivo, un artista siempre debe llegar mucho antes para prepararse antes de cada presentación o entrevista –me sermoneó Joe mientras caminaba hacia un costado del escenario. Me levanté y caminé hacia el centro.
Sa-be-lo-to-do –deletree en voz baja en español y miré al techo fastidiada.
–Volvió hacia mí y me miró elevando las cejas, intentando entender lo que había dicho. «Escucha cuando le conviene». – Lo primero que quiero de ti es que te animes a cantar. No importa si lo haces bien o mal, lo importante es que te atrevas, ¿verdad? –me preguntó mientras caminaba hacia mí, inclinando la cabeza en busca de una respuesta.
Asentí, observando de reojo a Joe. Me preguntaba por qué me estaba ayudando, si supuestamente no nos llevábamos bien. Lo vi caminar, tan seguro de sí mismo. Ojalá pudiera ser como Joe algún día, y compartir mi música con el mundo. Esperaba que cuando los medios hablen de mí, sea por mi música, y tal vez así encuentre a mi papá. Sé que él está en alguna parte, y lo voy a encontrar. Quizás Joe sea la oportunidad que estaba buscando.
De repente, sacudí suavemente mi cabeza y abrí los ojos, sintiendo mis mejillas arder. «¡Qué raro, Lola! Siempre distraída», pensé cuando vi a Joe parado con los brazos cruzados frente a mí. Ni siquiera escuché lo que me dijo; una vez más, estaba soñando.
– ¡Dolores! –me llamó mientras agitaba su mano. Detestaba que me llamaran así.
... – ¿QUÉ? –lo saqué de sus casillas con mi respuesta.
– ¿Has escuchado lo que dije? –preguntó incrédulo y negó con la cabeza al no recibir respuesta. Continuó hablando. – Para combatir los nervios antes de situaciones como esta, necesitas confiar en ti misma y en lo que haces. La clave está en ensayar hasta que te sientas segura, no hasta que lo sepas de memoria. Nadie sale a dar un concierto o a bailar sin haber ensayado primero, ¿verdad? –Apoyó su mano en mi hombro izquierdo, y lo miré mientras asentía. Por alguna razón, no sentía miedo. Joe me transmitía confianza.
¿Y si me sale mal? –pregunté, recordando la primera vez que lo intenté, jugueteando con mis dedos llenos de inseguridad.
– Vuelve a empezar o, en todo caso, te levantas y sigues. Es muy similar a la vida real. Si algo no va bien o te preocupa, simplemente sigue adelante, sin bajar la cabeza. El mundo es demasiado hermoso como para pasar la vida mirando al suelo o escondiéndote en tu habitación por miedo al juicio de los demás –aconsejó con suavidad. Volteé la cabeza para mirarlo, suspiré y asentí antes de volver la vista hacia la puerta de entrada.
Escuché la puerta trasera del bar cerrarse, y me di la vuelta. Por allí entraban Nick y Kevin, quienes me saludaron desde lejos con amabilidad. Luego, vi a Joe pasar frente a mí y tomar el micrófono. "¡Oh no!", pensé. Lo colocó justo frente a mí, y lo seguí con los ojos bien abiertos. Luego, volví la vista hacia los chicos, que se acercaban al escenario. Miré de reojo hacia la salida de emergencia más cercana y caminé silenciosa y disimuladamente hacia ella, tratando de no llamar la atención. Sin embargo, tropecé con Joe, quien pareció aparecer de la nada.
¡Ay, Joseph! –grité sorprendida, mientras intentaba escapar sin éxito. Me detuvo con sus manos apoyadas en mis hombros e inclinó su cabeza hacia mí, lo que me hizo sentir extraña al tenerlo tan cerca. Tenía una expresión seria y arqueó una ceja antes de fruncir el ceño.
– Primero, no me llames Joseph, y segundo, créeme, soy más rápido que tú –me advirtió con voz seria y apagada. Además, me prometiste que confiarías en mí. Bajé la vista al suelo y luego me hizo girar sobre mis talones, llevándome de vuelta al micrófono, aunque intenté oponer resistencia sin éxito. – Voy a darte una canción que hayas cantado antes, para hacerlo más sencillo por ahora –dijo mientras caminaba hacia la laptop y comenzaba a buscar.
Observé a Nick y Kevin subiendo al escenario. Kevin habló con amabilidad. – No tengas miedo, nosotros no vamos a juzgarte, queremos ayudarte, y los amigos se apoyan entre sí, ¿verdad? –me guiñó un ojo, y sonreí ante su comentario. ¿Soy su amiga? Asentí, aceptando su punto.
– Nick habló en tono bajo pero claro. – Nosotros hemos estado en tu situación muchas veces.
Curioseando, bajé la cabeza y les pregunté. – ¿Ustedes también les duele la panza cuando cantan?
– Kevin rió suavemente y explicó. – Los nervios antes de cualquier presentación son normales. Al principio cuesta, pero verás que con el tiempo te acostumbraras y podrás encontrar maneras de calmarlos. Por ejemplo, meditar ayuda mucho a combatir los nervios. O si eres Joe, basta con una bofetada. – Señaló con la cabeza a su hermano.
Nick colocó su mano en mi hombro izquierdo y añadió con una media sonrisa. – Solo tienes que confiar en ti, Lola.
– Pregunté con cierta ansiedad repentina. – ¿Nunca se van, cierto?
Joe intervino y con sus palabras, hizo que me sintiera bien. Él siempre sabía qué decir, siempre decía las cosas correctas. Sus palabras me animaron. – Como ha dicho mi hermano, solo confía en ti y en lo que haces. Verás cómo esas emociones se transforman en euforia. Tus sentidos estarán a flor de piel, tendrás tantos nervios como también te sentirás impaciente por salir y demostrar quién eres, lo que mejor sabes hacer y lo que te apasiona. –
Joe se levantó desde el escritorio y añadió. – Bien, Lola, prepárate. –
Suspiré nerviosa, tratando de ignorar la estúpida voz en mi cabeza que me decía que no lo lograría. Cerré los ojos y me concentré, esperando el momento en que Joe empezara la canción con un claro. – ¡Ya!
Ni siquiera pasó mucho tiempo desde que Joe eligió la canción, y ya supe cuál era. Siempre me he sentido identificada con esta canción y he deseado cantarla, pero me asusta que no pueda hacerlo como debería. La voz de Demi es inimitable y me intimida. "This is me versión acústica de Camp Rock, la película más rara de Disney, pero con una banda sonora genial y la mejor boy band."
Antes de empezar a cantar, un recuerdo se coló en mi mente. Fue aquel show de talentos. Imágenes se dispararon en mi cabeza: risas, mi profesor, niños burlándose y señalándome. Esa imagen, ese video, "¿Stephan?", Fer y Sebas preocupados, mis hermanos, "¿Logan?" y su mirada. ¿Quién diablos es Stephan? Sacudí mi cabeza para volver a la realidad y concentrarme.
Mi mente daba vueltas, me sentía mareada, y mi voz se quedó atrapada en mi garganta. Miré a Kevin y Nick, que me observaban con preocupación. Empecé a respirar con dificultad, mi mente quedó en blanco y sentí una angustia insoportable. Solo quería huir. Con voz entrecortada y temblorosa, dije– No puedo, no puedo hacerlo, lo siento –. Las lágrimas amenazaban con brotar, di un paso atrás y choqué con alguien detrás de mí. Cerré los ojos, pero ya sabía quién era. Intenté escapar, pero tropecé con Joe y caí al suelo. Él me ayudó a ponerme de pie, con una mirada fría y seria.
–Vi a Joe, con los brazos cruzados, visiblemente molesto. – ¿Qué dije? ¿No me escuchaste? –preguntó Joe con una mirada entrecerrada. Kev, cambia la canción, por favor –le pidió a su hermano mayor. Luego, se inclinó un poco para estar a mi altura. – Voy a cantar contigo, solo esta vez, ¿de acuerdo? –señaló con compasión. Yo asentí sin pronunciar palabra alguna, todavía atormentada por la angustia y con las manos temblorosas. Inesperadamente, su dedo índice rozó la punta de mi nariz, lo cual me hizo fruncir el ceño con asombro.
«Espera, ¿en serio va a cantar conmigo Joe Jonas? Ni en mis sueños más locos...»
Respiré profundamente y bajé la mirada al suelo. «Sé que no podré cantar nunca. Jamás podré cumplir mi sueño. No sé por qué está tan seguro de qué podrá hacerme cantar. Nunca superaré mi miedo escénico.»
Joe se posicionó a mi lado con los ojos cerrados mientras respiraba profundamente. – Si tienes miedo de cantar, puedes intentar cerrar los ojos e imaginar que estás en algún lugar seguro, o incluso, puedes pensar que estás sola en tu habitación y nadie puede escucharte –me susurró. Sus palabras, por alguna razón, me llenaron de confianza y emoción al pensar en la posibilidad de cantar junto a Joe.
«Guardaré este momento siempre en mi corazón», pensé mientras llevaba una mano a mi pecho, cerraba los ojos y suspiraba con una media sonrisa.
La música inundó el lugar, y un impulso me llevó a cerrar los ojos y concentrarme en la melodía. Empecé a sentir cómo llenaba cada parte de mi ser, como si mi entorno desapareciera. Cuando volví a abrir los ojos, miré a Joe, quien comenzó a cantar...
Vi a Joe cantando, seguro de sí mismo, transmitiendo tanta confianza. Por un momento, dejé de sentir miedo y comencé a cantar, sin importar quién me estuviera mirando. Estaba en el escenario, inmóvil, observando cómo Joe se acercaba a mí. Sabía que podía bailar sin temor; por alguna razón, siempre me sentía segura cuando bailaba. Pero en ese momento, sentía como si mis pies estuvieran clavados en el suelo, como si tropezara con algo si intentara moverme. En el pasado, mis hermanos me llevaron a muchas clases de música y trataron de hacerme cantar al menos delante de ellos. No lo lograron. Sin embargo, ahora apareció un adolescente de 18 años, estrella de Disney, engreído, malhumorado, arrogante, que se cree un rockstar y un sabelotodo. Él estaba logrando que cantara delante de tres personas que jamás pensé que se cruzarían en mi camino. Si esto es un sueño, no quiero despertar nunca.
Los días fueron pasando, y después de haber cantado con Joe aquella vez, puedo decir que cada vez me suelto un poco más. A medida que avanzaban las clases, Joe me proporcionaba herramientas para mejorar mi voz. Aun no veo un gran progreso, y no creo que vaya a ver resultados. Antes no me daba cuenta, pero creo que puedo escucharme más a mí misma cuando canto, incluso si me escucho mal. Joe dice que tengo un buen potencial, pero yo no lo veo así. A veces, Joe se enoja conmigo; a veces surgen recuerdos de aquel día y trato de escapar de las clases, o simplemente se me va una nota, lo que hace que Joe se frustre. Es un molesto. En casa, las cosas son diferentes, Joe dijo que no debemos mezclar los sentimientos con las clases. A veces nos llevamos bien y otras no tanto. Cuando digo que no nos llevamos bien, es porque discutimos por cualquier cosa. La verdad es que lo aprecio mucho, pero es tan engreído, y a veces se hace el piola, que no lo soporto. Nick y Kevin ya ni nos escuchan. Fer se tapa los oídos con las manos. Los demás quieren asesinarnos. Pero, digamos que solo peleamos por tonterías. A veces Joe dice que soy insoportable solo porque grito como una niña cada vez que veo Hannah Montana o una película que me encanta. A veces decimos cosas hirientes, pero siempre terminamos reconciliándonos. Nos cuesta hacerlo porque Joseph es demasiado orgulloso. Algo que siempre nos decimos es cuánto nos odiamos. Sería extraño que viajemos solos en un auto sin que haga explosión.
Matías volvió a hacer su entrada, y desde la última vez que lo vi, siento que ya no es el mismo. Ha cambiado. Quizás, siento cosas por él. Lo sé, Matías me pegó y todo eso, pero aún así, uno puede cometer errores a veces, ¿no? La verdad es que no entiendo muy bien cuándo alguien me gusta. Soy medio tonta para esas cosas.
Fer y yo empezamos a enseñarles un poco de español a los Jonas. «Creo que es un error enseñarles, ya no voy a poder insultarlos cuando se me dé la gana, ahre». Creo que me estoy empezando a encariñar con ellos. «Eso es un problema». Me encariño demasiado rápido de las personas. Aun así, solo tengo dos amigos y ya, Fer y Sebas, a quien extraño muchísimo.
Siento que algo ha empezado a cambiar en mí desde que los Jonas aparecieron. Antes no salía de mi habitación, ni siquiera para comer. Oh, antes no solía hablar en la mesa, aunque siguen haciéndome callar cuando intento opinar, o nunca me toman en serio lo que digo.
El único que me escucha de verdad cuando hablo es Joe, o a veces Nick y Kevin, incluso Fer. Joe nunca me ha juzgado, y siempre parece ver algo en mí y en mi talento que yo misma no logro ver. A veces, siento que nunca he estado muy contenta de ser quien soy. Tampoco me he sentido particularmente bonita. Cuando me miro al espejo, solo veo a una niña.
Hoy, Fer me acompañó al bar y me contó algo que le dijo Anto. Según Lucía, Joe le regaló una rosa y luego le confesó lo mucho que le gustaba. ¿Y saben qué pasó después? ¡Se besaron! Ahora, están siempre juntos. No es justo que ella sea la que tiene toda su atención. Pero, en el fondo, sé que Joe no conoce a la verdadera Lucía o Lucy, como él le llama. Solo me preocupa que pueda lastimarlo. No sé por qué me importa tanto.
Observe a Lucía mientras se mira en el espejo, pensando «¿Cómo no va a gustarle si es hermosa?». Un pensamiento amargo cruza por mi mente, socavando mi propia autoestima. Desde el sillón, la veo arreglarse para su cita en el bar con Joe. «Jamás en tu vida podrías parecerte a ella», me repito, intentando ignorar la voz crítica en mi cabeza.
Decido cambiar el enfoque y enciendo la tele, sintonizando MTV. Siempre pasan música copada, y estaba aburrida. Cuando llegué al canal, veo que están transmitiendo "S.O.S" de los Jonas Brothers. Sin dudarlo, me pongo a bailar y cantar, imitando sus gestos. «Sí, chicos, me he visto tantas veces sus videos que ya me sé hasta sus gestos», pienso mientras me dejo llevar por la música. «No me da pena que me escuchen cantar si la canción es de los Jonas», me digo a mí misma mientras canto a todo pulmón. Es algo extraño, pero quizás es porque son mis ídolos.
Esta canción me encanta, pero en realidad, me gustan todas sus canciones. En especial, "Lovebug"; esa es mi canción favorita del nuevo disco. Del segundo álbum, me gustan "Hello Beautiful" y "Kids Of the Future". Y del primero, "Year 3000". Cada una de sus canciones tiene un significado especial para mí, una conexión con momentos de mi vida, y es como si los Jonas Brothers siempre estuvieran ahí, cantando la banda sonora de mis emociones.
Escuché a alguien toser– Ejem –Me giré rápidamente y me encontré con Joe apoyado en el marco de la puerta con expresión divertida. Llevaba una camisa de lino blanca que le sentaba como un guante, unos jeans ajustados de un azul semi oscuro que hacían juego con su campera con capucha azul Francia. Su cabello lucía más ondulado y fantástico que nunca. Joe se veía guapísimo, con esa mirada traviesa que siempre le caracterizaba, acompañado de su fleco que caía sobre su lado izquierdo del rostro «de verdad es guapo». Es que, pongas lo que le pongas, Joe siempre brilla. Juraría que Joseph tenía «tiene» luz propia.
Pero su mirada cambió a algo más... ¿coqueto? Volví mi vista hacia donde miraba y, ahí estaba, Lucía. No necesito describirla, pero me obligare. Lucía estaba a la altura de Joe, siempre impecable. Y con razón la miraba. Lucía y yo somos como el día y la noche. Su cabello largo, suelto, y ondulado. Maquillada de manera impecable, con un sutil delineado que resaltaba sus ojos color miel, un labial rosa que combinaba perfectamente con sus labios, y su atuendo: una blusa de tela fina, gris oscuro, con tachuelas debajo de un blazer negro a medida. Más abajo, unos jeans grises con ese efecto desgastado que le quedaba de película. Calzaba unas plataformas cerradas negras de gamuza. Perfecta, como siempre. ¿Y yo? Yo era simplemente yo.
Regresé mi atención a la televisión y pasaron el video de "You Belong With Me" de Taylor Swift. Suspiré, y más que parecerme a Lucía, amaría ser Taylor Swift. Es tan hermosa, la típica norteamericana, rubia, delgada, alta, ojos celestes y segura de sí misma. Su voz es preciosa y llena de emoción. Me encantan sus canciones, rebosan sentimientos. Comencé a cantar olvidándome por completo de que Lucía o alguien más en la casa podría estar escuchándome.
– Para ser Taylor te falta mucho –bromea Joe y se ríe divertido. Frunzo el ceño molesta, apago la tele y me voy.
Sos un tarado –le respondo enojada, y me dirijo a mi habitación.
– Fue un chiste, niña. No te lo tomes tan mal –agrega a lo lejos con ironía, haciendo énfasis en "Niña" como siempre, pero lo ignoro.
Me cruzo con Fer y la invite a pasar a mi habitación.
– ¿Y ahora qué pasó? –cuestiona, y se sienta en la cama de la derecha y yo en la izquierda, frente a frente.
Mire alrededor, «¿qué pensarán los Jonas si entran aquí?» Sé que soy su fan, y no me da pena que lo sepan, pero me daría mucha vergüenza que vieran los posters y las notitas pegadas en las paredes, con frases y cosas que les escribo a ellos, como si algún día fueran a leerlas.
Ah, me enojé con Joe porque me dijo: "Te falta mucho para ser Taylor Swift", y me dolió -respondo con tristeza. –No lo entiendo, a veces me trata bien y otras veces me trata mal. Creo que no le caigo bien, y entiendo que haberle mentido no ha hecho esto fácil, pero creo que es un poco cruel conmigo– intentando comprender las actitudes de Joe, y sus cambios de humor conmigo.
– Yo creo que no lo hizo a propósito. Él apenas te conoce y no sabe mucho de ti. Apenas lleva cuatro semanas conociéndote. Quizás sea más fácil si hablas con él –me aconseja sabiamente Fernanda encogiéndose de hombros.
¿Hablar con Joe? N-no, no lo creo. Él no me toma muy en serio, J... –Me sobresalto cuando escuche pasos en la puerta y mire hacia allí, y ahí estaba él.
– ¿Creías que tú y yo teníamos un trato? –cuestiona Joe cruzándose de brazos.
«¡Ay! ¡No! Olvidé cerrar la puerta, ahora creerá que estoy obsesionada con ellos»
Fer se para de la cama –Los dejo solos –agrega mi amiga, y me guiña el ojo antes de salir, como si eso fuera a animarme, mientras se retira rápidamente de la habitación.
«Ya me las va a pagar», pienso para mis adentros, decidida a enfrentar esta conversación con Joe.
– Pensé que confiabas en mí – comenta Joe, entrando a mi habitación, sus ojos se abren divertidos al ver todos los posters.
No era mi intención que vieras esto – río nerviosa, sintiendo cómo el calor invade mis mejillas.
– ¿Por qué? – pregunta Joe, confundido – ¿De verdad creías que unos posters iban a asustarme? – ríe incrédulo.
Bueno, no lo sé... quizás – murmuré, bajando la cabeza avergonzada – así soy yo – confieso, sin mirarle.
– Justo eso es lo que quería escuchar de ti desde que te conocí – admite sinceramente. Luego, con su dedo, levanta mi barbilla para acercarse aún más – tienes que confiar más en ti, Lola. Me gustaría conocer a la verdadera Lola, la que guardas ahí dentro – sonríe y aparta un mechón de mi pelo, su toque hace que me estremezca, y sus ojos reflejan ternura, algo inusual.
De todos modos, no creo que eso suceda, Joe. En algún momento te irás y me olvidarás. No te culpo, ¿qué famoso se acordaría de todas sus fans? Y mucho menos de alguien que vive en otro país. – Las palabras escapan sin control, algo que rara vez hago. No suelo abrir mi corazón así, me cuesta expresar mis sentimientos y comunicarme con la gente. A menudo me quedo atascada o siento que nadie me toma en serio. Pero con Joe, es diferente. Me pongo nerviosa, sonrojada, incluso a veces me río solo pensando en él.
– Es cierto, aunque amaría poder hacerlo, no puedo conocer a todas mis fans. Me encantaría sentarme y conocerlas a una por una, pero la cantidad es exagerada. No me alcanzaría toda una vida para conocerlas a todas, y además, algunas podrían volverse medio locas o hacer cosas inesperadas –afirma, y me para frente a él, me siento tan chiquita al lado de Joe. Pero, luego me sorprende al agregar–, pero, no creo que pueda olvidarme de ti, Lola. Además, aún nos queda mucho tiempo para conocernos mejor.
Seguro terminás aburriéndote como todos en este lugar y dejándome de lado –me cruce de brazos y baje la cabeza hasta mis pies, tratando de contener las lágrimas. Siento que la gente se aleja, pero, en mi caso, a veces quisiera desaparecer para siempre.
– Quizás es porque nunca te mostrás como realmente sos, o tal vez esa gente es medio ciega y no ve lo que yo ve ahora mismo –agrege con tono suave, lo miro mientras enciende su cámara digital.
¿Qué estás haciendo? ¿Siempre tenés una cámara contigo? –reclamo en voz baja.
– Por supuesto, nunca se sabe cuándo voy a verme sexy. Bueno, en realidad soy sexy y lo sé –afirmó con seguridad. Me hace reír y negué con la cabeza sin poder creer cuánto ego tiene. Joe se da cuenta de mi risa y luego me lanza una mirada curiosa.
¿Qué pasa? –lo mire mientras él enciende su cámara. Mi expresión se vuelve seria.
– Sonríe –mientras coloca la cámara a su altura para tomar una foto, pero se detiene para mirarme– ¿Por favor? –me pidió haciendo pucheros y me hace reír con sus gestos. Una extraña sensación de alegría me invade y me siento como una niña pequeña.
Cuando terminó de tomar la foto, siento un impulso incontrolable de abrazarlo y lo hago sin pensarlo. Al principio, Joe se sorprende, pero luego me corresponde el abrazo. No sé por qué, pero nunca antes había actuado así; solía ser tan tímida o me sentía abrumada al expresar cariño.
Sigo abrazada a Joe, sintiendo su pecho subir y bajar suavemente al ritmo de su respiración. Me hace sentir segura, como si nada malo pudiera pasarme, me siento protegida entre sus brazos. Siento su mano en mi cabeza acariciándola, y sus palabras me hacen sonreír– Creo que es una buena foto –dice mientras nos separamos, y me muestra la imagen en la cámara– Hoy eres más Lola que nunca –añade y luego la guarda en su bolsillo...
... Pero me la quedo, es mía ahora, y así me aseguraré de que nunca te olvide –aclaró Joseph con un tono suave.
Lo mire, sin entender bien qué me está pasando. Mis mejillas arden, vuelvo a sonreír y lo miro a los ojos. Luego suspiro y comento– Es la razón por la que no tengo muchos amigos –admití mientras vuelvo a sentarme en mi cama y Joe me sigue.
– Creo que deberías empezar a cambiar el tipo de personas con las que te juntas. No siempre hay que escuchar todo lo que te dicen. Si esas personas no te aceptan tal como sos, entonces no podés considerarlos amigos de verdad. Los verdaderos amigos te quieren por lo que sos y no tratan de cambiarte –me dice con calma mientras toma asiento en la silla de mi escritorio y yo asiento–. Lo que quiero decir es que ahora mismo sos 100% vos, incluso con todos los posters que tenés alrededor. Eso es lo que te hace ser vos, y si a los demás no les gusta, simplemente ignoralos o hacé como si no existieran. Pero nunca dejes de ser vos misma y no dejes que nadie te subestime –opina con un tono sincero y se levanta nuevamente. Observe cómo camina por mi cuarto, mirando los posters. Se detiene ante uno con una nota en la pared, «Ahora es cuando salgo corriendo» –. Veo que tenés preferencias –comenta mientras cruza los brazos y arquea una ceja de manera divertida. No puedo evitar pensar que es un engreído.
No tengo uno preferido, para mí, son los tres Jonas o ninguno –le recrimine mientras me pongo de pie. Me pone nerviosa que esté hurgando en mi cuarto. Joe vuelve a esbozar una sonrisa tierna, lo miro y me paro junto a él– Sé que arrancamos con el pie izquierdo, pero quiero que sepas que jamás había mentido a nadie antes. No sé por qué lo hice, o quizás sí. Tal vez solo quería que alguien me tomara en serio por una vez en la vida –le confesé mirándolo a los ojos, los míos se humedecen.
–suspiró Joe con una pizca de diversión– Tampoco es que fuera un drama, la verdad es que solo fingí creerme tu historia, aunque me molestó que me mintieras esa noche, especialmente después de la primera vez que nos vimos, cuando me contaste por qué estabas triste –me sonrió y apoyó su mano derecha en mi hombro– Ahora que puedo conocerte mejor, he notado que solo necesitabas a alguien que te diera confianza para dejar de tenerle miedo a todo lo que te rodea, Lola. El miedo se esfuma si no dejas de avanzar, y si te caes, te levantas más fuerte –Joe se acerco a mi rostro y no puede evitar quedarme observándolo a los ojos, mis mejillas se volvieron rosadas. Joe me miro con ternura y luego acerca más su rostro al mío, plantando un beso en mi mejilla derecha. Un cúmulo de emociones extrañas recorren mi cuerpo, mis pensamientos se convierten en un caos. Siento que algo me golpea la cabeza, algo que solo he visto en las películas. Un suspiro sale de mis labios, y mientras eso pasa, pienso que... «¡NO! Claro que no, es imposible» «¿Oh, sí?» «Creo que siento algo por... ¡NO! Es un creído, jamás podría... Pero es guapo y bue... ¡NO! Debe ser porque es mi ídolo, ¿verdad? Seguro es eso».
Escuche a Joseph aclarar su garganta y me doy cuenta de que volví a divagar – L-lo s-siento, c-créeme que n-no p-pasa s-seguido – «¿Por qué estoy tartamudeando?» – ¿P-por qué h-hiciste eso? –pregunte aún con la voz temblorosa.
– Es mi manera de decirte que te perdono, Lola –respondió y vuelve a su postura normal. Me quedo observando a Joe, quien frunce el ceño «se ve tan lindo cuando lo hace». Luego, él toma mi brazo, lo tira suavemente para acercarme más a él y me rodea con sus brazos por debajo de mis hombros, acercándome a él. Yo respondo al abrazo, aún sorprendida y sonrojada, hundiendo mi cabeza en su pecho. Me dejo atrapar por el calor que emana de él, sintiendo seguridad y tranquilidad. Me doy cuenta de que entre sus brazos, nadie ni nada podría lastimarme. Percibo con mis oídos los suaves y melódicos latidos de su corazón. Nunca me había sentido tan bien en mi vida. Es como si Joe fuera el anclaje que alejara todos mis miedos, y me proporcionara algo nuevo, algo que quizás hasta ahora no conocía. Quizás sea lo que necesitaba, pero no lo sabía. Sé que Joe se irá algún día y que, probablemente, me olvidará, pero yo jamás podré olvidar todo lo que he vivido con él. Cada recuerdo y cada momento quedarán guardados en mi corazón, sin soltarlos nunca más. «Ay, Kevin» "cuando lo tengas, no querrás soltarlo". Solo desearía que Joe no se fuera nunca o que nunca nos separaran. Siento que su abrazo se hace más fuerte, y yo sonrío, experimentando paz y armonía. Quién diría que el mismísimo Joseph Adam Jonas, un adolescente malhumorado con aires de grandeza, me haría sentir así.
A partir de esa charla, Joe y yo nos hicimos más compinches. Nuestra relación es un verdadero bolonqui, porque sí, nos peleamos, pero yo creo que es porque nos tenemos cariño, y cada uno busca sacar lo mejor del otro. En especial cuando me agarra la inseguridad, Joe siempre se pone en plan de dar consejos onda "El primer paso para lograr tus sueños es creer en vos misma" o "La confianza que tenés se nota en todo lo que hacés". A veces lo re puteo, porque qué quieren que les diga, el flaco es un creído, se las sabe todas, es un arrogante y se mira mucho al espejo. Pero bueno, así es Joe. A veces también nos enganchamos por giladas, como el control remoto de la tele, especialmente cuando jugamos a algo, porque somos re competitivos, y yo también le entro al mambo. A Joe le copa un montón el Mario Bros y es fan de la música, sobre todo la vieja escuela.
El resto del tiempo, nos reímos a morir y hacemos jodas con los Jonas. Nick y Kevin son divertidos, y cuando Joe y yo nos peleamos, a veces se mandan para que no sigamos enojados o, en otras ocasiones, se ríen de nuestras discusiones, los guachos se divierten con nuestras discusiones de novela.
Fer me contó que siente algo por Nick, y es que parece un tipo bien serio, pero cuando se suelta se manda caras cómicas o se ríe de mis chistes sobre Joe. Es un poco tímido y no siempre sonríe, pero cuando lo hace, es re tierno. En eso se parece bastante a Joe, pero es más tranqui y menos mala leche. Nick me prometió que algún día me presenta a Miley Cyrus, pero con una condición: que pare de gritar cada vez que vea a Hannah Montana en la tele.
Kevin me contó que hace un año, antes de venir a acá, conoció a una chica llamada Danielle. Tiene 21 años, se encontraron en las Bahamas «qué suerte» y se pasaron los números de teléfono. Me mostró una foto de los dos, y la piba es hermosa, la verdad. Kevin merece alguien en serio que lo haga feliz, es un pibe copado, sensible y amoroso, me asombra que no haya tenido mil novias, posta. Digo, cuántas chicas soñarían con tener un pibe tan caballero como Kevin. Siempre me trata re bien, es sencillo hablar con él, y su sonrisa es un golazo, no entiendo cómo alguien podría no derretirse por esa sonrisa y esa ternura.
En cuanto a Matías, me pidió disculpas de nuevo por lo que pasó, y obvio, le dije que sí. ¡Me trajo flores y chocolates, un tierno total! Él me prometió a viva voz y con la mano en el corazón que jamás me volvería a poner una mano encima, y eso me hizo reconsiderar. Se lo veía tan arrepentido, y cuando alguien te promete en serio, es raro que no cumpla, o al menos eso creo.
Hoy no había nada decente en la tele, y el calor pegaba fuerte, incluso siendo de noche. Empezaron a pasar una propaganda de Hannah Montana, y no pude resistirme a ponerme de pie y empezar a cantar e imitar a la Hannah.
Me encanta esta canción –me paré a bailar. Cuando estoy con Joe, rara vez me avergüenzo de cantar y bailar.
– ¿Te vas a levantar cada vez que salga esa publicidad? –Joe me reclamó con tono divertido, y después hizo una mueca de fastidio mientras se mordía el labio inferior.
Sí, porque es mi programa favorito –le respondí sacándole la lengua. Joe alzó las cejas en plan de diversión, luego negó con la cabeza.
Lo ignoré y seguí bailando. Joseph me agarró del brazo y me hizo caer suavemente en el sofá. Empezó a hacerme cosquillas, y no podía parar de reír. Pero de repente, escuché un carraspeo, y me di cuenta de que Matías estaba parado frente a la tele, mirándome con cara de pocos amigos. Después cruzó miradas con Joe, y la tensión en la habitación se hizo palpable. Aunque Joe no lo miraba, podía sentir su incomodidad.
Miré a Joe, que volvió a sentarse, y me pregunté por qué se había puesto así. Le lancé una mirada y él me guiñó el ojo. Le sonreí.
– ¿Qué pasa? –pregunté mirando a Matías, un poco asustada. Su mirada era oscura y perturbadora. Miró a Joe como si algo no le gustara, se levantó del sofá y se fue a la cocina.
– Ven conmigo un segundo –cambió su expresión al dirigir su mirada hacia mí, me sonrió y me ofreció su mano.
– Está bien –acepté tomando su mano y sonriéndole dulcemente.
Lo seguí hasta mi habitación, que estaba cerca de la sala, y escuché cómo cerró la puerta con llave. «¿Con llave?», pensé.
Hasta ahí
Voten y comenten por fis 🥺, me gustaría saber que piensan de la novela 🤗
Pd: Wattpad no me cambies los guiones 🙄😭
💋–A
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro