Al borde de los Sueños
Capítulo 28
Un chasquido de dedos me tomó por sorpresa y di un pequeño salto. Ahí estaba Joe, mirándome con molestia.
Claro, aquí está el texto con los guiones de diálogo cambiados:
—¿En qué piensas tanto? —cuestionó Joseph con voz quejosa, negando con la cabeza.
—Lo siento —me disculpé, aún algo desorientada—. Sé que suelo hacer eso mucho, pero créeme si te digo que a veces ni me doy cuenta —intenté explicar, aunque sabía que su pregunta era retórica.
—Vives siempre en las nubes —criticó Joe, tratando de no irritarse—. Sé que tienes 12 años, pero deberías entender que la vida no se trata de vivir soñando —aconsejó sin detenerse, mirándome con seriedad—. El mundo no es todo color de rosas; a veces tienes que prestar atención a tu alrededor —finalizó, mirando unos papeles que tenía en un portapapeles.
—¿Crees que algún día podré cumplir mi sueño? —pregunté con una chispa de inseguridad en la voz, suspirando mientras lo miraba a los ojos.
Joe me sonrió con ternura y se sentó en la silla en el centro del escritorio.
—Por supuesto, niña —respondió con seguridad. Yo suspiré, algo apenada, y él tomó mis manos entre las suyas—. Los sueños se hacen realidad, Lola —afirmó en un tono suave. Ojalá así sea, pensé.
—Te extrañé mucho, Joe —expresé sonriendo, y luego lo abracé rápidamente. Él se quejó, como siempre, y me empujó suavemente.
—Yo también te extrañé, niña —me respondió Joe. Dio por terminada la clase de hoy con unos consejos sobre la respiración al cantar, algo que todavía me cuesta manejar.
Mientras Joe se fue a una fiesta con unos amigos, yo escribía en mi diario, contándole todo lo que había vivido en dos años y medio, y lo que viví ese día. Luego cerré el diario y lo guardé en mi bolso. Estaba aburrida y no sabía qué hacer, así que me levanté y empecé a mirar las cosas que Joe tenía en el mueble del televisor. Miré las figuras y los autitos, estaban tan bien cuidados. Quería ver la tele, pero no encontraba el control remoto. Miré en el escritorio, abriendo los cajones, y tampoco lo encontré.
—¡Oye! —llamó mi atención con tono severo. Miré y vi a Joe acercarse; había llegado temprano de la fiesta—. ¿Acaso no te han enseñado modales? —cuestionó, lanzándome una mirada irritada y arqueando una ceja.
—Es que estaba aburrida —respondí con sinceridad. Joe frunció el ceño—. Estaba buscando el control de la tele —agregué, señalando el televisor. Él volteó para mirar a donde apuntaba y luego volvió a mirarme igual que antes.
—Está bien —aceptó Joe, mientras iba a buscar algo en la mesa de luz al lado de su cama y me entregaba el control remoto después de encontrarlo—. Pero la próxima vez me preguntas —exigió, mirándome de mala gana. Yo me crucé de brazos, molesta. Joe se inclinó y me apuntó con el dedo acusador—. No toques mis cosas, niña —advirtió con tono firme.
Me asustó un poco su tono, pero pensé para mí misma que quizás no hubiera estado husmeando en sus cosas si hubiera dejado el control donde pudiera encontrarlo. Cuando Joe se dirigió al baño, aproveché para hacerle burla y sacarle la lengua.
—Mandón —me quejé en voz baja. Cuando salió del baño con su pijama, me miró entrecerrando los ojos.
—Eres irritante, niña —criticó Joe antes de acostarse en su cama. Yo hice lo mismo, y él apagó la luz de la mesita.
Luego de unas semanas riéndonos y pasándola bien, como en los viejos tiempos, la estadía estaba siendo muy amena. Sentía que cada vez entraba más en confianza, y a pesar de las discusiones, disfrutaba mucho de su compañía.
Esta mañana me desperté temprano. Hacía algo de calor, pero el día parecía que iba a estar lindo. Me puse algo cómodo: un top rojo con una estampa de mariposa blanca, un pantalón de lana fino negro y unas zapatillas de lona blancas. Me recogí el pelo con un pañuelo negro.
Salí del medio baño que estaba en el pasillo entre la habitación de Joe y la de Nick y Frankie. Me crucé con Frankie saliendo del cuarto de Joe con una mirada traviesa. Cuando me vio, me hizo señas para que guardara silencio. Decidí seguirle el juego y no dije nada. Entré al cuarto de Joe. Él aún estaba durmiendo, pero al acercarme pude notar que tenía dibujado un mostacho en su cara y un poco de crema para afeitar en la mano. Rápidamente busqué la cámara de fotos que me regaló mi hermano mayor Marcos este año en mi cumpleaños y saqué una foto de Joe con la broma de Frankie. Me reía por lo bajo hasta que escuché que se quejaba y empezaba a abrir los ojos. Salí corriendo de la escena del crimen, riéndome.
Fui a mostrarle a Frankie, que estaba haciéndole lo mismo a Nick y a Kevin, las fotos de Joe.
—¡Mira esto! —le dije, enseñándole las fotos.
Frankie se rió y me pidió que hiciera lo mismo con los demás.
Volví a la habitación de Joe sin levantar sospechas y me paré frente a su colección de casetes y CDs, que no había notado antes, al lado del mueble de la TV. Estaba admirando su colección cuando escuché que se movía en la cama.
—¿Qué estás haciendo? —dijo Joe, todavía medio dormido, con una voz ronca.
—¡Nada! —respondí rápidamente, una risa traviesa salió de mí, dándome la vuelta para mirarlo—. Solo estaba viendo tus CDs. Tienes una gran colección.
Joe se incorporó lentamente, aún sin darse cuenta del mostacho en su cara, y sin darse cuenta rozó un poco su cara con la crema de afeitar.
—Sí, me encanta la música —dijo, estirándose y frotándose los ojos con la otra mano.
No pude evitar sonreír al pensar en la sorpresa que se llevaría cuando se viera en el espejo.
—Bueno, mejor me voy antes de que te despiertes del todo —dije, riendo y saliendo de la habitación antes de que pudiera decir algo más, antes de salir, rapidamente tome una foto de Joe con la cara llena de crema de afeitar.
Corrí de vuelta con Frankie, que ya había terminado con Nick y estaba planeando su siguiente broma para Kevin. Le mostré la foto de Joe despierto y ambos nos reímos.
—¡Esto es genial! —dijo Frankie, tratando de contener la risa—. ¡Vamos a hacer lo mismo con Kevin!
Asentí, disfrutando de la travesura. Esta estadía definitivamente estaba siendo una de las mejores experiencias de mi vida.
Entré a la habitación y allí estaba Joe, mirándose en el espejo. Se dio vuelta con una cara de irritación que no pude evitar encontrar divertida. Ya se habia quitado la crema, pero, el mostacho seguia en su cara, quizas Frankie utilizo marcador permanente.
—¿Te estás riendo de mí? —preguntó Joe, señalándose a sí mismo.
No podía dejar de reír. Su cara de enojo con ese mostacho era demasiado graciosa. Le apunte con mi cámara y le tomé una foto algo movida. Joe se dio cuenta y comenzó a perseguirme por toda la habitación. Salí corriendo, riéndome tanto que casi me caigo. Intenté esconderme, tapándome la boca con la mano para no hacer ruido. Pero lo vi salir con un poco de crema de afeitar en la mano.
Joe me vio intentando esconderme, así que salí corriendo de nuevo. Me paré antes de entrar al baño, que estaba al lado de su cuarto. Joe intentó ponerme la crema en el cabello, pero al amagar hizo que la crema volará hasta la cara de Nick, que recién salía de su habitación. Nick se quedó inmóvil, mirando a Joe, mientras este se tapaba la cara con su otra mano para no reírse. Yo hice lo mismo, pero no pude evitar echarme a reír cuando vi a Kevin con la cara garabateada al igual que sus hermanos.
—Creo que Frankie ha encontrado una aliada para sus travesuras —comentó Kevin, intentando quitarse las marcas negras de la cara.
—Se las debía por la última vez —dije, sacándoles la lengua a los tres y cruzándome de brazos.
—Creo que aún no sabes con quién te metiste, niña —advirtió Joe, cruzándose de brazos—. Te has metido con el rey de las bromas.
Luego fue todo un montón de juegos entre los Jonas, y Frankie, Fer y yo, estaba siendo todo muy divertido.
Más al mediodía, como era el inicio de las vacaciones de verano en New Jersey, los padres de los Jonas organizaron una barbacoa. Ellos le llamaban así al asado, aunque claro, nunca se comparará con el asado argentino. Joe siempre decía que era divertido probar cosas nuevas. Sí amigos, basó muchas cosas en lo que los Jonas me dicen o aconsejan. Lo siento si puede parecer tedioso, pero nunca antes había tenido a alguien como ellos, que me escuchara, que me contuviera, que me tratara tan bien. Son lo más cercano a adultos responsables que he tenido, aparte de mis padres o mis hermanos, que nunca han estado realmente para mí. Guillermo es diferente, él cumple mis caprichos y me ayuda con mis travesuras, pero no es un adulto responsable. Y no espero que los Jonas lo sean tampoco; ellos son jóvenes y no tienen por qué cuidarme, así que intento ser más independiente.
Mientras Paul hacía el asado, yo estaba en la habitación de Joe, bailando y cantando frente al espejo que estaba colgado en la puerta del baño. Escuchaba música en mi MP5 y miraba los pósters en su habitación, además de algunas fotos de Joe de pequeño. Era tan tierno. Me preguntaba cómo habría sido de niño. Seguro me hubiera gustado; era un niño muy guapo, incluso con anteojos. No había notado antes que Joe usaba anteojos. Ahora, con su cabello rizado y sus anteojos, parecía aún más irresistible.
—Oye, ¿qué haces, Lola? —preguntó Joe. Puedo reconocer sus pasos.
Me quité los cascos para responderle con una sonrisa. Joe siempre llenaba de energía positiva cualquier lugar, al menos en mi mundo asi es.
—Estoy viendo tus fotos de cuando eras pequeño —contesté con un poco de timidez—. Estaba aburrida.
—Te aburres rápido, ¿eh? —dijo, mientras se sentaba en su computadora y abría un chat. Solo pude leer rápido el nombre de una chica llamada Camilla. ¿Será quien creo? Pero, ¿no había terminado Joe con esa chica? Todas esas preguntas rondaban en mi cabeza, pero no le dije nada porque no quería meterme en algo que no me incumbe.
Me acerqué al estante donde tenía una colección de CDs, todos en orden por artistas. Algunas bandas las conocía, otras no.
Joe carraspeó y me lanzó una mirada de advertencia para que no tocara nada sin su permiso.
—¿Qué es Oasis? —pregunté con tono inseguro, y pronunciandolo tal como se ve.
Joe me miró sorprendido.
—¿No conoces Oasis? —preguntó intrigado y algo sorprendido—. Es una antigua banda de dos hermanos que se separaron por problemas entre ellos y nunca más volvieron a hablarse.
Joe tomó uno de los CDs con una portada que decía "(What's The Story) Morning Glory?" y lo colocó en el reproductor de música de la computadora. Puso una canción que, apenas empezó, reconocí. Era una melodía que había escuchado antes, pero nunca le había prestado atención. La música era muy pegadiza y me hacía sentir algo muy bonito, como si todas mis preocupaciones se desvanecieran por un momento.
Cuando la canción terminó, Joe parecía algo molesto o tal vez dolido. Apagó la computadora y se levantó. Luego me miró con una sonrisa suave.
—Oye, vamos abajo —dijo señalando con su cabeza la salida.
Yo salté en dirección a la puerta, pero no vi por dónde iba y tropecé torpemente con uno de los puff, cayendo de cara sobre él. Joe se rió.
—Vaya que eres torpe, niña —se jactó, todavía riendo.
Salimos de la habitación y fuimos al patio de su casa. Era muy bonito, todo verde y amplio, el sol brillaba justo allí. Nick y Fer estaban charlando muy divertidos, sentados en el borde de la piscina. Kevin estaba en una reposera hablando con Denisse, su madre, y Paul estaba cocinando en la parrilla.
Cuando llegamos al patio, Joe y yo nos acercamos a Nick y Fer. Joe se quitó la camiseta y se metió en la piscina, al igual que Nick y Fer, pero yo me quedé sentada cerca del borde con las piernas cruzadas. Joe se sumergió en el agua y se acercó a mí, apoyando sus brazos en el borde de la piscina.
—¿No te meterás? —preguntó Joe, mientras se colocaba una gorra que estaba cerca de una de las reposeras. Me miró con una sonrisa amistosa.
Suspiré y negué con la cabeza, sintiendo de golpe mucho calor.
—No sé nadar —le susurré con pena.
Joe asintió y me miró con una sonrisa suave y dulce.
—Deberías aprender —sugirió Joe. Se veía tan guapo con la gorra. Luego se la quitó y me la puso a mí en la cabeza. Parpadee mirándolo, algo sorprendida, sin entender por qué lo hizo.— Podría ser peligroso —me advirtió antes de irse hacia donde estaba Nick. Luego me miró nuevamente frunciendo la cejas y me aconsejó—. El sol aquí es un poco fuerte.
Se sumergió en el agua nuevamente y salpicó a Nick con agua, luego a Fer. Ambos se rieron, y yo me quedé allí, observando y sintiendo una mezcla de felicidad y anhelo.
Luego del almuerzo que estaba exquisito, estaba jugando con Elvis, el perro de Nick, aunque realmente es de todos, pero, digamos que realmente se lo regalaron a él, es tan bonito y esponjoso, siempre me hace cosquillas con su nariz, o quiere jugar, me trae su pelota y él juega conmigo, me hace reír, luego de estar jugando con Elvis, Nick, Kevin y Fer nos quedamos viendo la televisión en el sofá que estaba cerca en una de los cuartos de abajo. Joe estaba con nosotros, pero, se había ido a abrirle la puerta a su novia, Camilla Belle, quien ahora nos la estaba presentando.
— Wow eres muy guapa —le digo con una sonrisa y ella me agradeció con una media sonrisa, se vestía muy bien, yo creo que debe lucir toda la ropa que se pone, aunque ahora que la veo mejor, tiene como un parecido a Joe, en versión mujer.
— Mucha gracias, cariño —agradece Camilla, con una expresión confiada y serena, sus ojos son grandes y expresivos ligeramente almendrados, su cabello oscuro, largo y semi ondulado, que caía con gracia sobre sus hombros, llevaba puesto un estilo casual, pero, elegante, lleva una chaqueta gris, sobre una camiseta gris con un estampado de tigre, completa su look con una falda corta de mezclilla.— Bien, ¿vamos? —vuelve a su postura y mira a Joe con una sonrisa sutil y delicada.
Luego de que Joe y Camilla se fueron, Fer se quedo hablando con Nick y Kevin, sobre cosas triviales, mientras yo fui a la habitación de Joe, para estar un rato tranquila acostada en mi cama, estaba soñando despierta, creando escenarios ficticios en mi cabeza, cuando decido abrir mi laptop, una cantidad de mensajes de chat, sin abrir de Gastón invadieron la parte inferior del escritorio, preguntando donde estoy, y que cuando me encuentre, no me va a dejar salir de casa, hasta los 50 años, mi mentira había llegado muy lejos ya, y esperaba que Guillermo haya hablado con mis padres, o llegará a algún arreglo. Se que le prometí a Joe, no volver a mentirle, pero, ya directamente no quiero volver a esa casa, incluso me da miedo, que en cualquier momento, Matías vuelva a esa casa.
Escucho un golpeteo en la puerta, aunque, no tenía sentido ya que la puerta estaba abierta, cierro la tapa de la laptop, miro para ver a Fer, y me paro para acercarme a ella. Me sugiere ir al centro comercial, ya que Nick y Kevin, le ofrecieron ir para quizás ver alguna película en el cine.
Como estaba aburrida accedí a ir con ellos, además ¿cuantas veces podes decir que tus idolos te invitaron a ir a ver una película?
Cuando llegamos, estuvimos paseando y hablando de que pelicula mirar, y nos decidimos por la de Harry potter y el Príncipe Mestizo, la verdad que me encanto, como todas las películas de Harry Potter, aunque siempre quise leer los libros, pero, son muy caros, por lo que suelo leer muchas novelas en Facebook, o en alguna página web que publique novelas.
Luego de la película, tomamos helado, estaba mirando una vidriera de una tienda de libros que estaba cerca del cine, estaba mirando un libro para colorear que había llamado mi atención, hasta que frunzo el ceño al ver a...
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