Una bruja nunca está sola.

Aún cuando el bosque sea oscuro y profundo, siempre tendrá de su lado un camino seguro.

Un "Coven" majestuoso, lleno de otras brujas, que se encargan de cuidar la espalda de cada una, 

de otros monstruos y de humanos sin rostro, malvados por naturaleza, pero sin chance contra la magia de una bruja y su belleza.

Opaline era una de ellas, nueva en la aldea.

Las brujas más oscuras la acogieron, y luego la destruyeron.

Tuvo que vagar sola, buscando alguien que la ayudara a protegerse de ellas y no sola.

Y en el camino a la laguna de la luna, brillando gracias a la Diosa de las brujas,

una joven le ofreció su mano y juntas se convirtieron en un canto.

Brujas fueron y serán, pero amigas decidieron crean.

Todo entre las brujas era magia, hechizos y sabiduría.

Todo era diversión, travesuras y adoración.

Eran brujas y eran amigas, pero Opaline no sabía lo que pasaba por la mente de su amiga.

"Las brujas se traicionan, como traicionan a los humanos, y tu amiga dejara de pertenecer a tu bando"

Ellas solo hacían magia blanca, llena de bondad y esperanza,

pero cuando una noche no había luna, y la diosa no era ninguna,

Opaline descubrió como su amiga, como esa bruja, se convirtió en maldad pura.

Y volvió a vagar por el bosque, sin luna y por las noches.

Y volvió a sentirse sola, sin aquelarre ni joyas,

sin magia ni alas,

sin escoba ni encantos.

sin su amiga, a quien extrañaba tanto. 

Pero que sabía que la había traicionado. 

sin nada que la definiera como una bruja sin llantos, siguió un camino, lleno de peligros, abandonada y solo con sus hechizos. 

A las ultimas lagrimas, la diosa escuchó y guió a Opaline a un nuevo grupo de amor.

"Entre las brujas nos apoyamos. Entre las brujas nos cuidamos. Entre las brujas encantamos. 

Entre las brujas soñamos"

Dijo una de ellas, la más joven de la gesta. 

Y Opaline entendió que entre brujas si existe el amor, pero no aquel recíproco,

sino aquel incondicional, el que solo otra bruja te puede otorgar, y solo a través de una verdadera amistad.

Pero Opaline también entendió, que no tenía que odiar a otras brujas por lo que hicieron o harán, sino que por ser de la misma especie, tiene que dejarlas viajar.

Y la diosa, como hizo con ella, las guiara de vuelta a la magia pura y bella.

Entonces, Opaline aprendió que entre brujas, sin importar la razón, siempre habrá apoyo y corazón. 

Siempre habrá lealtad y razón.