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xxi.

—Respira y relájate. Todo estará bien. —Kunigami hace lo posible para levantarle el ánimo, mordisqueando su lápiz mientras intenta resolver un par de problemas matemáticos en su cuaderno.

—Si el sujeto no se fue luego de ver tus dibujos nsfw, no se irá ahora. —comentó Chigiri bufando, acomodó un mechón de su cabello tras la oreja y le resaltó al rubio junto a él un error que tenía en la respuesta. —Digo, por favor. Incluso te dió su teléfono, debe estar tan loco como tú.

—Encontró a su alma gemela. Parece que es igual de apasionado con la fotografía como lo es Isagi con el arte. —Bachira estaba acostado en el suelo con los pies apoyados en la pared jugando con un cubo rubik. —¿Se imaginan que ambos estuvieran en el "mismo campo"? Osea, que ambos fueran artistas o ambos fotógrafos... Probablemente serían rivales jurados, tal vez incluso se odiarían a muerte. Aunque, ahora que lo pienso, seguramente Isagi estaría igual de enculado por él. Un exceso raro de admiración al punto de imitarlo.

—¿Podrías dejar de hablar mierdas de mí? ¡Yo no haría eso! —Se quejó el pelinegro, sacando la cabeza del armario donde estaba buscando algo de ropa decente para su encuentro.

—Sí lo harías. —respondieron los otros tres.

—Kunigami ¿En serio? —preguntó decepcionado el de ojos azules.

—Lo siento, amigo, pero debes admitir que sí es algo que harías. —contestó el rubio con una sonrisa apenada.

—Qué poca fe me tienen.

—Lo dice el calenturiento que sueña con un sujeto que vió solo una vez. —reprochó Hyoma. Sus ojos rosas miraban las opciones de camisas que tenía Yoichi en sus manos, negó con la cabeza ya que no se verían bien. —Son demasiado formales, busca algo más casual. Vas a dibujar, no a la ópera.

—De verdad, ¿Qué tan bueno fue? Porque no es posible que el señor "una noche es suficiente" ahora este tan preocupado por impresionar a su... No sé, ¿Cita? —Meguru giró ligeramente el cuello para verlo mejor, levantando las cejas de forma sugestiva. —¿Acaso él...?

—¡Cállate! Solo cállate ¿Sí? Sea lo que sea que fueras a decir mejor no lo digas. —Isagi se cubrió el rostro con las manos, porque definitivamente moriría de la vergüenza con lo que sea que su amigo fuera a decir.

—Me callaré si me compras la cena. ¡Quiero pizza con piña!

—No te compraré la cena. Y mucho menos pizza con piña. —Yoichi hizo una mueca de asco.

—Entonces terminaré mi pregunta, ¿Acaso él te chupó...?

—¡Bien! Compraré la maldita pizza. ¡Pero sin piña!

—¡Acepto! —Bachira levantó los puños celebrando su semi-victoria. —Oye, me gusta esa camiseta.

Isagi la levantó para verla mejor, una camiseta común y corriente de manga corta color blanco con el logo del Bastard Müchen (su equipo favorito de fútbol) justo en el centro.

—¡Qué mejor forma de iniciar una cita que dejar claras tus preferencias desde el inicio! Si las respeta o las comparte, no lo dejes ir, si intenta decirte que estás mal, mándalo a la mierda. —dijo Meguru levantando un puño, Hyoma lo secundó diciendo que honestamente se veía bien usándola. —¡Usa tus pantalones rojos!

—¿Estás loco, idiota? Ya sabemos que es gay, no necesitamos que toda la maldita plaza lo sepa. Esos pantalones son tan ajustados que es doloroso hasta de ver. —Chigiri se quejó en voz alta, teniendo un escalofrío de solo imaginarlo. Yoichi debía quemar esa cosa horrible. —Necesitas pantalones negros.

—Apoyo la idea de Chigiri. —El de ojos amarillos hizo un ruidito de indignación, Rensuke solo sonrió apenado en su dirección. —Lo siento, Bachira pero los pantalones rojos serían un poco... Demasiado, serían demasiado para la primera cita sin importar que Isagi se haya saltado todo el proceso de conocer a la persona antes de ir a la cama con él.

—¿Tú también, Kunigami? —Se quejó el mencionado.

—Lo siento, pero sabes que me preocupo por ustedes. No sería sorpresa para nadie si terminan con una ITS o una ETS a este paso.

—¡Oye! En ese sermón parece que mencionas a muchas personas. ¡Yo no soy como ellos! —Se quejó Bachira.

—¡Cállate! Además yo me he estado portando bien, muchas gracias. —Chigiri se acomodó el cabello, haciendo una mueca de indignación. —Además, yo al menos procuro haber convivido mínimo una semana antes de intentar algo.

—¡Ya basta! Ya hice lo que hice, no podemos volver atrás. —Isagi cortó la conversación porque no podían seguir dándole vueltas al asunto. —Tema superado, no hablaremos más de esto.

—Bien. —contestaron al unísono los otros tres.

—Ahora, siguiente problema. Mis pantalones negros están llenos de pintura, no puedo usarlos.

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