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xx.

Se quitó los zapatos en la entrada, antes de abrir la puerta con la mayor delicadeza que pudo reunir en su cuerpo.

Dió un par de pasos dentro de la habitación, cerrando con llave, y dejando sus zapatos en el pequeño compartirmento improvisado que tenían Bachira y él, un estante bajo, de madera gastada, perfecto para cumplir su tarea.

Contra todo pronóstico, Isagi no hizo ningún desastre en toda la velada, bueno, tal vez le hizo un par de gestos groseros a Barou cuando este no lo estaba mirando, sorprendentemente el castaño no lo descubrió, Reo se rió antes de arrastrarlo por la oreja cuando por fin podían irse sin parecer maleducados.

Rin se había ido al poco tiempo de que Isagi le diera su número, por una llamada que entró en su celular, el pelinegro rodó los ojos, murmurando el nombre de su hermano entre dientes y luego de un intercambio rápido de palabras, Itoshi se despidió con un asentimiento de cabeza antes de alejarse por el pasillo.

Isagi sin poder evitarlo, solo pudo revisar su celular, viendo la última llamada perdida de su registro, un número "desconocido" pero que claramente sabía a quién pertenecía. Lo guardo con rapidez porque con lo jodida que era su suerte capaz lo terminaba eliminando, incluso envío el número de contacto a Bachira porque no iba a perder ese número ni muerto.

Encendió la linterna de su celular para poder buscar sus pantuflas, luego tomaría una ducha y podría ir a dormir, había tenido suficiente y merecía un buen descan...

—¡Ah! ¡¿Pero qué?! ¡Bachira, suelta la maldita escoba! —gritó molesto, al ser golpeado en la espalda y luego sintió su cara ser arañada por las cerdas rasposas de la escoba.

—¡Isagi! Ah, eras tú. Use la escoba para nada. —Bachira dejó caer la escoba, con un bufido de completo aburrimiento.

—¿Qué carajo contigo...? ¿Te molesta que sea yo?

—Nah, supone que tú eres mejor opción antes que el ladrón. —Meguru sacó la lengua con una sonrisa torcida, antes de fruncir ligeramente el ceño. —¡Te dije que me llamarás antes de llegar o te golpearía!

—¡No creí que fuera enserio! —Se quejó el de ojos azules en voz alta sobando el lugar del golpe. ¿Qué? ¿Era el día de maltratar a Isagi y nadie le avisó? —¡Y sí te llamé! ¡Incluso te envié varios mensajes cuando venía en la limusina!

—Oh, es verdad. Al parecer lo dejé en silencio. —El de ojos amarillos se encogió de hombros restándole importancia, hasta que su vista volvió a posarse en el con determinación. Oh, conocía esa mirada, era la que le ofrecía cada vez que quería un resumen completo de lo que pasó, en otras palabras, quería el chisme.

—¿Conseguiste la firma? Porque si estás aquí, significa que no conseguiste el objetivo dos de llevar al sexy Rin a tu cama de nuevo.

—¡Ese no era un objetivo!

—¡Oh, mejor cállate! Soy tu mejor amigo, a mí no me puedes engañar, claro que lo querías, pero eso no es lo que importa. ¿La tienes o...?

—No.

—Se me cayó un ídolo. —Se quejó Bachira dramáticamente, dejándose caer sobre el sofá sumamente decepcionado del fracaso de su amigo. ¡Eso es lo que pasó por no querer incluirlo en el plan! —"Puedo solo" dijiste, pues ya ves que tan bien te fue.

—Pues para tú información, sí me fue muy bien, conseguí su número de teléfono y una cita. —respondió el pelinegro con una sonrisa adornando sus labios, sin poder ocultarla. —Posará para mí y así podré hacer un dibujo mejor.

—¡Y acabo de recuperar a mi ídolo! ¡Así se hace! Soy un padre orgulloso. —Meguru se limpió una lágrima falsa, y sonrió. Evitando por reflejo un golpe que se avecinó en su dirección. —¡Hey! ¿Y eso por qué?

—¡Casi pierdo mi oportunidad por culpa de la última foto que enviaste! ¡Te pedí los retratos no es maldito dibujo de cuerpo completo!

—¡Debiste ser más específico! Ya sabes lo que digo, “Mejor que sobre a que falte".

Esquivó otro golpe con facilidad, una risa escapando de sus labios. Y ambos son así, extraños, incomprensibles y espontáneos. Siendo amigos del alma, y estando juntos contra todo pronóstico, y siempre estando para el otro.

—¡Oye! ¡Tu amorcito llama!

—¿Qué? ¿Rin?

—¡Ja! Y después dices que no estás enculado. —Se burló el de mechones amarillos, jactandosé del hecho de que Isagi creyó su mentira aún cuando el teléfono no sonó en ningún momento.

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