xv.
—Eres irritante.
Eso fue lo primero que escuchó cuando entró a la sala sur, Rin estaba apoyado contra una de las paredes, la cámara en sus manos, piernas cruzadas.
—Soy insistente nada más. —respondió, encogiéndose de hombros. —Te dije que no quería que te fueras de nuevo.
Rin levantó la vista, lo miró con una ceja alzada.
—¿Y qué harás para que no me aleje?
—Insistir. —contestó Isagi con una sonrisa y los brazos cruzados. Itoshi chasqueó la lengua seguido de una risa ronca.
—De acuerdo, pero si llegas a ser muy molesto tengo un muy buen abogado para ponerte una orden de restricción. —dijo el de ojos turquesa con una sonrisa ladeada. El teléfono de Isagi sonó en su bolsillo, un ligero temblor en sus manos y un sonrojo le apareció en las mejillas.
—Oye Rin, ¿Te gustan los retratos?
—Supongo que sí, he visto un montón de Sae. —Rin rodó los ojos, a veces se hacía cargo de las redes sociales del pelirrojo cuando debía publicar alguna foto (Sae siempre le pagaba extra por eso) y ¡Vaya! Sus admiradores eran muy insistentes y molestos según su opinión.
—Ah, pues yo... —Isagi se mordió el labio, sentía sus mejillas calientes y esperaba por favor que Reo estuviera equivocado, y no le pusieran una orden de restricción. —T-te hice un retrato.
Le mostró el celular, en el estaban los retratos que había dibujado de Rin, de su rostro de frente, perfilado y uno más del torso hacía arriba con la ropa que traía puesta el día que lo conoció.
—¿Cuando hiciste esto?
—El primero lo hice cuando volví a casa de la fiesta, el resto han sido en diferentes días, cuando tu rostro aparecía en mi mente y no podía salir hasta que te dibujaba. —Rin se lo estaba tomando mejor de lo que esperaba, así que lo mejor sería se honesto. —No sabía cómo te llamabas, así que, no quise perder los detalles que tenía frescos en mi memoria, use el primero para guiarme en los otros dos. Viéndolo ahora, veo que tus pestañas son más alargadas y tu cabello un poco más corto.
Rin siguió mirando el dibujo, sin parpadear, paseando su dedo por la pantalla del celular cambiando entre las distintas fotos, supone Isagi.
—Yo quería preguntarte si podía tener tu permiso para presentar alguno de tus retratos a mi clase. Eres hermoso, Rin. Demasiado. Y me inspiraste de una forma que no había sentido en muchísimo tiempo, de verdad no sabes lo feliz que me hizo al ver el primer retrato terminado. —comentó algo bajo pero con honestidad a la vez sintiendo culpa porque sí, necesitaba algo de Rin. —Necesito tu firma autorizando el permiso para usar tu imagen, pero no debes hacerlo si no quieres. Incluso puedo deshacerme de los cuadros si eso te incómoda, aunque yo los hice, ese es tu rostro, y su imagen solo te pertenece a tí.
—Yo...
Un sonido de notificación detuvo lo que Rin diría, el teléfono que tenía en su mano vibró, y con la aplicación de mensajes abierta en ese justo chat, vió perfectamente cuando la imagen se descargó con velocidad justo debajo de las fotos que acababa de ver.
¿Esta foto también?
Decía, justo ahí debajo del mensaje, un dibujo de Rin sin camisa con la sábana acomodada perfectamente para cubrir aquello que no debía ser visto.
—¿Podrías explicar esto? —preguntó con el ceño fruncido, mostrándole la foto.
Mátame, universo. Ya no quiero vivir, pero primero mata a Bachira por ser un imbécil, pensó Isagi.
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