¡Perfecto! Perdió su dignidad para nada.

¿Y saben qué? Isagi aún tenía suficiente amor propio como para no insistir. Lo dijo desde el inicio, Rin estaba en su derecho negar el permiso.

No aceptó, así que no sería un dolor en el trasero y se iría con toda la dignidad que le quedaba.

—No dejaré que presentes ninguno de estos dibujos, ni siquiera se parecen del todo a mí. Tu mismo lo dijiste, tiene varios detalles equivocados.

¿Escucharon eso? Sí, ese era el ruido de su corazón rompiéndose, apretó los puños, frunció el ceño y abrió la boca dispuesto a defender sus dibujos a capa y espada porque podían burlarse de él si querían, pero ¿De su arte? ¡Nunca!

—Eres...

—Dame tu número. —Rin lo interrumpió, sus ojos turquesa encontrándose directamente con los suyos. Isagi se atragantó con sus palabras por la sorpresa. —Debes hacer los retratos de nuevo, te avisaré cuando esté libre y así podrás dibujarme. Puedes hacer algo mejor que esto.

—Se-se... —Yoichi tosió, aclarando su garganta antes de hablar sin titubeos pero aún con cierta inseguridad. —¿Serás mi modelo?

—A menos claro que prefieras una fotografía. —Rin le restó importancia con un gesto de su mano, labios planos, vista fija en la cámara. —Solo creí que te gustaría verme de nuevo, en un ambiente menos pretencioso y sin pasartela interrumpiendo mi trabajo.

—No sabía que estabas trabajando. —Se justificó con cruzándose de brazos.

—Todo el mundo sabe que es mi trabajo seguir cada maldito paso de Sae.

—¡Pues yo no lo sabía!

—Cálmate, idiota. —Rin prácticamente abarcó toda la cara de Isagi con su mano para apartarlo. —¿Me lo darás o no?

—Préstame tu teléfono. —respondió el más bajo sin hacer ni el mínimo esfuerzo en apartar la mano de su cara. Honestamente no recordaba casi nada de lo que pasó la noche que conoció a Rin, más allá de su rostro, y detalles esporádicos de su cuerpo. Ahora su cabeza estaba procesando lo grande que era la mano de Rin y todo lo que eso significaba.

Cuando Itoshi apartó la mano de su cara, le dió el teléfono sin miramientos, Isagi rápidamente escribió su número y guardó el contacto, llamando al número para así asegurarse el tenerlo registrado en el suyo, porque ahora por nada del mundo perdería la oportunidad de tener a alguien tan precioso como Rin de modelo.