~Noches tranquilas~
Elsa
No sabía cómo contestarle, aunque lo hice de la mejor manera que pude; estaba muy enfadado por no contarle sobre esto. Le dije que decidí ocultar el hecho de trabajar con Hans, porque no es como si lo viera a menudo. Además, no quería temerle incluso si tenía sobrado motivo para hacerlo, y encima tenerle rencor por casi asesinarlo haciéndolo pasar por un accidente. No quería que ese hombre viese que le temía, aunque así fuera.
—Lo ignoro siempre que no estoy con Tadashi porque siento que, si le hablo, no voy a poder callarme lo que te hizo. Lo gritaré, estoy segura —me abracé a mi misma intentando de alguna manera no sentirme mal—. Él te hará daño si alguien más lo sabe...
—Y también puede hacerte daño a ti, ¿no entiendes? —pasó su mano por el cabello rápidamente como cuando iniciaba a frustrarse. Me miró intranquilo continuando con lo que decía—. Me amenazó a mí, a ti y con nosotros a nuestro hijo.
—¡¿Y qué hago entonces, Jack?! ¿renunció al trabajo?, ¿huimos?, ¿le demuestro miedo? ¡¿Qué hago?! ¡hace mucho te dije que debíamos denunciarlo, tenemos pruebas!
—De nada nos sirve tener pruebas si con ellas nosotros también podríamos ir a prisión —sentenció con el tono de voz con el que le hablaría a un burro—. Lo que hiciste es ilegal y aunque funciona como prueba, es delito irrumpir en las cámaras públicas, lo sabes.
Me había enfurecido un poco ese estúpido tono de voz—. Lo sé, Jackson.
—¿Entonces por qué lo sugieres si quiera?
—No es necesario que me hables como si fuera una imbécil —refuté con el ceño apretado de lo furiosa que me ponía sus palabras cortantes y sobre todo ese tonito de idiota en la voz—. Lo digo, porque quizá al pedir ver las grabaciones nos dejen hacer algo, o qué se yo. Debe haber una forma segura de denunciarlo por intento de homicidio y amenaza.
Mi esposo abrió la boca sin decir nada, guardándose cualquier comentario que pudo haber lanzado en el momento. En cambio, resopló el airé tenso de sus pulmones y se acercó un poco a mí.
—No... quizá él no nos haga nada directamente, pero no está solo —sus ojos estaban inusualmente intensos, y de esa altanería pasó a verme como si me tratara de un oasis—. Tiene a esos dos brabucones consigo y temo sobre todo que te hagan algo a ti o al niño. A mí pueden hacerme lo que quieran, ¿pero si te lastiman a ti o a Derek por mi culpa? Elsa yo no podría vivir con esa culpa. Hace años también lo amenacé, en el hospital, ¿recuerdas?
Lo recordaba. Hans me había besado y enfurecí tanto que tuve un ataque de asma que me envió al hospital. Jack en su enojo lo amenazó de no acercarse a mí de nuevo. Yo incluso lo celebré cuando me lo contó. Ahora no estaba tan segura de ello.
—No es nada comparado con lo que él te hizo —tragué saliva, en un intento de refrescar mi garganta seca—. Tú nunca harías nada, él sí. Él casi te quita la vida.
Jack suspiró lentamente cruzó sus brazos teniendo la mirada perdida, y en algún lugar de su mente procesaba lo que sea que fuera a hacer o decir.
Relamió sus labios, devolviéndome su mirada—. Elsa, por favor renuncia a ese trabajo.
—¿Qué?
—No quiero que estés cerca de él.
Caminé de un lado a otro por un momento, sintiéndome enjaulada en todo está basura. No quería verlo a los ojos porque no deseaba frustrarlo con lo que yo realmente quería.
—No lo haré, Jack —levanté mis manos pasándolas por mi rostro con desilusión—. No renunciaré a mi trabajo.
—¡Es como si me ataras las manos Elsa, por favor! —la distancia entre nosotros aumentó un poco cuando él se alejó—. Solo pensar que él está por ahí acechándote, aparentemente lo hace.
—¡Jack entiende! —me dolía el estómago y me ponía muy mal cuando peleábamos. Coloqué cierta distancia con él de nuevo—. Si no lo denunciamos, entonces lo mínimo que puedo hacer es no mostrarle miedo.
—Pero lo tienes; le temes. No quisiera que andes por ahí con miedo a él, cuando hace unos meses podías hacerlo.
—Ya te dije que puedo controlarlo, Jack...
—No, Elsa, no puedes. Acabas de verlo —señaló mi teléfono abandonado en el sofá—, robó tu número de teléfono solo para tratar de hablarte. Él hará lo posible para llamar tu atención, es claro.
Me sentía muy altamente frustrada. Comprendía lo que me estaba pidiendo, yo más que nadie quisiera a ese tipejo lejos de mi familia. pero debía haber otra forma donde yo no renunciara a mi única fuente de dinero. ¡Pasé meses esperando ser contratado en algún lugar! No sería sencillo solo renunciar y ya. Además, no quería depender siempre del dinero de Jack y tampoco que él tuviese todo el peso de los gastos en casa; y ahora los de la escuela de Derek.
También pensaba en que ahora él pronto empezaría la universidad por las noches, necesitaría tiempo para dedicarse a ellos, y, sobre todo; dinero para poder invertirlo. Que yo renunciara justo en ese momento significaba que él tendría que aplazar sus estudios un tiempo más para suplir los gastos de la casa, de Derek y otros gastos extras. No le haría eso, sobre todo por lo entusiasmado que estaba por estudiar su carrera por fin.
Además, yo no ganaba lo que él, en comparación ganaba poco; pero era suficiente como para ayudarlo con todas esas cosas y a la vez tener mis propios gastos personales.
—Me acostado mucho encontrar este empleo, Jack, tampoco he trabajado muchos meses para renunciar y darme el lujo de ir en busca de otro trabajo. No puedo y no quiero renunciar a esto.
Jack no me dijo nada por un momento, sus ojos estaban clavados en los míos y podía apreciar claramente su incomodidad ante todo esto. Lo entendía, aunque no lograba introducirme profundamente a sus pensamientos. Puso de momento una barrera entre nosotros y eso no me gustaba.
—Entonces al menos no vuelvas a ocultarme nada —arbitró en contra de lo que había hecho. Aun así, parecía que no estaba diciendo todo lo que quería—. Sé que tienes razón, no debería mostrar miedo, pero ¿puedes culparme al tenerlo? Me da rabia saber que le temo, pero así son las cosas. Me aterra saber que estuviste cerca de él todo este tiempo y que tú no me hayas dicho nada.
Deshice el espacio entre nosotros, tomé sus manos entre las mías intentando confortarlo y evitar que siguiera manteniendo era preocupada mirada en sus lindos ojos azules.
—Lamento no haberte dicho nada —metí mis labios por un momento en mi boca, ruborizándome a penas—. Irónicamente era para que no que no te preocuparas.
—Solo prométeme que tendrás cuidado. Cualquier cosa que te incomode debes decirla —acarició mi rostro, con una extraña mezcla de temor y cariño con la que nunca me había tocado—. Por favor, mi reina.
Estaba tan serio como nunca lo vi en mi vida. Y llevaba buena parte de mi vida con él. Era extraño tenerlo frente a mí con una expresión tan fría y al mismo tiempo inexpresiva en la mirada. Me sentía demasiado culpable por su malestar, lamentaba no haberle dicho nada; al mismo tiempo tampoco decidía si el que lo supiera era mejor idea.
Lo abracé pegando mi mejilla a su pecho, escuchando a su corazón latir agitado—. Lo prometo.
Pensé en cancelar mi fin de semana con las chicas para quedarme con Jack, sin embargo, fue él quien me dijo que debería ir para relajarme un poco. Y aunque ese era mi propósito mientras tomaba una refrescante bebida junto con las conversaciones sin sentido de mis amigas, no lograba alcanzar esa paz mental que necesitaba.
Esa conversación con Jack me daba vueltas en la cabeza. ¿Realmente me sentía capaz para controlar esa situación? Hasta hace muy poco creí que sí. Pensé que manteniendo la distancia Hans simplemente se cansaría de buscar hablar conmigo, pero ahora debía cambiar mi número por el simple hecho de no sentirme segura con él teniendo el actual.
¿Qué quería? Hasta hace unos meses no sabíamos nada de él. ¿Fue por el simple hecho de trabajar juntos? Jack luego me contó sobre la madre de Hans y la hija de Tooth, ¿ahora se interesaban por la niña?
Quería denunciar a ese hombre por lo ocurrido hace años. Aun no superaba el terror que subía por mi cuerpo ante la ausencia de Jack. El estómago se me revolvía al recordar las náuseas que aprecie al saber que tuvo un aparente accidente por conducir ebrio. Cuando supe que lo estaban operando debido a una horrible hemorragia interna. Mi corazón se partía al recordar al hombre de mi vida tan indefenso sobre una camilla. Y como olvidar la rabia e impotencia que me provocó cuando vi los videos, cuando era atacado por esos hombres enormes, dejándolo moribundo como si fuera una basura.
Jack no quería denunciarlo por temor a que él cumpliera su amenaza, y yo quería acusarlo porque de otra forma viviríamos con miedo por siempre. Pensaba y pensaba en alguna forma de denunciarlo al menos de manera anónima, ¿serviría? No, lo dudaba. Hans sabría de inmediato que fuimos nosotros. No quería arriesgar la vida de mi hijo en nada de esto, a Jack menos.
No sabía qué hacer. Odiaba no saber qué hacer.
Rapunzel pasó una mano frente a mí y luego chasqueó los dedos llamando mi atención—. ¡Tierra a Elsa! ¿estás viva, mujer?
Miré hacia ellas, todas me miraban con una burlona sonrisa en el rostro. Mérida habló primero—. Pareces un zombie que se quedó sin cerebros sin comer, ¿todo bien, Elsi-Elsi?
Le di un gran trago a mi bebida intentado estar al tanto de lo que conversaban—. Es solo que pienso en el trabajo, ¿sabes? me agobia. ¿De qué hablan?
Tooth tiró un malvavisco en mi dirección—. Sobre lo fea que eres, Frost.
—Ya quisieras que lo fuera, Tuti —lo lancé de nuevo hacia ella.
—¡Que no me llames así, mierda!
Me reí junto con las demás del rubor que le provocaba que alguien más usara el apodo que su abuelita le otorgó.
—Bueno, ya, es en serio esta vez —paró Anna a las demás, mirando con interés a su hermana—. ¿No piensas contarnos nunca como fue tu boda?
—¡Ni siquiera nos invitaste!
Rapunzel fingió estar muy ofendida—. Debería considerarse sacrilegio no invitar a tus amigas a la boda.
—Meh, yo solo voy a bodas por la comida —admitió Merida relajándose sobre la toalla en la arena—. De todos modos, ¿fue linda? Lo importante es que tú te sintieras en tú día especial, ¿no?
Sonreí sinceramente hacia ellas, olvidándome por un momento lo que pensaba unos segundos atrás. Recordé ese día y lo íntimo que había sido.
—¿Saben? Cuando Jack me propuso matrimonio, creía querer una boda enorme; desde niña creí que así sería. Pero realmente amé estar ese día solo con él, mi hijo y nuestros padres. Aunque se sintió como si hubiésemos estado solos —me ruboricé e intenté ocultarlo sin excito—. Para mí si fue muy bello...
Anna se mostró enamoradiza, suspiró—. Qué lindo, entiendo porque lo hicieron. Debió ser muy íntimo.
—¡Yo si quisiera una boda enorme! —se emocionó Rapunzel —. Así que, necesito que todas ustedes sean mis damas de honor.
Tooth negó con la cabeza—. Yo me saltaría la boda para tener solo la luna de miel. Una o dos semanas de puro sexo con Aster no me harían mal.
Mérida señaló eso como si fuera la mejor idea del mundo—. ¡Sí! ¡Eso si lo quiero! Es decir, si quiero casarme con Hicc, pero la luna de miel es lo más importante de esto.
Oh, eso me recordaba la inactiva vida sexual que teníamos Jack y yo. Últimamente todo se trataba de trabajo y Derek. Y cuando por fin iba a obtener placer con mi esposo, éramos brutalmente interrumpidos por toda esa mierda. Que pesadilla. Planeaba amarrarlo a la cama en cuando volviera a casa.
—Sí, yo no tuve luna de miel. Creo que fue lo único que lamentamos.
—Ay, Arendelle —se rió Mérida—, se nota mucho que planearon eso de un día al otro.
—Bueno, si fue así. Pero no me arrepiento —me levanté dejando mi vestido de baño en la silla caminando hacia la piscina—. Tengo mucho de no nadar por la noche.
—¡Voy contigo!
En pocos segundos todas estábamos por ahí nadando, seguíamos con nuestra conversación y al mismo tiempo jugueteamos con el agua. Un rato con ellas solo riendo de cualquier estupidez es lo que realmente necesitaba. Escapar un momento de mi rol como madre me daba un respiro. Aunque yo más que nadie sabía cómo iba a comer a besos a mi bebito en cuanto lo viera.
Aunque usé bloqueador solar, mi piel tenía un ligero color rojizo cuando volví a casa. Odiaba como se veía, nunca obtendría un bronceado lindo como en las revistas. Sin embargo, eso si importaba menos cuando me sentía muy relajada.
—¡Debemos hacer eso otro día! —sugirió mi hermana desde su auto dejándome en la entrada de mi casa—. Me divertí mucho, ¿y tú?
—También, y sobre todo fue relajante. Tú solo dime cuando podemos ir de nuevo y yo no rechazaré la oferta.
Ella asintió—. No lo dudes, hermanota. ¡Nos vemos luego!
Cuando la vi partir, me alegré profundamente que ella estuviera recuperándose de todo lo que pasó. No sabía si estaba tan bien como lo aparentaba, ella no tocaba esos temas y yo respetaba si no me quería decir nada por el momento.
—¡Mami, mami! —volteé a ver como mi pequeño revoltoso llegaba a recibirme con una sonrisa que me enamoraba y derretía con toda su tierna inocencia. Alzó sus brazos para que lo cargara—. ¿Dónde estabas mami? No te vi en dos días...
Besé sus lindas mejillas rosadas repetidas veces caminando hacia nuestro hogar—. Estuve en la playa.
—¡¿Y viste pidatas mami?!
Me reí—. ¡Había muchos barcos piratas, mi amor!
—Pidatas —sacudió su cabecita—, pi-raaaa-tas, ¿así mami?
—¡Sí! —me alegré por él al poder pronunciar bien la letra que tanto le costaba—. Pi-ra-tas.
—¡Yo quiedo id!, ¡el abuelo y yo somos mejores piratas que ellos!
Cerré la puerta de la casa detrás de nosotros—. Estoy segura de eso, mi vida —lo besé de nuevo en toda su preciosa carita—. ¿Y tú papá?
—¡Estoy aquí! —gritó desde el cuarto de Derek—. ¡Ya bajo!
—¿Pasó algo arriba bebé? —pregunté bajándolo para ponerle seguro a la puerta principal—. ¿Hiciste alguna travesura?
Él puso era carita angustia que usaba cuando sabía que había hecho algo malo—. Es que mi papi y yo jugábamos con mis juguetes y...
—Fue un accidente, enano, ya te lo dije —Jack bajo de prisa las escaleras y despenó el cabello del niño. Me miró a mí—. Tiró algo con fuerza y rompió la parte de abajo del vidrio. Ya lo cambié y recogí los trozos más pequeños.
Le sonreí atrayéndolo a mí—. Está bien —besé a mi Jack en los labios, escuchando las quejas y "guacalas" de Derek. Disfrutaba mucho sus labios así fueran solo unos escasos segundos.
Decidí preparar junto con Jack la cena. Eran unos chicos macarrones con queso con tocino, al principio solo serían para nuestro niño, pero se veían tan deliciosos que no pudimos resistirnos. Derek me pedía que le contara una y otra vez sobre los piratas que supuestamente vi en la playa, así que inventé una historia fantástica donde me pedían que le dejara una caracola que encontré por la arena. El ahora creía que al ponerla en su oído podía escuchar el mar, y verlo intentar hablar con algún ser marino era muy divertido y tierno.
Cuando estuvo muy cansado como para continuar hablando, fue a la cama pidiéndole a Jack que le contara la historia de piratas que mi madre le compró. Al principio creí que fue Norte, pero Jack me contó sobre como mi mamá había llevado a Derek a una fiesta infantil y al finalizar le compro lo que él quisiera; mi niño obviamente escogió cuentos de piratas para que su papá se los relatara.
Desde el marco de la puerta vi cómo le contaba la historia tan fantástica. Exageraba los ademanes con las manos al principio capturando la atención del niño, poco a poco iba contándole más despacio logrando así que Derek se relajara más para quedarse dormido.
Jack besó el cabello platino de nuestro hijo—. Te amo, enanito —susurró antes de prender esa pequeña esfera de luz de noche que adornaba de estrellas la habitación oscura.
Se sorprendió al verme ahí cuando salió de la habitación, me sonrió un poco agotado.
—¿Tú también escuchabas?
—Era una historia interesante —enredé mis brazos en sus hombros besándolo por un segundo—. Te ves cansado.
—Jugar con ese monstruito con energía inagotable durante todo el día no es cosa fácil —me cargó hasta nuestra habitación, donde me dejó suavemente en el suelo—. Te ves rojita por el sol.
—¿Se muy mal?
—En realidad no —me agarró de la cintura pegándome contra su cuerpo. Bajó la tira de mi camisa evidenciando la marca de bronceado que pobremente dejó el bikini—. Eso se ve sexy, ¿sabes?
Me reí—. Iba a ducharme, ¿vienes?
Como esperaba, no se negó. Finalmente pude sentir el éxtasis que era tener mis manos sobre su cuerpo fuerte, resbaladizo por el agua corriendo por nuestros cuerpos desnudos. Amaba sus labios besando mi piel como si yo fuera su oasis, lo que más necesitara en su vida y al mismo tiempo deseando devorarlo todo a su paso. Esa intensidad que habíamos perdido entre pensamientos horribles, nuestro trabajo y roles como padres. Por un momento olvidamos amarnos a nuestra manera, tan apasionantemente caliente. Lo necesitábamos tanto como el aire.
Jugueteé mordiendo sus labios, bromeé—. No me hiciste el baile sexy con el traje de Spiderman, tramposo.
—Algún día —me siguió el jugueteó cargándome contra la pared tomando mis piernas—, cuando te lo merezcas.
Me reí agarrando su rostro para besarlo con todas mis ganas corriendo por mi cuerpo, disfrutando del delirio provocado cuando me hacía suya. De pronto mis piernas se enganchaban a él resistiendo el placer que ambos nos provocábamos. Mi cuerpo se entregaba sin rechistar al suyo, siendo esclava de su forma de amarme. Lo poseía, mi cuerpo se adueñaba del suyo estremeciéndolo cuando me penetraba bajo nuestra ducha. Su gemir por mí, para mí; me estimulaba sentirme poderosa y dueña de sus sensaciones. Así como cuando él me llevaba al infierno, al cielo y todos lados haciéndome gemir su nombre, profesando que me quemaba con solo uno de sus besos.
Su cuerpo tembló fuertemente junto con el mío, ambos silenciando nuestro sentir con un beso arrollador. Ni siquiera dijimos nada, con sus labios sobre los míos podía sentir aquello que callábamos. Sus ojos me decían que me amaba, y sentirlo sin si quiera escucharlo para mí era la mejor parte de tenerlo en mi vida.
Fuimos a nuestra cama poniéndonos nuestro pijama más ridículo, solo porque era el más cómodo para dormir. Le hablé de mi fin de semana en la playa, de cómo Mérida seguía siendo siempre la más ruidosa y como Anna parecía progresar. Luego él me contó su fin de semana con Derek y los chicos, que al parecer también se habían puesto de acuerdo para pasar el rato en casa.
Era una noche tranquila, y sabía al mirarlo a los ojos que, a pesar de nuestro momento ameno, él estaba nervioso. Y yo igual, temía que algo cambiara nuestra vida.
Temía que ya no hubiera más noches tranquilas.
.
.
.
.
.
¡Oops, Baby i love you llegó hace unos días a los 100k! ¡Les juro que me puse a gritar cuando vi cifra tan grande! "Oops, baby i'm pregnant" ha llegado a los 82k y esta actualmente tiene 28k , reamente me pone muy contenta el apoyo que reciben TuT
De verdad les agradezco infinitamente que apoyen hasta ahora esta historia, me hace muy feliz que les guste. ¡Muchas gracias a todos por apoyarme!
Capítulo dedicado a: luisaleonm :3 gracias por estar tan pendiente de esta historia siempre, de verdad es de las únicas personas que me pide actualización en esta historia. ¡Agradezco tu apoyo!
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro