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Capítulo 21

Punto de vista de Marcos.

Habíamos salido de entrenar y necesitaba darme una ducha, estaba sudado entero, el entrenamiento había sido duro. Se notaba que este partido iba a exigir mucho de nosotros, pues era contra Alemania.

Nada más llegué a la habitación me quité la camiseta. Noté como desde que Ale y Daniela no estaban ahí se sentía más vacía y triste, pero no me voy a dar por vencido, he notado a Ale más receptiva hace un rato, y por lo menos no la he visto pegada a Neymar en todo el día, que ya era hora, que se estaba aprovechando de la situación el muy hijo de puta.

Antes de poder desnudarme por completo escucho la puerta abrirse y como solo estaba sin camiseta veía una estupidez taparme, y menos siendo Alejandra la que había entrado que ya me había visto por completo y había pasado su lengua por cada rincón de mi cuerpo.

—Hola. —le dije sonriendo.

Se había quedado apoyada en la puerta cuando la cerró tras haber entrado, me miró de arriba a abajo y vi como se había mordido el labio inferior levemente.

—¿Ale, estas bien? —sonreí.

Ella no dijo nada simplemente se acercó hasta a mí y cogió mi nuca para estampar su boca con la mía, me separé un poco de ella después de la gran efusividad de ese beso y la miré, sus ojos estaban brillantes y deseosos de más.

—Alejandra... —ella puso su dedo índice en mi boca impidiéndome que siguiera hablando.

—No hables, no digas nada, tú solo bésame.

La miré sonriendo casi sin poder creer que me estuviese pidiendo eso después de los días que había pasado teniéndola lejos sin haberla podido tocar.

Bajé mis manos por su cintura y sus pierna se enredaron en mis caderas hasta la pared más cercana que había, su espalda chocó contra ella, dejé de besarla para mirarla y admirar sus labios rojos e hinchados del beso. Sus manos bajaban por mi pecho y me acarició el abdomen. Ella siempre había dicho que tremendo chocolate blanco llevaba por abdomen y que una de sus cosas favoritas en la vida era acariciarlo.

Se bajó de mis caderas y en un giro era yo quien estaba entre la pared y mi mujer, me miró con maldad y fue bajando lentamente acariciando todo mi dorso y rozando sus labios, llegó al extremo de mi pantalón y se relamió los labios, Dios, amaba tanto cuando hacía eso.

—Alejandra, ¿segura? —le pregunto y ella me miró desde abajo.

—Siempre estaré segura de todo contigo. —dijo casi en un susurro.

—Nos estamos separando, no quiero que hagas algo de lo que después te arrepientas.

—De lo único que me arrepiento ahora mismo, es de que no te calles y me dejes darte el mejor sexo oral que te he dado en un año y medio. —me dijo levantándose y dándome un beso para que me calle. Yo que soy un sumiso ante ella lo hago.

Ella se puso al lío con la lengua y joder, me temblaban las piernas, me temblaban muchísimo, Alejandra era una diosa en todos los aspectos y cuando se trataba de sexo más, agarré su pelo negro, porque de nuevo se había teñido de negro, le dije que la conocí de morena y que aunque el rubio le quedaba de infarto no había más nada que se comparase a despertar y ver esa melena negra extendida en la cama.

Si Ale seguía moviendo la lengua de esa manera no iba a tardar mucho en irme, y eso pasó que en nada había terminado en su boca y amé la forma en la que miró después. Estaba extasiado casi que no podía respirar, temblaba por todos lados.

—Ahora me toca a mi...—la miré cuando ella se puso de pie y sonrió maliciosamente mientras tiraba de mis hombros hacia abajo, aparté hacia un lado su ropa interior de encaje y ataqué con mi lengua toda su feminidad.

No dejaba de gritar y de disfrutar, cosa que me encantó.

Una vez se quedó desnuda completamente, suplicando que entrase en ella, se puso en cuatro, cosa que no dejé.

—No. —me miró un poco desconcertada. —contra la pared.

Y así se puso, de espaldas a mi, cada embestida chocando con la pared y sus gemidos haciéndose notar por toda la habitación, fue todo maravilloso.

(...)

Punto de vista de Alejandra.

Bajamos al comedor, era hora del almuerzo y pues nos tocaba reponer fuerzas, y sobretodo ver a mi pequeña, que no la veía desde anoche.

Al llegar en la mesa del fondo estaban los jugadores de la selección española, haciéndole bullying a Gavi que se había pelado como Pedri, yo no sé por qué, pero a estos dos les da pereza peinarse, no lo entiendo, jamás lo haré.

—Buenas. —dijo Marcos sentándose al lado de Aymeric. Me senté a su lado.

—¿Que vengas con este significa que abandonas el lado izquierdo de mi cama? —dijo Aymeric mirándome, yo le miré y me reí.

—No te preocupes, que no. —le acaricié la mejilla. —No sabría que hacer sin tus ronquidos.

—Yo no ronco, tonta. —dijo enfadándose.

—Si que lo haces. —agregó Pedri.

—El puto enano este que siempre se mete en todo. —habló el hispano-francés enfadado.

—Buenas a todos. —dijo Lucho poniéndose en la zona dominante de la mesa, uf, eso significa que alguien nuevo se reincorpora. —Se nos han lesionado Rodri, Pablo Fornals y Puado.

—Lo sabía. —dijo mi hermano. —cuando te pones en ese lado de la mesa significa que se ha lesionado alguien.

—Que jugamos mañana contra Alemania, que nos estamos jugando el pase, ¿Que vamos a hacer? —dijo Carla evidentemente asustada.

—Por lo pronto al entrenamiento de esta tarde se reincorporará un nuevo centrocampista para sustituir a Rodri. —Habló Luis Enrique mirándonos a todos.

—¿vas a traer a Joan Jordan? —dije emocionada, pensando que iba a tener alguien del Sevilla en el equipo por fin, que estoy rodeada de culés y de atléticos y de por ahí y me pongo nerviosa.

—Eh, es Sergio Canales.

—Y una mierda. —dije yo. —Que sepáis que ese se va a morir de sed porque yo no le voy a dar agua.

—¿quieres dejar los colores a un lado, Alejandra? Aquí solo existe el rojo. —dijo Unai.

—Eres una sevillista un poco pesada. —habló Sergio Busquets y yo le miré asesina.

—Si estás resentido porque os ganamos la Europa League y la Liga te aguantas. —él abrió la boca en señal de que le había dolido y los demás del Barça también. (Esto es triste porque no fue ni uno ni otro)🥲

—Oye, Ale, controla que aquí hay medio Barça. —dijo Eric con la mano en el pecho.

—Tranquilos, que los otros dos son Rafa Mir y Oliver Torres, lo he pensado muy bien porque Alejandra me iba a matar si le traía a otro. —dijo mirándome.

Vale, estoy quedando como la asesina sevillista de la selección.

—Así que bueno, disfrutad del almuerzo y nos vemos luego ya con los refuerzos.

A pesar de haberme cargado a media selección barcelonesa, el almuerzo fue muy bueno, predominaban las risas como siempre.

—Oye, Ale. —dijo Marcos al lado mia. —Sé que lo de antes no significa que hayamos vuelto, pero...

—Te amo, nunca dudaré de ello. —dije cogiendo sus mejillas. —Puedes estar tranquilo, no hay nadie ni nada que me haga sentir lo que me haces sentir tú.

—Yo sé, pero es que... —le di un beso en la mejilla.

—deja de preocuparte y concéntrate en el mundial, yo voy a estar aquí.

—No soportaría perderte, Alejandra. A Daniela sé que la tendré siempre, pero a ti cada día tengo más miedo a que ya no quieras ser mi mujer. El día que me pediste el divorcio dejé de latir, no quise vivir, si no llega a ser porque Pablo vino a verme, me hubiera dado por vencido.

—Marcos, solo quería que reaccionaras, que empezaras a demostrarme este Marcos que siempre estuvo a mi lado, no sé qué demonios pasó que en cuanto llegamos a Qatar nos distanciamos.

—Lo sé y lo siento, por eso quiero demostrarte que sigo siendo tu Marcos, el que llevas queriendo un año y medio y con el que te casaste.

Sonreí, él me devolvió la sonrisa, me derretí en segundos.

—Venga ya, Llorente. Vamos que hay que recibir a los nuevos. —dijo Gavi tirando del brazo de mi marido.

—Que ya voy, Happy Meal. —dijo, yo me reí cuando lo nombró.

—Chúpala, imbécil.

Adoraba cuando a Gavi le salía el acento sevillano, me hacía sentir como si volviese a vivir en Sevilla. Jo, es que toda mi familia sevillana y Eric y yo catalanes, es que somos tontos.

Marcos se levantó de la silla que había a mi lado, cuando me di cuenta de que todos se habían ido al living a ver cuando llegaban Rafa y Oliver, bueno y el payaso de Canales.

—¿vienes? —dijo tomando mi mano.

—Ahora te alcanzo.

Después de decir eso dejó un beso en mi frente.

Yo miré hacia el fondo del comedor donde se encontraba la selección de Brasil, Neymar me miraba como un cordero degollado.

Me acerqué hacia él.

A pesar de todo, yo le quiero, no como antes, pero sí le quiero.

—Neymar, ¿podemos hablar?

Absolutamente toda la selección de Brasil me miraba, a excepción de Neymar, que se estaba codeando de ese orgullo que tanto odio que él tenga.

—Neymar, ve. —le habla Vinicius a su lado. Gracias Vini. Te odio, pero ahora gracias.

—No creo que tengamos nada de qué hablar. —habló ahora mi exnovio.

—Venga, Neymar. No seas así, ve. —habló esta vez Alex.

Neymar ante la insistencia de sus compañeros accedió a salir conmigo al living a hablar.

—Tú ya lo has dejado claro todo antes, y ahora tú quieres volver a hablar. —dijo, luego sonrió irónicamente. —¿No que no dudaste ni un segundo de querer a Marcos? Pues vete con él.

—Neymar, no puede ser que estés así porque haya decidido estar con MI MARIDO.

—No, no estoy así porque hayas decidido estar con Marcos. Estoy así porque llevo desde que tengo veintidós años enamorado de ti.

—Ya ha pasado más tiempo de eso, que del tiempo que nos llevamos juntos.

—Ah, perdona. Ahora ya si cuenta el tiempo que estuvimos juntos ¿no? ¿Te recuerdo que estuviste viviendo hasta hace un año en mi casa de Paris?

—Oh venga ya, no me jodas. ¿Me vas a restregar eso?

—¿Prefieres que te restriegue cuantas noches viniste a buscarme diciendo que en realidad nunca habías olvidado mi piel?

—No vayas por ahí, sabes que estaba mal por Marcos.

—Ese es tu problema, Alejandra. A él le has vuelto a dar la oportunidad de cargarte la vida, yo solo la fastidié una vez y huiste a Sevilla, así que no somos lo mismo.

—Tienes razón, no somos lo mismo. Ni tú eres la persona a la que un día amé, ni yo soy la niña estúpidamente inocente que te amaba por encima de todo. Hasta aquí hemos llegado, Neymar. Buena suerte en el mundial.

Me di la vuelta dejándole ahí. Solo quería arreglar las cosas con él, que entienda que esté con Marcos no significa que él ya no signifique nada en mi vida, porque yo le quiero.

Saliendo afuera con los chicos en la puerta me encontré a un moreno engominado al lado de otro chico, a ambos los conocía, con uno me llevaba especialmente bien.

—Hombre, está aquí la catalana sevillista más guapa de todas. —dijo Rafa. Luego le abracé. —Supongo que no te hace falta que te presente a este.

—No, creo que no. —me reí.

—Bueno, Oli. Esta es Alejandra, una amiga y...

—La mujer de Marcos Llorente. —dijo Oliver. —Encantado.

—igualmente.

—Oye, Ale. ¿Has visto quien viene? Es que me lo he cruzado al bajar del avión. —dijo Rafa con voz de cotilleo.

—Si, al payaso de Canales. —dije.

Marcos llegó y me abrazó por la cintura, a un brazo llevaba a nuestra hija.

—Oh, que hermosura de pequeña. ¿Como se llama? —dijo Oliver, encantado con mi hija.

—Se llama Daniela. —dije sonriendo.

—Y aquella mocosilla es mi sobrina, se llama Chloe. —dije señalando a mi sobrina que estaba con Carla y Eric.

—Hola, soy del Barça, pero no os tengo manía. —habla Carla.

Oliver y Rafa sonrieron.

—Vale, ya te conozco. —dijo Oliver. —Bueno, mañana partido complicado.

—un poco, nos jugamos la permanencia. —contestó mi hermano.

Solo quería que pasase el tiempo y que se jugase el partido de una vez, pero sobre todo que ganásemos. El fútbol nos debe una.

________

Entre Neymar y Alejandra con quien vais?

Os leo!🤭❤️

Maratón 3/3

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