get out of the house
Nunca pensé que llegaríamos a estar así, ella viéndome a los ojos y yo de brazos cruzados en una tonta discusión que la verdad es que no tengo ni la menor idea de por qué comenzó pero no está teniendo una muy linda evolución, mis labios forman una línea y los suyos se abultan por lo que le dije, luego abre los labios y dice algo que hace que yo me sienta algo mal, hemos estado en ese mismo patrón como por treinta minutos seguidos en los que lo único que he querido es que todo se detenga pero estoy segura que no será así, no hasta que alguna de las dos de rinda.
Siempre dicen que la que lo hace primero es la que más ama pero no es cierto, es la que busca el camino fácil para que las cosas se solucionen con abrazos o lo que sea, no han habido gritos no soy alguien que discute así y se nota que ella tampoco, solo palabras y nada más que eso, nos volvemos a mirar y mis ojos se funden con los suyos, quisiera saber qué es lo que está pensando o que está sintiendo desde que se sentó frente a mí en busca de algún tipo de calma.
Muevo la pierna derecha impaciente, el golpeteo de mi pie contra el suelo hace un sonido que hasta a mí me resulta irritante, trago saliva amargamente y busco la forma de liberar el enojo que ahora mismo me atrapa haciéndome pensar cosas que no debería tener en mente, desde que la conozco tenía la esperanzas de nunca llegar a estar enojadas pero ahora que la estoy viendo a los ojos me doy cuenta de que la quiero asesinar, es que no hay nada más que eso en mi cabeza y no es lo que quiero así que suelto un suspiro.
— ¿realmente crees que solo quiero sexo? —, ya recuerdo por qué comenzó la discusión y es por qué se acercó para besarme, lo acepte hasta que me di cuenta de cómo sus manos subían a mis pechos, fue ahí cuando la empuje buscando liberarme de su agarre pero ella se lo tomó como un juego hasta que escuchó el primer grito que salió de mi garganta, que no tenía nada que ver con placer si no con enojo e impotencia.
La pregunta se queda en el aire, sigo de brazos cruzados sin aceptar nada de lo que me está diciendo ni siquiera de sus ojos que parecen estar llenos de lágrimas por la misma, me le quedo mirando sin decir una sola palabra buscando algún tipo de respuesta correcta que no provoque otra discusión que haga que ambas acabemos llorando, no quiero que pase eso, me le quedo mirando esperando que me diga algo más pero no lo hace, en cambio baja la mirada y suspira, noto que está igual de enojada que yo pero lo refleja de otra forma, algo en mi se remueve y revuelca al verla tan triste.
— Quisiera estar un día contigo sin tener que estar gimiendo tu nombre, Tzuyu me duele y lo sabes, ni siquiera me puedo sentar —, digo entre dientes, porque de verdad me duele solo que he estado ocultándolo por el enojo.
— entonces...dices que por mi culpa es que ahora tienes dolores —, parpadeo intentando procesar lo que acaba de decir,— perdóname en ningún momento quise que eso pasará —, antes de que haga una reverencia coloco ambas manos en sus hombros y me acerco, no quiero que esté así, necesito que se calme y comprenda muy bien lo que le estoy diciendo.
— no pongas palabras en mi boca que no he dicho —, doy un apretón a su hombro para que me mire a los ojos, quiero que tenga la fuerza para que levante la mirada y sea capaz de entenderme, no quiero que se encierre en un mundo en el que solo ella es la culpa de todo lo que pasa, porque no es así, nunca nadie tiene toda la culpabilidad sobre algo.
— pero tal vez lo has pensado —, suspiro buscando cualquier atisbo de paciencia que quede en mi cuerpo por las cosas que está diciendo y sonrío disimulando lo mejor que puedo que ya no estoy enojada, cuando no es así porque ahora sí que lo estoy y mucho.
— no puedes saber con exactitud que pienso ni yo saber con exactitud lo que piensas así que no deberías estar pensando en... —, asiente,— que en mi cabeza hay cosas malas referentes a ti —, la abrazo, no veo respuesta de su cuerpo así que me alejo un poco y acaricio sus mejillas apretándolas un poco para que sonría,— tengo una bebé llorona por novia —, limpio sus mejillas y comienza a reír, me acerco a sus labios y le doy todos los besos que había pensando darle en estas horas en las que no estuvimos juntas,— ¿cómo te fue en el examen? —.
— muy bien —, chocamos los cinco y me siento a su lado,— aunque la verdad es que estaba bastante fácil, de seguro no soy la única con buena nota —, asiento y le acaricio el muslo antes de tomar su mano, me encanta que estemos así de cerca,— ah y por cierto toma —, me da un reloj exactamente igual al que me dio Mina en el primer cumpleaños que pasamos juntas,— lo mandé a arreglar y está como nuevo —, frunzo las cejas confundida.
— ¿Cómo que lo mandaste a arreglar? —, asiente se encoge de hombros, ya no estoy entendiendo nada en un punto sabía todo lo que me estaba diciendo y ahora de verdad que no tengo ni la menor idea de lo que está pasando por su cabeza.
— si, es que cuando abrí el baño lo utilice como un enganche raro entonces se había roto pero lo arregle —, entre abro los labios sorprendida por lo que me acaba de decir.
— y no me dijiste nada... —, murmuro y me le quedo mirando, baja la mirada al reloj y asiente.
— es que estuve algo ocupada después de eso —, entre cierro los ojos e inclino un poco la cabeza.
— estuviste ocupada...¿Haciendo qué? —, pregunto lo más suave posible.
— teniendo sexo contigo y estudiando, luego se lo dije a Mina per-
— ¿Se lo dijiste a quién? —, traga saliva, ahora las cosas que tienen que ver conmigo se las dice a ella.
— a Mina... —, contesta e infla las mejillas esto de que intente ser adorable no se le da bien cuando lo único que ahora quiero es ahorcarla y no de la forma sexual, no, quiero hacerlo hasta ver que se desmaye,— pero ya lo arregle —, dice como si nada y lo deja en medio de ambas,— está como nuevo —, quisiera saber el por qué está sonriente.
— ¿qué fue exactamente lo que se rompió? —, me enseña y mis ojos se abren de par en par,— te voy a matar Chou Tzuyu —, digo con total seguridad en cada palabra pronunciada, justo el lugar en el que estaban mis iniciales con las de Mina.
— Pero...¿Por qué? —, está tan confundida como yo cuando llegué a Corea.
— porque ahí estaban mis iniciales con la cara de modelo —, su expresión de asombro muchas veces es adorable, esta vez no, se la quiero borrar de un golpe.
— bueno yo no sabía —, contesta, el tono de su voz no me gusta para nada, vuelvo a cruzarme de brazos y elevo ambas cejas,— así que no te pongas así que hice un favor en arreglarlo, ya estaba feo —.
— ¡¿Me hiciste un favor?! —, cuando dije que no discutía en gritos la verdad es que ya se me pasó, ahora sí que quiero gritar.
— si, bebé —, contesta con una sonrisa que se borra al instante que mi expresión juguetona cambia a una seria.
— no me hiciste ningún favor, que lo rompiste por parecer una bestia insaciable —, digo apretando el reloj,— a veces actúas como hombre —, chasqueo la lengua.
— ¡hey! —, se cruza de brazos al igual que yo,— no soy un hombre —.
— obvio si lo fueras no estaría contigo, pendeja —, entre abre los labios y coloca la mano en su pecho,— no te ofendas que estoy diciendo la realidad —, rueda los ojos y se levanta.
— la vez que rompiste mi anillo de la suerte yo no me queje y me regalaste otro —, exhala,— ¡te lo agradecí aunque no era mi anillo de la suerte! —.
— ¡Lo rompí porque te estaba estrangulando el dedo! —, exclamo subiendo la mano que tiene el reloj,— en cambio esto lo hiciste porque tienes un problema con coger a cada segundo, como un puto conejo —, nos quedamos en silencio por unos instantes.
— tú eres el puto conejo que me provoca —, la miro sorprendida,— es más ahora lo estás haciendo, sabe que me calienta que te enojes —, eso fue más que suficiente.
— respiro y te calientas —, susurro,— ¡Hago cualquier cosa y te calientas! —, grito moviendo los brazos con fuerza,— ¡rompiste mi reloj, el que tanto he amado! —.
— en primer lugar —, eleva un dedo,— ¿que hacía en el baño? —, cuando dije que lo que me había dicho era suficiente es mentira, ahora sí que quiero salir corriendo y entregarle el reloj en el cielo.
— porque me da la puta gana que esté ahí —, pataleo.
— pareces una niña pequeña mejor ven —, aprieto los dientes y niego con la cabeza,— no te hagas la difícil, mejor ven —, se queja.
— vete de mi cabeza —, se me queda mirando,— no lo voy a volver a repetir —, abro la puerta y señalo el pasillo,— ¡Vete de mi casa! —, grito y veo como agarra sus cosas.
— ¡Bien! —, nos miramos y mi cuerpo grita que me acerque la bese, la abrace y que veamos una película mientras nos reímos por la tonta discusión.
Pero esta vez no va a pasar, su expresión cambia de una de enojo a una de tristeza cuando sigo señalando a la puerta, supongo que creyó que iba a ceder pero no, esta vez sí que no.
Cierro la puerta cuando la veo salir y me apoyo de ésta,— puta mierda —, le pego un puñetazo a la pared y me quejo, cada vez está más dura.
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