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9.-La última y nos vamos

Aclaraciones:
•Universo sin quirks
•DekuKatsu/KatsuDeku
•Mención de IzuOcha
•Mención de Minachako

Título:
•》Somos una mala idea

No podía evitarlo.

Estaba mal lo que estaba haciendo, no era justo, no era correcto, no debía hacerlo.

Lo educaron como alguien que solo debía hacer el bien para los demás, que no tenía que ser egoísta y solo tenía que priorizar lo que fuera mejor, sin importar que él no estuviera de acuerdo con eso.

Pero aun así, incluso con esas enseñanzas, él quería ser capaz de elegir lo que en verdad quisiera.

Movió su anillo de compromiso entre sus dedos; un símbolo que debía tener mucho significado y cambió su vida para hacerla más ajetreada y problemática, un símbolo que solo era un recordatorio de que estaba tomando malas decisiones últimamente.

Para él, solo era un objeto más. Para sus padres, una oportunidad de obtener más fortuna. Para su prometida, no lo sabe con exactitud.

Observó reflejarse en el pequeño objeto de plata la luz de la lámpara de la habitación mientras lo soltaba y lo dejaba en la mesita junto a la cama. Tocar el anillo quemaba, le hacía sentir mal, como si fuera una persona horrible y claro que lo estaba siendo, eso no podía negarlo.

—¿Qué piensas?

Izuku se giró al escuchar la voz adormilada de Katsuki detrás suyo y estiró su brazo para apagar la lampara. Vio su mirada entrecerrada, sus orbes rojizos que brillaban a pesar de estar rodeados de oscuridad.

—¿Te desperte? —preguntó y Katsuki negó.

Bakugou Katsuki o Kacchan como él lo habia apodado, su verdadero amor, su amante, la única persona con la que podía presentarse como su yo más sincero y no un mentiroso.

—No, pero ¿qué está rondando por tus pensamientos?

—Perdón —murmuró y se acercó a Katsuki, enredando sus piernas con las suyas mientras sus cuerpos desnudos eran cubiertos por una sabana—. Es lo de siempre.

La boda de Izuku sería en menos de dos semanas y estaba agotado, tanto físico como mentalmente. Deseaba tirar toda esa farsa por la borda y ser egoísta, elegir su propio bien y no el ajeno. ¿Para qué mentir ante la vista de todos mientras sostenía la mano de su prometida Uraraka Ochako? ¿Por qué besarla para que creyeran que la quería?

Eran mentiras, farsas, actuaciones  acumulándose unas sobre otras para mostrarles a las personas lo que ellos querían ver: una pareja felizmente enamorada que estaba por casarse.

Por eso y más volvió a correr a los brazos de Katsuki, a esconderse con él. A abandonar sus obligaciones y huir a su lugar seguro, junto a él. Olvidar su vida mientras lo besaba, ignorar el mundo exterior mientras la ropa desaparecía con rapidez de sus cuerpos y sus manos recorrían el ajeno y sentía también las de Katsuki hacerlo mismo con el suyo. Postergar sus preocupaciones en lo que dejaba marcas en la piel de Kacchan para reclamarlo como suyo y de nadie más y después darle la libertad para que de igual manera lo marcara.

Endulzar sus oídos con la melodía de los gemidos se Katsuki resonar por el cuarto y sentir el ardor en su espalda por la fuerza en la que se clavaban sus uñas con cada embestida que hacía contra él. O escuchar su risa y burlas cuando era su turno de que lo dejara hacer lo que quisiera con él; cuando lo dejaba apoderarse de la situación y ahora lo tenía a él suplicando debajo de su cuerpo para que no se detuviera.

En esos momentos no le importaba nada, en esos momentos solo quería más de Katsuki, más de lo que fuera que quisiera ofrecerle y él lo aceptaría con gusto. Porque lo hipnotizaba, porque se había vuelto su droga que necesitaba para vivir, su magia que lo hacía despertar o no dormir más, su secreto que escondía de todos.

Pero, ni siquiera Ochako, que también le era infiel desde hace mucho tiempo se merecía eso. O eso era lo que pensaba cada que despertaba luego de pasar una noche con Kacchan.

Porque Izuku lo sabía, no era ciego; la encontró más de una vez en la cama que ellos compartían a lado de una mujer, no las culpo ni se enojo con ellas. Estaba bien, si Ochako quería eso estaba bien.

No le importó que su propia prometida lo engañara y siguiera haciéndolo una y otra vez con la misma persona. Él le hacía lo mismo después de todo.

Ochako tenía a su amor de adolescente que nadie conocía excepto Izuku y esa era Ashido Mina, una mujer agradable y graciosa, hiperactiva e inteligente; la mujer con la que en verdad quería casarse en lugar de él. Izuku la conocía por ser la secretaria de Ochako en su oficina y cruzaron palabras de vez en cuando y solo con esos minutos entendió por qué ella siempre la elegía de entre todos.

Y él fue honesto con ella, le dijo que la engañaba con alguien más porque nunca sintió amor por ella ni tampoco creería hacerlo jamás.

Le dijo que su corazón le dictaba un nombre y una mirada, que anhelaba a alguien más y solo lo deseaba a él.

Sin embargo, el decirlo no fue suficiente. Tenía que cumplir las expectativas puestas en sus hombros, hacer lo que le decían, estar con quienes querían, funcionar a diario como una marioneta.

Esa es la única razón por la que nació, no fue para que soñase con un camino propio al que seguir, fue para que favoreciera y enorgulleciera a sus padres.

Midoriya sonrió tristemente, no podía permitirse ser feliz por más que lo deseara, ese no era su futuro. Besó los labios de Katsuki con una gentileza y sinceridad que solo le daría a él y luego dejó un beso más en su cabello.

—Te amo y siempre te amaré, Kacchan, ¿lo sabes?

—¿Estás bien? —murmuró Katsuki mientras Izuku se acomodaba para dejar descansar su cabeza en el pecho del rubio y así logrando escuchar los latidos de su corazón.

—Lo estoy, todo estará bien, lo prometo. —le respondió, sin estar seguro si lo decía por él o para sí mismo.

Sin importar lo que quisiera alguien no estaría deacuerdo con su elección, eso era lo único asegurado.

Izuku tomó una decisión, eligió a uno de los dos y dejó ir al otro. Aceptaría lo que pasara fuera para bien o para mal y no habría vuelta atrás.

Pero esa noche se quedó con Katsuki, deseando que no llegara la mañana, que los rayos del sol no iluminaran la ciudad avisándole que era hora de actuar. Se permitió disfrutar de la calidez de Kacchan y solo pensar en él, en lo afortunado que fue por haberlo conocido y por dejarle amarlo.

_______

—¿Estás listo?

Ochako se le acercó luego de tomar su maleta. Acababan de bajar del avión después de haber tomado un largo viaje.

Ella lucía nerviosa, mirando a todas partes mientras avanzaban entre el mar de personas para salir del aeropuerto.

—¿Estaremos bien? —le preguntó y Izuku colocó una de sus manos en su hombro dándole un apretón, un apoyo o pequeña ayuda para intentar tranquilizarla.

—Lo estaremos —respondió calmado, seguramente a esa hora debería estar iniciando su boda en la ciudad tal y como fue planeado pero ahora sus padres, la familia de Ochako y todos las demás personas que ellos invitaron estarían buscándolos.

Ninguno sabría que dejaron el país y se olvidaron de ellos. Izuku había trabajado lo suficiente y tenía lo necesario para mudarse al extranjero, además con la nueva propuesta que le habían hecho él no dudó en aceptar luego de escuchar que trabajaría en Estados Unidos.

—Una nueva vida.

Izuku tarareo felizmente asintiendo.

—Una nueva vida libres, Ocha.

No ser más una marioneta y finalmente poder seguir sus propios deseos y anhelos.

—¡Mina!

Izuku miró al frente, viendo a su exprometida correr hacia Mina y fundirse en un abrazo antes de que ellas comenzaran a besarse.

—Iugh, no es hotel para que ya se estén comiendo —reclamó Katsuki pasando junto a ellas y siendo ignorado por completo.

—Kacchan —llamó acortando la distancia entre ellos y plantó un beso en los labios del rubio—, me alegra mucho verte.

Katsuki le sonrió como solo el sabía, como solo su ahora novio podía hacer y lograr que su corazón latiera como loco en su pecho mientras no perdía de vista su preciosa mirada rubí.

—¿Ya no nos tenemos que esconder más, cierto?

—Ya no más.

Libres y juntos, ¿qué más podría desear Izuku?

¡Noveno día!

Un poco de drama no está mal, no creo ser buena haciéndolo pero no estuvo mal(?

¡Gracias por leer!

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