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2.-Navaja de Ockham

Aclaraciones:

•Universo con quirks
•Omegaverse
•DekuKatsu
•Mención de KiriKami [muy breve]
•¡Futuro!

Título:
•》Señales no vistas

Izuku lo observa en silencio, sosteniendo los palillos en el aire con un pedazo de katsudon sin llevar a su boca. Ladea su cabeza, analizándolo mientras su mente trabaja en hipótesis que le dieran una respuesta sobre el extraño actuar de Katsuki las últimas semanas.

Era confuso y curioso a la vez, se había percatado que Kacchan recientemente parecía sentirse mal. En las mañanas Izuku se despertaba debido al sonido de Katsuki yendo al baño a vomitar y de inmediato se levantaba para ir a ver qué había pasado. A veces lo mismo sucedía a la hora de alguna comida y veía en cámara lenta la mueca que se formaba en el rostro de su esposo antes de verlo desaparecer con rapidez por el pasillo.

También habían pasado otras cosas más: un humor cambiante, antojos a altas horas de la noche siendo algunos un tanto extraños pero que aun así Izuku se encargaba de conseguir, reclamos sobre aromas fuertes de algunas comidas y no faltaban los ahora frecuentes mareos.

Katsuki ni se inmuta por su mirada y continúa comiendo, ignorandolo por completo.

—¿Qué?

—Nada.

El Alfa hace un puchero con sus labios, pensando en si lanzar la pregunta o continuar guardándosela. Fue por la primera opción.

—¿Estás enfermo?

—¿Por qué lo dices?

—Es que, no sé —Izuku bajó la mirada a su comida—, actúas extraño.

Katsuki asintió, creyendo que por fin dejaría de participar en ese juego de adivinanzas y secretos. Mismo que decidió jugar desde que se enteró de esa noticia porque ese momento no era el mejor para decírselo, ambos habían estado agotados trabajando en un caso que les dio la agencia y tener otra cosa en que pensar no era lo indicado.

Aún después de que lo resolvieron, pensó en dejar descansar a Izuku de otras preocupaciones y por ello no le dijo nada. Además consideró que no sería necesario, que de seguro lo notaria.

Y se equivocó.

—¿Qué quieres decir con "extraño"? —preguntó.

—Ya sabes, cómo has estado últimamente. ¿No te afectó un quirk por accidente en una patrulla? O también puede ser la comida... —los murmullos comenzaron a llenar la habitación y le provocaban el inicio de un dolor de cabeza.

Con esas respuestas erroneas a su cuestión, miró decepcionado su plato. Si fuera otra cosa lo que diría, Katsuki hubiera soltado la bomba de golpe, siendo directo y yendo sin rodeos pero este no era el caso; era la primera vez que diría algo de esa magnitud, debía tomarlo con calma y delicadeza, y montones de paciencia si se trata de decírselo a su esposo.

Pero puede que dando una indirecta demasiado cerca de la respuesta logre captar lo que no ha dicho.

—Es como si comiera por dos personas, ¿no crees?

Izuku dejó de lado su palabrerio y guardó silencio. A Katsuki casi le brillaron los ojos porque creyó que de una vez por todas Izuku había reunido las piezas en su cabeza y dado al blanco. Lástima que no fue así.

—Uh, no tanto. Solo que de todo lo que comes en el día puede que algo te esté haciendo daño y por eso estés vomitando seguido en las mañanas.

Katsuki sostuvo los palillos con fuerza y le dedicó una mirada irritada.

"¿Cómo es que no da cuenta?" Pensó. Era obvio, demasiado. Días antes habían ido al centro comercial y él olvidó que Izuku desconocía su estado, estaban comprando ropa y se encontró con un bonito conjunto para bebé; el imaginó lo bien que le quedaría al suyo que venía en camino y se lo mostró a Izuku. Todavía recuerda la confusión en su rostro y su pregunta sobre si se trataba de un regalo para el cachorro recién nacido de Kirishima y Kaminari, eso solo sirvió para recordarle lo estúpido que llegaba a ser.

—¿Estás de broma, verdad?

—Quiero decir, no digo que comer de más te cause eso, claro que no. Pero puede que algo te esté haciendo mal y me preocupa; has tenido tantas nauseas o luego no te puedes mover mucho porque te provoca mareos o sino te llegan de la nada.

—A veces me sorprende cómo puedes ser tan inteligente en unas cosas y tan despistado e idiota en otras hasta el punto en el que te las tenga que decir directamente —el Omega suspiró y negó mientras se levantaba de la silla y tomaba sus cosas para llevarlas al lavaplatos —. Pero te aseguro que no me pasa nada malo, es más, es una buena noticia y cuando sepas te reprocharas por no haberlo notado antes. Por cierto, es tu turno de lavar los platos, te espero en el cuarto. ¡Y usa tu jodida cabeza bien de una buena vez y piensa qué tengo!

Katsuki se fue a la habitación refunfuñando cosas que Izuku no alcanzó a escuchar a parte de maldiciones, dejándolo solo con más dudas. Terminó de comer y lavó los platos y los demas utensilios que habían usado para preparar la comida. Al mismo tiempo reflexionaba tal y como le había dicho Kacchan pero continuaba sin intender qué sucedía.

Pasaron unos minutos más y pudo llegar a la habitación pero se quedó en el lumbral de la puerta. Kacchan estaba a unos pasos de él dándole la espalda mientras sostenía algo que no lograba ver y el aroma que desprendía su cuerpo le hacía preocupar, era una combinación de miedo y nerviosismo.

—¿Kacchan? ¿Estás bien?

El Omega se giró lentamente y en lugar de responderle, fue directamente a sentarse en la cama y palmeó el lugar a su lado. Izuku miró por un breve momento la pequeña caja blanca que había en su regazo antes de obedecerle.

—Según yo esta es la manera más sutil de decirlo, tuve que pedirle ayuda a la bruja de mi madre para buscarlos y si no comprendes te juro que lo voy a gritar y hasta los vecinos de toda la calle escucharán —dijo antes de entregarle la cajita—. Es para ti.

Izuku lo observó por unos segundos y después dirigió su mirada a la cajita. Lo que había dentro de alguna manera que todavía no entendía ponía nervioso a Katsuki.

La abrió y al principio se confundió por lo que vio. Dentro de la pequeña caja había un par de zapatitos rojos parecidos a los que él siempre usaba solo que estos no eran ni los suficientemente grandes para caber en su mano. Eran pequeños, como para un...

Izuku de inmediato levantó su rostro, sus ojos comenzaban a arder anunciando la pronta llegada de sus lágrimas. Miró a Katsuki y después a los zapatitos rojos, repitió la acción un par de veces más al mismo tiempo que pensaba en los síntomas del Omega. Una de las manos de Kacchan tomó una de las suyas y la acarició suavemente, por inercia o quizás por otra cosa Izuku buscó la otra hasta que la encontró en el lugar que confirmaba lo que pensaba.

¡Era un completo idiota! ¿Cómo no lo vio antes?

Kacchan lo miraba con su ceño levemente fruncido, esta vez no era enojo ni cercano a eso, era solo el reflejo de su expresión de genuina preocupación. Izuku volvió a mirar hacia la mano que no lo tocaba, a la mano que estaba sobre su vientre y dejó escapar las primeras lágrimas.

—¿Izuku? Di algo, por favor.

—¿E-Es cierto? ¿Es lo que creo? —habló con su voz rompiéndose y pequeños gimoteos interrumpiendola—. ¿U-Un cachorro? ¿Nuestro?

—Sí, es nuestro bebé que viene en camino.

El Alfa no necesitó escuchar más y dejó la cajita sobre la cama mientras se levantaba para abrazarlo con fuerza. Katsuki correspondió rápidamente y solo pudo escuchar a Izuku repetir la palabra "cachorro" una y otra vez. No aguantó más y también lloró, estaba demasiado feliz.

Ese fue el día que Izuku nunca olvidaría y Katsuki le contaría divertido a sus hijos sobre lo despistado que es su padre.

Segundo día, tarde pero terminado :'D

No creo haber manejado bien el tema del día pero está bien (?). A mí me gustó mucho.

Pequeña explicación:
Por lo que entendí la "Navaja de Ockham" trata sobre si nos encontramos en una situación (o con una cosa) con la que al verla pensamos en muchas explicaciones de por qué o cómo llegó a eso y la más simple termina siendo la correcta.

Con esta historia Izuku fue el que pensaba muchas teorías acerca de los síntomas de Baku, excepto en la correcta y más simple sobre que se trataba de síntomas comunes de un embarazo (o puede que sí se le haya pasado por la cabeza la idea pero no creyó que fuera).

¡Gracias por leer!

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