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1.-Silencio

[Universo sin quirks]

Título:
•》Mundo silencioso

Katsuki deja escapar un suspiro de sus labios que se pierde en el viento de la noche fría, algunas estrellas iluminan el manto nocturno acompañando a la luna. Odia el frío que sienten sus extremidades pero por ahora le da igual aquello; permanece mirando al cielo, sus ojos viajando entre los puntos estelares para intentar conectarlos y darles una forma mientras está sentado en el balcón de su cuarto y la brisa ondea las cortinas negras detrás de él.

Las luces de todos los dormitorios están apagadas, incluyendo el suyo. Las instalaciones de U.A. estaban a oscuras, lo que le permitía tener un poco más de visibilidad en el cielo. Su mente estaba perdida entre miles de pensamientos que cruzaban su cabeza, uno tras otro haciéndolo sentir más miserable de lo que ya se sentía.

Su vida comenzaba a ser rodeada del silencio; de ese espacio vacío que no logran atravesar los sonidos ni las palabras. Era triste, solitario, aterrador. Porque la falta del ruido no era algo que le preocupara antes, en ningún momento le pasó por la cabeza ese pensamiento pero ahora la idea le asusta y la odia; ahora sabe que cuando por fin deje de escuchar a su alrededor ya no habrá nada que hacer.

Él, siendo una persona acostumbrada a que en su alrededor siempre existiera esa sinfonía vivaz y caótica que provocaba el mundo y él mismo no tenía idea de cómo podría dejar ir eso solo porque sus oídos estaban en medio de una cuenta regresiva con un final inminente que sería la sordera.

Siente una cobija cubrir sus hombros y percibe a una persona tomar asiento junto a él en el suelo, nisiquiera se gira para comprobar quién es.

No lo escuchó llegar.

Claro que no lo hizo.

¿Qué extrañaría cuando sus oídos finalmente se rindieran y dejará de escuchar? Cuando el silencio gobernara todo sin dejar escapar nada de su territorio cubierto de mutismo, ¿qué esperaría o anhelaría que fuera el sonido que volviera a repetirse de nuevo, aquel que extrañaría y desearía no perderlo por nada del mundo?

Observa una estrella en el cielo que está sola, no hay ninguna de sus amigas cerca de ella; como si de alguna manera se hubiera quedado olvidada por el resto de los cuerpos celestes esparcidos en el cielo.

¿Él sería así? ¿También se quedaría solo?

¿Así sería el silencio con él? Un sentimiento de soledad interminable, algo de lo cual es imposible escapar de sus garras cuando te tiene en la mira esperando pacientemente que cayera ante ellas. El verdugo que llegó por haber cometido tantos errores en el pasado. Un bastardo que Katsuki maldecía mil veces y lo haría mil más por el resto de su vida. Pero está bien, tiene que estarlo, no es como si tuviera la opción para revertir el daño que tienen sus oídos y sanarlos por completo.

La espera de ese momento era una tortura, podría suceder en unas semanas, meses o años. Solo tenía asegurado que pasaría, pero cuando llegue a ese punto no sabe qué seguiría después.

—Esto es una mierda —murmuró sintiendo que era más difícil retener el nudo en su garganta—. Dejaré de escuchar.

—Kacchan...

Katsuki negó y bajó su rostro, sabiendo que en cualquier momento las lágrimas comenzarían a descender.

¿Qué extrañaría? Maldita sea, ¿qué extrañaría tanto que le duele pensarlo?

Era una respuesta obvia, fácil de responder porque la persona que está a su lado es el remitente de tantos sonidos que se acostumbró a escuchar a su alrededor, por muy mínimos y bajos que fueran, o por muy extraños que llegarán a convertirse; los apreciaba demasiado a cada uno de ellos.

Su voz, su risa, los murmullos que no podía controlar, la calidez que le brindaba a su corazón cuando le decía "te quiero". Extrañaría todo lo que pudiera escuchar de Midoriya Izuku, de ese chico dueño de una mirada esmeralda deslumbrante, de una sonrisa gentil capaz de hacerte sentir en casa y que todo estaría bien sin importar lo que pasara.

Y entonces dejó escapar los sollozos y liberó las lágrimas, se maldijo por ser débil y terminar de esa manera.

A su lado, Izuku se sentía inútil al verlo, no podía hacer nada para evitar el pesar por el que pasaba Katsuki; no lo podía ayudar, no lo podía curar, no estaba en su poder evitar las cosas.

No podía hacer nada más que verlo derrumbarse frente a él y hacer lo posible para sostenerlo, incluso si no servía en lo absoluto.

Izuku se acercó lo más que pudo a Katsuki y lo atrajo a su cuerpo para abrazarlo. Katsuki de inmediato se aferró a él como si fuera un niño pequeño asustado por los relámpagos de una tormenta y en este caso, se trataba de un adolescente que temía por el futuro que le esperaba.

—¿Cómo será cuando deje de oírte...? —susurró en un hilo de voz que apenas logró escuchar Izuku y rompió su corazón—. Cuando solo te vea mover los labios pero no estén las palabras en el aire, cuando tu voz desaparezca del todo y solo quede yo y mis pensamientos. ¿Cómo será?

"No lo "

Pensó y pensó qué decir, pero ninguna respuesta venía a su mente. Izuku no sentiría eso, no tendría que acostumbrarse a un mundo de silencio a todas horas.

—¿Cómo será... —volvió a preguntar a nadie en especifico y sus palabras se interumpieron por un sollozo—: cuando olvide el sonido de tu voz?

Katsuki no se detuvo y dejó salir los pensamientos que le carcomian desde que el médico le dio la noticia hace unos días; dejó de actuar como si no le pasara nada y se quitó la máscara de alguien que solo se permitía ser fuerte ante los demás.

—Todos se irán. Seré un estorbo, una carga con la tendrán que lidiar si se quedan.

Izuku tomó con cuidado el rostro de Katsuki entre sus manos y lo elevó para poder verlo. Con sus pulgares limpió con delicadeza las lágrimas que había en sus ojos y besó su frente esperando tranmitirle lo que sentía.

—Incluso si no me escuchas, te diré con acciones cuánto te amo y me quedaré contigo para siempre —Izuku unió su frente con la suya mientras susurraba sus palabras—. Yo no te dejaré solo por mucho que digas que serás una carga, porque nunca lo serías. Para mí jamás lo serías, te lo aseguro.

Katsuki cerró sus ojos y se limitó a escucharlo, a atesorar lo que decía porque él sabía que no eran palabras vacías, eran de Izuku.

—Estoy aquí, Kacchan. Y aquí estaré si me lo permites y también si no quieres, no te vas a librar de mí, ¿lo sabes?

Izuku también cerró sus ojos.

—Déjame ser quien te acompañe en tu mundo silencioso y el que no suelte tu mano nunca. 

Sobre ellos, en el cielo nocturno, junto a la estrella que anteriormente había visto solitaria Katsuki hubo un tintineo, un parpadeo de luz hasta que se detuvo. Ya no había solo una estrella en ese rincón olvidado, habían dos que brillaban a la par.

Pequeña nota:

Primer día, ¡listo!

Me gustó, no salió como lo tenía pensando al principio pero me agrada el resultado, ¡gracias por leer!

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