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Capítulo 1: El deseo

“Ni todas las canciones son de amor, ni todas las historias tienen finales felices…”

Uno
Kim Taehyung, heredero de una rica e influyente familia Surcoreana, se había convertido en un exitoso y respetado empresario a sus veintisiete años. Temido y admirado por igual, podía presumir el tener una vida llena de lujos y comodidades que muchos envidiarían, sin embargo como muchos otras personas tenía sus secretos, había algo en su vida que nadie sabía.

Cierto día se encontraba en su oficina con el teléfono en la mano y cara de fastidio, pero no podía colgar la llamada.

—Cariño, te esperaremos para cenar.

—Madre, te dije que tengo mucho trabajo —contestó él intentando no bufar con enfado, ¿Por qué su madre insistía en tratarlo como a un bebé si ya era un adulto?

—No quiero excusas, cariño. Hoy es tu cumpleaños y será año nuevo, hemos organizado una reunión con nuestros socios más cercanos e importantes.

­—Ahh, qué bien —dijo con falsa alegría

—Hijo, hoy cumples veintisiete años, ya debes pensar en asentar cabeza. Nunca te hemos conocido alguna novia formal.

Taehyung apretó el teléfono, pero se contuvo para no decirle algo indebido a su madre, porque si, él seguía sin salir del closet ante su familia (con lo que seguro ella pondría el grito en el cielo). Sólo soltó un suspiro.

—Nos vemos en la noche, madre. Ahora voy camino a una junta importante.

Colgó el teléfono y apretó la mandíbula. Era 30 de diciembre y él se sentía tan frío y vacío que ningún calefactor podría calentar su corazón y las palabras de su madre habían logrado molestarlo un poco, ya que lo que ella dijo no era del todo cierto.

Hace años hubo una persona a la que él amó muchísimo, pero todo se arruinó por culpa de su orgullo y estupidez. Aún ahora, nueve años después, seguía lamentándose por la decisión que tomó en ese momento.

—De todos modos no sirve de nada lamentarse ahora —murmuró sonriendo amargamente. —No desde que supe lo feliz que vives.

Aprovechando su hora de comida, salió de la oficina y se puso a deambular por las calles, quería distraerse un poco y así prepararse psicológicamente para la cena de esa noche, ya que no dudaba que su madre hubiese invitado también a las hijas solteras de sus socios, no sería la primera vez que ella quisiera presentarlo con alguna mujer que considerara una candidata “adecuada” para ser su esposa y entrar a la familia.

—Sólo hay un problema —soltó en voz alta, — y es que en toda mi vida una única persona me ha amado por lo que soy y no por mi dinero.

Siguió avanzando por las calles y detuvo su caminata de golpe, en una parada de autobús vió a un hombre que aparentaba su misma edad, sentado mientras leía un libro de medicina. Por un instante tuvo la fugaz idea de dar media vuelta y salir huyendo, sin embargo fue traicionado por su subconsciente.

—Jungkook… —murmuró

El joven alzó la cabeza y volteó a verlo, abriendo los ojos de sobremanera, pareció tranquilizarse y le sonrió de manera incomoda cerrando su libro y poniendose de pie para encararlo.

—¡Vaya, ha pasado mucho tiempo, ¿verdad? Te ves bien.

Taehyung sintió un escalofrío que le recorrió todo el cuerpo, cuando lo escuchó hablar. Sólo Jeon Jungkook, el hombre frente a él, lograba producirle ese efecto con su sola presencia, era exactamente la misma sensación que tenía desde sus años de preparatoria cuando ellos se conocieron, fueron rivales, luego amigos y por último sostuvieron un intenso romance por dos años. Noviazgo que el propio Taehyung arruinó.

—Sí… Lo mismo digo.

—Me parece raro que alguien de tu posición ande por aquí caminando. No irás a tomar el autobús, ¿o sí?

—Quería… tomar un poco de aire fresco. ¿Tú qué haces aquí?, ¿esperando a alguien?

—Sí, a mi novio. Ambos hemos estado tan ocupados últimamente que hoy por fin podremos darnos tiempo para salir juntos.

—Ya veo. Escuché que te estaba yendo muy bien en el hospital.

—Me esfuerzo. Quiero ser el mejor Pediatra de Corea —declaró con orgullo.

Taehyung sonrió levemente, a su pesar, Jungkook  era su ex novio y el gran amor de su vida. Cuando estaban por graduarse de la preparatoria, el padre de Taehyung oyó rumores de que su hijo mayor salía con otro hombre, y cuando lo confrontó, él negó todo. Sabiendo que su relación le traería graves consecuencias con sus padres, optó por terminar con Jungkook y así seguir el camino que su familia había elegido para él, eligió guardar las apariencias por miedo al “que dirán” antes que a su novio, y ahora años más tarde, esa era la decisión de la que más se arrepentía en su vida, Nadie era igual que Jungkook, solo él lo hacía sentir vivo.

—Ahh, Hobi —oyó decir a Jungkook, quien alzaba una mano para saludar a alguien —por fin llegaste.

—Disculpa, había muchos clientes —contestó un pelirrojo de ojos marrones, demasiado bonito para ser real.

Taehyung usó todas su fuerza de voluntad para impedir que su semblante se quebrara y sus facciones denotaran la amargura que sentía en ese momento.

Cuando terminó con Jungkook, este quedó devastado, pues él estaba dispuesto a renunciar a todo por su amor, sin embargo, luego de un año decidió no llorar más y seguir adelante, fue a la Escuela de Medicina, se graduó con honores y entró a trabajar al mejor hospital del país, era un reconocido Pediatra y, aunque Taehyung odiaba aceptarlo, vivía con un buen hombre llamado Jung Hoseok, chef y dueño de un elegante restaurante. Todo esto lo sabía ya que nunca pudo dejar de estar al pendiente de la vida de Jungkook, aun cuando saber esto le doliera.

—¿Y quién es él? —preguntó Hoseok percatándose de la presencia del desconocido hombre.

—Él es Kim Taehyung —lo presentó Jungkook —íbamos a la misma clase en preparatoria.

—Ah. Mucho gusto —le extendió una mano, — yo soy Jung Hoseok, el novio de Jungkookie.

—Kim Taehyung. Es un placer.

—Bueno, debemos irnos o nos cancelarán la reservación.

—Eres un chef y me llevas a otro restaurante.

—Oye, tengo derecho a probar otra comida.

Taehyung se sentía molesto e ignorado, pero no podía decir nada, hacía años que perdió ese derecho, así que no le quedó más que ver con resignación cómo Hoseok rodeó la cintura de Jungkook y procedía a llevarselo, aunque antes de alejarse más, este giró la cabeza hacía él.

—Por cierto —sonrió levemente —feliz cumpleaños, Taehyung.

Totalmente sorprendido, los observó marcharse sin poder decir palabra alguna. Él y Jungkook siempre mantuvieron en secreto su relación, habían decidido revelársela a sus amigos luego de que se graduaran, pero eso nunca pasó, gracias a ello, Taehyung había podido averiguar información de su antigua pareja a través de sus ex compañeros sin que éstos lo miraran con rencor o sospecha por cómo terminaron las cosas, y uno de ellos le había dicho días atrás que Jungkook y Hoseok estaban pensando seriamente en adoptar un hijo.

—Luces muy feliz. Me alegro que al menos tú lo seas, te lo mereces. —le murmuró al viento cuando Jungkook ya se había alejado lo suficiente para no pudiera escucharlo, verlo sonreírle de esa manera tan bonita a otro hombre, había sido doloroso, pero sinceramente se alegraba de que al menos uno de los dos fuera genuinamente feliz.

Cerca de donde estaba caminando, se hallaba un parque, así que decidió continuar su camino hasta llegar allí. Sentado en el pasto, pudo observar a un anciano de aspecto sumamente desaliñado, debía tratarse de un vagabundo ya que pedía dinero a los transeúntes que cruzaban por allí, pero todos lo ignoraban.

Suspiró y buscó dentro de sus bolsillos, sacando un par de monedas, él había aprendido, a la mala, que el dinero no compraba la felicidad, pero sí era necesario para que las personas pudieran sobrevivir.

—Aquí tiene —dijo entregándole las monedas al vagabundo.

Iba a seguir su rumbo, pero la voz de aquél hombre lo detuvo.

—Muchas gracias. ¿Sabes? Eres un joven muy curioso, la gran mayoría de personas pasan de largo sin siquiera dirigirme una mirada.

—La gente es así —contestó con desgano —Ahora si me disculpa…

—¿Tienes algún deseo por el que intercambiarías todo el tiempo que te quede de vida?

—¿Qué? —volteó a verlo, alzando una ceja

—Quiero saber si, a pesar de que pareces ser un joven exitoso, hay algo por lo que serías capaz de sacrificar la vida que te queda.

—Con todo respeto, no es mi intención ofenderlo pero creo que algo está mal dentro de su cabeza.

—Al contrario jovencito, yo creo que estoy bastante cuerdo —rió levemente y lo miró a los ojos. —Entonces, ¿cuál es tu respuesta?

—… Sí, hay algo —se puso serio. Mi ex novio ahora se encuentra muy feliz al lado de alguien más, lo perdí todo por mis errores y a pesar de que se que es muy  egoísta de mi parte, daría todo mi tiempo de vida a cambio de poder vivir al menos, un año entero junto a él, como debió ser si yo no lo hubiera abandonado.

Un año, eso era todo lo que Taehyung quería. No podía arrebatarle por completo a Jungkook la vida que había logrado construir con sus propios méritos, por eso le bastaba con estar un año entero a su lado.

—Comprendo —respondió el anciano. —Así será entonces, a partir de mañana y hasta tu próximo cumpleaños tendrás aquello que deseas, el treinta de diciembre, dentro de un año, regresarás a tu vida original para pagar lo acordado y me darás los 50 años que te restaban por vivir.

—Es decir, morirme.

—¿Te arrepientes ahora?

—No —sonrió levemente. —Si realmente puedo volver a estar junto a Jungkook, jamás podré arrepentirme.

—Eso dices ahora, y luces muy seguro, pero luego de que lo recuperes, será muy difícil y doloroso volver a renunciar a él, ya lo verás.

—… Sí, lo sé, pero lo vale, Jungkook vale la vida entera para mí.

Después de aquella extraña charla, el hombre desapareció y Taehyung continuó su camino pensando en que probablemente los tragos que se había tomado en su oficina ya se le habían subido a la cabeza.

Ese día terminó su trabajo pendiente y luego asistió sin quejas a la cena organizada por su madre. Durante la velada no prestó atención a nadie, se sentía extraño y relajado, tal vez la plática con aquél anciano había logrado que se hiciera falsas ilusiones, pero por unas horas quería imaginar que algo así se pudiera volver realidad.

Esa noche regresó a su departamento y se quedó dormido profundamente, con un poco de suerte soñaría con esos años de preparatoria, los más felices de su vida, donde tenía a su querido Jungkookie a su lado.

—Oye, despierta o se nos hará tarde.

Taehyung podía sentir los rayos del sol dándole directamente en el rostro, pero estaba tan cómodo que no quería levantarse, hacía mucho que no descansaba tan bien.

—¡Tete, date prisa!

Al sentir un golpe en su cabeza, abrió levemente los ojos, encontrándose con esos ojos marrones que tanto añoraba.

—¿Jung…Kook? —preguntó desconcertado

—Claro, ¿o acaso te despiertas al lado de otro hombre? —le sonrió divertido. —Y eso que apenas ayer cumpliste veintiséis, creo que ya tienes lagunas mentales.

—¿Veintiséis? Entonces… se cumplió.

—¿Qué cosa? —Jungkook ladeó la cabeza, confundido.

—Nada —sonrió ampliamente —No es nada, bebé.

—Siempre he odiado que me llames así.

—Como digas entonces, señor Jungkook.

—Es muy temprano para que molestes, Tete. Mejor apúrate porque todavía debemos alistar todo para abrir el restaurante.

Frente a sus ojos, Jungkook se quitó el pijama y tomó una toalla para ir a bañarse, al parecer. Él se sonrojó levemente, pues hacía mucho que no veía su cuerpo desnudo, se dejó caer nuevamente sobre la cama y giró la cabeza, la almohada junto a él estaba impregnada con el aroma de su amado Jungkook, que bonito despertar estaba teniendo.

—Jungkook —susurró embelesado y sonriéndole bobamente a la almohada —Un momento, ¿dijo restaurante? Bueno, supongo que ya no trabajo con mis padres, tendré que adaptarme pronto a esta nueva vida.

Observó el departamento a su alrededor. Era un lugar muy sencillo y pequeño, sólo contaba con lo indispensable, no se comparaba nada con su lujoso departamento, sin embargo, despedía un aire hogareño que le pareció maravilloso.

—Sólo un año, ¿verdad? —amplió su sonrisa. —Vamos a ser muy felices mi Jungkookie, te lo prometo.

Puede que aquello fuera únicamente temporal, pero eso no cambiaba el hecho de que una vez más Jungkook estaba ahí, a su lado y por tener esta nueva oportunidad no le importaba lo que tuviera que pagar o lo que tuviera que perder.

Para ellos dos no hay cielo ni infierno… lo único que existe es... Estar juntos”












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