Capitulo 9
Habían pasado más de quince minutos y Taehyung aún no llegaba al restaurante. Jimin estaba un poco impaciente porque su amigo no le contestaba los mensajes.
Mientras tanto Jennie intentaba platicar unas palabras con Jungkook, haciéndole preguntas muy triviales como por ejemplo "cual era su comida favorita o su canción favorita", pero Jungkook solo se había limitado a contestar "como de todo" y nada más. No hablaba de música ni de películas.
Jennie buscó la mirada de Jimin pero el mayor estaba concentrado en su celular, en una charla grupal de la universidad, los del grupo se estaban peleando porque el lunes había que presentar el final de la materia y muchos no habían estudiado porque según ellos "la profesora no explicaba nada". Jimin negó con la cabeza y se decidió a pedirle la pizza al mozo porque ya se estaba muriendo de hambre.
— Ah, y una cerveza por favor — le dijo Jimin entregándole la carta.
— A mi me gustaría un jugo de naranja — dijo Jennie y Jimin la miró con cara rara.
— ¿De verdad te pedirás un jugo de naranja con una pizza?
La chica se alzó de hombros y le sonrió, luego el mesero le preguntó a Jungkook que bebida quería pedir.
— Agua — dijo a secas sin importancia.
El mesero anotó todo en una libreta con impecable caligrafía y se retiró.
— ¿Oye, no le pedirás nada a Taehyung? — le preguntó Jennie a Park.
— No sé qué querrá tomar. Él tiene sus días, a veces bebe soju y otras veces se dedica a tomar Coca Cola. ¿sabes? me recuerdas a Tae con ese bendito jugo de naranja — dijo mirando de reojo a Jungkook — hace unos meses salimos de la universidad y fuimos por unos Dumplings... ¿puedes creer que Taehyung se pidió un batido de banana? ¡¿Quien en su sano juicio come un batido de banana con Dumplings?
Jennie se rio y apartó sus cubiertos a un lado.
— Bueno, parece una combinación un tanto extraña.
— Como tu jugo de naranja con la pizza — le dijo Park riendo.
Jennie puso los ojos en blanco y miró a Jungkook. El menor de los tres estaba mirando hacia afuera de la ventana, ajeno a la conversación. Las personas pasaban y Jungkook ya había perdido la cuenta de cuántos autos rojos habían pasado.
— ¿A ti qué bebida te gusta, Jungkook? — le preguntó Jennie para distraerlo un poco.
Pero Jungkook solo se alzó de hombros y siguió mirando la calle. Pasaba una señora con un carrito de bebé y muchas bolsas de compras, por lo que otra chica (más joven que la mujer) se paró a ayudarla y le llevó las bolsas mientras cruzaban la calle. Finalmente se perdieron de vista.
— Ahí está Tae — dijo Jimin levantándose de la mesa para ir a recibir a su amigo a la entrada. Sacó el papel de la reservación y se lo mostró al guardia. El tipo finalmente dejó pasar a Taehyung que lucía más hermoso que nunca:
Él estaba luciendo una chaqueta marrón claro nueva y por debajo traía un suéter que le llegaba al cuello. Incluso se había planchado el rubio cabello.
Los ojos le brillaban de la emoción.
—¿Llegué muy tarde? —preguntó.
— Unos veinte minutos —- le dijo Jimin con media sonrisa en el rostro.
—Lo siento — Tae hizo una mueca y se pasó la mano por el cabello— es que no sabia qué ropa elegir —él se quedó parado a mitad de camino y miró su outfit — ¿crees que me veo bien?
Jimin hizo un ademán con la mano y siguieron caminando por el pasillo del restaurante. Varias mujeres se giraban para ver a Taehyung y otras le hacían ojitos.
—Tranquilo, te ves como si hubieras salido de un cuadro.
Ese era el mejor halago que alguien podría decirle a Taehyung. A él le fascinaba que los demás le dijeran que parecía una maldita obra de arte.
Porque él amaba con locura el arte. Y se amaba mucho a si mismo. Era una combinación perfecta.
Los chicos caminaron hacia la mesa al tiempo que el mesero traía las bebidas. Taehyung miró a Jungkook y se quedó parado sin agarrar la silla en dónde se sentaría (al lado de Jennie, frente a Jungkook)
— ¡El chico del celular! — le dijo Tae señalándolo con un dedo.
Jungkook por fin alzó la vista. Miró a Taehyung y a Jimin reiteradas veces.
Jimin los miraba confundidos; Tae se mostraba eufórico y Jungkook apenas tenía una expresión de extrañeza surcándole los ojos. Miró a Tae con más atención y luego se acordó del chico que lo había salvado de salir volando por culpa de un auto.
Esos ojos azules...
—¿Qué, acaso lo conocías? —le preguntó Jimin a Tae notando su rareza.
Taehyung se rascó la nuca y se sentó.
—Es que lo salvé de un auto hace como... ¿tres días?
— ¡Ay dios santo! — Jimin le dio un abrazo —así que eras tú el chico misterioso — le dio un codazo a Tae — que bueno, pues mejor si ya se conocen — Jimin se giró para ver a Jungkook, y aunque el menor estaba sirviéndose su agua en el vaso con mucha atención, Jimin le dijo: — Bueno, Kookie, él es Tae. Tae él es Kookie.
Taehyung saludó a Jennie y le preguntó cómo estaba. No eran amigos pero a veces él la veía con Jimin en el campus de la universidad. Los tres cursaban el ultimo curso y no faltaba mucho para no volver a verlos a diario.
Jungkook no bebió su agua, simplemente la dejó ahí. La mueca de amargura que tenía en la cara no parecía ser un inconveniente para Taehyung quien apoyó su mano en el mentón y lo miró con una sonrisa bonita en la cara:
—¿Y bien? espero que no hayas vuelto a cruzar la calle con el celular pegado a la cabeza — le dijo casi riendo y al ver que no obtenía respuesta (ni siquiera una mirada) volvió a hablar: — Jimin me habló mucho de ti.
Jungkook le dirigió una mirada de aburrimiento a Jimin, pero el mayor no pareció darse cuenta ya que hablaba con el mesero para que le trajera otra cerveza.
— Jimin, tú manejas, deja de pedir alcohol —lo recriminó Jennie y luego miró al mesero —por favor, tráigale agua o este tonto chocará a alguien por el camino.
—Como guste señorita — le dijo el mesero y se fue. Volví en pocos minutos para traer la gran pizza y el agua para Jimin — ¿Usted que bebida tomará? —le preguntó a Tae al verlo ahí.
Taehyung se quedó recalculando por un momento.
— Un licuado de banana.
— ¡Otra vez con el bendito licuado! —dijo Jimin irónico — es de noche, cielo —le dijo con burla — tomate una cerveza.
Taehyung puso los ojos en blanco y luego se sirvió su porción de pizza. Jungkook hizo lo propio sin mucho animo. Vaya, no le sorprendía que esa estúpida cita doble le quitara el apetito.
"Qué idiotez" pensó Jungkook cortando un bocado y volviendo a mirar hacia afuera de la ventana, las personas que pasaban con grupos de amigos se reían, se veían felices. ¿Por qué todo el mundo tenía energía cuando él se sentía agotado por completo?
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro