15 de octubre.

Jungkook se llevó a la boca su dosis diaria de pastilla para la ansiedad y luego se colocó su abrigo y tomó las llaves de la repisa.

Hacia varios días que había vuelto a su casa y hacia cinco días que no veía a Taehyung porque ambos estaban ocupados con sus respectivos trabajos.

Pero aquel día era viernes, y ambos tenían el día libre. Se iban a ver...

Por fin tendrían la cita que tanto se merecían.

Jungkook se miró al espejo. En aquellos días que no había visto a Taehyung se había ido a hacer un cambio de look a la peluquería. Era un cambio radical, pues se había teñido el cabello de morado y le quedaba de ensueño.

Jungkook agarró la canasta en donde guardaba las flores y sacó la carta que había escrito. Se sentía patético por ser tan cursi, pero aquella carta le haría saber a Taehyung lo muy especial que era para él.

Jungkook salió de su casa y guardó la carta entre todas las flores. Había mandado a hacer la canasta y había quedado a medida. Lo único malo era que las flores se marchitarían rápido.

El día estaba soleado y por suerte no hacía tanto frío. Jungkook estaba vestido con un suéter blanco, y unos pantalones de jean rotos en las rodillas. Usaba sus botas todo terreno y se sentía lindo.

Jungkook decidió tomar un taxi y en cuestión de media hora logró llegar a la casa de Taehyung. Mientras Jungkook caminaba la cuadra que lo separaba de su amorcito escuchó a Yeontan ladrar. Caminó y tocó el timbre. Taehyung fue a abrirle la puerta con una gran sonrisa.

El mayor abrió los brazos y casi alzó a Jungkook. El menor le dio un beso en los labios y luego le tendió la canasta.

—Es para ti — le dijo mientras Tae revisaba las flores y encontraba la carta.

—Gracias, KooKoo.

Taehyung le acarició la cabeza y lo abrazó.

—No hacia falta que me regalaras todo esto.

—Es un pequeño detalle — le dijo mirando sugerentemente la carta.

Taehyung la abrió y se encontró con una carta hecha en una hoja rosada, con dibujos de Amapolas, ositos y conejitos en los bordes.

Entonces el mayor se detuvo a leer su contenido:

Querido Tae:

Eres la razón por la que sigo estando aquí. Tu presencia se trata de un pilar en mi vida. Creo que sin tu ayuda, hoy estaría perdido. Quizás ni siquiera estuviera en este mundo. Yo ya no sé qué haría sin ti. Ahora tan solo me levanto pensando que me enviarás un mensaje, o que me piensas por las noches. Yo pienso en ti y te extraño cada segundo que no te veo.

Hay cosas que me da vergüenza admitir,  cosas que no puedo decirte en voz alta. Pero quiero que sepas algo y es que te quiero, te quiero mucho, más de lo que puedas imaginarte. 

Me da vergüenza decirte que admiro tus ojos. Me pongo rojo de tan solo escribir esta carta.

Quiero decirte todas las cosas que me gustan de ti.

El brillo de tus ojos azules. Eres un mar de estrellas.

Tu sonrisa cuadrada y la manera en la que sonríes con los labios apretados cuando estás feliz.

Me gusta tu energía, tu buena vibra.

Tu alma tan vieja y extravagante.

Tu talento. Pintas hermoso, tu arte parece de otro mundo.

Me gusta todo tu cuerpo. La manera en la que tu espalda es delicada y varonil pero a la vez con esas curvas hermosas y esos hombros anchos (creo que tus hombros son mi parte favorita de tu cuerpo). Me gustan tus dedos, son largos y estilizados. Me gusta verte hacer cosas con las manos, como cuando me sujetas de las mejillas para besarme.

Y te diré lo último.

Hay alguien que me gusta. Solo alguien...

Y ese alguien, eres tú, Kim Taehyung.

Luego de leer la carta, Taehyung la dejó en la mesa, al lado de las flores. Se quedó cabizbajo, con el corazón en la mano. Tenía un mar de emociones dentro de su pecho.

Taehyung había empezado a llorar. Los hombros le temblaban y Jungkook ya estaba pensando que había hecho algo mal. Se acercó a él con paso apresurado y lo consoló.

Taehyung se secó las lágrimas y luego atrajo a Jungkook con todo su cuerpo. Lo abrazó con fuerza, con tanta fuerza que no lo dejaba respirar. Era un abrazo de oso.

Taehyung se sentía en paz. Una parte de su alma estaba tranquila. Taehyung alguna vez le había dicho a Jungkook que buscaba ese amor en donde las flores y las cartas eran más importantes que una noche lujuriosa o los mensajes de texto sin sentido.

Y Jungkook lo había escuchado y había cumplido una de sus grandes necesidades.

Y la otra necesidad estaba justo ahí.

Taehyung sentía que lo amaba, que lo quería, que lo necesitaba. Taehyung estaba sintiendo todas las emociones juntas.

Sentía a Jungkook. Sentía al Jungkook que le habían arrebatado a alguien. Pero ahora estaba él para entregarte todo.

—Voy a dar mi corazón por ti, Jeon Jungkook.

Y con eso fue más que suficiente. Jungkook supo que sería para toda la vida.

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