Capitulo 50: La Despedida
Había llegado el día en el que se cumplían los seis meses.
Jungkook había ido a su casa para buscar ropa acorde al tiempo y por suerte se encontró con que el gran corte de luz había sido reparado. Una parte de él no tenia ningunas ganas de volver a su hogar.
Le daba miedo quedarse solo, poder hacerse daño o pasar una mala racha de ansiedad y que nadie estuviera a su lado para socorrerlo. En esos momentos él lo único que deseaba era estar con Taehyung.
Pero había un problema, y era que en pocos días acaba su licencia médica y debía volver al trabajo. No podía quedarse en la casa de Taehyung, porque eso significaba levantarse media hora más temprano para llegar a tiempo, la casa de Tae no estaba tan cerca de su trabajo como su apartamento.
Jungkook bajó con un cambio de ropa y decidió tomar el bus en la parada del puesto de las flores.
— Buenas tardes — saludó Jungkook a la chica del puesto de las flores. Era una joven francesa que hacía muy bien su trabajo, cuidaba las flores como si se tratara de su propia vida — Quería comprar unos Nardos.
— Ah, tienes suerte — le dijo ella mientras envolvía las flores en un papel hermoso con decorado violeta — son las últimas, ya no están en temporada y creo que no podré traerlas más.
Jungkook comprendió que el universo le estaba diciendo que el ciclo terminaba ahí mismo.
— Está bien. Después de todo, creo que no las necesitaré otra vez.
La chica le sonrió y le entregó el ramito. Jungkook pagó, agradeció y se fue a la parada del bus. Olió las flores, mucho no le agradaba el olor, pero al fin y al cabo no eran para él, eran para Yoongi y a Yoongi siempre le habían gustado.
. . .
El viaje en bus había durado casi cuarenta minutos. Jungkook se había quedado dormido y una sacudida lo había despertado antes de que se pasara de parada.
Jungkook bajó y caminó la cuadra que lo separaba del cementerio. Había un guardia de seguridad, Jungkook lo saludó amablemente y pasó entre las tumbas.
No era agradable estar caminando por ahí, pero él ya se sabía el recorrido de memoria y también había otras personas presentado el respeto a los difuntos.
Jungkook caminó y caminó hasta que dobló una esquina y llegó. Se agachó y dejó las flores sobre la lápida rectangular.
— Estás son las últimas flores, Yoongi.
Jungkook se puso de cuclillas y le habló a la tumba, habló hasta que se cansó:
— Quiero contarte muchas cosas, Yoongi. Yo sé que quizás me estés escuchando sea donde sea que te encuentres. Hoy vengo a despedirme, estos seis meses no he estado bien, tu falta me hizo trizas — Jungkook sonrió un poquito — pero ahora estoy mejor, encontré a alguien que me está ayudando a ser el mismo Jungkook de antes. Este chico es especial y me quiere, Yoongi... ay, dios... hoy vengo aquí para terminar contigo para siempre. Yo te amo y te amaré hasta el final, pero es un amor que vivirá en mis recuerdos, porque mi corazón ya le pertenece a alguien más.
Jungkook se limpió las lágrimas que le caían. No lloraba de tristeza, lloraba porque era la última vez que lo haría por Yoongi.
— Espero que hayas encontrado la paz en donde te encuentres. Y deseo que en tu próxima vida nazcas como la chica que siempre soñaste ser. Espero que en la próxima vida encuentres a tu amor y que esa persona te ame con todo su ser, porque tu alma lo merece, merece estar en paz al igual que la mía.
Jungkook se levantó y le dio una palmadita a la tumba.
— Volveré cuando se cumpla un año, amor — Jungkook volvía a tener la garganta cerrada y los ojos llorosos — Jamás me olvidaré del amor que sentí por ti, pero necesito seguir y entregarle amor a alguien más. No quiero sentirme culpable por eso, así que te diré hasta pronto, Min Yoongi.
Jungkook se secó las lágrimas al final y caminó de vuelta por el pasillo de tumbas a la salida.
Dicen que el ojo humano no puede captar cosas fuera de este mundo. No puedes tocar lo que no tiene materia. Dicen que los fantasmas no son reales, pero aquella tarde había un algo que caminaba al lado de Jungkook, que lo acompañaba a la salida mientras apoyaba una mano fría y transparente en su hombro.
Jungkook sintió un escalofrío, pero eso fue todo.
El menor atravesó la salida del cementerio, sin mirar atrás, y aquello que le hacía compañía siguió con él hasta encontrar una luz blanca y pacifica.
— Hasta siempre, Jungkook.
Me lloré todo 😥💔
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