Se suponía que Jungkook debía volver al trabajo el lunes de la semana siguiente.

Lo malo era que ahora quería quedarse de licencia médica para toda la vida.

Es que estaba demasiado a gusto en la casa de Taehyung, no haciendo nada. Solo descansando su mente.

Había sido un fin de semana tranquilo y tan solo en dos días Jungkook debía ir a visitar el cementerio. No le había dicho nada a Taehyung. Él necesitaba ese día para estar solo y dar su discurso, dejar que las emociones se llevaran todo lo que tenia guardado dentro.

Taehyung salió del baño con una toalla en la cadera y cuando Jungkook lo miró empezó a reír.

—Se cortó el agua —empezó a decirle.

Taehyung tenía todo el cabello lleno de shampoo.

— Hay agua en la heladera —dijo el menor y Tae volvió a ir al baño mientras Jungkook iba con él y le echaba el agua fría en la cabeza.

—¡Maldita sea! — se quejó Tae por el frío y empezó a tiritar. Jungkook le terminó de enjuagar el pelo y lo secó con otra toalla.

—Ve a cambiarte o pescaras un resfriado.

Jungkook no pudo evitar echarle una mirada al cuerpo del mayor. No tenía músculos pero sus brazos eran fuertes y sus hombros anchos. Sus pezones estaban erectos por el reciente shock de frío.

Jungkook no pudo evitar imaginar lo que se escondía debajo de esa toalla, debajo de esa delgada línea de pelitos que iba desde su ombligo hasta ocultarse por debajo de la toalla blanca.

De un momento a otro Taehyung lo agarró de la mandíbula e hizo que lo mirara a la cara.

—Lo siento, bombón, pero mis ojos están arriba.

Jungkook se puso rojo hasta las orejas, literalmente. Sentía las mejillas picar.

Taehyung se relamió los labios y lo agarró de la cintura.

— ¿Qué cosas infernales te estás imaginando? Eres un sucio conejito travieso.

Ay santo Dios, a Jungkook le había pasado por el estomago una montaña rusa a la velocidad de la luz.

Sentía a Taehyung muy sensual, por más que quisiera negar ese sentimiento.

Jungkook sacudió la cabeza al notar que estaba empezando a pensar que Yoongi lo mataría si se acostaba con alguien más.

"Eso no es posible, no seas tonto Jeon. Vamos, tu puedes. Esta perfecto que sigas adelante" se dijo a si mismo.

—Tae... — le dijo en un hilo de voz.

—¿Sí, bebé?

Otra montaña rusa pasó por su estómago.

—Me atraes. De verdad lo digo.

Taehyung alzó la ceja y sonrió, luego empezó a hacerlo retroceder hasta hacerlo llegar a la cama. Lo acostó debajo de él.

—Me alegra que seas capaz de decirlo. Es un gran esfuerzo.

—Solamente lo dije porque me nació de adentro.

Del alma, quiso decirle, pero no se animó.

—Lo sé — le dijo acunando sus mejillas. Jungkook pasó las manos por su cabello mojado y le dio un tirón. Taehyung le besaba el cuello y el menor se dejaba hacer — No te obligues a hacer esto...

—No me estoy obligando. Quiero hacerlo. Quiero seguir un paso adelante. Ya no deseo estar mal. No me hace nada bien estar depresivo y con mala cara todo el día. Aparte... me gusta sentirte — confesó bajando la voz — eres cálido. 

Taehyung le sonrió con los ojos brillosos.

—Y también lo estuve pensando... — volvió a hablar Jungkook — creo que iré al psiquiatra por esos medicamentos. Solo espero mejorar lo antes posible. Creo que tienes razón al decirme que debo tomar esas cosas. 

En ese momento Taehyung se sintió plenamente feliz por él. Era un gran paso.

— Quiero hacerte el amor lentamente.

— Ugh, es que...

Uy, pobre Jeon, le daba vergüenza.

—¿Es que, qué? — Preguntó Tae confundido.

Jungkook se mordió el labio, quería reírse.

—Es que a mi me gusta duro y rápido.

—¡Ah, caray!